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Edición No. 108 / Cali, del 16 al 22 de Agosto de 2014 / Valor $ 1.500 / www.elpueblo.com.co

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Mercado Musical del Pacífico: un escenario para las oportunidades La segunda edición del Mercado Musical del Pacífico dejó claro que es un espacio de encuentro musical y de mercado que se debe seguir realizando. P. 2 En bus

Un relato se diferencia del cuento en que la historia que puede estar incompleta. Es trabajo del lector completarla con su imaginación. En el siguiente relato de Santiago Jiménez Quijano, incluso debe decidir qué es cierto y que no. P. 3

El espectador

En 1975 ESTRAVAGARIO publicó uno de los cuentos inéditos de nuestro recordado Andrés Caicedo Estela. Alguna vez dijo “que vivir más allá de los 25 años era una vergüenza. Y lo cumplió, se murió a los 25 años de edad.” P. 4 y 5

Petronio Álvarez Por Mabel Lara P. 6


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Mercado Musical del Pacífico: un escenario para las oportunidades

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arlos Giraldo, guitarrista y vocalista de Zionstereo, recuerda que en 2012 la agrupación musical de la que hace parte estaba en completo reposo. Las oportunidades en un mercado que parece disfrutar la monotonía de la homogeneización musical estaban haciendo mella. No había presupuesto, no había constancia en las presentaciones; todos los obstáculos propios de una agrupación que se define como híbrido parecían salir a flote, hasta que el Proyecto de Industrias Culturales (PRIC) les volvió a dar luz. “El PRIC siempre ha sido para nosotros como un salvavidas, nos ha dado muchas herramientas y nos ha puesto a pensar no solo como músicos sino como empresarios; de la tarima a la oficina”, dice Carlos. El PRIC es el realizador del Mercado Musical del Pacífico (MMP), evento que congrega agrupaciones y artistas con el fin de crear alianzas estratégicas en términos de mercado. Más que un salvavidas el PRIC y el MMP son los instrumentos que sacan a la luz los talentos que muchas veces quedan bajo el manto de las élites artísticas y de los artilugios comerciales, son portavoces en función de las minorías, universos que pretende mostrar que su fisonomía está llena de astros.

La segunda edición del Mercado Musical del Pacífico dejó claro que es un espacio de encuentro musical y de mercado que se debe seguir realizando Según Leydi Higidio, Coordinadora del Proyecto Industrias Culturales de Cali: “el mercado musical del pacífico es un espacio para el fortalecimiento del sector musical, las agrupaciones siempre se quejan porque no hay espacios donde puedan tocar y además se les pague, en este evento, entonces, se traen programadores nacionales e internacionales para que puedan ver su talento y de esta manera lograr alianzas que les permitan programarlos e incentivarlos en diversos festivales”. A diferencia de festividades como los de Bogotá, Medellín y San Andrés, donde los contratos suelen establecerse a los dos o cuatro años, en Cali a solo tres meses se lograron llegar a acuerdos comerciales. Hechos que resultan positivos y dicentes si se tiene en cuenta que este es la segunda vez que se celebra este festival, es por eso que Mulatho, artista que hizo parte de los 54 grupos que estuvieron presentes el primer evento, considera que con este tipo de celebraciones “se aprende a mercadear, a pensar en la economía que se tiene que mover alrededor de nuestros proyectos musicales. Nos estructura empresarialmente”. De la mano del MMP Mulatho logró establecer contacto con programadores internacionales y sobre todo con el mer-

cado europeo, pero además estableció una consolidación en la región: “a partir del festival el medio local reaccionó a lo que estoy haciendo”, dice con satisfacción. De acuerdo a un estudio realizado por el PRIC del año 2000 a 2010 en Cali salieron más de 8000 egresados de carreras artísticas, una gran parte de estos no cuentan con escenarios en lo que puedan manifestar sus expresiones artísticas, “crear este tipo de espacios permite pensar que estos profesionales van a poder vivir de lo que saben hacer y van a ser personas felices”, concluye Leydi Higidio. Ecuador, país invitado Este año el país invitado fue Ecuador, nación en la que, al igual que en Colombia, abundan los talentos pero escasean los espacios para las expresiones artísticas. Javier López, director de Emprendimiento e Industrias Fonográficas en Ecuador, señala que “el sector musical del pacífico ha sido invisibilizado, no ha tenido muchas exposición; en ese sentido, ya era hora que se hicieron un evento como el que se realizó en Cali, la expectativa en términos de intercambio musical es muy grande, con este tipo de eventos lo que se genera es más hermandad como países”.

En esa perspectiva, Ivis Flies, productor musical del susodicho país, dice que “en Ecuador se está en un proceso que permita entender qué es lo que hace falta para que los productos culturales que se hacen en nuestro país se puedan mover en el resto de la región”. Del MMP opina que es fundamental: “es un espacio donde nos venimos a conocer, a intercambiar ideas, a promover, a comunicarnos, para nosotros que somos un país en desarrollo en la industria cultural este espacio nos da una puerta para poder entrar a otros lugares”. Flies que ha trabajado con artistas como Jorge Villamizar y Juan Fernando Velasco, y que además hace parte de La grupa, una banda musical que ha sido laureado internacionalmente, dice que está trabajando en un proyecto de musical del Pacífico binacional en el cual se va a coproducir un álbum con una especie de all star de marimba del Pacífico de Ecuador y Colombia. Con la puesta en marcha del MMP, entonces, no solo se logran alianzas comerciales sino musicales, fueron más de 10 bandas ecuatorianas las que tuvieron la oportunidad de compartir sus productos y experiencias musicales con los programadores y los artistas del Pacífico colombiano en di-

