hemeroteca 13-04-2014

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Cuenca, domingo 13 de abril de 2014 • www.elmercurio.com.ec

Cuenca, la ciudad que lo tiene todo

ACTUALIDADES 5B

PATRIMONIO

Guapondelig, Tomebamba, Santa Ana de los 4 ríos de Cuenca… sinónimos del paraíso ecuatorial.

C

uenca es una ciudad privilegiada. No cabe duda al respecto. Hermosa y señorial desde su arquitectura, tanto prehispánica, colonial y contemporánea, la ciudad milenaria del “valle grande como el cielo” amalgama las bondades de la comarca con aires de urbe y las facilidades de la urbe con aires de comarca. Es decir, lo tiene todo. Y es que cuando uno camina la ciudad es fácil tomarse las horas contemplando todas las aristas de este destino de excelencia para el turismo del Ecuador, y las razones sobran: está su clima benigno que la muestra hermosa hasta cuando llueve y la amabilidad de su gente abierta y honesta y amigable para con los visitantes que llegan, a riesgo del amor a primera vista que ha hecho que tantos extranjeros encuentren en esta parcela del paraíso un lugar para vivir;

está el centro histórico con sus más de 20 iglesias, están los cuatro ríos que la embellecen desde sus orillas y esa invitación al descanso; están los parques lineales que los acompañan y adornan y está la cercanía con el guardián de la ciudad, uno de los lugares más hermosos del planeta: el Parque Nacional Cajas.

Cuenca, la ciudad del agua Cuenca es un lugar de ensueño, como sacado de un cuento o de las ciudades de Calvino. Quienes tenemos la suerte de conocerla a profundidad sabemos que es una ciudad única que se guarda misterios tras misterios como las pieles del árbol de papel, del mítico Parque Nacional Cajas, espejo cósmico que se refleja en la ciudad que guarda. Y al hablar de Cuenca, claro, debemos hablar del agua…

Un centro histórico que enamora

Ciudada única de incalculable valor que guarda misterio tras misterio.

y no es una idea romántica, es una realidad fáctica que nos sorprende hasta el asombro cuando dimensionamos la importancia de tener 4 ríos lavando física y energéticamente a esta ciudad multiforme, diversa hasta la saciedad. Y es que este “valle grande como el cielo”, como decían los ancestros cañaris, es un oasis andino, por decirlo de alguna manera: “además del enorme valor cultural, estético y recreativo de los ríos en Cuenca, estos

El reconocido catedrático universitario, doctor Oswaldo Encalada, hace una introducción de los verdaderos motivos del cantado cuencano.

¿Por qué “cantan” los cuencanos? M

uchas veces hemos escuchado, en son de broma, que los cuencanos -y azuayos, en general- cantan porque de niños fueron vacunados con una aguja de vitrola, y claro, como la aguja servía para tocar los antiguos discos, entonces los cuencanos fueron contagiados con la musicalidad y su habla se vuelve, de ese modo, una especie de canción. Sin embargo, ya saliendo de la broma, lo cierto es que todos los pueblos y en todas las lenguas se canta, es decir, cada lengua -o dialecto- tiene su propia entonación. Así, cantan los quiteños, los guayaquileños, colombianos, chilenos... Se dice que el italiano es muy musical precisamente por su entonación. Es así que todos cantan. Solo que en unos casos se nota más que en otros y eso es exactamente lo que ocurre con el cantado cuencano, se lo percibe con mayor notoriedad. Oswaldo Encalada manifiesta que el origen del cantado cuencano se remonta a las antiguas lenguas del territorio. En la zona azuaya -que incluye algo del oriente y que se extiende también hasta parte de la zona costera, asimismo, por el norte llega hasta Alausí o Chunchi, y por el sur hasta la región de Oña- existieron la cultura y la lengua cañaris. Cuando una lengua desaparece como medio de comunicación, lo usual es que ésta perviva en los aspectos tonales de la nueva lengua, la que se pre-

senta como dominante. El cañari desapareció por la presencia del quichua y los mitimaes que llegaron a la región, y más tarde el quichua se redujo notablemente entre los hablantes, por la presencia del español; sin embargo el espíritu tonal del cañari sobrevive en el cantado cuencano. Esta especie de tendencia a esdrujulizar las palabras y las frases es herencia cañari y es, obviamente, una de las señales de identidad más fuertes de los cuencanos. El cantado es herencia, es tradición, es parte muy viva del patrimonio no material de este pueblo, por tanto debe ser considerado en la misma condición que la gastronomía local (el chancho horneado -abreviado usualmente como hornado- y el cuy, las afamadas papas locas, las tortillas de choclo, el rosero), la vestimenta (la blusa blanca, la pollera bordada, el sombrero de paja toquilla y el reconocido y hermoso paño tejido con la técnica del ikat), el componente etnográfico (la chola cuencana, verdadero ícono del mestizaje, y por tanto, figura emblemática de la ciudad).

tienen una importancia capital para nuestra ciudad, pues proveen de agua para todos los usos humanos. Hoy en día, el sistema de abastecimiento de agua para el área metropolitana de Cuenca, depende de los ríos Yanuncay (450l/s por 5 horas diarias), Tomebamba (1000 l/s las 24 horas del día) y Machángara (650 l/s las 24 horas del día), cuya provisión de agua viene de los páramos existentes en las respectivas microcuen-

