EL NARRATORIO ANTOLOGÍA LITERARIA DIGITAL NRO 50 ABRIL 2020

Page 93

É

rase una vez una manzana envenenada. Érase una vez una princesa solitaria. Érase una vez un conjuro aterrador. La misma pesadilla que noche tras noche torturaba sus sueños la

despertó de golpe. Se incorporó abruptamente sobre la cama, presa del pánico, desorientada y empapada en sudor. Un torbellino de emociones sacudía su mente. Temblaba, apenas podía respirar y una expresión extraña hería su rostro. Algo en su interior trataba de aflorar a la superficie y no lo lograba. Una niña perdida entre la multitud, una niña abandonada y sola que gritaba su nombre, una niña de nadie mendigando amor. El estrépito urgente de una sirena rasgó con su mal presagio la madrugada, desvaneció poco a poco el ensueño y trajo a Norma de regreso a la realidad. Aún no amanecía. Se levantó nerviosa, dio unos pasos por la habitación y al descubrir su reflejo en el espejo se detuvo frente a él. Contempló con horror (quizá compasión) cómo una mujer de piel pálida, melena rubia y ahuecada e innegable aspecto de muñeca le devolvía la mirada. «¿Quién eres?», murmuró. Hartazgo y cansancio en la voz, detenida una lágrima en sus ojos cobalto «¿Existes?, ¿dónde estás?». Mentiras y personaje se deshacían aquella noche entre sus manos. No era la mujer del espejo más que una muñeca rusa atrapada en el interior de otra, dentro a su vez de otra y otra más. Pequeñas, insignificantes, diminutas. Y al fin, al fondo, muy al fondo... nada. Nada quedaba ya de ella a esa altura de una vida que hacía mucho no era suya, ni un mínimo latido de verdad. Perdidos para siempre valor y juventud, temía ahora enfrentarse a un mundo que la observaba de lejos, testigo atónito de su degradación. ¡Qué difícil era ser hermosa y ser mujer!, se decía con autocompasión de criatura en aquellas largas noches suyas de insomnio, una fantasía, un sueño ajeno, una apetitosa golosina inalcanzable. No era entonces más que una mujer bella asustada de su propia belleza, alguien incapaz de respetarse, una chiquilla temblorosa angustiada siempre por su aspecto, experta como nadie en camuflar la desesperación. Un alma triste de juguete. El corazón le latía con tanta fuerza que su cuerpo entero parecía temblar. 93


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.