De tus labios de fuego

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DE TUS LABIOS de fuego

YONSHESKO BLANDELA



DE TUS LABIOS de fuego

Pensamientos, poemas, canciones e historias de amor

YONSHESKO BLANDELA


Créditos: De tus labios de fuego. Pensamientos, poemas, canciones e historias de amor Derechos Reservados © 2014 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda Balcázar Diseño de portada: Editor: Franko Yoshua Pineda Balcázar Corrección: Melissa Sánchez, Kenia Aldana http://yonsheskoblandela.blogspot.mx Contacto: yonsheskoblandela@gmail.com Primera edición: México, Marzo de 2014 Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio sin la autorización por escrito del autor.


De tus labios de fuego

A las siete estrellas trazadas en mi espalda, al pasado y presente llenos de tanta inspiraci贸n

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Yonshesko Blandela

Índice General Pensamientos, poemas, canciones y otras locuras 25.12.02 9 Introspección 10 Despertar 12 +TrBn-tion 14 Me faltas tú 16 Mantras de lo eterno 17 Viento que va 18 Desespero 19 Llueve, llueve 20 A veces 21 Perdido 22 Tiembla 23 Monotonía 24 Encuentro (Un día especial) 25 Cuerpo + alma: amor 27 Insomnio 28 Cuando escribo 29 Pequeño amor (En seis actos) 30 La vida 31 Latido (Fragmento) 33 Vuelto loco 34 Esta noche 35 Búsqueda 36 Bienvenido el amor 37 De madrugada 39 Tic, tac 40 Viaje en caída libre 41 Lunares 42

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De tus labios de fuego

Tu cuerpo 42 Y si te miro 43 Moría 44 Recuerdo 47

Historia de amor Nahuí 1- Verano 2- Novios 3- Imprudencia 4- Presentación 5- Inseguridad 6- Matrimonio

51 54 58 61 64 68

Helí 7- Reconciliación 8- Cuestionamiento 9- Impotencia 10- Tecnología 11- Preguntas 12- Amantes

71 74 77 80 83 86

Sussy 13- Visita 14- Preparativos 15- Verdad 16- Rechazo 17- Incredibilidad 18- Boda 19- Destino

90 93 96 99 104 108 114

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Yonshesko Blandela

Pensamientos, poemas, canciones y otras locuras

Selección de lo mejor de ‘Pensamientos de un loco’.

Autor: Yonshesko Blandela

1996 – 2014

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De tus labios de fuego

25.12.02

Cierro los ojos y veo, lo que fui, lo que soy y lo que seré… Abro mi mente y sueño, idealizo, realizo y creo en mis metas… Despierto, respiro, siento y vivo…

Diciembre 2002

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Yonshesko Blandela

Introspección

Tanto tiempo en soledad, imaginando ya no poder estar, soñando en buscar y encontrar, sentimientos escondidos al volar. Descubrir el sentimiento al enredar conocimientos, fue despertar instintos, un sentimiento y alucinar… Es un encuentro, involucrar, razones hechas pura verdad. Ya no hay dolor, existe paz, el interior está en paz, renacer, crecer, madurar… Todo tiene explicación, cada palabra implica amor, descubrimiento, sensación, sigo explorando mi corazón… Amor y despegar… volver a encontrar… sexo, pasión, lujuria… ¡Qué sensación! Es un misterio, hay que saber pensar, son sensaciones que siempre quise explotar…

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De tus labios de fuego

Fue despertar instintos, un sentimiento, apasionar… es un encuentro, involucrar, razones hechas pura verdad. Perdidos en la noche, solos, tú y yo, extasiado hasta mi interior, emulsionando mi mente, lubricando mi cuerpo, explorando mí ser… introspección. Tanto tiempo en soledad, imaginando ya no poder estar, ahora entiendo que al explorar, las sensaciones que encontrarás. Son parte de mi vida las que tengo que aceptar, revivo dentro, suspiro tras, murmullo y presiento… introspección personal.

2001

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Despertar

Empiezo a soñar despierto, abro los ojos y veo el viento, su olor toca mis sentidos, mi corazón palpita al creer estar despierto… Mi mente suspira, mis manos ríen, y mis pies escuchan el mar de tu piel… ¿Cómo creer que despierto estoy?... Mis ojos callan las ansias de sentirte cerca, mis brazos lloran y suplican tu presencia, mi pecho contamina mis pulmones y mi garganta palidece por pensar en ti, en tu boca, en tu pecho, en tu piel y en tu pelo… ¿Cómo saber si hoy despierto? La oscuridad de mis mejillas alborota el blando de mis ojos, la carne sonámbula predica el sabor de tu cintura, mis poros sudan y piensan en tu aliento, mis pies vuelan por el camino de tu desierta espalda… ¿Cómo poder entender que tengo que estar despierto?... Si abro los ojos, la ilusión se esfuma, si camino sin piernas no podré avanzar tanto… pero si al contrario dejo los ojos cerrados y camino junto a ti,

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De tus labios de fuego

todo será perfecto… mi piel confía en tus secretos… ¿Qué pasaría si hoy no despierto? El tiempo se detendría y viviría siempre en un sueño… ¡hoy no quiero despertar!

