www.elnuevodiario.com.do
FOLKLORE CIENTIFICO
MARTES, 16 DE AGOSTO DE 2016
19
La poesía folklórica y sus grandes epopeyas MOISÉS VARGAS (ANTROPOLOGO CULTURAL)
asi todos los grandes pueblos tienen sus epopeyas que celebran las hazañas de sus héroes. Los creadores de este tipo de poesía eran poetas errantes que cantaban o recitaban sus obras en los palacios de los nobles y en las plazas de las villas y ciudades. Acompañaban el canto con instrumentos de cuerda (la cítara entre los griegos, el arpa entre los germanos). Estos poetas errantes se llamaban aedas y rapsodas en Grecia, scopas entre los germanos, escaldas en Escandinavia e Irlanda y juglares en los pueblos latinos de Europa. Las creaciones de estos poetas pasaban de una a otra generación, modificándose continuamente. Los mismos oyentes suprimían y añadían versos, introducían variantes. Otras veces, poetas geniales recogían producciones anteriores y les daban forma casi definitiva. Tal el caso de Valmiki, de Viasa, de Hornero. En la Edad Media surgen nuevas epopeyas nacionales: La germánica, en torno a la figura de Atila, cuya producción más importante es el poema de Los Nibelungos; la francesa, celebrando las empresas de Carlomagno, y cuya obra principal es la Chanson de Roland, y la epopeya castellana que tiene por asunto leyendas referentes a los condes castellanos, infantes de Lara, Bernardo del Carpió, el Cid, etc., ofreciendo su mejor modelo en el Poema del Cid. Tanto la epopeya francesa como la castellana tuvieron una de las cuestiones más discutidas por los retóricos, la relativa a los géneros literarios, es decir, a los diversos grupos en que suelen clasificarse las obras literarias atendiendo a su semejanza.
C
Este problema de los géneros va discutiéndose, desde la clasificación clásica que establece tres géneros fundamentales hasta la doctrina de Crocce que niega la existencia estética de los géneros, afirmando que cada obra literaria constituye, por sí sola, un género propio. La clasificación tradicional señala fundamentalmente tres géneros: Poesía, didáctica y oratoria, que se caracterizan por su fin: El de la poesía, expresar la belleza; el de la didáctica, enseñar y el de la oratoria, persuadir. La poesía a su vez se divide en tres grupos: Épica, lírica y dramática, según que narre personajes y sucesos, es decir, lo objetivo; exprese sentimientos, es decir, lo subjetivo, o presente ante el espectador, personajes y sucesos. A estos géneros poéticos agregan los tratadistas los llamados géneros mixtos en que se incluyen las obras que no encajan en ninguno de los grupos fijados. Esta clasificación, de indudable utilidad práctica, presenta muchos inconvenientes. En realidad, ninguna obra literaria pertenece por completo a un solo género. En la poesía épica, por ejemplo, el poeta no puede evadirse de su propia personalidad y pone en el poema épico mucho de sus sentimientos, de sus reflexiones, del modo de impresionarse; es decir, invade el campo de la lírica. Poemas alegóricos y filosóficos Los poemas alegóricos son los que tienen una acción de sentido alegórico. El asunto es muy variado: Religioso-moral en la Psycomachia de PRUDENCIO (siglo IV) ; amoroso en el Román de la Rose (siglo XIII) ; religiosofilosófico en la Divina Comedia de DANTE (1265-1321) y de tema nacional en el Laberinto de Fortuna de JUAN DE MENA (1411-1456). La Divina Comedia es como la síntesis de la idea cristiana y de la sociedad de aquellas épocas. Está escrita en tercetos y consta de tres libros de 33 cantos cada uno dedicado el
primero a describir el Infierno, el segundo el Purgatorio y el tercero el Cielo. Las escenas que traza el poeta están llenas de majestad y grandeza. Describe las penalidades que sufren los condenados en el Infierno, que divide en nueve círculos, las del Purgatorio, semejante a un monte formado por siete mesetas superpuestas y, al fin, el Paraíso, en donde ve al Ser Supremo. En el Paraíso Perdido, el poeta describe el pecado del primer hombre y su castigo, con la intervención de Satanás, que en figura de serpiente sedujo a Adán y Eva. Presenta a Satanás y sus secuaces en medio de las tinieblas del infierno, situado no en el centro del mundo, pues éste aun no existe, sino en las tinieblas exteriores. Es de escalofriante grandeza la escena en que el espíritu infernal cobra conciencia y reúne
a sus ejércitos con la esperanza de reconquistar el cielo. Para ello constituyen el Pandemonio o Palacio de Satanás, donde las potestades del infierno se juntan para deliberar. Los personajes que la epopeya deberán poseer la misma grandiosa solemnidad de la acción en que intervienen. El héroe principal, el protagonista, es un personaje extraordinariamente superior a los demás por su fortaleza, por su energía indomable, por su carácter magnánimo; hasta por sus defectos y pasiones, porque un héroe perfecto resultaría ordinariamente frío. Pero las cualidades o defectos del protagonista deben manifestarse con tal intensidad que pueden ser presentados como modelos. Así, Aquiles representa la fuerza; Ulises, la astucia; el Cid, el ideal guerrero. Al héroe principal se opone
otro héroe: El antagonista. Aquiles y Héctor, Eneas y Turno, etc. De este antagonismo surgirán una serie de incidentes muy favorables al interés de la acción. Junto a estos, otros personajes secundarios, también importantes. Así, en la “Ilíada”, en torno a Aquiles, Agamenón, Ayax, Ulises, Néstor, etc.; junto a Héctor, Príamo, Eneas, París. Lo maravilloso integra otra de las cualidades de la epopeya. Lo maravilloso es la intervención de la divinidad o seres superiores al hombre, tales como ángeles, demonios y almas del otro mundo. La acción de la epopeya debe poseer interés, grandeza y un fondo de verdad histórica o moral. La Ilíada y la Odisea responden a un hecho histórico. Esta narración épica es al mismo tiempo nacional. En la epopeya un pueblo encuentra resumido lo esencial de sus costumbres, sus instituciones, su vida política y sus creencias. Nada habrá que nos dé una idea más clara de la civilización y de la religión griegas como la Ilíada y la Odisea, y nada que mejor nos pinte los cuadros de la sociedad homérica, sociedad feudal organizada para la guerra. La epopeya es, pues, como el exponente de la civilización y cultura de un pueblo en una época determinada.