ferentes escenarios de la sucursal del cielo. Por supuesto, también hicieron parte del evento artistas y bandas de Chocó, Nariño y Valle del Cauca. Umberto Veloz, embajador de la música tradicional en la Unesco, embajador de buena voluntad en la ONU, y además protagonista del espectáculo mundial “Latinoamérica en la sangre” un show que se hace con propósitos sociales, habla de la calidad musical que hay en el MMP: “cada vez veo a muchos más jóvenes haciendo buena música, jóvenes comprometidos con sus raíces, creo que la música del Pacífico se debe conocer, la música tiene una raíz tan sólida y tan fuerte que no nos damos cuenta que en muchas producciones alrededor del mundo hay influencias de esta. Lo que falta es que la gente sepa que esos ritmos vienen de aquí y que sea conocida a nivel mundial”. Así pues, el Mercado Musical del Pacífico es una puerta para las agrupaciones que se atreven a innovar y a producir música de buena calidad, es un evento que se afianza de a poco y que promete una consolidación cultural fuerte. Como dice el tenor Umberto Veloz, celebraciones como el MMP “deberían existir el mundo”.


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Tiempo de leer

En bus

Un relato se diferencia del cuento en que la historia que puede estar incompleta. Es trabajo del lector completarla con su imaginación. En el siguiente relato de Santiago Jiménez Quijano, incluso debe decidir qué es cierto y que no. Por Santiago Jiménez Quijano @santiagojq

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a mujer cargaba un niño de brazos y llevaba de la mano a otro de cinco años. Subió a un bus y alentó al más grande a que pasara por debajo del torniquete, mientras ella luchaba por mantener el equilibrio en las escaleras, para sacar el monedero con la mano que le quedaba libre. El bus se puso en marcha con la fuerza de un caballo desbocado y envió a la mujer contra las barras metálicas que protegían el primer asiento. El niño mayor ya había cruzado el obstáculo y se balanceaba por el pasillo buscando un asiento libre. La mujer recuperó el equilibrio y aprovechó para sacar el billete con el que se disponía a pagar el pasaje. Sin embargo, un frenazo iracundo la hizo quedar pegada contra el vidrio de la puerta que separaba al conductor de los pasajeros. Se sostuvo como pudo mientras dos nuevos clientes subieron y la empujaron hacia el torniquete, hundiéndole los tubos curvos del artefacto en el abdomen. Esta nueva posición le ayudó a soportar mejor el nuevo arranconazo y no fue necesario que doblara las rodillas como había pensado hacerlo para ganar estabilidad. Cuando el ritmo endemoniado de la máquina se estabilizó, llevo el peso de su cuerpo hacia adelante para que el girara y la dejara entrar al pasillo. Metió la mano por entre el pequeño espacio que había en el vidrio para dejar el billete y permaneció de pie, con las piernas un poco abiertas, tomada de una barra vertical porque no alcanzaba la del techo. Hubiera querido sentarse en el primer asiento para esperar las vueltas, pero su ocupante no daba muestras de querer ofrecérselo. Se acordó de su

otro hijo. Levantó la mirada y lo buscó entre los rostros adormilados y grises que viajaban a esa hora de la madrugada hacia sus trabajos, tan parecidos al que tenía el muerto en el ataúd la noche anterior. Experimentó de nuevo la vergüenza que sintió una vez terminado el velorio, cuando se dio cuenta de que su pena era tan grande como la ilusión casi infantil de que el padre de su bebé apareciera en la funeraria. Se vio de nuevo siendo abrazada y consolada por sus familiares y amigos, mientras miraba de reojo sobre sus hombros hacia la puerta, pensando que la próxima persona en cruzarla sería el hombre al que no veía hacía un año. Mientras su mente estaba atrapada en los recuerdos, el bus había frenado y se había vuelto a poner en marcha con el mismo odio de antes, y había recogido a tres nuevos pasajeros que ahora se amontonaban en la parte delantera junto con los otros dos que se habían subido antes. Cuando vio que estos se alejaban de la taquilla con sus monedas, golpeó el vidrio y reclamó por las suyas. Tuvo que agacharse para hablar por el hueco en el vidrio para que su mensaje fuera escuchado. El conductor no le respondió y en cambio apretó el freno una vez más, con furia, y en esa posición antinatural, la mujer por poco pierde el control sobre la criatura que llevaba en el brazo. Se subieron muchos más pasajeros, que llenarían el pasillo con sus cuerpos molidos por la vida, como la carne de una salchicha. El conductor aprovechó la pausa para preguntare a la mujer de cuánto era el billete con el que había pagado. Ella le respondió y esperó un tiempo más. Finalmente obtuvo sus monedas y empezó a abrirse camino entre la gente que llenaba el corredor. Buscaba con