2003

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+TrBn-tion

Dulce sensación, arde… placer inmenso, fuego… Tu piel huele tan suave, mi corazón comienza a latir, la sangre corre y congela, mi cuerpo se erecta. Tus manos rozan mi piel, las mías en tu pecho, corre el sudor y tu lengua fluye, la sensación alborota mis sentidos, toma y toca fuerte… Congela mi ser, exploremos juntos… se tú, mientras gozo… Arrancaré tus labios… morderé tu alma… crucificaré tu latir, palidecerás muy sutil… encontraremos nuestros puntos… Recorreré el camino y tu flujo viajará por la línea del deseo… gime sin cesar… goza y arde conmigo… Penetraré todo tu ser,

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serás mía, serás mía hoy… Lubrica mi destino, masturba mis oídos, seré tu fiel amante, derretiré tu corazón.

2003

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Me faltas tú

En una noche fría como esta, me haces falta tú… El sentir el fresco en mi piel al oler el aire, no puedo dejar de pensar en ti… me haces falta tú… Miro por la ventana y miro al vacío, veo la calle solitaria y siento frío… Tus brazos serán mi abrigo, tu cuerpo mi calor, tus labios mi alimento… me haces falta tú… Y quisiera tocar tus mejillas, decirte al oído que te amo me urge tu compañía, haces falta tú… Mi vida será tuya, regresa, ven y entrégate pronto…

2003

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Mantras de lo eterno

Veré con la mirada lo eterno de tu sonrisa… tu voz es mi aliento, tu cuerpo calmará mi sed… eleva mis sentidos y acaricia mi alma… mis manos en tu corazón.

Septiembre 2003

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Viento que va En mi cabeza hay un hueco donde se asoma el viento, entra, se estira y descansa, luego sale buscando esperanza. Ágil se mueve y se esparce, se contrae y busca toparse con oxígeno nuevo y limpio que alivie su dolor inmenso. Sufre de miedo y soledad, nadie lo puede acompañar, su viaje es lento y cansado, se pasa la vida fatigado. Y es que desde todos los tiempos hay alguien que lo lastima, el dolor lo sufre por dentro y lo provoca quien no lo estima. Como ola que va y viene una tardeada, como el día, la noche y la madrugada, el viento corre saliendo por la ventana pidiendo a gritos que exista otra mañana. Viento que va, sigue y vuelve, empaña el cristal y no dice nada, y gota tras gota en su mirada, suspira y regresa alzando su alma. 2004

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Desespero

Desespero… cuando veo que no vas a mí tiempo Enloquezco… porque creo que me esfuerzo Muero de rabia… al pensar que como ansias Desfallezco… porque uso todo mi cuerpo Quiero tranquilidad, paciencia y estabilidad… quiero un mejor mañana… Quiero despertar.

Junio 2012

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Llueve, llueve

Esta tarde de lluvia, quisiera tenerte en mis brazos, decirte lo que mi corazón siente, y no apartarte de mi lado. Esta tarde lluviosa, te quiero junto a mí, compartamos cada suspiro, todos mis abrazos son para ti. Y que no pare de llover… Cada gota que derrama el cielo, hace que te unas más y más a mí, y me acerco sin recelo, esta tarde soy de ti…

Junio 2012

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A veces

A veces pienso tanto, en tantas cosas… Pienso en mi vida, en mis sueños, en mis deseos, en mis anhelos, en lo que quiero ser, en donde quiero estar, en todo lo que me pasa, en lo que quiero que me pase… A veces siento que estoy, pero no vivo, o por lo contrario, vivo, pero no soy… A veces quisiera no pensar y dormir, para despertar y vivir…

Enero 2003

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Perdido

Me he vuelto a perder, y necesito encontrarme. He caído en la oscuridad, de mi interior vacío, hasta lo más profundo. Necesito volver, necesito encontrarme… Cada segundo transcurre lento, cada instante se vuelve eterno, cada suspiro es como un hueco, cada latido es menos intenso. Me he perdido de nuevo, en mis locos pensamientos, en el murmullo de mi mente, en el silencio de mi eco.

