MIERCOLES 30 ENERO

Page 3

O PI N I ÓN

miercoles 30 de enero de 2013 / El Labrador

Nelson Retamales Tirado

Pablo Emilio Aunque no suelo ver televisión, la serie basada en la vida real de un narcotraficante colombiano me ha llamado tanto la atención que me he vuelto asiduo televidente. Aunque lejano en el tiempo y en el espacio, varias de las situaciones que allí se viven pueden encontrarse -evidentemente en menor medida y sin muertes- en nuestro país y porque no, en nuestras comunas. La intriga, la presión, el hostigamiento, la persecución, la generación de situaciones falsas –como inventarle el cobro de un cheque al ministro de justicia, después ajusticiado- y comprar personas para utilizarlas en sus fines –políticos, policías, empleados judiciales, entre otros- o alterar los registros contables para perjudicar a quienes tenían la obligación de ser transparentes en sus empleos, sobre todo de gobierno, hacen que, guardando las proporciones, encontremos visos de aquellas imágenes en nuestro suelo. Pero, el mal nunca paga bien y aunque sabemos en qué va a terminar la historia, siempre es sabroso conocer los detalles en una serie que, al parecer, se acerca mucho a la realidad. La gente es capaz de todo y cuando hay tanto dinero de por medio, ni le cuento lo peligrosa que es. Hay una frase que me impactó y que decía –más o menos porque no la recuerdo exactamente- que a un opositor le mataría a la señora (cónyuge), a sus hijos y a la abuela y si ésta estaba muerta, la desenterraba, la volvía a matar y la enterraba de nuevo. ¡Así de escalofriante! Pablo Emilio Escobar Gaviria se llamó el poderoso hombre del Cartel de Medellín y se jactaba de decir su nombre completo cada vez que debía presentarse. Tuve un compañero colombiano en el MBA que se vino a refugiar en los estudios a Chile y me contaba que el juez que le dio la razón a su padre en un juicio por término de arrendamiento de una discoteque en contra de un narco, murió de más de veinte balazos y, medio en broma, le decía que el magistrado murió de porfiado pues había sido amenazado con que si le ponía término al arriendo y consecuencialmente le quitaba la disco –centro de sus operaciones de tráficomataría al juez, cosa que cumplió y que hoy lo tienen pagando 25 años de cárcel, aunque con un buen pasar. ¡Poderoso señor es don dinero!. Bueno, muchas de las actitudes, de los pasajes que se viven en la serie televisiva, podemos encontrarlos disimulados en nuestra tierra, incluso en muestra política pero, claro está, no se llega al nivel de violencia que allí se observa. Y no estoy hablando de quienes se dedican al rubro en Chile –cuya ley de drogas es durísima- sino, de situaciones que en la vida diaria se viven. Para no ir más lejos, en las campañas electorales es usual que se contrate un grupo de choque que proteja la propaganda del candidato, protejan a quienes salen de noche a pegar propaganda y no pocas veces han terminado en enconadas luchas cuyos resultados no son tan feroces y que, como hombrecitos que son, no denuncian. Así como en la violencia intrafamiliar existe un tipo de violencia psicológica, en política también, y es feroz. No es inusual la amenaza “Te subes al carro del candidato ‘que te da de comer` o te quedas sin pega`”, o sea sin comida y como la necesidad tiene cara de hereje, muchos, con el dolor de su alma, ceden e hipotecan su dignidad. Claro, ser digno y altivo no tiene ninguna importancia cuando se deben alimentar hijos menores que no saben de estas cosas. Por nuestro entorno hay unos cuantos Pablo Emilio pero a no desesperar pues nunca habrá muertes o torturas porque, simplemente, nuestra idiosincrasia es distinta. Y lo más llamativo es que el millonario narcotraficante tenía una capacidad única de asegurar cosas que eran falsas y la gente le creía. Eso no es difícil de encontrar por estos lares. Las opiniones vertidas en las columnas de este medio son de exclusiva responsabilidad de cada columnista y no de la editorial del diario.

3

Manuel Hernandez Leiva CURIOSIDADES

LADRONES… A TRABAJAR Hola, mis queridas amigas y amigos de estas “Curiosidades”, como están pasando en estas vacaciones medias raras, ¿verdad? Si porque el clima se puso pésimo, en la mañana, nublado y a veces en la tarde, calor, y más encima, la costa peligrosa ahora con las olas del mar que azota a las playas, no permitiendo a los veraneantes disfrutar de sus vacaciones, de todas maneras, esperamos que Febrero sea mejor, que Enero. Y bien vamos a nuestras “Curiosidades”, y que curioso lo de la NUEVA LEY EMILIA…creo que ya estaba bueno que nuestras autoridades se pongan las pilas y no tan solo contra los conductores, claro está que no todos cometen ese terrible error de conducir ebrios, pero a lo que voy es que ya está bueno que nos pongamos firmes con aquellos atracadores, lunáticos, que ya no nos dejan vivir tranquilo. Cuantas veces un ciudadano o ciudadana, no ha sido atacada por estos individuos, que no tiene piedad ni siquiera de los niños, que con mucha dignidad de inescrupuloso, les arrebatan sus pertenencias, para así venderlas para comprar esa “maldita” yerba.