la mirada a su hijo y por fin lo vio. Estaba en la última fila, sentado en las piernas de un hombre que le ofrecía un dulce y que le sonreía de forma sospechosa. Trató de avanzar con más prisa, buscando de dónde agarrarse, pero el bus frenó nuevamente y la hizo retroceder todo el camino que había ganado. De no ser por la masa de cuerpos aglutinados que le sirvió como colchón, hubiera ido a dar al piso. Llamó a su hijo con un grito y lamentó como nunca el haber tenido aquel episodio de dignidad, cuando le había reclamado al padre del bebé por haberse presentado el día del parto oliendo a trago y a otra mujer. Desde ese día no había vuelto a verlo. Sus amigas del barrio le decían que eso era lo mejor para ella, pero en situaciones como ésta, cuando necesitaba de la ayuda de un hombre de verdad, no se sentía tan segura. Se incorporó antes de que el bus se pusiera en marcha de nuevo y vio cómo el hombre de la última fila se levantaba del asiento, llevando a su hijo de la mano, y buscaba el timbre para que el conductor le abriera la puerta. Gritó de nuevo y avanzó con dificultad entre los cuerpos rígidos y pesados que parecían colgar del techo. El bus arrancó de nuevo y lanzó a la mujer como un proyectil de carne que fue a estrellarse contra las sillas de la última fila, en el mismo instante en que el sonido del timbre cortaba el silencio de caras mudas del bus. Después vinieron la mirada nublada y la sangre en forma de calor bajando por su rostro; el llanto del bebé, al que por fortuna no le había pasado nada; y las palabras de los pasajeros diciéndole que se calmara, que dejara de gritar, que ningún hombre se había llevado a un niño de cinco años, que seguro se estaba imaginando cosas a causa del golpe.

RUMI Por Patricia Suárez

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ntología Poética traducida del Farsi al Español por Amir Hossein Fetanat, nos hala en su prólogo hacia la densidad del misterio e invita a beber de la fuente, a Rumi, su vida, Shams, la poesía, la sabiduría, la elocuencia, la visión, las obras, la danza, La melodía de la flauta llevándonos por el camino de la gracia y la humildad, sin olvidar al profeta que sacó de sus alforjas las estrellas y las esparció por todo el firmamento. Rumi, nos devela el secreto de la voluntad, perfila el anhelo, talla en la gracia del amor, recrea en el danzar su verdad más profunda y en ella, el amor y el origen se eternizan en el todo. En soledad creadora la pulsión ancestral del saber separa lo no trascendente; y en la purificación se eleva a la verdad del ser en el ser: el uno en la totalidad del universo. La fuerza espiritual de la poesía sufí glorifica el instante de la verdad hallada en los caminos del sufrimiento y el amor. Leerla me sugiere la vitalidad de lo creado, las octagonales de las colmenas, los caminos de la hormiga y la hoja de parra sobre su lomo, el rayo de luz que traspasa el cristal y nos regresa a las arenas donde el casco de los caballos golpea la historia y la naturaleza desmiente la pretensión de lo banal en la infinita variedad de la existencia y en la complementariedad el sentido primero de la creación y el amor. Fuimos y somos, en el camino andamos y nos reconocemos. “El libro de los secretos” los misterios del sufismo, y Rumi instruido en la ciencia de los profetas y el estado, la iniciación en un retiro estricto por cuarenta días, meditación y ayuno”. “Creció en el conocimiento de la ciencia de Dios”. Los maestros guiaron sus pasos al universo de lo espiritual. El Poeta-Místico centrándose en la enseñanza y la meditación, ayudaba a los pobres y en actividades de aprendizaje el mensajero del saber, “trae la iluminación a alguien que pueda recibirla”; poeta, amante de la humanidad, creyó en el uso de la poesía y el baile para alcanzar a Dios. El éxtasis místico, la danza, flautas y tamboriles, y los violines llamados Kamanché, y en círculos danzando. “Conciso, preciso e ingenioso” “Si la eternidad y la victoria buscas, no duermas. Quémate en el fuego del amor de la amada pero no Duermas. Cien noches dormiste y nada ganaste; Por Dios hasta el amanecer, esta noche no duermas”. El poeta enseñó a sus alumnos allá en Konya, Turquía… Hoy, siglo XXI: Fluye entre saberes de brújula hacia los cardinales del tiempo…


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El espectador En 1975 ESTRAVAGARIO publicó uno de los cuentos inéditos de nuestro recordado Andrés Caicedo Estela. Alguna vez dijo “que vivir más allá de los 25 años era una vergüenza. Y lo cumplió, se murió a los 25 años de edad.”

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ue uno de esos pocos genios que hizo lo que predicó. Hizo cine y escribió cine, hizo teatro y escribió teatro, escribió cuentos y una novela y reflexionó sobre el arte de escribir. Para él estaba primero la acción y después la reflexión; eso hizo que produjera a una marcha vertiginosa, hasta el punto en que él como persona casi no existía, porque era más grande su obra. Sus críticos lo han visto como un desarraigado, un desadaptado o un ser trágico, pero más allá de la mirada superficial, estaba el artista afanado por vivir intensamente. El cuento de hoy fue inédito hasta que el 13 de septiembre de 1975 El Pueblo lo publico en su separata semanal. *** Ricardo González iba a cine. Su primer recuerdo importante al respecto databa de una película de ladrones y policías, en blanco y negro, que había visto hace bastantes años. Antes de eso iba a cine muy de vez en cuando, cada quince días o un mes, pero después todo fue muy diferente. Al salir del teatro, experimentó una apremiante necesidad de volver a ver la cinta. Y así lo hizo. Se colocó otra vez frente a las mismas secuencias en blanco y negro, siguiendo paso a paso las operaciones de los bandidos, huyendo de la policía. Se robaron un camión blindado, pero jamás pudieron abrirlo. Ricardo González sabía que los demás espectadores no conocían el desenlace, y deseó hablar con alguien acerca de ello, ponderar con su vecino de la butaca siguiente aquel magistral suspenso cuando uno de los bandidos estira las manos para quitarle la pistola que empuña un guardia, ignorando que el tipo vive todavía. Pero Ricardo González no tenía a su alrededor nadie conocido: todas eran personas extrañas,

