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Propuestas y soluciones Jorge Laurel González Ley Antitabaco 2023 – En pro.
Ante el juicio a Genaro García Luna en Estados Unidos que también a él lo compromete en conductas criminales, Felipe Calderón decidió huir a España para esconderse detrás del expresidente del Gobierno español José María Aznar y del magnate Ignacio Galán, su patrón en Iberdrola, por algo que él mismo hizo público: su miedo a ser detenido y encarcelado.
Calderón reveló, en octubre, que en México tiene seis investigaciones en su contra y que es un perseguido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, igual que el excandidato presidencial Ricardo Anaya, el exgobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca y el Diputado local Christian von Roerich, otros políticos panistas que también han huido.
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“Se persigue a los adversarios, se nos persigue más bien. El principal candidato opositor a López Obrador (Ricardo Anaya), independientemente de mis discrepancias con él, está perseguido y protegido en Estados Unidos por acusaciones absurdas. Yo mismo tengo seis carpetas de investigación de carácter penal por las cosas más ridículas”.
Esta aseveración de Calderón sobre las investigaciones contra él la hizo en Madrid, el 21 de octubre, justo cuando acababa de recibir del Gobierno de España la autorización de residencia y de trabajo como “académico” del Instituto Atlántico de Gobierno, una escuela de derecha que dirige Aznar, quien apadrinó el trámite de su refugio en ese país.
Y fue junto a Aznar, al expresidente Ernesto Zedillo y al escritor Mario Vargas Llosa —quien celebraba el 20 aniversario de su Fundación Internacional para la Libertad— que Calderón manifestó su miedo de ir a la cárcel por alguna de las seis carpetas de investigación que se le siguen en México, algo con lo que ha especulado el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pero sobre lo que nada ha dicho la Fiscalía General de la República (FGR).
De lo único que existe constancia oficial que puede involucrar a Calderón es son dos carpetas de investigación de la FGR: Una es el operativo “Rápido y furioso”, mediante el cual el Gobierno de Estado Unidos introdujo ilegalmente a territorio de México miles de armas a través de grupos criminales para supuestamente darles seguimiento.
Y la otra está relacionada con los ocho contratos leoninos que Calderón entregó, a través de García Luna, a seis grupos empresariales para la construcción y administración de ocho penales federales, que en realidad fueron pagados como hoteles de gran turismo.
Aunque siempre lo han negado, Calderón, el exprocurador Eduardo Medina Mora y el Embajador Arturo Sarukhán están involucrados en “Rápido y furioso”, operativo por el cual la FGR logró obtener, en enero de 2022, siete órdenes de aprehensión contra García Luna, Luis Cárdenas Palomino, Facundo Rosas y el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Las otras dos órdenes de aprehensión no han sido cumplimentadas, pero, según información extraoficial, son contra el exprocurador Medina Mora y el propio Calderón, superior de esos tres mandos de la Secretaría de Seguridad Pública.
La otra carpeta de investigación que involucra directamente a Calderón está relacionada con el otorgamiento que él hizo, en 2010, de contratos para la construcción de ocho penales federales, que comprometieron las finanzas del Gobierno hasta el año 2032, un caso por el que la FGR logró una orden de aprehensión contra García Luna por el uso indebido de atribuciones y facultades y asociación delictuosa.
Aunque hay varios funcionarios involucrados en el otorgamiento de estos contratos, en- tre ellos el oficial mayor Sergio Montaño Fernández, Calderón fue quien autorizó las obras que beneficiaron a seis grupos empresariales, que en el Gobierno de López Obrador aceptaron una disminución del 15 por ciento de lo previsto.
Los beneficiarios de los contratos de Calderón están vinculados también a prominentes políticos: uno es Grupo Ingeniería Arquitectura (GIA), cuyo presidente es cuñado de Carlos Salinas de Gortari, Hipólito Gerard Rivero, y otro es Grupo Tradeco, de Federico Martínez Urmeneta, supuesto socio de Salinas y vinculada a Calderón a través de su secretario particular, Roberto Gil Zuarth, actual coordinador del proyecto presidencial de Lilly Téllez.
Un tercero es Promotora y Desarrolladora Mexicana (Prodemex), de Olegario Vázquez Aldir, que posee el grupo hospitalario Ángeles y que también está en el negocio de los medios con Grupo Imagen y el diario Excélsior, y el cuarto es Grupo Homex, de Eustaquio Tomás de Nicolás Gutiérrez, vinculado a la familia de Peña Nieto.
Los otros dos son Grupo Arendal, que encabeza Jesús García Pons y especializada en construcción ductos para la industria energética, y Grupo Ingenieros
Civiles y Arquitectos (ICA), encabezada por Bernardo Quintana Isaac.
Sólo en estos dos casos hay elementos sobre la presunta responsabilidad de Calderón en delitos, pero están pendientes los que involucran las otras cuatro carpetas de investigación que él ventiló en España, asuntos que tendrían que ver con su enriquecimiento que, como García Luna, se produjo súbitamente tras dejar el cargo.
Es sabido que Calderón tenía una peculiar relación económica con el magnate Alberto Bailléres, que le guardaba unos dineros, pero tras su muerte, en febrero del año pasado, el heredero vacila si mantiene ese mismo trato o lo liquida.
