
4 minute read
POLÍTICA PARA
A’MAR
El Instituto Electoral Como Intermediario
MARLENE MIZRAHI * que terminó la Revolución Mexicana en 1920 hasta el año 2000, en el que una persona de un partido distinto al de siempre logró llegar a la presidencia de la República Mexicana–, que sentimos que pertenecer a la democracia no solo nos hace parte de una estafa, sino que nos iguala a ese quehacer del que casi no sabemos, del que casi no confiamos.
*COLABORADORA
@MARLENEMIZRAHI
Por qué necesitamos un mediador si queremos una relación sana con la política mexicana instrumento funciona de manera correcta, se usa como premio o castigo: solo así se obliga a gobernar en favor de las personas.
Han sido muchos años desde que percibimos que la política mexicana nos ha usado para llevar agua a su molino.
Son años, incluso décadas, que han provocado que cada vez que escuchamos la palabra “democracia” pensamos que se está hablando de aquello que sucede en sus altos niveles.
Por ello, para notar que hechos tan simples como comentar sobre la situación en la que se encuentra nuestro país e ir a votar nos integra y nos hace miembros activos, necesitamos de un mediador.
Es por ello que, como ciudadanos, requerimos de un árbitro capaz de, al menos, dar certidumbre sobre la validez de nuestro voto. Para eso sirven los institutos electorales.
Y no, no es solo es expedir la credencial para votar – como alguna vez me preguntó una tía –.
Los institutos electorales valen más por su capacidad de operar que por su simple existencia. Específicamente, el caso mexicano comenzó la construcción de su autonomía en 1995 y se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo.
En el caso específico de nuestro país, los institutos electorales se han convertido en un árbitro creíble, ya que, además de administrar las elecciones y celebrar el calendario electoral de forma ininterrumpida, expiden el padrón electoral, es decir, controlan la lista de personas que pueden votar, las cuales, para llevar a cabo el proceso, deben contar con una credencial para votar que se encuentre vigente – saludos a mi tía – y capacitan a las personas que aseguran que, efectivamente, es el mismo individuo que aparece en la lista, acude a la casilla y emite su voto una sola vez.
• LOS INSTITUTOS ELECTORALES VALEN MÁS POR SU CAPACIDAD DE OPERAR QUE POR SU SIMPLE EXISTENCIA. REQUERIMOS UN ÁRBITRO CAPAZ DE, AL MENOS, DAR CERTIDUMBRE SOBRE LA VALIDEZ DE NUESTRO VOTO.
Igual de importante es que han facultado condiciones de cancha pareja al definir, regular y hacer que se cumplan. Es decir, todo lo relacionado con los recursos que los participantes reciben del gobierno; los tiempos de campaña adecuados y el gasto máximo permitido en las mismas; así como el acceso de cada competidor a los medios de comunicación para difundir sus ideas y propuestas.
Nos es complicado, entonces, ubicarnos como parte de ese gran colectivo. Y no solo es difícil, sino que, incluso, incomoda.
Por supuesto. Ha sido tanto tiempo de engaño – desde
Claro que la democracia es mucho más que las elecciones. Sin embargo, la primera vía de participación que tenemos como ciudadanos es el voto.
Mediante éste mecanismo elegimos a quienes nos van a representar en las tareas del gobierno y, cuando el
Estas son solo algunas de las acciones que los institutos electorales han logrado al ser independientes del gobierno. Son aquellos que han evitado el fraude durante muchos años y con ello han permitido que los vecinos no nos quedemos en seco. #OPINIÓN
APLICAN LAS TECNOLOGÍAS
El Infierno Cubano Aplaudido Por Amlo
Ni los cubanos quieren vivir en Cuba, pero al presidente le parece un lugar fantástico para vivir
'Cuba es para irse a vivir allá, je, je, je. Miguel y siempre nuestra solidaridad, siempre nuestra solidaridad con Cuba", dijo hace unos días el presidente López Obrador en la reunión virtual de la Alianza de Países de América Latina y el Caribe Ni los cubanos quieren vivir en Cuba, pero al Presidente le parece un lugar fantástico para vivir.
Hace rato que López Obrador tiene la brújula perdida en ese terreno. Unas semanas atrás, el gobierno de México aplaudió al dictador. Lo apapachó. Arropó a quien ha violado derechos y libertades, y dejado muerte y pobreza a su paso. El presidente abrazó a Miguel Díaz-Canel; lo condecoró, entregándole la Orden mexicana del Águila Azteca, el mayor reconocimiento a un extranjero.
"Usted, presidente, Díaz-Canel, es para el gobierno que represento, para el gobierno de México, un huésped distinguido, admirado y fraterno", dijo el Presidente en aquel momento, en Campeche.
1 2 3 l El director del Colpos dijo que el objetivo es formar profesionales l Juan Antonio Villanueva afirma que se busca un campo sustentable. l Todo con enfoque innovador y visión para detonar las capacidades.
#CAMBIOCLIMÁTICO
El objetivo es sumarse a la nueva visión de una agricultura basada en ciencia, investigación e innovación para desarrollar el campo’
VÍCTOR VILLALOBOS SECRETARIO DE AGRICULTURA
No hay derechos ni libertades elementales
¿Huésped distinguido? ¿Admirado? ¿Cuba, un gran lugar “para irse a vivir allá? Nada de eso. No hay nada que admirar en Díaz-Canel. ¿Qué puede admirarse de un dictador? ¿Qué puede reconocerse de la cabeza del gobierno que más personas encarcela por motivos políticos en el mundo? ¿Qué se le puede aplaudir a quien viola sistemáticamente los derechos humanos y atropella las libertades? Los cubanos siguen siendo vigilados por el régimen, perseguidos y encarcelados.
¿La Isla está como “para irse a vivir allá”? Lo dudo. Ahí se acalla, persigue y encarcela a los críticos, no hay libertad, mucho menos democracia. No hay libertad para pensar distinto al régimen que lo controla todo. No hay libertad de expresión. No hay libertad de asociación. No hay libertad de manifestación. No hay libertad para formar organizaciones o partidos políticos. No hay libertad para emprender. No hay libertad de tránsito. No hay libertad para entrar y salir del país.
Tampoco hay derechos elementales. No hay derecho a la propiedad privada, por ejemplo. No hay derecho a juicios justos. No hay, siquiera, lo más básico: medicamentos y alimentos. Las raciones y abasto son controlados por el gobierno.
Antes de la toma del poder por parte de Fidel Castro, por ejemplo, el PIB per cápita cubano era prácticamente igual que el de España. Hoy, 60 años después, el PIB es seis veces menor. El régimen le raciona los alimentos a cada cubano. Al mes, una persona solo puede comprar cinco huevos, kilo y medio de arroz, una botella de aceite, un kilo de azúcar y otro de frijoles, medio kilo de pollo… pero a veces ni eso hay. El salario promedio en la Isla apenas alcanza los 10 dólares mensuales. Un litro de leche, por ejemplo, cuesta tres dólares. Un kilo de carne, más de dos veces el salario de un mes. La principal responsabilidad es de un gobierno opresor. Los cubanos sobreviven una dictadura. Cuba está lejos de ser el paraíso que algunos quieren vender. Es un infierno para sus ciudadanos.