Junio 2012

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Tiembla

Cuando pase el temblor estaré a tu lado, buscaré entre los escombros y sanaré nuestras heridas… Cuando pase el temblor y recuperemos nuestros días felices, seguiremos con los planes pactados Cuando pase el temblor estaremos juntos siempre…

Octubre 2003

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Monotonía

Todo se parece a ayer, es igual y no cambia nada, sin apetito, Sin ánimo, Sin ganas… Abrumado, enfadado, no hay hambre, ni sed, ni ganas de pensar. Todo es igual que ayer, monótono y gris. Sin forma ni sentido, silencioso, apagado, tenso…

Noviembre 2003

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Encuentro (Un día especial) Me levanto hoy, tarde, y no puedo dejar de pensar en un día diferente, especial, en donde no me moleste nada, en el cual existan situaciones divertidas, raras y locas, incoherentes, tomo el teléfono y te llamo, te da alegría… lo único que habías deseado en estos momentos es mi llamada, mi voz, mi sonido, mi corazón late con fuerza, deseo sentir tu latir cerca de mi pecho… hoy quiero verte, tocarte, sentirte, besarte… y tú también lo deseas… te busco, me buscas, nos encontramos, nos miramos, nos abrazamos, suspiramos, nos volvemos a mirar, dejamos a nuestro corazón palpitar, esto no es un día normal, es un día especial,

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Yonshesko Blandela

uno muy deseado… vuelvo, duermo, sueño, despierto, me levanto hoy, tarde, y no puedo dejar de pensar en un día diferente, especial, donde no estés tú…

Noviembre 2003

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Cuerpo + alma: amor

Cierra tus ojos, piensa en mí, en mi rostro, en mi boca, en mi respiración, en un sueño, en un suspiro, en un parpadeo, aquí estoy, desnudo para ti, mi corazón es tuyo, y mi alma también.

Febrero 2004

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Insomnio

Sin sueño otra vez, sin saber que hacer, sin poder dormir. Hay música, poca luz, un cuaderno, una pluma, y una mente casi en blanco. Cierro los ojos, no pienso en nada, mi cuerpo no descansa, suspiro… Tengo que dormirme ya.

Junio 2004

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Cuando escribo

Cuando escribo libero mi interior, describo mi sentir, explico cada parte de mi ser… abro mi mente y corazón… La mano con la pluma se desliza y no paro… Mis ideas fluyen, mi mente descansa, me desahogo completo… Cuando escribo dejo de ser yo, para convertirme en mí mismo, soy lo que quiero ser, soy el que soy, ese mismo…

Septiembre 2004

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Pequeño amor (En seis actos)

Acto 1 Mucho extrañaré tus besos esta noche fría… pero seguro estoy que al dormir sentirás mis labios en tu mejilla… Acto 2 Imaginarme sin tus brazos es como morir, pero estar abrazado a ellos es fundirme en un suspiro profundo que eriza la piel… Acto 3 Ganas tengo de abrazarte y besarte, pero tengo más ganas de quedarme contigo para siempre… Acto 4 Usaré todo mi cuerpo para hacerte feliz y con esas sonrisas alimentarás mi corazón… Acto 5 Estoy gritando lo que siento por ti… escúchame y cantarás la música de mi voz… Acto 6 La vida es una oportunidad para ser feliz, mi felicidad eres tú y mi vida será tuya por siempre…

Agosto 2010

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La Vida

El tiempo pasa y yo sigo igual y no entiendo que pasará. Tú fuiste cruel me jugaste mal, yo ya no te quiero te mandé a volar… Quiero vivir mi vida con alegría, y no me pienso quedar sin ti sin vida, quiero vivir con sueños cada día, sin ti yo no soy la misma. La vida sigue y no se parará, tienes que vivirla. Vamos todos juntos, canten conmigo: ¡queremos vivir la vida con alegría! Hoy me he levantado un poco de malas, ya pisé al gato, destendí la cama, mis zapatos vuelan, mi ropa tirada, enciendo un abanico, quiero salirme ya de casa. No te precipites la vida es larga, vive cada día sin saber contarla, quiero que la vida sea más larga, pero el tiempo vuela.

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Yonshesko Blandela

La vida sigue y no se parará, tienes que vivirla, vamos todos juntos canten conmigo: ¡queremos vivir la vida con alegría!

1996 Canción para el grupo Franzupa

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Latido (Fragmento)

Y cuando él bajó las escaleras... Peldaño a peldaño... Su corazón latía fuertemente... Llevaba en sus manos aquello que le fue prestado. Eso que era lo único que lo acercaba a aquella persona que lo hacía vibrar... Al llegar se lo devolvió dando las gracias... Al voltearse y dar tan sólo dos pasos... Escuchó su nombre pronunciado por aquellos labios carnosos... En eso, él reparó en seco Tembloroso… Los latidos de su corazón se aceleraron en segundos y pensó que se le saldría... tum! tum!... tum!...

