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Opinión
Misael Tamayo N Ez Despejar
Aguas turbulentas se mueven a en la política nacional. Conforme los partidos políticos se acuerpan internamente rumbo a la contienda de 2024, con los grupos de poder yendo y viniendo en una muy calculada correlación que no deja de ser peligrosa (ponemos el caso Coahuila para Morena como ejemplo), en lo local equipos y personas comienzan también a reacomodarse.
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Ya vemos, por ejemplo, a los amilcaristas en las filas de Marcelo Ebrard Casaubón, haciendo equipo con el ex emecista Luis Walton Aburto, mientras que otros morenistas liderados por Sergio Montes Carrillo se mueven a favor del secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
A Claudia Sheimbaum le hace precampaña el mismo partido, así como los funcionarios estatales, de modo que no es necesario crear para ellas clubes y comité de promoción.
En el PRD, el ex gobernador Ángel Aguirre no suelta la batuta, y lo cierto es en las filas amarillas no se esperan muchas sorpresas, porque a estas alturas el propio Aguirre coquetea con Morena y ya varios de sus alfiles andan buscando cómo entrar al partido guinda.
Palabras Mayores
Jorge Romero Rendón
que se hable del carácter bronco del guerrerense, lo cierto es que los priístas de esta entidad habían sido hasta ahora bastante dóciles frente al poder nacional, y por eso fue considerada un granero de votos para el priísmo nacional.
Hasta ahora en que Astudillo se opuso a una decisión a todas luces caciquil y antidemocrática del presidente nacional del partido, Alejandro Moreno Cárdenas, en diciembre pasado.
Hace poco más de un mes que la alianza Astudillo-Añorve se reventó, aunque ellos digan lo contrario. Y eso definitivamente va a marcar el proceso electoral de 2024, comenzando porque ya se percibe un ambiente enrarecido en las filas tricolores.
No hay duda que los priístas de Guerrero respaldan a Astudillo, comenzando por el ex candidato a gobernador, Mario Moreno Arcos.
Y en ese contexto el senador Manuel Añorve Baños que da en desventaja, pero no aniquilado. Como tercero, Añorve no dejará de ser el fiel de la balanza, porque no deja de tener un capital político sólido, y puede presumir que ha sido fiel al partido a pesar de la mega traición de su primo Ángel Aguirre en 2011.
Hacen a un lado pleitos y ¿retoman priistas ruta de la unidad y trabajo?
Dise O Gr Fico Y Redes Sociales
Antonio Gonzalez
Producci N Y Taller
Antonio Gonzalez
Periodico el Faro de la Costa Chica es una publicación diaria que se imprime en sus propios talleres con circulación en la región de la Costa Chica de Guerrero, Tlapa y Oaxaca
Marquelia
Recordemos que Aguirre es amigo de Ebrard, con él negoció su salida del PRI en 2010 y el ahora canciller mexicano maniobró para meterlo con calzador al PRD, desplazando a por lo menos 7 aspirantes. A partir de ahí la historia del perredismo en Guerrero se cuenta sola: pasó de ser el partidazo de izquierda, la única y real oposición al PRI, a convertirse en un partido enano, pedigüeño de favores a sus otrora adversarios, en donde juega un muy triste papel de comparsa y aplaudidor.
Vemos a sus líderes estatales y nacionales forzando su discurso y asimilándose a lo que en 1988 repudiaron ser.
Decíamos que Aguirre coquetea con Morena. Recordemos que esa es una de las estrategias de poder del ex mandatario, el colocar cuadros en todos los partidos para tener margen de maniobra llegado el momento.
Eso le permite mantener aceitada la maquinaria de favores políticos que tan bien le ha resultado, y que cobra mediante favores económicos.
A esos niveles, ya el objetivo no es acceder al poder con base en principios y visiones de gobierno vanguardistas, sino que el fin último es el negocio que deja el ocupar en cargos donde se maneja el presupuesto público, pues realmente la ganancia de la política está en las obras y servicios que se construyen con dinero del pueblo.
Es en el PRI donde las aguas siguen turbulentas, a raíz de la cruzada del ex gobernador Héctor Astudillo contra su dirigente nacional, algo pocas veces visto en el tricolor, por lo menos en Guerrero, donde a pesar de
¿Cuál es a diferencia entre Aguirre y Añorve? La manzana de la discordia se llama Alito Moreno. Añorve lo apoya, Astudillo lo ha denunciado por gandalla.
Este fin de semana, por cierto, el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer entró al quite y los reunió en Chilapa, terreno neutral donde Jesus Parra también encabeza un nuevo grupo político del PRI estatal, que vendrá a darle viabilidad y un respiro a quienes desean salir del ruedo que los ex gobernadores han construido a lo largo de los últimos 40 años.
