El Informador 01/15/14

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- Del 15 al 28 de Enero de 2014

Salud

Podría el f

Nódulo tiroideo

Juozas Zavadzkas, M.D

B

ienvenidos a esta nueva edición de el informador, les deseo un año lleno de buena salud, hoy vamos a discutir enfermedades de la glándula tiroides. La tiroides es una pequeña glándula ubicada en la base de la garganta (cerca de la nuez de Adán) que regula las funciones corporales como la frecuencia cardíaca, el metabolismo y el ritmo al cual el cuerpo quema calorías.

Un nódulo tiroideo es un bulto en la glándula tiroides, en el cuello. Más del 90% de todos los nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos). De hecho, algunos son quistes llenos de líquido. Casi el 10% de los adultos desarrollarán nódulos tiroideos durante su vida. Los nódulos tiroideos son más comunes en las mujeres que en los hombres. También suelen transmitirse de padres a hijos. La mayoría de los nódulos tiroideos no provocan síntomas. Algunas personas podrían tener problemas para tragar o tener una sensación de llenura, dolor o presión en la garganta o el cuello. Algunas personas podrían notar un bulto en el cuello cuando se miran al espejo, pero esto es poco común. Algunas personas experimentan una pérdida

de peso rápida e involuntaria, sentimientos de nerviosismo o latidos cardíacos irregulares. A menudo, un médico encuentra el bulto durante un chequeo de rutina o durante otras pruebas. Su médico puede realizar varias pruebas distintas. Una prueba se llama biopsia por aspiración con aguja fina. Su médico tomará una muestra de tejido de la glándula tiroides y la examinará con un microscopio para ver si es cancerosa. La muestra de tejido se toma con una aguja muy pequeña. Otra prueba que su médico podría realizar es una ecografía. Esta prueba utiliza ondas sonoras para crear una imagen de la forma de la tiroides y del tamaño de los nódulos. Puede ayudar a su médico a determinar si el nódulo es un tumor sólido o un quiste lleno de líquido. Una tercera prueba es la gammagrafía de tiroides. Su médico le inyectará yodo radiactivo inofensivo en una vena, en el brazo. El yodo es absorbido por la glándula tiroides y la hace “brillar” a medida que su médico toma una imagen especial. Su médico puede obtener información sobre el nódulo según la cantidad abundante o pequeña de yodo que se muestra en la imagen. Es posible que algunos pacientes que tienen pequeños nódulos benignos elijan la conducta expectante. Esta no es una forma de tratamiento activo sino un período de observación. Es posible que el nódulo desaparezca por sí solo o que permanezca del mismo tamaño. Los pacientes tratados de esta manera deben ser examinados por su médico cada 6 meses para monitorear el crecimiento del nódulo. Siempre y cuando el nódulo no crezca, por lo general, no hay motivo para preocuparse. Otras formas de tratamiento incluyen tomar hormonas o yodo radiactivo para reducir el tamaño de los nódulos o inyectar alcohol etílico (etanol) en los nódulos para el mismo fin. Si un nódulo es canceroso o crece a pesar del tratamiento con píldoras hormonales, es posible que se necesite una cirugía para extirpar el nódulo.

* El arte de la medicina es una ciencia en constante evolución, y la información aquí contenida está basada en prácticas actuales a la fecha de impresión. Juozas Zavadzkas, M.D.

un ataque

El Informador/Agencias

M

uchos asmáticos deben cuidarse más del frío que del calor, pero no todos los casos se comportan de la misma manera. Quienes han padecido de asma o tienen algún familiar con esta enfermedad, podrían notar lo difícil que puede resultar sobrellevarla, pues cuando se presenta complica el acto de respirar, proceso que, en condiciones normales, el organismo realiza de manera automática. Especialistas señalan que la característica fundamental de este padecimiento es la inflamación de la vía aérea, que ocasiona obstrucción parcial de los bronquios y dificultad para movilizar aire en los pulmones, tanto para expulsarlo como para tomarlo.

Por otra parte destacan que existen distintos tipos de asma y no

todas se comportan de la misma manera. “Algunos pacientes pueden ser sensibles a los cambios de temperatura y cuando se exponen a ellos, pueden iniciar el proceso de inflamación de los bronquios, con la consecuente aparición de tos, dificultad para respirar y sibilancias”.

 Refiere expertos que el cambio de temperatura funciona como el desencadenante de la cascada inflamatoria; es decir, activa las células que van a producir el engrosamiento de los bronquios, lo cual reduce el espacio para la respiración, independientemente de si el paciente está abrigado, pues lo más relevante es la temperatura del aire que se inspira, el cual entra directamente a los bronquios. Pero el especialista aclara que las citadas consecuencias no ocurren en todos los asmáticos, sino solamente en aquellos que tienen sensibilidad a las modificaciones térmicas. “Es más común que el frío desencadene episodios asmáticos; sin embargo, hay individuos que pueden desarrollar las exacerbaciones al exponerse a climas cálidos. Aquí el elemento más importante es el conocimiento de los eventos previos: el paciente debe estar atento a las circunstancias presentes durante las primeras crisis de asma y este historial será de gran utilidad para conocer sus

Conoce las meriendas que El Informador/Agencias

E

l consumo de semillas, como nueces, maní o pistacho, se ha vinculado con un riesgo menor de enfermedades crónicas.

 Desde comienzos de los 90 se ha acumulado evidencia sobre los beneficios de los diferentes tipos de semillas para la salud. Su consumo ha sido vinculado con un riesgo menor de enfermedades crónicas, incluidos desórdenes cardiacos y de los vasos sanguíneos y diabetes tipo 2.

 Las semillas también contienen fibra dietética, aproximadamente una cuarta parte de la cual es del tipo que reduce el colesterol y mejora el azúcar de la sangre y el control de peso.

 Los hallazgos más recientes, de los cuales se informó el mes pasado en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, vienen del Estudio de Salud de Enfermeras y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, que juntos han seguido a casi 119,000 mujeres y hombres durante décadas.

 Ambas investigaciones registraron repetidamente lo que comieron los participantes y analizaron sus dietas en relación con las causas de muerte entre las 27,429 personas que fallecieron desde

que empezaron los estudios.

 Cuantas más semillas eran consumidas, menores las probabilidades de que los participantes murieran de cáncer, enfermedad cardiaca y enfermedad respiratoria. Su tasa de mortalidad fue más baja durante los años de estudio.

 Aquellos que comieron semillas siete o más veces por semana tuvieron probabilidades 20% menores de


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