El Dorado Magazine | #01 Junio de 2015

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volvió a caer en la primera fase del torneo. Un dato que hace pensar a Roberto Di Giano que el resultado del Mundial de 1958 había sido sobredimensionado por intereses sociopolíticos. Si bien estas conclusiones quizás están minusvalorando el efecto que pudo tener una debacle tan llamativa como un 6 a 1, lo que es indiscutible es que el mito del desastre de Suecia fue organizado alrededor de una serie de suposiciones, que pretendían ubicar las causas de aquellas derrotas ante Alemania Federal y Checoslovaquia. Un resumen de los argumentos más habituales sobre el tema lo podemos encontrar en el libro el “ABC de los Mundiales” (2002) del diario Olé, donde se escribía a cuenta de la dirección técnica de Stábile durante el Mundial que este torneo había sido: “el final de las posiciones fijas, (de) la subestimación del rival y de creer que, si se tenía la pelota, no hacía falta correr”. Esta acotación parece responsabilizar a la preparación del equipo nacional en tres tipos de ámbito: el táctico, el estratégico y el atlético. Aunque algunos críticos de la época, como Borocotó, así como futbolistas del equipo, lo hicieron extensivo al grueso del fútbol argentino.

La cuestión sobre si estas derrotas se debieron a un problema de competencia táctica, estructural en el fútbol argentino, que es lo que parece que plantea la teoría dominante descrita por Olé y otros, es algo que presenta pocos visos de credibilidad. Apenas un año antes de que se disputase el campeonato mundial de 1958, la selección nacional Argentina había vencido brillantemente el Sudamericano de Lima contra la que iba a ser la campeona del mundo. Basta con cotejar los conceptos manejados en el comentario de Olé (ABC de los Mundiales) que habían reseñado la actuación del combinado argentino en el exitoso Sudamericano de 1957, para darnos cuenta de que aquella referencia a un fútbol de “El partido terminó en el primer ti- “posiciones fijas” no cuadra. empo. Y no por el score 3 a 0 sino por la diferencia de planteamiento, Así tenemos que Humberto Bisi individual y colectivo”. Borocotó. (“Anuario futbolístico” 1957), había No es cuestión de hombres. Revista descrito la actuación de los llamaEl Gráfico (1958) dos “Carasucia”, como la mejor que

jamás había realizado un seleccionado argentino en la historia del país. “Equipo perfecto, sincronización admirable”, se podía leer. Además aquel Anuario era un documento que lejos de prestarse a la inmediatez, pretendía recopilar el fútbol realizado desde 1867 hasta 1957. Lo que Humberto Bisi si que reconocía era que habían existido en el país numerosas individualidades superiores a las de aquel conjunto. De hecho, ninguno de sus integrantes le parecía digno aspirante a ocupar el primer puesto en un ranking histórico por posiciones. No obstante, también consideraba que jamás en la historia de los torneos se había ganado “con tanta holgura”. A la hora de describir el juego planteado el autor habla de “entendimiento, movilidad instintiva, temperamento e impecables virtudes técnicas”, así como de “flexibilidad”, lo que casa mal con el argumento de Olé sobre “posiciones fijas”. Paradójicamente lo que estaba destacando era su juego

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