Febrero 2012

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Vuelto loco

Me enamora el perfume de tu piel, me encanta tu sonrisa al amanecer. Embrújame si quieres… sedúceme, ¿me quieres? Vuélveme loco a cada instante, bésame, atragántame. Muérdeme hasta que sangre, pero no me dejes…

Junio 2012

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Esta noche

En una noche como esta, te amaré intensamente, probaré tu piel con mi lengua, poro a poro, seguiré. Esta noche de luna llena, te tomaré de la mano, te subiré a las estrellas, con sólo besar tus labios. Cada noche romántica, te hablaré al oído, susurraré tu nombre, y todo lo tuyo será mío…

Junio 2012

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Búsqueda

Mi cama se siente vacía, el silencio es total, la soledad es mi compañía, necesito alguien a quien abrazar. Y te busco entre las sábanas, por debajo y por detrás, vuelve a casa te lo ruego, no me hagas esperar. No apareces ni en mis sueños, ¿dónde te puedo encontrar? pienso en ti, más te deseo, estoy en casa, ¿dónde estás?

Junio 2012

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De tus labios de fuego

Bienvenido el amor

Bebé no tengas miedo, tu nueva vida comenzó, estaré al pendiente de tus deseos, te amaré con locura y con pasión. Los fantasmas del pasado pronto desaparecerán, y todo lo que vivirás de ahora en adelante te traerá felicidad. Dile adiós al miedo, dile adiós al dolor, dile adiós al sufrimiento, bienvenido el amor… Bebé eres quien llegó a cambiar mi vida, tú y tu gran corazón, llenas los días de alegría, me tienes en tus manos mi amor. Bebé no temas al pasado, que lo triste de tu historia ya pasó, vivamos el presente plenamente, construyamos un futuro tú y yo. Dile adiós al miedo, dile adiós al dolor, dile adiós al sufrimiento, bienvenido el amor…

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Yonshesko Blandela

Beb茅 no tengas miedo tu nueva vida comenz贸, caminemos juntos el sendero tomados de la mano sin temor.

Julio 2012 Canci贸n para L.M.S.C.

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De madrugada De madrugada, las horas se diluyen, pasan y se van, no esperan a que llegue el sueño. Un café, disuelto en agua caliente, azúcar moderada, aroma delicioso, sabor sin igual. Un cuaderno, hoja en blanco, una pluma, una mano, una historia. Melodía visual, líneas que no dejan de trazarse, palabras que inundan, ideas que caen como lluvia. Sensaciones diversas, sorbos de café, elixir de dioses, pensamientos, destreza. ¡No tengo sueño otra vez! Julio 2012

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Tic, tac

9:12 a.m. – Despierto 9:15 a.m. – Siento tu presencia junto a mí, seguro duermes 9:17 a.m. – Acomodo mi cuerpo de lado para poder abrazarte 9:18 a.m. – Poso mi brazo derecho sobre tu cuerpo 9:20 a.m. – Cierro los ojos 10:15 a.m. – Vuelvo a despertar, me he quedado dormido de nuevo 10:17 a.m. – Estiro mi brazo derecho, está un poco entumecido 10:20 a.m. – Te miro dormir 10:21 a.m. – Suspiro 10:25 a.m. – Te mueves hacía mí, buscando mi abrazo 10:27 a.m. – Me encuentras y te acorrucas en mi pecho 10:28 a.m. – Suspiras 10:30 a.m. – “Te amo”, me dices susurrando; señal que has despertado. 10:32 a.m. – Sonrío y te digo al oído: “yo también te amo”. 10:33 a.m. – Suspiramos juntos 10:35 a.m. – Nos fundimos en un abrazo 11:00 a.m. – El reloj despertador suena fuertemente 11:05 a.m. – Despierto 11:07 a.m. – Siento tu presencia junto a mí, seguro despertarás pronto y repetirás “te amo” y el resto del día nos fundiremos en un abrazo profundo.

Julio 2012

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Viaje en caída libre

Y sigo cayendo hacia lo más profundo de mis miedos, viajo entre oscuros caminos y veredas dispersas, navego por senderos hechos de nada, mi vida sigue el trazo de líneas paralelas en caída libre. Duele pensar… duele soñar… duele el no vivir… Y sigo sin remedio volando en directo, subiendo o bajando, movido por una extraña fuerza inquietante, densa, árida… Vuelve el susurro de voces internas, culposas, dudosas, llenas de inseguridad, bañadas de ausencia de color… Voy bajando al fondo de mis peores temores, enfrentando criaturas rebeldes que salen de mi propio ser…

Julio 2012

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Yonshesko Blandela

Lunares

Te doy los lunares de mis hombros, Haz de ellos lo que quieras...

2012

Tu cuerpo

Quiero tocar todo tu cuerpo, pero lo que m谩s deseo es tocar tu coraz贸n...