diferentes Al final todo les sale mal a los hombres y la muchacha: ella se arroja, junto con el jefe, de una montaña. Apareció la palabra “fin” y Ricardo comprendió que la película no había gustado, basándose en los comentarios del público. Era una lata, decían, el final era incomprensible. Ricardo caminó por la ciudad durante horas, extrañado ante la reacción de los espectadores. Dudó acerca de la calidad de la película: se preguntó si el equivocado no sería él. ¡Pero qué tenía de raro el final, si todo era muy claro! El jefe y la muchacha se suicidan, eso es obvio. ¿Qué era lo que la gente no había entendido? Bueno; él no sabía nada de cine como para asegurar tener la razón, de allí el motivo de sus dudas. Si pudiera conversar con alguno, si conociera a alguien de esta ciudad para preguntarle acerca de la película… pero no. Lo mejor que pudo encontrar fue volver al teatro al día siguiente. Al entregar la boleta, el portero lo miró entre sonrisas, reconociéndolo “Por lo menos a una persona le ha gustado ese hueso de película —dijo a espaldas de Ricardo—. Ese tipo que acaba de entrar ya la ha visto como ocho veces”. Ricardo González se sentó en la misma butaca que había ocupado en las anteriores ocasiones. Nerviosamente, esperó a que las luces se apagaran. Esta vez supo que el actor que hacía de jefe se llamaba Rod Steiger, y la muchacha, Nadja Tiller. Sudando frío, siguió los acontecimientos de la historia. En la escena final, cuando Steigery la muchacha dicen a la policía “Sí, ya bajamos” desde la montaña, Ricardo comprendió que, una vez más, el público iba a salir sin comprender. “¡Se matan, se tiran de la montaña!”—gritó de pronto, parándose de su butaca y usando las manos como parlante—.

Una avalancha de mandadas a callar llovió sobre Ricardo, pero él hizo caso nulo de ellas. “¡Miren que la cámara enfoca desde abajo, ellos prefieren suicidarse antes que entregarse a la policía, comprendan!” — volvió a gritar: allí fue cuando las manos de tres empleados se agarraron de su camisa. “Lo único bueno de esta estafa fue el tipo que se puso a gritar en la mitad de la sala” — comentaba después una señora de vestido morado, franqueando la salida. Lo mejor es cuando comparto las alegrías de la gente al salir de una gran película, o cuando pido la plata a gritos cuando la película ha sido mala. Eso es lo hermoso del sábado: puedo mirar a las parejas de novios que entran a cine cogidos de la mano, y los amo porque sé que lo más importante para ellos es todo esto. En sábado la gente está contenta, y habla mucho, por eso yo puedo escuchar lo que dicen, puedo estarme cerca de los grupos de personas que hablan sobre la película y comprobar que pienso lo mismo que ellos al respecto. Los domingos son buenos también, pero diferentes: la gente va a cine, pero sin alegría a flor de cara; la proximidad del lunes es demasiado evidente, creo. Por eso, en domingo, casi no puedo saber qué tal les ha parecido la película. Pero si yo tuviera a una persona amiga que le gustara el cine, las cosas serían mucho más fáciles. Sí, yendo a cine todos los días, sin importarnos que el teatro estuviera vacío, y conversaríamos después caminando por esta ciudad. Sería muy bueno para mí, sobre todo en los días de entre semana, cuando no va casi nadie a los teatros. Es tris-te estar sentado sin nadie alrededor, pero si no voy a cine, ¿qué otra cosa me pongo a hacer, después de todo? Muchas veces, un lunes, he

pensado en salirme del teatro, cuando junto a mí no hay sino tres o cuatro personas de mirada amarga. Pero un día de estos voy a salir a la ciudad a buscar la gente que sí le gusta el cine, a los que me encuentro todos los sábados en tal o cual teatro. Podría buscar, por ejemplo, a la muchacha esa de pelo bonito que viene con el novio, siempre sonriente. Debe saber mucho de cine, porque va casi dos veces por semana. Buscar a una persona y decirle todo, desde la primera película a la última. Palabra que un día de estos voy a hacerlo. Ya eres un hombre no aguantó más de tres días en cartel. Ricardo González la vio un viernes durante las tres funciones, y volvió el sábado. Y fue en ese sábado cuando el público, furioso, pidió la plata a la media hora de haber comenzado la película. Y como nadie les hizo caso se pusieron a tirar papeles de celofán en mantecados de papas fritas, y también algunos zapatos que llegaban hasta estrellarse contra la pantalla. Si hasta tuvieron que encender las luces y advertir que, desde ese momento, la administración se reservaba el derecho de sacar del teatro a quien lo mereciera, por su comportamiento. Apagaron nuevamente la luz, la gente siguió con el mismo escándalo y la administración del teatro no sacó a nadie. Ricardo, temblando de rabia, se preguntaba por qué no suspenderían la función, o por qué la gente, si era que no le gustaba la película, no se iba. Para él, la duración de la película fue todo un largo tiempo de martirio, mirando al muchacho nuevo, al debutante, a la hermosa Elizabeth Hartman y a Francis Ford Coppola, pidiéndoles disculpas a todos ellos en nombre de los amantes del cine por tal recibimiento. Después, Ricardo González se tiró entre el

