Nro 71 especial SUBMARINOS ARGENTINOS DEYSEG

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CF Fernando Azcueta, Comandante del “San Luis”

con una significativa pérdida de eficacia. Esta maniobra es sólo aconsejada para la autodefensa y no para el ataque. Si bien el Capitán Azcueta informó la novedad a la comandancia del arma submarina, ésta decidió que el "San Luis" continuara en operaciones ya que su gemelo, el "Salta", se encontraba en reparaciones sin fecha cierta de volver al servicio (2) y consideraban preferible mantener un submarino en el área aun con las limitaciones descriptas. Vale mencionar que el viejo "Santa Fe" se encontraba navegando hacia las Georgias y, además, los puertos militares argentinos no tienen la posibilidad que los submarinos retornen y permanezcan con suficiente discreción. El día 27, se ordenó continuar la navegación hacia el sector denominado “María” ubicado al noroeste de la Isla Soledad, donde se arribó el 29. Desde el inicio mismo de la Operación Rosario, se sabía que la Armada británica había despachado al menos dos submarinos nucleares a la zona de Malvinas y se acercaba una poderosa flota de superficie con una alta especialización en la lucha antisubmarina. No era demasiado alentador el panorama para el Comandante 22 - DeySeg -

del "San Luis" y además su gemelo, el "Salta" no partía por problemas técnicos y administrativos. Los submarinos del tipo convencional, es decir los diesel eléctricos, si bien tiene una velocidad máxima muy significativa, ésta sólo la pueden desarrollar por períodos cortos porque las baterías se consumen rápidamente. Por ello, emplean como táctica realizar una patrulla a baja velocidad en un sector por donde se supone pasará el enemigo, para allí atacarlo, escapar y buscar otro blanco. El 1 de mayo los sonaristas del "San Luis" advierten rumores de naves de guerra. Merece destacarse que las computadoras que en aquel momento disponía el submarino no poseían la posibilidad de registrar el sonido -firmasde los buques en la memoria de los ordenadores, por lo tanto, las clasificaciones de los mismos sólo podían determinarse globalmente por el tipo de nave detectado como fragata, portaaviones, mercante, submarino, etcétera, obteniéndose mayor precisión si se detectaba emisión electrónica por los sensores de contramedidas. A las 8 de la mañana, el Comandante ordena cubrir puestos de combate. Con

una buena propagación del sonido, el "San Luis" fue situándose en posición de disparo con la mayor discreción. A las 10.15, se efectúa el lanzamiento de un torpedo SST-4 sobre un blanco clasificado como un destructor, ubicado según las estimaciones del Comandante a unos 10.000 metros. Tres o cuatro minutos más tarde el submarino pierde prematuramente contacto con el torpedo, por corte de cable y no se escucha explosión alguna. El ataque había fracasado. La réplica enemiga no se hizo esperar. A las 13, un helicóptero británico lanzó un torpedo antisubmarino, que pudo ser evitado gracias a maniobras evasivas y el lanzamiento de cápsulas generadoras de cortina de burbujas denominadas entre los tripulantes como Alka Seltzers. El "San Luis" maniobró hacia la costa malvinense y a las 16 encontró un fondo pedregoso y allí “aterrizó” a casi 6 nudos sobre la barra de teflón que tiene para proteger el fondo del casco. En posición algo escorada, la nave soportó en estricto silencio el ataque con bombas de profundidad, que si bien no estallaban cerca, sirvieron al enemigo como elemento de presión y para dificultar la escucha hidrofónica por parte del submarino. A las 20, las emisiones del enemigo parecen alejarse. A las 21, preocupado porque la cercanía de la costa le podría quitar libertad de maniobra, el Comandante decide buscar aguas abiertas. En este momento, la insuficiencia de las bombas de achique se puso de manifiesto. Cuarenta interminables minutos tardó el submarino para despegar del lecho marino. (3) La nave argentina volvió a ser atacada y una explosión cercana fue percibida por toda la tripulación. Se busca el fondo nuevamente. En completo silencio se comienza a vivir para la tripulación, una de las situaciones de guerra más difíciles para cualquier combatiente: el silencio y el equilibrio emocional como única respuesta a un ataque. En el interior del submarino se viven momentos de gran tensión. Cada sector de la nave se convierte en un

pequeño mundo distinto al otro. El espíritu de cada tripulante reacciona dentro de los parámetros psicológicos individuales. Realmente, es una situación de combate que no tiene adiestramiento previo. Tanto tiempo de tensión soportado por los tripulantes no tiene posibilidad de descripción, 36 seres humanos encerrados en un cilindro metálico a casi 100 metros de profundidad sin oportunidad de supervivencia en caso de ser alcanzados por una explosión. Desde la sala de máquinas hasta la de torpedos, se vivieron momentos de infinita angustia. El Comandante en la soledad de su mando supo mantener siempre el control de la situación. Pasado el peligro, el submarino buscó profundidad de snorkel a las 5 del 2 de mayo y todavía con oscuridad se procedió a cargar baterías. La tripulación denotaba cansancio por acumulación de tantas horas de tensión y descansaban cuando podían. La maniobra fue interrumpida cuando el "San Luis" volvió a detectar por medio de sus sensores las emisiones de los destructores enemigos, pero finalmente no volvió a ser atacado. Dentro del arte de la guerra, la lucha entre el submarino y las unidades de superficie, es seguramente una de las maniobras más complejas, que requiere temple, paciencia y astucia. Desde la nave en inmersión, si bien se escucha por medio de los sensores la emisiones de sonar del enemigo, no se puede saber si éste lo ha detectado realmente. También es posible que si la unidad de superficie encuentra al submarino, maniobre y emita de manera tal que el comandante del sumergible piense que no ha sido detectado, hasta poder atacar eficazmente con los helicópteros embarcados. El día 4, se ordenó al "San Luis" dirigirse al sector denominado “Isabel”, ubicado al este de la Isla de los Leones Marinos. Este cambio tenía por finalidad la posibilidad ubicar un blanco de ocasión en las inmediaciones del lugar donde había sido atacado el destructor HMS "Sheffield". Luego de tres días sin encontrar ene-

migo alguno, el submarino retornó al sector “María”. El día 8 es detectado un rumor por los sensores de popa, proveniente de un blanco submarino, con características no bien definidas, al que se le apreciaba movimientos inteligentes y en acercamiento. Ante la posibilidad de ser atacado desde atrás, el Comandante ordenó el lanzamiento de señuelos para luego iniciar las maniobras propias de aproximación. A las 21.42, se lanza un torpedo antisubmarino MK-37 graduado para una distancia de unos 2.400 metros. El mismo explota a las 21.58. Los sensores de la nave determinan que el blanco cambia

su rumbo hacia la costa, pero no se pudo determinar si la detonación fue producto de un impacto contra una nave enemiga, por haber encontrado la cabeza buscadora del arma un denso banco de krill o haber interrumpido su carrera contra un promontorio. El día 10 de mayo en horas de la tarde, el "San Luis" sale del sector “María” con rumbo oeste para interceptar la trayectoria de una nave enemiga cuyo rumor se clasificó como “destructor” advertido con buena propagación de sonido. Luego de las complejas maniobras de aproximación, se detecta un nuevo destructor que se

Recarga de torpedo

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