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Frenar la Marea Plástica, Reto Político y Tecnológico Mundial

El reciclaje mecánico es el método más popular en la actualidad para reutilizar plásticos usados. El proceso implica primero clasificar y separar los plásticos, que son una mezcla de diferentes tipos de polímeros (cadenas moleculares largas). Después, los materiales se lavan y finalmente se trituran o funden para producir nuevos productos. Además del PET, otros plásticos de uso común que se pueden reciclar de esta manera incluyen el polipropileno (PP), que se usa en empaques y construcción, y el polietileno (PE), un polímero que se encuentra en una amplia gama de productos, desde bolsas y sillas plegables hasta implantes quirúrgicos. El proceso es funcional y la palabra es la base de muchos discursos ambientalistas, pero su impacto no es tan poderoso como debiera.

De los 8 mil 700 millones de toneladas de desechos plásticos producidos desde 1950, solo el 11% se ha reciclado alguna vez, según especialistas de la Universidad de California en Santa Bárbara. Se generan alrededor de 350 millones de toneladas (Mt) de desechos plásticos anualmente y alrededor del 80% se envían a vertederos o se incineran; mientras 20% (alrededor de 79 Mt) tienen políticas de manejo, pero funcionan de manera incorrecta, lo que significa que se dejan como basura sin recolectar, se arrojan en sitios no regulados en la tierra o en el agua, o se queman al aire libre.

Según recientes datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el problema crece y se proyecta que para 2060 el aumento de la producción de plástico conducirá a una triplicación de los desechos anuales a más de mil millones de toneladas. En estas condiciones, la porción mal administrada de los desechos plásticos que se producen

Berenice González Durand anualmente podría duplicarse. Si no se implementan estrategias para detener la generación “in crescendo” de basura plástica, acabará ahogando al planeta. Recientemente, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aprobó un acuerdo histórico para diseñar un tratado global sobre plásticos para fines de 2024. Jefes de estado, ministros de medio ambiente y otros representantes de 175 países aprobaron en Nairobi una resolución para acabar con la contaminación por plásticos y forjar un acuerdo internacional jurídicamente vinculante. La resolución aborda el ciclo de vida completo del plástico, incluyendo su producción, diseño y eliminación. Ese proceso implicará elaborar políticas y formas de hacerlas cumplir a todos los países involucrados, así como estimular el desarrollo y transferencia de nueva tecnología.

Enzimas y Microbios Come Plásticos.

En Francia, la empresa Carbios está probando una tecnología que, afirma, formará en 2025 la base de la primera planta de reciclaje enzimático del mundo. Una enzima es un catalizador biológico. Es una proteína que acelera la velocidad de una reacción química específica en la célula. La vanguardista planta de reciclaje empleará enzimas modificadas genéticamente para descomponer el plástico común llamado tereftalato de polietileno (PET), pero después podría aspirar a hacer un reciclado que integre varios tipos de plástico.

En septiembre de 2021 la compañía inauguró una planta piloto donde empezó a probar un sistema de reciclaje de PET que usa una enzima que descompone el plástico a nivel molecular, por lo que es posible recrear plástico de alta calidad.

Por el contrario, otras formas de reciclaje generan una lenta disminución de la calidad del plástico hasta que simplemente no se puede reciclar de nuevo. El reciclaje mecánico es sensible a contaminantes como alimentos y aditivos, y el proceso puede reducir la longitud de los polímeros, lo que afecta las propiedades del plástico, tales como la tenacidad o la dureza, y su capacidad para procesarse en nuevos materiales. Esta degradación eventualmente puede hacer que los plásticos no se puedan reciclar.

De acuerdo con los especialistas de Carbios, el reciclaje enzimático, al menos en teoría, es circular, pues se recicla y con ese mismo material se puede hacer algo nuevo de la misma calidad. Y según informes de Alain Marty, director científico de Carbios, un biorreactor de 20 metros cúbicos puede, utilizando enzimas de la empresa, degradar 100 mil botellas de plástico en 20 horas; su instalación de 2025 tiene por objetivo descomponer 50 mil toneladas de PET al año. A la fecha, un pequeño porcentaje de plásticos se recicla de esta manera, pero las enzimas podrían cambiar la historia del reciclado.

Los primeros reportes de enzimas que degradan plásticos aparecieron hace tres décadas, pero el concepto cobró importancia hace siete años cuando investigadores en Japón informaron sobre el descubrimiento de una bacteria natural que consume plásticos como única fuente de alimento: “Ideonella sakaiensis”. Este microbio contiene dos enzimas que trabajan juntas para descomponer PET. Sun

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