tumulto de gente que estaba protestando, una vez terminada la película. La muchacha del pelo bonito estaba allí. Ricardo se acercó a sus espaldas para oír qué comentaba, pero ella no decía nada: miraba a su novio y son-reía, eso era todo. Ricardo González pensó, incrédulo, que era demasiado bonita para no decir nada después de haber visto una película tan bella como Ya eres un hombre. Si me demostrara con palabras que la cinta ha gustado, yo me acerca-ría y la felicitaría, pero ella no dice nada, lo único que hace falta es sonreír de ese modo. “Es una gran película, lo mejor que he visto en este año”. Esas palabras fueron pronunciadas demasiado cerca de su cabeza. Ricardo González volvió la cara con los ojos muy abiertos y las mandíbulas apretadas, buscando al autor de ellas: era un muchacho gordo metido en unos blue jeans americanos, quien seguía ponderando las cualidades de la cinta, enfrentando a una gente que lo miraba con una burla tal vez demasiado belicosa. Pero Ricardo no sintió lástima por él debido a la difícil situación en la que se encontraba. Lo que sintió fue admiración. Quiso tirarse sobre el gordo, abrazarlo y gritarle que él también opinaba lo mismo de la película de Coppola. Pero se contuvo: era mejor esperar a que salieran del teatro. Lo vio escabullirse de la gente y pararse frente al afiche de la película. Ricardo lo imitó, comprobó felizmente que el gordo estaba solo. También debe estar buscando a una persona para hablar sobre cine, pensó, cuando el gordo estaba caminando ya avenida abajo. Admitiendo que había desaprovechado una buena oportunidad para entablar conversación, Ricardo González caminó detrás del gordo, pensando en lo que diría para comenzar el


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tema. Venga esa mano viejo, se ve que usted sabe de cine. Así es como habla la gente en esta ciudad. Y cuando el gordo le preguntara el motivo de Ya eres un hombre, Lástima que esos imbéciles no hayan sabido apreciarla. Y se sentarían en cualquier fuente de soda, o si no caminarían por allí con las manos en los bolsillos, hablando de las mejores películas: del Fellini de Julieta de los espíritus, de esa que se llama en español Prófugo de su pasado, de Ca-rol Reed, ¿lo conoce? Creo que es un inglés, un viejo inglés: Prófugo de su pasado, sí, con Laurence Harvey, Alan Bates, se dice Beits. ¿No? Y Lee Remick, una mona de dientes bonitos. En inglés es The running man o The ballad of the running man, la balada del corredor, la balada del hombre que huye: más poético, ¿no es cierto? Te la nombro porque es algo hermoso en películas de suspenso. Y hablarían también de Robert Wise, del cine que este hacía antes de comenzar a manufacturar películas que sólo sirvieran para ganar óscares. Hablarían de La mansión de los espectros, Hill House o The Haunted, no sé, es que siempre se me arma una confusión con los títulos en español y en inglés y con el título de la nove-la en la que está basada la película, y al final no sé qué corresponde a qué. Hill House, una película de fantasmas con Julie Harris, pero eso si es modo de tratar el tema, le digo, con qué delicadeza y con qué respeto. Y también le diría que viene yendo a cine desde que nació, pero que nunca había hablado de eso con otra persona, que es su primera oportunidad de intercambiar ideas. Entonces, esperaría dos cuadras más y se acercaría al gordo de una. A mí también me gustó Ya eres un hombre, venga esa mano en nombre de Francis Ford Coppola, mi viejo. El gordo sacó las manos de los bolsillos y dejó de caminar. Ricardo González hizo lo mismo seis pasos más atrás. El gordo miró por encima de su hombro, como si se le hubiera caí-do algo y lo estuviera buscando. Miró hacia atrás y vio a Ricardo, sonriéndole, porque lo único que acertó a hacer fue sonreír, esperan-do a que el gordo se devolviera y le tendiera la mano. Usted viene de cine, ¿no es verdad? Al ver que el gordo no se acercaba, Ricardo pensó que lo que hacía era esperar a que él fuera a conversarle. Pero tampoco fue así. El gordo se metió nuevamente las manos a los bolsillos y siguió caminando un poco más rápido. Asombrado, Ricardo lo imitó. Ya estaba oscureciendo: habían caminado bastante. Ricardo pensó, aligerando el paso, que en la otra esquina se le acercaría. Usted sabe de cine, le ha gustado Ya eres un hombre, ¿no

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es así? El gordo llegó a la esquina, miró nuevamente por sobre su hombro y Ricardo volvió a sonreírle, pensando que ya el gordo se iba a detener. Pero no lo hizo: cruzó hacia la derecha. Ricardo, sin entender lo que pasaba, casi corrió hacia la esquina y cruzó hacia la de-recha, y para su asombro, el gordo había des-aparecido. Ricardo González se puso las dos manos sobre la frente para ver si esa persona que camina por allá lejos, entre la oscuridad de la calle a las siete de la noche sería a quien buscaba. No, no era. Preocupado, se preguntó qué le pudo suceder a su amigo. ¿Qué se había hecho, hombre, quería conversar con usted sobre Ya eres un hombre, qué gran película, no? Entonces lo vio aparecer. La puerta de una casa amarilla se abrió y por ella salió el voluminoso cuerpo de su amigo. Tenía las manos metidas en los bolsillos de su bluejean americano, y estaba mirando fijamente a Ricardo, quien alcanzó a sonreír y a abrirle la boca para saludar antes de ver a las otras personas.