2012

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De tus labios de fuego

Y si te miro

Déjame mirarte, déjame quererte, dame la oportunidad de tocarte y sentirte de los pies hasta la frente Déjame besarte, empiezo a recordarte, en el roce de mi mano en tu mejilla, entre el brazo, pierna y pantorrilla Sueño con amarte, quiero abrazarte, con mi lengua recorrerte sin parar, con la piel, el alma y mucho más…

Febrero 2014

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Yonshesko Blandela

Moría

Apenas llegaste a mi vida, Ojos claros marrón, Sanaste todas mis heridas, De mi amargo corazón Así comienza esta historia En un oscuro callejón Una vida sin salida Un hombre llora sin control Siete meses de romance Besos, abrazos y acostón Ella mueve su cabello Al compás de un rico son La velada más perfecta, Mucho vino, ella y yo, De los besos hasta el sexo, Arrumacos de a montón En la prisa de los besos Un sabor embriagador Y de pronto siento eso Encajado en mi interior En la lluvia de mis gestos Tú mirabas mi reacción Se teñía de rojo intenso La mitad de la habitación

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De tus labios de fuego

Y tomaste mi cartera, La propina del motel, Te fugaste como fiera, No dejaste ni un papel Me asaltaste, Me robaste, Me teñiste de color, Me arruinaste, Me dejaste, Y murió mi corazón Y de pronto una mañana No esperaba, vi llover, La esperanza se escapaba De mi cuello la enredé Tras la primera sacudida Una luz se encendía Cuando una mano amiga Se dio cuenta que moría Se aferraba a mis rodillas Y con fuerza me empujó A la vida yo volvía, Fue mi hermano, me salvó Yo recuerdo que moría A cada paso enloquecía No sabía que la vida Tiene tantas alegrías Lo recuerdo todavía 45


Yonshesko Blandela

Dulce y cruel melancolía Yo sentía que moría Y en sus brazos reviví Cuando sientes que la vida Ha acabado para ti Y no encuentre la salida ¿Lo recuerdas? Yo volví

Marzo 2014

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Recuerdo

Tan solo recordar tu mirada al despertar esa forma de besar tu cadera devorar Con tan solo recordar tu figura al caminar te movías sin parar y me hacías suspirar Comí de tus labios carmín el licor de tu vientre bebí tu secreto al fin descubrí que jamás serías para mí Si pudiera recordar que te quiero hasta rabiar que es extraño adivinar que me muero si no estás

Diciembre 2013

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Historia de Amor

Historia Original: Franko Yoshua Pineda Balcázar (Yonshesko Blandela) Basada en el cómic: ‘Historia de amor’, Revista Interactiva Chanopal! Abril – Junio de 2000

© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda

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Yonshesko Blandela

Del experimento de vivir intensamente nace el deseo de crear, crecer y seguir so単ando...

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De tus labios de fuego

Nahuí

1 – Verano. En mi último año de preparatoria, lo conocí. Era el nuevo de la clase, se había cambiado a mi escuela dos meses después de que el ciclo escolar inició, por lo que necesitaba ponerse al corriente en algunas materias y quise ayudarle. No es que yo fuera una gran alumna, la más estudiosa o muy dedicada, pero había algo en él que robaba mi atención, tal vez su sonrisa. Era una sensación extraña, como un imán; una profunda mirada que no puedes rechazar. - Hola, me llamo Helí – se acercó titubeante. Le respondí tímidamente con un “hola”. Y no soy tímida, simplemente es una táctica que utilizamos muchas mujeres para conocer el terreno que estamos pisando. Además, para que él no pensara que soy coqueta o lanzada. Aunque en un segundo cambié la jugada y me porté distinta, sólo para ver su reacción. - ¿Se te ofrece algo? - le pregunté con un tono frío y distante, haciéndome la gran actriz. - No, nada importante - respondió un poco nervioso, con la mirada baja. Cayó redondito y directo, como ratón al queso, como abeja a la miel… claro, eso pensé. Pasaron tres semanas antes de que me volviera a dirigir la palabra, una derrota fatal. 51


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Así son las cosas del amor. Claro, apenas nos conocimos y yo ya pensaba en ser su novia, aunque él nunca volteara a verme. Lo miraba siempre platicando con algún compañero del salón o de pronto leyendo algún libro sobre Internet y sus códigos raros, y si no lo encontraba, seguramente estaba en el centro de cómputo de la institución. Sussy es mi mejor amiga, estudiamos juntas desde la primaria, somos inseparables. Es mi consejera, hada madrina, conciencia, y hasta la bruja del cuento cuando tiene que serlo; conoce hasta mis más íntimos secretos. Ella siempre nota cuando algo no anda bien o simplemente cuando me comporto de manera distinta. - Oye, deja de verlo – me dijo, pícara – respira Nahuí, él no se irá sino hasta la hora de salida, ¿comprendes? Yo sólo reí, Sussy siempre tenía comentarios optimistas, acertados y graciosos en cualquier situación de la vida. Un día por fin el chico en cuestión me volvió a coquetear… ¡sí, en serio! Los hombres también nos coquetean, claro, más abiertamente. Hay algunos que te dicen el típico piropo cruel y fastidioso: mamacita o adiós, chiquita, o cosas más desagradables que no pienso mencionar; pero existen otras formas de decir ¡wow, que chica más hermosa!, pero no cualquiera lo hace de manera linda. Me sentí un poco nerviosa cuando Helí se acercó. “No logro entender por qué siendo tan bonita, tiene usted tan mal carácter”, me dijo. Me quedé muda, no lo podría creer. El chico nuevo, el serio, el que se le pasa encerrado en el centro de cómputo, el mismo que me pidió ayuda tímidamente y por el cual tenía más de tres semanas suspirando, me tomó en cuenta, y además lo hizo como todo un caballero. No hacía más que pensar en él. Por fin platicaba conmigo. Pero ahora sí, no puse resistencia alguna. Me derretí como helado de vainilla bajo el sol.

