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EL TIEMPO J u eve s 19 de d i c i e m b re de 2013

OPINIÓN_ SU COMENTARIO NOS INTERESA: opinión@eltiempo.com.ve

< A PUNTO >

El derecho a la paz VIRGILIO HEREDIA DESDE BARCELONA

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legó diciembre, se va volando como el viento, la liturgia lo llama “tiempo de adviento”, un mes para la esperanza, para la espera de cosas que tienen que ver con la paz espiritual. La Iglesia nos dice que debemos prepararnos para la llegada del Redentor. Creemos, como cristianos militantes, que luego del 8D, deberíamos imitar al Señor en la rectificación, propiciar el encuentro y los actos de humanidad. Si algo debemos copiar de las elecciones municipales, es evitar construir una sociedad sobre la base del odio, el insulto y la imposición arbitraria. Es verdad, nuestra patria clama por un diálogo entre todos, por un proyecto de país que nos incluya y nos convoque de verdad. Inmerso en esa concepción de la vida, y como quiera que estamos convencidos de la calidad espiritual de nuestra gente, quiero dedicar esta líneas para solidarizarme con el petitorio nacional e internacional por la libertad de Iván Simonovis y de los otros presos políticos y por el regreso a la patria de sus hijos desterrados. Para ello esgrimimos razones humanitarias y enviamos mensajes de paz y de reconciliación a la familia venezolana. En esta oportunidad no encuentro palabras más conmovedoras para referirme a la presente solicitud, que las de Ivana, su hija. “Mi papá no está nada bien. Su columna está demasiado frágil. Se puede romper sola sin que nadie la toque. Sus huesos, dice el médico, tienen la edad de un anciano. Sus huesos ya pagaron el doble del tiempo de su condena. Su ánimo también, y su familia. Sea justa o no su prisión, creo que ya todo es demasiado. Ya todo se ha vuelto inhumano, cruel, excesivo. Señores del estado venezolano, una medida humanitaria como les pido sería un gesto noble, necesario, hermoso. Un gesto importante en estos tiempos tan duros. Estoy tan agotada del odio de parte y parte. Creo que muchos estamos así. Un gesto de nobleza no le va a hacer perder nada de lo que tienen y, en cambio, los hará más humanos. Quiero volver a tener 15 años y un padre a quien abrazar”. Hace tiempo atrás, escribì un artículo titulado “Simonovis, una muerte anunciada”. No era una exageración decirlo, las circunstancias de estar encerrado durante 9 años en una especie de jaula, con poco espacio para moverse, sin distinguir el día de la noche, sin recibir asistencia médica, su cuerpo minado por 18 patologías, y tener frente a sí a unos jueces y gobernantes ensañados contra su humanidad, nos indicaba y nos indica que Simonovis es un preso con riesgo de muerte. Igualmente, el diputado Edgar Zambrano declaró hace poco: “sería terrible sacar en ataúd a Simonovis de RamoVerde al cementerio”. ¿ Acaso ese brutal castigo no es suficiente? Muchísimos sectores, tanto a nivel nacional e internacional, han clamado por la medida humanitaria a favor de Simonovis. Lamentablemente, Maduro, quien tiene esa potestad constitucional, ha guardado un sepulcral silencio. Ojalá que este tiempo de adviento traiga vientos de humanidad y reconciliación, mientras tanto nosotros poseedores de fe, señalamos que la aurora llegará, así con el sacrificio humano tras las más oscuras de las noches. Pero, a pesar de vivir atrapados en ese odio que rechazamos, deseamos a nuestros lectores Feliz Navidad.

< EN CONCRETO >

Cuatro municipios, un destino común

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arcelona, Puerto La Cruz, Guanta y Lechería conforman una conurbación con los mismos problemas y las mismas carencias, más acentuados en unos que en otros pero es imposible para sus habitantes abstraerse de lo que sucede en sus fronteras. Es una zona geográfica bañada por el Caribe Mar, desaprovechada en sus recursos naturales y abandonada en las potencialidades turísticas que naturalmente ofrecen. En alguna ocasión Lechería perteneció a Barcelona y Guanta a Puerto La Cruz. En ese desmembramiento pareciera que estuvo la clave para que los nuevos municipios avanzaran en su desarrollo. Lechería es la más moderna de todas y la que más seguridad ofrece a sus vecinos. Es la zona comercial con mayor crecimiento en el oriente venezolano y la quinta en el país. Es el lugar donde todos los que aspiran una vida digna quisieran vivir. Guanta ha iniciado un proceso de consolidación como ciudad que ha despertado el interés turístico y re-