“Buenas tardes” —dijo Ricardo—. Comencé mal. En esta ciudad saludan diciendo hola o quiubo. El gordo no respondió: se limitó a clavarle la mirada. Detrás de él estaban saliendo cuatro muchachos: un quinto cerró la puerta de la casa amarilla. “Le gustó la película ¿cierto?” —balbuceó Ricardo, acercándose. “No me toqués, marica — amenazó el gordo, después de un instante de vacilación—, no te me acerques siquiera”. “Vamos a romperle la cara” —dijo un muchacho parecido al gordo, pero ridícula-mente flaco. “¿Cómo? —preguntó Ricardo González—. No, yo vine a hablar con él —señaló al gordo—, para comentar la película. Pregúntenle y verán que es verdad. Usted vio Ya eres un hombre, ¿cierto?” “¿Qué te pasó, no encontraste a ningún amiguito en el teatro o qué, maricón?” —preguntó el gordo, golpeando la mano que le extendía Ricardo. “No, usted no entiende, usted no entiende, yo vine para que comentáramos la película, a usted le gustó, ¿no es verdad?” “No, no me gustó”. Entonces Ricardo González fue golpeado. Sintió aquello que se estrelló contra su nuca cuando todavía estaba descifrando la res-puesta del gordo. Un golpe allí y después ese

puño del gordo y su cara más atrás, algo que choca contra su espalda y los gritos ale-gres de esos niños, y si me pegan otra vez allí se me va a reventar pero no saldrá sangre, se reventará, dijo que no le había gusta-do pero no fue él, yo he venido para que hablemos de la película, creo que la mamá está llamando a los niños a comer, esos mangos colgando, esto no sucede aquí porque yo he visto quererse a toda la gente de esta ciudad, antes de que su cuerpo fuera azotado contra algo duro y el cemento dulce y húmedo de pronto. Llevo tanto tiempo yendo a cine hasta que conozco el olor de las personas que se me presentan en la pantalla. Hace poco vi una nueva película de Peter Collinson: Todo un día para morir, un día demasiado largo donde lo único que se hace es matar, porque ni siquiera cuan-do se muere, se muere; cuando se muere se mata. Pero han pasado muchos sábados y muchos domingos y muchas películas. Por eso dudo que haya una persona en esta ciudad, tan feliz como yo, cuando compruebo que lo que pienso de tal o cual película lo opinan también las personas que van a cine conmigo, siempre que yo voy. Un día de estos voy a ponerme a saludar a todos mis amigos, a to-das las muchachas que se sientan al lado mío en los teatros; pero si lo hago no voy a acabar jamás. La muchacha esa de pelo bonito no ha vuelto a aparecer por ninguna parte: debe de haberse mudado de ciudad; en cambio, el que andaba con ella sigue viniendo al cine, pero con otra muchacha, una de ojos verdes y pelo negro. Esos también son mis amigos: donde me ven me saludan cariñosamente. Han pasado muchas historias por la pantalla y muchos sábados, y soy feliz cuando ellos salen

Watkins o Ponte corvo, y también cuando el que ha contado la historia ha sido Stuart Rosenberg, el de La leyenda del indomable con Paul Newman, ¿la vieron? Sí, Cool Hand Luke, pero no me protesten que yo tengo que decir los títulos originales cuando en español les han cambiado el significado, vos lo sabías muy bien. Para eso espero los sábados, para saludar a mis amigos y hablar, recorriendo la ciudad, recordando a Kim Novak en La leyenda de Lylah Clare de Robert Aldrich, y reconociendo que estamos totalmente enamorados de Lee Remick y de Shirley MacLaine y de Anjanette Comer cuando hizo de mexicana junto a Marlon Brando, y que también queremos a Catherine Deneuve en Repulsión. ¿Y por qué no recordar de vez en cuando los films de los difuntos Elizabeth Taylor y Richard Burton y hacer presagios sobre el accidente automovilístico que les causó la muerte?: nos burlamos de ellos pero también los recordamos con cariño. Y los fines de semana, siempre lo mismo, cuando vamos a los teatros de segunda o de tercera para ver lo que se nos ha pasado, por ejemplo hace poco tuvimos oportunidad de ver La jauría humana de Arthur Penn, y yo salgo cogido de la mano de ella, recordando las últimas secuencias de Blow-Up, tú lo sabes, amor, el hombre que vaga por la ciudad y observa el cuadro tan bello que forman dos enamorados, está allí presente ante el amor, a moda de fotografía, y el resultado de ese cuadro de amor es crimen y muerte, y el hombre no quiere

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que eso se le vaya de las manos porque es lo único importante que le ha sucedido en su puerca vida, pero te digo que no se puede, amor, allá no se puede subsistir, es mejor unirse a los felices que tienen la bienaventuranza de no pensar, para poder sobrevivir hay que quedarse jugando tenis sin pelota ni raqueta. Así, existe la ciudad y yo habito en la ciudad y veo cine y soy feliz. A Ricardo González le gustaría como lo más en su vida hablar sobre esa película que vio hace ya mucho tiempo, algo de vaqueros, Journey to Shiloh, con exteriores bélicos prestados de otra producción. La única película joven sobre la guerra civil y sobre siete muchachos tejanos que corren en busca sin saber qué es lo que realmente están buscando. Le gustaría decirle a cualquier persona lo bello de algunas escenas de esa película, pero se calla, sabe que tiene que callarse, y cuando sale de cine recorre esta ciudad, hablando solo y mirando al suelo, conociendo de memoria los andenes y repitiendo colores, caricias y palabras que ha visto en la pantalla. Porque Ricardo González sigue yendo a cine