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De tus labios de fuego

Desde ese día todo resultó perfecto, platicábamos algunas horas al salir del colegio. Sabía que era un chico interesante. Era un poco patético sentirnos atraídos uno al otro y no poder acercarnos por temor al rechazo. Me hacía miles de preguntas: sobre mi familia, mis vecinos, mis materias favoritas, mis anteriores escuelas, en fin, lo mismo que pregunta un chico cuando se interesa por alguien. Ante esto respondí: “¿Te gustaría conocerme?”. Me respondió con un “Por supuesto que sí”.

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2 – Novios. Pasaron dos semanas, en las cuales nos seguimos tratando, y poco a poco la convivencia se tornó en confianza y amistad. Un día, el 16 de septiembre para ser exacta, Helí me invitó a salir. Lo recuerdo perfectamente. Eran las 5:00 de la tarde en punto cuando pasó por mí a mi casa. Por suerte no estaba mi mamá, que si no, pobre Helí, le hubiese ido muy mal. Mi madre es una persona muy especial. Ha cambiado mucho. Desde que tiene problemas de menopausia, se volvió enojona, muy sensible y caprichosa. Está de mal humor la mayor parte del día. No acepta visitantes extraños, al menos que sea un pariente, alguna persona del club al que asistimos cada fin de semana, al que voy a fuerzas; o algún hijo de sus comadres de pomposo apellido que intente cortejarme. El príncipe de esta historia llegó puntual a la cita, lo que me dio mucha pena. Yo aún no estaba lista. Y para colmo de males, se me quemó la blusa morada que planchaba, no encontraba los zapatos que tanto me gustan, unos negros de hilos delgados, y el perro no dejaba de ladrarle a Helí, al no conocerlo. - Te dejaron con carcelero – expresó sonriente – yo así me rajo. - ¡Ah, no! – contesté jugando – ahora cumple su promesa, señor conquistador. Spike, mi perro, no muerde tan fuerte. Tuvimos una cita increíble, entre los festejos de la Independencia de México en la plazuela que está afuera del Palacio Municipal. Las luces, música de mariachi y banda sinaloense, cohetes, serpentinas, confeti y mucho ambiente festivo, le dieron un toque de magia a la tarde, que 54


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pronto se convirtió en noche. Entre la conversación y las sonrisas, resultó que coincidimos en muchos de nuestros gustos: el mismo sabor de helado, caminar por el Malecón y mirar la puesta de sol, la música, ir al cine, entre otras cosas. Aunque no se me declaró ese día, sabía que él era el indicado. Estaba segura de que cuando me pidiera que fuera su novia, yo no lo pensaría mucho. Salimos en otras ocasiones y me sentía muy feliz. Disfrutaba cada momento que estaba junto a él, era muy divertido. Hacía comentarios graciosos. No paraba de reír. Era como un niño, aunque físicamente ya estaba demasiado desarrolladito: 1.80 metros de estatura, delgado, moreno, manos grandes y gruesas, barba partida y una sexy sonrisa torcida. ¡Esa sonrisa de labios gruesos! Vestía ropa tipo sport; aunque los deportes no eran lo suyo, lo hacía por comodidad. Además siempre olía fresco, como recién salido de darse un baño. Tan sólo verlo se te antojaba apretarlo y comértelo a besos. Cómo extraño esos días. A días de nuestra primera cita, en cierta ocasión mi mamá entró en mi habitación sin avisar. - ¿No te has cambiado? - preguntó. - Mamá, sabes que no quiero ir al club, esas personas no me caen nada bien y... - Vas a cambiarte porque en cinco minutos nos vamos – interrumpió Catalina, mi madre - Tu padre está esperando en el coche, es un milagro que nos acompañe. Anda hija, sólo faltas tú, ¿qué esperas? Cámbiate ya. Mi mamá: un gran problema. No la entendía. Quería mi felicidad, 55