Eso y el juicio de García Luna hizo a Calderón emprender la huida a España, donde se protege detrás de un poderoso grupo político-empresarial del que se darán detalles en este espacio en próximas entregas y que también ampara a los expresidentes Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas, los tres —qué curioso— involucrados en escandalosos fraudes electorales que los llevaron al poder y ahora autoexiliados.
Morena Guerrero está haciendo un trabajo de hormiga en el fortalecimiento de su estructura partidista, comenzando desde los comités seccionales con la creación de los comités de defensa de la Cuarta Transformación.
El trabajo lo están haciendo consejeros y dirigentes del partido, sobre todo aquellos que están interesados en participar en los comicios de 2024, y que saben que se requiere de un reforzamiento desde la base social, pues actualmente todo es un batidillo.
A la contienda siguiente como están ahora, es el suicidio. Simplemente los morenistas andan sueltos, y están a merced de los partidos aliados, quienes no han dejado de agasajarlos aunque sea con sus visitas a sus pueblos, sus regalitos de Día de Reyes, y hasta sus posadas de navidad y año nuevo.
Al margen de estas prácticas, que los morenistas (aunque vengan de esa cultura y la amen) repudian por ser “clientelares”, lo cierto es que la última elección dejó a las bases guindas harto divididas entre facciones, y eso no sólo a nivel estado, sino también en distritos, municipios y hasta en comunidades.
Los morenistas ya se dieron cuenta que pueden ganar elecciones de gobernador para arriba, incluyendo senadurías, diputaciones federales y presidenciales, pero que su mayor debilidad está en los municipios.
Y lo que es peor, la gente también ya se dio cuenta de lo mismo. Los electores han aprendido a votar de manera inteligente, no de montón. Saben distinguir entre los diversos cargos a elección popular y ya no avientan el agua “por el mismo surco” (AMLO dixit). Todo lo contrario, si algo demostraron en la elección de 2021, es que en lo local siempre votan por la persona: sea que se trate de un buen proyecto, sea que les pague más.
Porque esa es otra realidad, la gente es capaz de cambiar de candidato a cambio de 100 pesos más, máxime si son 500. Esa es la realidad que los morenistas no han querido ver y por eso desde el PRD y el PRI se les han estado metiendo los pudientes, los que sí pueden mover sus capitales y regalarlos a cambio de votos, con la seguridad de que llegando a la presidencia los van a recuperar, mientras ellos se erigen como impolutos y piensan que pueden ganar elecciones con salivazos.
Se escucha grotesco, pero es la verdad. En Guerrero y en México se siguen ganando las elecciones con dinero y rara vez se toma en cuenta a la persona y su proyecto. Se aplica a raja tabla la máxima de Hank González, en el sentido de que “un político pobre, es un pobre político”.
Y esto lo sabía perfectamente el ex delegado para programas sociales, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros”, quien se ocupó de engordar al partido con políticos y gente de la sociedad civil, pero fifís, gente que le pudiera aportar a la campaña anticipada que diseñó y desarrolló a lo largo de 3 años.
Incluso, y eso es un secreto a voces, no teniendo recursos para pagar publicidad en su cargo como delegado de los programas de Bienestar, Amílcar manipuló los contratos a medios y opinadores desde el Congreso local, donde dejó a sus incondicionales para mover los hilos de sus redes publicitarias, hasta que fue des- echado como aspirante a la gubernatura.
Volviendo al tema, insisto, Morena está harto debilitado en los municipios.
Simplemente los alcaldes que en 2018 alcanzaron a beneficiarse con el “Efecto Peje”, y que llegaron por “de fault” a los ayuntamientos, dejaron tan mala fama que salvo Acapulco, donde les fue posible repetir en 2021, en la mayoría de los municipios ni siquiera pudieron aspirar a una reelección, y mucho menos trabajaron para que sus sucesores pudieran acceder al poder.
Hay en los municipios harta decepción de los gobiernos morenistas. Les faltó humildad, sinceridad, honestidad y todo lo que su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, pregona.
Algunos morenistas -muy pocos- lograron pasar sus pruebas de fuego, sobre todo las de no robar, no mentir y no traicionar. Se traicionaron entre ellos y se metieron zancadillas a tal grado que para 2021 ya estaban harto divididos y confrontados, máxime que para esa elección se crearon facciones.
El mayor problema es que
Morena sigue sin comités municipales. La renovación de los cargos partidistas no llegó hasta el nivel municipal, y en el plano estatal -recordemos- la pugna estuvo en la elección de consejeros, que también fueron un cochinero, porque de ahí surgiría la dirigencia estatal actual.
“Aiga sido como aiga sido”, se tiene un presidente de partido que, sin embargo, volvió a su curul del Congreso local, y es el chile de todos los moles pero sin enfocarse en lo que realmente le concierne.
Por lo tanto, los interesados en competir en 2024, más vale que vayan creando una estructura alterna, conformando los comités de defensa en todas las secciones electorales, y dependiendo de la extensión y el número de habitantes por cada sección, es que se pueden nombrar 2 o 3 o más comités. No hay un límite, pues.
Organización y unidad, son los dos cabos sueltos de Morena en los municipios y, por ende, su talón de Aquiles.