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Petronio Álvarez

Por Mabel Lara @MabellorenaLara

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esde hace 18 años un festival irrumpió en la vida de los Caleños para cambiar el destino de cientos de músicos que durante años estuvieron escoltados por la espesura y humedad de la selva del pacífico colombiano. Con el padrinazgo de Germán Patiño, entonces secretario de cultura de Cali, investigador de la gastronomía Caucana y amante de la biodiversidad del litoral, el Festival de Música del Pacifico Petronio Alvarez llegó al mundo, en honor al cuco, aquel hombre que inmortalizo el currulao de la voz de Marquitos Micolta y el muy sonado mi Buenaventura. Pero su visión no sólo hizo que el Petronio saliera de la capital del Pacífico Buenaventura, sino que entendió que el destino era Cali, la ciudad que recibía, unas veces esquiva, otras con desdeno y finalmente resignada la oleada de desplazados de la zona costera de los departamento de Cauca, Nariño, Valle y Chocó acosados por tomas guerrilleras y enfrentamientos de paramilitares en disputa por su territorio. Durante estos años el festival evolucionó de la mano de miles de asistentes que durante el mes de Agosto señalan a Cali como el destino predilecto para gozar al son de chirimías, curruluaos, violines caucanos y

nuevas fusiones_ Petronio es el lugar de encuentro de las historias y los ritmos que nacen en las orillas de los ríos de la zona Pacifica, es nuestro momento para reencontrarnos y rendir homenaje a nuestros viejos_ eso dice una de las matronas de la región, Raquel Riascos la propietaria de una de las sevicherias más importantes de Cali, pionera en la ciudad por sacar de las orillas de los ríos la sazón que por años se escondió al lado de los manglares repletos de pianguas y camarones. Y se escondió no por el recelo de dar a conocer sus recetas sino por el simple gesto de mantenerse protegido gracias al desconocimiento del resto del país de esa otra zona que también es costa, de arena mulata y agua tibia. Desde allí, desde esa zona vienen los músicos del Petronio, potrillo rio arriba, avanzan días enteros con el sueño de lograr el más importante galardón del certamen, ser reconocidos como los mejores en su género y este no es un asun-

to menor. Durante semanas, meses e incluso años ensayan en casas palafiticas, casonas rudimentarias los sones que a oído aprendieron de sus abuelos, esas voces destempladas que luego de una hora se oyen igual y son marcas potentes de historias desconocidas para el resto de Colombia. Tal es el caso de los violines caucanos, modalidad muy nueva en la competencia que se ha mantenido desde la época de la esclavitud. Allí en el escenario hombres octogenarios de manos gruesas, rudas y resecas por el labrado del campo se esfuerzan por sacarle al instru-

mento europeo el violin, sus mejores notas; lo aprendieron de sus viejos quienes trataban de imitar a sus amos en las celebraciones a puerta cerrada donde no se permitía la presencia de ningún hombre o mujer con ningún grado de pigmentación. Al otorgarles la libertad esos negros libertos heredaron algunos violines, otros lo tomaron y a su modo rehicieron una nueva música, a puro oído y sin afinación construyeron un género musical que ha perdurado hasta nuestros días, una chirimía con violines destemplados que anima las fiestas patronales de los pueblos del occidente co-

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lombiano. Y ni hablar de la otra vertiente, la chirimía del Pacifico sur, la de la marimba de chonta, el piano de la selva, construida con recelo y hasta hace pocos días solo interpretada por hombres, pero que en medio de la seducción de las libertades invito a mujeres a bordonear las tablas de donde salen los más dulces sonidos con cantaorasdesafinadas que recrean el croar de los sapos de las aguas del pacifico y hasta el golpeteo de las olas del mar, tan solo con sus cuerdas vocales. En este contexto el festival de festivales en la región sigue creciendo, con el interés o muchas veces desinterés de los gobiernos de turno en la capital del Valle. El Petronio Álvarez ha resistido los embates políticos y a los anhelos de algunos habitantes que siguen negándose a ver inundadas las calles de la ciudad de hombres y mujeres negros; esos mismos habitantes que inconscientemente tararean o mueven sus pies al filtrase de cuando en vez un currulao o un repique de marimba que hoy ya hace parte de la banda sonora de la ciudad. En todos sus años ha cambiado de escenario en múltiples oportunidades, porque siempre siempre todo auditorio se queda corto ante la avalancha de seguidores. Lo más extraño es que con esta nueva versión que ya finaliza aún habitantes de Cali y el resto del país no saben que es el Petronio, qué significa para la gente de la zona e incluso para miles de extranjeros que llegan conocen y regresan a uno de los actos más exóticos de sur america que aun guarda su esencia y se mantiene fuerte como los rostros de las mujeres y los hombres que sueñan con el reconocimiento del público más fiestero del país, la gente del pacifico, y pazifico con z. Adenda: Y como no adorar a este adulto joven que en sus años mozos me permitió conectarme con algo que ni yo misma sabía que existía, fue, lo recuerdo bien en la versión de 1999 de la mano del maestro Hugo Candelario Gonzales quien con solo tres instrumentos nos transporto a su natal Guapi, el lugar que yo jure debía conocer. Pocas veces he bailado con tanta libertad y frescura como con el sonido de la marimba de esa noche; quizá eso fue lo que atrajo la atención de la transmisión del canal regional telepacifico, esa bailarina espontanea que luego fue llamada a ser parte de su equipo, lo demás es historia.


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Edición No. 108 / Cali, del 16 al 22 de Agosto de 2014 / Valor $ 1.500 / www.elpueblo.com.co

La Cultura en su agenda

Václav Pacl

Todos los fuegos con el fuego

Concierto de Piano Fecha: Agosto 22 Hora: 7:30 p.m. Lugar: Teatrino del Teatro Municipal Carrera 5 No. 6-64 Boletería: En la taquilla.