PANCHO AGUILARTE DESDE BARCELONA

sidencial para muchos inversionistas y para quienes aspiran residenciarse en una zona de calidad pero no tan costosa como Lechería. Por el contrario, Barcelona y Puerto La Cruz han visto retroceder su crecimiento y su calidad de vida. Barcelona, lo hemos dicho en numerosas oportunidades, es una de las capitales más abandonadas, sucias, inseguras y anarquizadas del país. Puerto La Cruz detuvo su ritmo acelerado de cosmopolitan con la llegada de Stalin Fuentes como alcalde. Con las gestiones de Idalba de Almeida, Cheo León y Nelson Moreno vio desarrollados sus espacios y sus aéreas verdes. El paseo Colón fue despejado y ampliado pero la inseguridad ha minimizado su atractivo viajero. En Barcelona las gestiones populistas de Dennis Balza, Pérez Fernández y la calamitosa Inés Sifontes la han empujado hacia el pozo de lo invivible. La construcción del boulevard en la única y

más importante arteria vial de la ciudad acabó con las posibilidades de crecimiento turístico, urbano y ciudadano. La anarquía es el signo de esta ciudad. Muchas veces alertamos al entonces alcalde José Pérez Fernández de la inconveniencia de la construcción de ese boulevard. Le aseguramos que esa obra mataría la ciudad. Hoy lo constatamos. Barcelona, salvo una administración agresiva y emprendedora, seguirá el camino de las ciudades que se niegan a morir. El recién celebrado proceso electoral nos ha dejado en manos de tres alcaldes nuevos y uno reelecto. Guillermo Martínez, un joven político en quien el Psuv tiene cifradas sus esperanzas regionales tendrá la nada fácil misión de devolver a Barcelona el sitial de la capital del estado Anzoátegui. Para ello deberá ofrecer seguridad policial, eficiencia en la recolección de la basura, y un plan efectivo de ordenamiento automotor.

Maglio Ordoñez, una gloria del deporte nacional e internacional tendrá la gran responsabilidad de recuperar las áreas verdes y el embellecimiento de Puerto La Cruz, poner orden en la circulación motorizada y automovilística y darle la vida que alguna vez tuvo el Paseo Colón. Gustavo Marcano, quien por segunda vez, los vecinos de Lechería le han confiado el destino de la ciudad, tiene el gran reto del ordenamiento automotor, principal problema del municipio y armonizar el crecimiento del sector de las comidas que la administración anterior avaló de manera anárquica. Pero ninguno de los cuatros puede ser indiferente con las vicisitudes del otro, no sólo por la cercanía geográfica, sino por el efecto espejo que una ciudad tiene sobre las otras. Desde esta columna deseamos mucha suerte a los cuatro mandatarios municipales y ojalá las barreras políticas e ideológicas no sean pretextos para la acción en conjunto en las que están obligados en problemas que le son comunes.

< VENTANA SIN CORTINA >

Carta de Navidad

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l próximo martes es Navidad. Es momento de hacer nuestra carta al niño Jesús. Personalmente este ha sido un buen año, pleno en realizaciones y lleno de oportunidades, por lo que es buena la hora para darle gracias a Dios. Sin embargo, creo que en nuestra carta no puede faltar solicitarle al niño Dios que toque los corazones de cada compatriota, para que abra un lugar en ellos donde pueda sembrarse la semilla de la tolerancia como cuota inicial para obtener el fruto de la paz. Abogo en esta hora por un diálogo sincero que borre la marcada división que existe en nuestra sociedad, porque dicha división genera odios innecesarios, exclusiones e injusticias y es causa de desasosiego. El diálogo es la vía expedita para aclarar el rumbo de nuestra sociedad, y sólo el diálogo hará posible que se despeje el camino

FRANCISCO JOSÉ ABAD DESDE BARCELONA

hacia la felicidad colectiva a la que tenemos derecho. Como ya hemos dicho anteriormente, no puede estar condicionado y deben respetarse los acuerdos que se desprendan, puesto que es obvio que el país está dividido en dos mitades casi iguales y una no puede o no debería intentar imponerse a la otra, porque generaría el efecto contrario a lo que pretendemos. El gobierno que dirige a una nación democrática y participativa como dispone la Carta Magna, no puede hacerse el sordo frente a la mitad del país, sobre todo cuando la nación viene creciendo, lo que indica que hay muchos que en algún momento estuvieron en el lado oficial que por alguna razón ya no lo está, igualmente debe haber de parte de los seguidores de la alternativa democrática signos de

respeto al régimen. En la mesa de negociaciones debe propiciarse un clima que permita la gobernabilidad y permita eliminar los motivos que han desatado la crisis. La situación no es nada fácil, hay una crisis que le toca la puerta a cada hogar venezolano y, en cada uno de ellos marca su sello. La inflación se hace sentir, porque los suelditos (para quien los tienen) son los mismos, pero el alto costo de la vida está disparado y nada lo detiene, ni siquiera las medidas efectistas del gobierno, porque más que operativos se requiere una política económica que la erradique, y cuya columna vertebral sea la productividad que permita la etiqueta “Hecho en Venezuela”. Cuando se abren fábricas, se generan puestos de empleo, la economía se dinamiza y el país se

pone en movimiento. Debemos prepararnos para producir lo que necesitamos, no podemos seguir siendo dependientes solamente del petróleo. Sé que suena más fácil decirlo que hacerlo, porque para ponerlo en práctica se requiere voluntad, vale decir tomar la decisión de hacer lo que nos conviene. ¿Y qué es más conveniente que tener un país seguro?, donde no haya los índices de violencia y crímenes que hay en nuestra sociedad y que deben ser producto de desajustes sociales que deben ser atendidos, para que eliminemos el miedo a que están sometidos densos sectores de nuestra población y que nos etiqueta como maulas frente al resto del mundo. El diálogo debe tener como imagen a Nicolás Maduro y Henrique Capriles sentados en una mesa que busque la concertación y el logro de objetivos superiores a sus propios intereses.

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