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MISAEL TAMAYO NÚÑEZ

mentos para evitar la escasez, tener menor dependencia de granos básicos del exterior y, además, propiciar intercambios de bienes y servicios con los países latinoamericanos, con los cuales se acaba de anunciar un acuerdo en ese sentido, también con el propósito de evitar escasez y encarecimiento principalmente de productos del campo.

Este programa cabe recordar, fue retomado por el gobierno federal en 2019, teniendo a Guerrero como ejemplo, para distribuirlo en otras entidades con bajos índices de desarrollo. En el estado, el padrón de beneficiarios ha ido en aumento desde 2019, hasta llegar a la cifra histórica que ayer se anunció.

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En total se estarán movilizando y entregando 169 mil toneladas de fertilizante gratuito, bajo la supervisión de la Guardia Nacional para evitar robos y saqueos como en otros años.

Cada productor recibirá paquetes de 150 kilos de urea y 150 kilogramos de DAP por hectárea, con la ventaja de que productor tiene derecho a recibir fertilizante para dos hectáreas.

“En total cada productor y productora podrá recibir 600 kilos del insumo; esto es, 300 kilos de urea y 300 kilos de DAP, con lo cual se garantiza la cobertura para hacer producir dos hectáreas de granos básicos”, indicó el delegado de programas sociales del gobierno federal, Iván Hernández Díaz.

Como se estila desde que el gobierno federal retomó este programa, ninguna organización política podría intervenir, sino que la entrega se hará directamente a cada productor, con el apoyo de los servidores de la nación.

La meta, dijeron los funcionarios federales y estatales, es duplicar la producción de granos básicos a escala nacional, y en Guerrero sostener el incremento ya logrado, y que es de 200 mil toneladas adicionales por año.

La gobernadora Evelyn Salgado Pineda anunció por su parte el programa Maíz Guerrero, con el que se pretende añadir apoyos para los productores en materia de innovación tecnológica, con una inversión tripartita total de 77 millones de pesos.

Con esto se busca, dijo “potenciar todas las capacidades de los micro productores y estabilizar el precio de la masa y la tortilla en apoyo a la economía de las familias de Guerrero”.

Recordemos que se tiene también el compromiso de que este año Guerrero comprará 40 mil toneladas de maíz a Segalmex, para distribuirla entre los industriales de la Masa y la Tortilla, a fin de estabilizar el precio de este producto y evitar su incremento sin control.

El acuerdo se había anunciado hace algunas semanas de la mano de los tortilleros, quienes han venido sufriendo por la escasez del grano, desde que el gobierno federal lo acapara a través de Segalmex para surtir las tiendas Diconsa.

Como se observa, hay un planteamiento integral en torno al programa de fertilizante, enlazado con proyectos nacionales, a diferencia de lo que se hacía en el pasado, cuando se otorgaba el subsidio utilizando recursos de obras básicas de los ayuntamientos, con el impacto social correspondiente en cada municipio, pero sin medir la verdadera funcionalidad del programa.

Lo anterior sin tomar en cuenta el tinte político que tenía ese programa y que servía, obviamente, para engordar las parcelas políticas de gobernantes o aspirantes a serlo, lo cual, a mi juicio, era el principal grillete que tenía ese programa, pues eran precisamente miembros de la política quienes vendían el insumo, tanto a sus propios compañeros de partido, como a sus contrincantes, haciendo del negocio una hermandad.

Casi 3 mil 700 millones de pesos se dicen fácil, pero no es así. Menos sin comparamos el raquítico presupuesto de la Sagadegro, la dependencia que se encarga del desarrollo del campo en Guerrero, olvidando que la entidad es más que Acapulco, Zihuatanejo y Taxco, y que fuera de la actividad turística se tiene a millones de familias viviendo de la producción agropecuaria en esta entidad.

Como ya un vez lo dijo el controvertido dirigente cenecista, Evencio Romero Sotelo, para catapultar el campo guerrerense se necesitaría un presupuesto como mínimo de mil millones de pesos anuales, aparte de la inversión en el fertilizante, cifra que ni de chiste se alcanza.

Pero obviamente peor estaría el campo en Guerrero sin el subsidio al fertilizante. Fue un acierto que el presidente de la República retomara este programa, del cual Guerrero es pionero, obviamente con el debido saneamiento de padrones y reglas de operación.

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