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pero era más fuerte su ambición. Me llevaba a conocer gente de la alta sociedad para que encontrara a alguien digno de mí. Pero, ¿quién soy yo para tanto honor? Además, nadie me caía bien, sentía que no encajaba entre tanta gente pretenciosa. Tenía que disimular muy bien cuando estaba entre las personas que acudían a ese club del engaño. Salía la actriz que nunca he sido. Jugaba perfectamente mi papel de princesita educada. A mi madre nunca le cayó bien Helí, al contrario, decía que ni con sus músculos y lo bien parecido que era, sería un buen partido para mí. No era alguien de apellido reconocido y, por supuesto, no me daría la vida que yo me merecía. Tonterías. Harta de tanta falsedad y de ese mundo de apariencias, salí corriendo del club. No me detuve hasta la sexta cuadra. Llamé a Helí por teléfono en cuanto saqué mi celular de la cartera. – “Te veo en la palapa frente al mar, donde siempre nos sentamos a contemplar el atardecer. Estaré en 15 minutos” – hablé sin respirar y colgué rápidamente. Miré hacia la calle y tomé el primer taxi que pasó frente a mí. Él llegó quince minutos después que yo. Cuando lo vi, corrí a sus brazos, mientras mis ojos se inundaban de lágrimas. No dijo nada, sólo me abrazó. Sentir esos brazos cálidos me reconfortaba tanto. Seguí llorando desconsolada, de pronto giré mi rostro y miré de frente al suyo. En un segundo nos fundimos en un beso grandioso al compás de las olas del mar. - ¿Necesito decirte lo que siento? – me preguntó. 56


De tus labios de fuego

- ¿Es necesario responder? – le dije. Y creo que ahí fue cuando inició nuestro noviazgo. Frente al mar. Con una puesta de sol maravillosa. Una mujer hecha un mar de lágrimas, con el rímel corrido, un tanto despeinada, pero abrazada por el hombre de su vida.

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3 – Imprudencia. Días después, en la escuela, me encontré con Sussy, mi consejera. Le conté todo, paso a paso. Con pelos y señales, como se dice comúnmente. - Oye ¿y qué hiciste este fin de semana? Me imagino que tu mamá te llevó de nuevo al club de los amargados, ¿verdad? – intuyó mi amiga. - Adivinaste. Mi madre no cambia, es muy obstinada. Oye, ¿has visto a Helí por aquí? - Posiblemente está en el centro de computación, es lo más probable – contestó. Mientras caminamos juntas por los pasillos de la preparatoria hasta aquel salón, Sussy, me abrazaba por encima de los hombros y me contaba que creía que su novio, con el que llevaba una relación de varios años, le iba a pedir que fuera su esposa. Mi amiga no soñaba con una boda común, de hecho ni se imaginaba con vestido blanco, tocado de salón y flores en las manos. Ella era más libre. Estaba en contra de todo formalismo. Creía en el amor más que en cualquier compromiso social. No fue así como me educaron, y aunque yo sí deseaba casarme en un templo lleno de flores y la orquesta celestial tocando para los novios, no me creaba conflicto escuchar lo que mi amiga decidía, por eso éramos las mejores amigas. Siempre tan distintas. Llegamos al salón y ahí estaba él. Su vicio: las computadoras y el Internet. Yo no le entiendo mucho a eso, pero me gustaba verlo con la cabeza metida en las máquinas. Se veía tan tierno trabajando en el 58


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diseño de sus páginas web. Era muy dedicado. - ¡Hola, guapa! – me descubrió observándolo. - ¿Entretenido? - Un poco... pero ven, siéntate conmigo. Te enseño. Me sentía tan bien a su lado. No sé cómo me pude enamorar de él tan rápido. Siempre me la pasaba genial junto a él. Daría mi vida entera por tenerlo junto a mí y seguir besando esos enormes labios que me derretían de solo verlos. De pronto un saludo femenino, chillón e imprudente, rompió con mi sueño matutino. - ¡Hola, Helí! Ya quiero que me enseñes todos los códigos que necesito para realizar mi página web... mis seguidores la piden mucho – decía mientras sonreía descaradamente. La oportuna Anny, nunca fallaba cuando estábamos disfrutando unos momentos juntos. Detrás de esa carita de niña boba, se escondían sentimientos raros, oscuros, de envidia, coraje, rencor, pero nunca entendí por qué. Una chica que físicamente parecía más joven que cualquiera de los compañeros de salón. Simpática con todos, excepto conmigo y con Sussy, por supuesto. Estudiosa y buena para los deportes. Nada fea, de cuerpo muy delgado, apenas se notaban las pequeñas curvas en ese uniforme de falda amplia que portaba. - Espera un momento, Anny... checaré un e-mail y modificaré un código. En un segundo continuamos con tu página – murmuró Helí, en el momento en el que Sussy se acercó un poco molesta. - Nahuí ven, vamos afuera. 59


