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Aún en crisis el cochino engorda Con lazos, corbatas, vestidos y hasta coronas, empleados de diferentes negocios se las ingenian para conseguir un dinero extra con la propina de sus clientes o visitantes. Desde finales de octubre acicalan el simbólico cerdito para que atraiga en los mostradores y cajas de las tiendas en espera de “la ñapa” o el vuelto. Anécdotas e historias rodean esta particular costumbre
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ANFITRIÓN. En dos patas y siempre sonriente, con sombrero y corbatín, el cochinito de la zapatería La Costanera recibe a los compradores.
CABALLERO. Rumualdo es el esposo de Lolita en el almacén La Modista. Siempre lo visten como un caballero, llega el 15 de octubre y se va el 24 de diciembre.
COQUETA. Lucía es reina en en la peinadora de José Cornivell, en la peluquería Santelys Stile y es la encargada de atraer una buena propina.
or casi dos meses son los reyes, los consentidos y el centro de atracción en muchos comercios. Vienen de fábrica en plástico unicolor, pero el venezolano le da el toque creativo y hace variopintas las alcancías de cochinitos que en la temporada de fin de año desempeñan su rol de depositarias de “la ñapa” o el aguinaldo de los clientes, que suele ser “el vuelto”. Es una tradición que al menos en el almacén La Modista de la calle Buenos Aires de Puerto La Cruz, lleva 15 años y en la que los “cochinitos” Lolita y Rumualdo ya tienen sus historias. A juzgar por su peso, comen mucho, y cada vez que lo hacen, a coro, los empleados agradecen “la ñapa”, que en monedas dejan los generosos clientes. “Comió Rumualdooooo... grita alguno de los cajeros cuando un cliente deja su aguinaldo e instantáneamente se escucha un entonado ¡graciiiias! de parte de los uniformados del local. Este particular agradecimiento hace reír a más de uno. Uno de los cultivadores de esta costumbre, José Villarroel, cuenta que desde el 15 de octubre preparan sus dosfiguras de plástico. Se reúnen para escoger las pintas decembrinas de los que serán el centro de atracción en la mercería con la esperanza de conseguir el ansiado aguinaldo. Ellos cuidan muy bien su alcancía de cuatro patas, al punto que les ha durado hasta 10 años, pues cuando llega el 24 de diciembre y es hora de contar la ganancia le hacen un hueco por debajo y lo vuelven a cerrar.
Con mensajes directos Alcancía es sinónimo de ahorro y en un negocio denota aguinaldo o “ñapa”. Pero hay quienes ratifican cuál es ese significado y colocan mensajes
como el que lleva “Cosita rica”, la cerdita de la joyería Willy Jhons de la calle Libertad, que dice así: “Me llamo Cosita rica, te deseo feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, necesito tu colaboración para estar más gordita y brindarle a las niñas el aguinaldito. Gracias”. Tras una veloz lectura empiezan a caer las monedas. Lennis Ramírez y Elimar Gómez son algunas de las encargadas de promover el engorde de “Cosita rica”. En la primera semana de diciembre la arreglan de forma muy coqueta y hasta piercing y corona le colocan a su cochinita. Tanto en esta joyería como en la de la calle Sucre, Brilo Joyas, sus propietarios son extranjeros y aseguran que es una costumbre a la que se han apegado por petición de sus empleados venezolanos, pues en su tierra natal no hacen nada parecido. El cochino dinero Quienes ven al cochinito por demás pedigüeño, les parece simpático, cómico y hasta atractivo. Pero ¿cuánto puede ser la ganancia tras casi dos meses en el mostrador? Según Yennis Véliz, quien lleva aproximadamente seis años trabajando en comercios, esta es una de las mejores fechas del año, no sólo por el incremento de las ventas sino porque da rienda suelta a su creatividad al decorar la alcancía que le da a ella y a sus compañeros un ingreso extra de al menos 900 bolívares a final de mes. La ganancia dependerá del tamaño del cerdito y la cantidad de empleados entre los que haya que dividir. En la zapatería La Costanera hay 25 vendedoras, y el extra ha sido 160 bolívares aproximadamente. Allí, desde hace 30 años cada 3 de diciembre colocan su cochino, y lo aseguran con una cadena, para que no se lo lleven los amigos de lo ajeno, como ocurrió hace unos años en pleno día de Navidad.
/DAIRILÍ ATAGUA
VESTIDOS PARA LEVANTAR Los cochinitos son emblema del aguinaldo venezolano. Quien los ve tan coquetos en los mostradores sabe qué significan: “Dame mi aguinaldo aunque sea poquito”. Al principio de la temporada hubo quejas porque los cerditos no habían comido, pero ya están engordando. Todo depende de la atención que reciba el cliente. Si el vendedor es simpático el cochino come, sino, que ni sueñe.
CON LA CABULLA EN LA PATA. Si hay algo que cuidan quienes siguen esta tradición es la seguridad, y por experiencia saben que ni el teipe ni el naylon pueden impedir a los amigos de lo ajeno llevarse las propinas depositadas en los cochinitos, por lo que muchos le añaden a su atuendo cabullas gruesas o cadenas de hierro amarradas al mostrador.