De la misma forma, en los hogares mismos, donde está la tranquilidad de hasta las humildes familias, que disfrutan de una agradable convivencia, son bruscamente asaltados. Cuantos no son detenidos, como aquellos que asaltan las bombas o se roban los cajeros, asaltan bancos y tantas otras calamidades y luego están libres. Cuanto sacrificio y por lo demás, que arriesgan hasta sus vidas nuestros Detectives y Carabineros, para detener a los autores de las fechorías, para que los dejen en libertad? Es por ello que como se esta estudiando la nueva “Ley Emilia” que va contra los conductores irresponsables, que a sabiendas que es un peligro conducir en estado de ebriedad, se estudie una nueva Ley también que impulse a trabajar a los maleantes. O trabajan o los hacemos trabajar. Es decir, bueno sería que el Estado tenga un terreno agrícola para los maleantes. Es decir, maleante que cae preso, que no sea llevado a la cárcel, sino a los potreros, a trabajar, que se acostumbren a ganarse la plata con el sudor de su frente y no con el sudor de los demás.

Victor Córcoba Herrero / Escritor

TODO ESTÁ EN MANOS DE NOSOTROS El mundo está en manos de nosotros. Fuera la desgana. Tenemos que trabajar como si todo dependiera de cada uno. Arriba la creatividad. Si el horizonte es negro trabajemos por mudar de aires. Entre todos tenemos que fomentar el empleo y la protección social. Abajo la ociosidad. Nada de rebajar salarios. Dignifiquemos el trabajo. Una persona que trabaja no puede vivir en la pobreza. Cuanto antes debemos modificar el valor de las cosas. No podemos estar al capricho de los poderes, máxime cuando se vuelven arbitrarios e improcedentes, sin tener en cuenta que somos personas, no esclavos de un sistema totalmente arcaico. El camino es otro. No más deterioro en las condiciones de trabajo. La recesión en este tema sí que es grave, gravísimo. Disminuir los derechos laborales es otra incurable enfermedad del momento actual. La cuestión pasa por protegernos más y mejor nosotros, no a los mercados y a sus dirigentes. Ha llegado el tiempo, pues, de dignificar toda actividad humana. El mundo laboral no puede degradarse ante un poder que no resuelve. El trabajo nos ennoblece, cualquier trabajo, y éste debe darnos el bienestar que todos nos merecemos. El riesgo de perder una generación si no se toma en serio, y con urgencia, la crisis de empleo juvenil, es indicativo del fracaso de los organismos públicos. Nos hemos quedado en las palabras. Y lo que es peor, seguimos en las palabras, en los empleos decentes que jamás llegan, en las inversiones que son mentira, en el distanciamiento cada vez mayor del mercado de trabajo entre los jóvenes. Las estadísticas nos dicen que millones de personas prácticamente han abandonado la búsqueda

de trabajo. Viven en la desesperación permanente. Perdieron toda la ilusión. Otros que sí tienen empleo, también se mueren en la incertidumbre e inseguridad. A mi juicio, hasta ahora el trabajo se ha venido supeditando a la productividad o competitividad, o sea, a los intereses económicos o incluso especulativos, en lugar de considerarse un deber y un derecho de las personas. Así, los pobres son en muchos casos el resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano, bien porque se devalúan sus derechos o se limitan sus posibilidades de realización. Evidentemente, hace falta un cambio social, y esta trasformación está en manos de nosotros, haciendo realidad los valores de justicia y solidaridad, de la ética y la búsqueda del bien común antes que los intereses políticos y partidistas. Sí, una vez más, recuerdo que todo está en manos de nosotros. No podemos aceptar que se han acabado las alternativas, las hay y muchas, sólo hace falta que la carga de la crisis la paguen los responsables de los asuntos públicos. De lo contrario, sería como si fuese ya el fin de la historia humana, de cada una de nuestras historias. Desde luego, hemos de apoyarnos más los unos en los otros, con el fin de que las estructuras de poder estén al servicio de la ciudadanía y no al servicio de sus intereses como viene sucediendo en buena parte del mundo. Por lo demás, tenemos derecho a reclamar de esos poderes públicos, un trabajo libremente elegido, no impuesto, respetuoso con las personas, y que permita satisfacer las necesidades básicas de las familias. En cualquier caso, la esperanza de que todo depende de mí es un buen estimulante, muy superior a la suerte que a veces tanto se implora.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.