Arte Fecha: Mes de agosto Hora: Lunes a viernes 8:00 a.m. a 12m y de 2:00 p.m. a 6:00 p.m – Sábados 9:00 a.m. a 12m. Lugar: Proartes Cali (Carrera 5 # 7 – 02) Boletería: Entrada gratuita Informes: 885 1179 Las cerámicas que ofrece Iván Tovar son objetos seleccionados y señalados para hacer reflexionar sobre la arquitectura, la labor artesanal y el fuego que produce la quema. El artista se desplazó a una ladrillera artesanal, donde se hacen quemas nocturnas, y allí observó el procedimiento para la elaboración de los rectángulos de barro que son finalmente el principal soporte de una edificación. Sin embargo, en su pesquisa le interesó las anomalías que surgen al someterse ciertas piezas a altas temperaturas. Entonces se cristalizan un poco, se retuercen y provocan fo

Carmina O Revienta Muestra de Cine Español 2014 Comedia/Drama Director: Paco León Fecha: 24 de Agosto Hora: 5:00 p.m. Lugar: Proartes Cali - Carrera 5 Nº 7 – 02 Boletería: En la taquilla Carmina es una señora de 58 años que regenta una venta en Sevilla donde se venden productos ibéricos. Tras sufrir varios robos y no encontrar el apoyo de la aseguradora, inventa una manera de recuperar el dinero para sacar a su familia adelante. Mientras espera el desenlace de su plan reflexiona en la cocina de su casa sobre su vida, obra y milagros. Premios Goya: 3 nominaciones, incluyendo Mejor director novel. Festival de Málaga: Premio especial del jurado, premio del público, mejor actriz.

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Fototropismo MAPA Muestra de Cine Español 2014 Director: León Siminiani Fecha: 25 de Agosto Hora: 6:30 p.m. Lugar: Proartes Cali - Carrera 5 Nº 7 – 02 Boletería: En la taquilla Un joven director español es despedido de su trabajo en televisión. Para hacer realidad su sueño de hacer cine, viaja a la India con la intención de hacer su primer largometraje, pero pronto descubre que lo que realmente busca no está en la India sino en Madrid. Rodada durante varios años con un presupuesto muy limitado, es una especie de “película-diario” que narra en primera persona situaciones de la vida cotidiana del realizador.

El club de las suegras

Historia de un desdén

Teatro Director: Linderman Herrera Fecha: Agosto 21, 22 y 23 Hora: 7:30 a.m. Lugar: Teatro La Máscara / Cra 10 No. 3-40 Barrio San Antonio Boletería: General $25.000 Informes: 893 6640 Artescenicas con su repertorio ya conocido de show comedy presenta “EL CLUB DE LAS SUEGRAS” un espectáculo para hablar, reír y llorar con estos seres tan controversiales como lo son las suegras, las hay de todos los colores y formas, de todos los estratos, contexturas, pesos y tamaños, las que amamos y las que odiamos, las que queremos que vivan... pero bien lejos. Las suegras llegan para defender su causa y tomar venganza contra sus yernos y nueras, vienen a demostrar que ellas siempre tienen la razón y que las cosas se hacen como ellas dicen de lo contrario serán la pesadilla más insoportable de todo matrimonio.

Teatro infantil Director: Julio Cordero Fecha: Agosto 24 Hora: 11:00 a.m. Lugar: En taquilla Boletería: Entrada gratuita Informes: 885 1179 Espectáculo de teatro de títeres para público infantil y familiar, que desde el género de la farsa y de manera didáctica, muestra los trastornos emocionales que la falta de higiene oral causa a un monito pre-adolescente, cuando descubre el amor, pues “aunque parezca cosa loca, el amor entra por la boca”, le dice sabiamente Abue-Mo su abuela mona.

El Guerrero Chanchimalo Títeres Grupo: Cualesquiera Producciones Fecha: Agosto 23 y 24 Hora: 4:00 p.m. / 11:00 a.m. Lugar: Casa de los títeres - Cra 9 # 4 - 55 Barrio San Antonio Boletería: $10.000

Exposición de arte Artista: Elías Heim Fecha: En exhibición hasta 12 de octubre de 2014 Lugar: Sala Maritza Uribe en el Museo La Tertulia - Avenida Colombia No. 5-105 Oeste, Cali La luz natural y artificial es el hilo conductor de esta exhibición que alude a la vida como sobrevivencia, a la muerte como un fenómeno de violencia premeditada y también a los estragos que genera el miedo y el terror como sentimientos de incertidumbre y desasosiego.

Musicoral Concierto de música andina colombiana Fecha: Agosto 21 Hora: 7:30 p.m. Lugar: Teatro Esquina Latina / Calle 4 Oeste # 35-30 Boletería: En la taquilla. Musicoral es un programa de educación integral que trabaja con niños, jóvenes y la comunidad en general de la vereda Chicoral en el municipio de la Cumbre. Este programa pretende con la música generar estrategias de uso creativo de tiempo libre e inclusión en la población juvenil vulnerada por la falta de oportunidades especialmente en estos sectores rurales a través de programas de formación, interpretación y divulgación de la música colombiana, con diferentes formatos que van desde solistas, duetos, ensambles y coros.


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Edición No. 108 / Cali, del 16 al 22 de Agosto de 2014 / Valor $ 1.500 / www.elpueblo.com.co

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