Pero ese encuentro se veía harto forzado. Astudillo y Añorve estuvieron uno a cada costado de Rubén Figueroa, y sus rostros no eran para nada amigables. Nada que ver con otros eventos priístas, en donde los abrazos, los espaldarazos, los dedos arriba y las mano alzadas son lo característico.
En esa reunión de Chilapa se hizo un llamado a una forzada unidad y al trabajo en equipo rumbo a las elecciones de 2024, en donde aseguraron que el tricolor tiene que dar la batalla. Pero el escenario para nada era prometedor. Los discursos fueron bastante calculados. No se habló de las diferencias y, al contrario, se ponderaron las fortalezas que tienen como partido.
Y al final no hubo foto de unidad entre Astudillo y Añorve. Ambos mantuvieron su distancia, pero conociéndolos seguramente fue Astudillo el que se negó a posar. Al menos en las publicaciones que hizo el presidente estatal del PRI, Alejandro Bravo Abarca, eso no sucedió.
Durante algunas semanas, grupos priistas tomaron posiciones de duro enfrentamiento verbal y sobre todo mediático, originado –entre otros factores- por la decisión del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, de extender su período más allá de la fecha estatutaria, para intervenir en la designación de candidaturas de las elecciones del 2024, lo que ocasionó la renuncia del exgobernador Héctor Astudillo Flores como consejero nacional de ese partido. El enfrentamiento no fue directo, sino sobre todo operado en columnas políticas y notas periodísticas en prensa escrita y redes sociales, en campañas de búsqueda de desprestigio de dos de los principales personajes priistas, el exgobernador Astudillo y el senador Manuel Añorve Baños. En las que se hizo notable la autoría de personeros anónimos al servicio de intereses inconfesables que tratarían de incidir en la futura nominación de candidatos, y en lo inmediato arrebatar el control del CDE en Guerrero, eliminando en primer lugar del cargo al presidente estatal, Alejandro Bravo.
Durante esa “guerrita mediática” fue notable la neutralidad del excandidato a gobernador de la coalición PRI-PRD, Mario Moreno Arcos, quien ha mantenido buenas relaciones con Astudillo, con Añorve, Abarca, con Alito, con la dirigencia estatal del PRD y con las bases de ese partido y del mismo PRI.
Pero al final, más allá de las diferencias reales y de los golpes mediáticos, todos –sumando más recientemente al exgobernador Rubén Figueroa Alcocer- han reflexionado sobre la importancia de retomar el trabajo institucional, coordinado y dirigido a la reorganización de las bases militantes, con miras a participar con éxito en el proceso electoral del 2024.
Porque en realidad todos los personajes y sus respectivos grupos y bases se necesitan o se necesitaránen los momentos de definición político-electoral que vienen. Y tal parece que la tuta del trabajo y de la reconstrucción de la unidad está ya enfrente.
Así se pudo ver el sábado pasado en Chilapa, donde el acto de toma de protesta del delegado del Distrito 06 –Gerardo Lara Villa-, fue presidido formalmente por Bravo Abarca, pero con el peso político de la presencia de los exgobernadores Astudillo y Figueroa; del senador Añorve; y del excandidato Moreno Arcos, lo que dio mucho de qué hablar, sobre todo en torno al fin del enfrentamiento, lo que constituyó una buena noticia para todos los asistentes.
La presencia de los principales líderes políticos del estado se convirtió en un símbolo que para algunos parece haberse olvidado: cuando los liderazgos convergen, mantienen el diálogo y reina la concordia, se mantienen abiertas las puertas para los acuerdos y el trabajo en serio en apoyo de dirigentes y candidatos priistas con el objetivo de ganar. Lo contrario implica guerras políticas que mayormente pierde en su conjunto un partido como el PRI por su organización, idiosincracia y tradición.
Sin embargo, tanto en el PRI como en el PRD y en la opinión pública queda la duda si ese aparente pacto de unidad declarado en los discursos de quienes estuvieron en Chilapa será real y duradero, y si, por el contrario mantendrá el germen de la discordia, tomando en cuenta que los tres principales políticos del PRI son rivales en la búsqueda de la candidatura para encabezar la fórmula del Senado en 2024: Astudillo, Añorve y Moreno la quieren y tienen –cada uno- los merecimientos suficientes para aspirar a obtenerla.
De manera que la apuesta es muy alta y requiere de una negociación satisfactoria en la que mucho pueden ganar los militantes que han quedado al margen por las derrotas electorales del 2021, pues podrán fortalecer sus aspiraciones en el curso de lo que se negocie, para ser candidatos a diputados locales y federales, alcaldes, síndicos y regidores. Docenas de posiciones que no son ajenas a la correlación de fuerzas que se configure en la negociación de los grupos de Astudillo, Añorve, Moreno y Figueroa…