Para conocer el centro histórico de esta ciudad mágica basta con el deseo, un par de días y la voluntad de caminar atento. Podríamos hablar, por ejemplo, de la belleza de sus iglesias, principiando por la majestuosidad de la Catedral Nueva, de las más grandes del Ecuador o por la catedral Vieja, de las más antiguas y esto sin reparar en el hecho de tener dos catedrales en la misma plaza y, a apenas una cuadra de distancia, la hermosa iglesia del Carmen de la Asunción que alberga a la plaza con venta de flores al aire libre más hermosa del mundo: la Plaza de las Flores, a decir de la National Geograpich. Podríamos dedicarnos horas a platicar de cualquiera de ellas pero, la intención es la de despertar o acompañar el interés de caminar y explorar todas las posibilidades que oferta esta ciudad para ser recorrida. Y es que en el casco histórico encontramos por lo menos 5 rutas para disfrutarlas, como lo ha recogido la CZ6 del MINTUR en el Mapa de Rutas Turísticas que entregó a la ciudadanía en estas fiestas y en el que se exponen los principales puntos de interés para configurar este destino de excelencia que es la ciudad del agua, de extremo a extremo o, de cruz a cruz, valdría decir. En estas festividades recorra, observe, respire y enamórese de Cuenca para, juntos, salvaguardar la belleza de este rincón del cielo andino que nos acoge y permite crecer rodeados de la armonía que refleja y ostenta para el país y el mundo.

cas...”. (Ma. Cecilia Carrasco E.: Programa de Monitoreo de Recursos Hídricos, Parque Nacional Cajas)

Texto: Juan Carlos Astudillo S. Foto: Ana Carrasco Crespo Para El Mercurio

Disfrutar y enamorarme de los detalles de mi tierra

Nuestros tiempos se caracterizan por una lucha constante contra el reloj, vivimos siempre de apuro y con la mirada hacia el frente. Un día lluvioso de abril decidí disfrutar los detalles de mi tierra, caminar despacio, vislumbrarme. Las calles mojadas del centro histórico me reciben con un cálido ambiente latinoamericano, mi mirada se mezcla con los colores de los geranios, colgados en los balcones de casas antiguas, que se posan imponentes. Mi ciudad respira arte en cada esquina. Llego al parque Calderón y sentada en una de sus sillas verdes veo a la gente pasar y a otros quedarse: un grupo de amigos que se reúnen en este mismo lugar desde la niñez, jóvenes con sus libros bajo el brazo, extranjeros perdidos en la gracia de la Catedral, niños con sus helados, malabaristas, músicos.

Recuerdos Tan distintos todos pero conectados a través de los recuerdos de este parque, sabio de memoria, que ha logrado hacer con los contrastes de las personas que lo visitan, una sola obra. La realidad no necesita ser magnificada, así como el heroísmo no debería ser visto como un hecho irreal. En el centro del parque el m onu m e nt o d e A b d ón Calderón, soldado que murió movido por la causa de la libertad, esta figura imponente pareciera un rincón olvidado, decorado con el paso de los años y

que deje de latir fuerte, que tenga vida, que camine.

Pedazo de cielo

las heridas de la guerra; sin embargo es un homenaje a la eternidad reflejada a través de algo tan efímero como una estatua. Está ahí, la lucha no puede ser medida, peor comparada, simplemente no se olvida. La fragilidad humana es considerada muchas veces un defecto, sin embargo esta tarde de abril, confirmo una vez más que es el atributo más hermoso de mi gente; humano es y será siempre sinónimo de valentía no importa cuánto pase el tiempo, y nazcan y se muten nuevas distracciones; menciono la fragilidad y la valentía porque van juntas, en un mundo tan frío mi pueblo siente, y se nota en su rostro, en su manera de caminar, vive por una causa, se indigna, ríe, ama, a pesar de vivir en un mundo que trata de anestesiarlo de la vida misma, los tiempos modernos no hacen

Justo al frente del parque se dibuja la Catedral, antes de entrar siento cómo su energía se desborda por la puerta, esta pieza arquitectónica admirada por su grandeza es uno de los tantos refugios que ofrece mi pequeña ciudad, nos mueven creencias distintas, y en un mundo tan diverso la generalización no está permitida, pero si de algo estoy segura es que el silencio es la mejor medicina para todos y para cualquier mal. Encuentro la belleza de la Catedral en su poder, que consiste en permitir a las personas dejarse ir, mostrarse a sí mismos una realidad sin máscaras, llorar, cerrar los ojos, el silencio de este lugar da paso a personas reales, que miran a los ojos a sus miedos y aunque sea por pocos minutos encuentran la anhelada paz. “Y uniré las puntas de un mismo lazo, y me iré tranquila, me iré despacio, y te daré todo, y me darás algo, algo que me alivie un poco más.” Diez minutos bastan para enamorarme un poco más de mi hogar, y comprobar que entre la Sucre y Luis Cordero se encuentra una mitad, entre la Bolívar y Benigno Malo la otra mitad, del corazón de Cuenca, mi ciudad, mi pedazo de cielo. Por: Camila Peña Abril Foto: Ana Carrasco Crespo Para El Mercurio

Andrés Guillermo Narváez @andyguillenar Para El Mercurio “¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón.”


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