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- Pero es que… – sin dejarme terminar tomó mi brazo y me sacó rápidamente del aula. - Oye, esa tipa no tiene ningún derecho a hacerte sentir mal... ella sabe que tú y él son más que amigos... ¡novios! Mira que si la veo coqueteándole por los pasillos de la escuela, la agarro del cabello y la arrastro por todo el estacionamiento del plantel. Tú sabes que cumplo mi palabra. - Sí, sí te creo – respondí – pero, ¿entonces por qué nos salimos del salón? Deberíamos estar adentro, al lado del hombre que amo, defendiéndolo de cualquier lagartona que se atreva a acercarse. - Pues sí, ¿verdad? La he regado. – aceptó apenada. Sussy era impulsiva y alocada. Pero tenía razón, desde ese momento tendría que esforzarme más para que los sentimientos de Helí hacia mí no cambiaran. Entramos y nos situamos justo atrás de la flaca coqueta de Anny. Ella, al sentir nuestra presencia, sólo frunció el ceño y sus delgados labios dibujaron una mueca llena de rabia y celos. - La terminamos luego, guapo. Vaya que hay gente grosera que no deja trabajar – soltó Anny mientras acariciaba el cabello de Helí – y luego dicen que una es la insistente. Y sí lo era, y mucho. Sussy, mi guardaespaldas privado, le hizo una mueca y Anny la miró de pies a cabeza. Después salió del salón de computación. No sé qué haría sin mi amiga.

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4 – Presentación. Pasaron los días. Un jueves encerrada en mi habitación, leía tranquilamente un libro de historias de amor, de esas relaciones desgarradoras donde todo mundo pretende separar a la pareja protagonista, pero al final siempre triunfa el amor verdadero. Mi madre interrumpió mi utopía cuando me llamó muy emocionada; tenía una sorpresa para mí esperando en la sala. - Nahuí, hija, ven acá, te voy a presentar a un amigo. Él es don Servando Billetales. Saluda. Se educada. – me sorprendió. - Así es que tú eres Nahuí. Eres más bella en persona que en fotografía – el desconocido murmuró - Dime, ¿te da gusto conocerme? Yo seguía en blanco. - Servando, así me pidió que le llamara – señaló mi madre, sonrojada - tiene interés en ti... y me gustaría que se conocieran. Es un hombre respetable, un caballero. Él es dueño de algunos negocios y de varios clubes dentro y fuera de México, superiores a los que acostumbramos ir. Anda hijita, no seas tímida. Saluda. Me tomó de la mano, orgullosa, como si fuera a saludar al mejor hombre del planeta. - ¡Ah! e-este qué bueno... me permite, ¡tengo que hacer tarea! – quise esquivar tanta ridiculez, pero esa señora de peinado de salón, cuatro

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distintos tonos de tinte rubio que no lograban tapar por completo sus canas, vestido de rebaja bien cuidado, portando collares y aretes de perlas de fantasía, bañados en esmalte para uñas para que se vieran como verdaderas, no me dejaría ir así como así. - ¡Nahuí! Pero que mal educada eres, que vergüenza me das – espetó muy enojada y haciendo teatro – pero no puedo creerlo. Nada más faltaba esto. Tú que te has codeado con la mejor gente del puerto, hoy que conoces a alguien tan importante, rechazas un saludo y te vas. Me dejas en vergüenza. ¿Acaso yo te he enseñado tales majaderías? Pero no creas que esto quedará así… - No te preocupes, Catalina – interrumpió el señor de mayor edad que yo e incluso que mi madre. Un hombre de estatura baja, complexión robusta, de grueso bigote despeinado, ojos negros saltones y labios gruesos, además con un aliento fuerte a tabaco y de aspecto sudoroso – sólo es una princesa acostumbrada a que el mundo esté a sus pies. Y eso se merece. Yo lograré ganarme su confianza y cariño. Su mano grande y rasposa rozó mi mejilla izquierda. Me quedé petrificada ante aquel acto de horror y asco. No sabía qué decir. Seguía en blanco. Sonreí levemente y subí a mi habitación. Cerré la puerta con llave y corrí con los ojos húmedos hasta mi cama. ¿Qué le pasaba a mi mamá? ¿Acaso pensaba que me interesa más el dinero de alguien que el amor? Estaba equivocada. Sólo Helí me importa y creo que es el amor de mi vida, pensaba en ese momento. Por supuesto que cuando se fue don Servando mi madre subió a mi cuarto y me sermoneó. Volvió a recordarme que soy su vergüenza, que nunca me ha dado tales ejemplos de comportamiento y mil cosas más. Me castigó por varios días. Lo peor fue que en esos días suspendieron las 62


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clases en la preparatoria, supuestamente porque había problemas con el precio de los camiones urbanos de la ciudad y los choferes no querían hacer descuento a los estudiantes; estos hicieron un bloqueo por varias calles principales logrando así un caos vial tremendo. Además de que todos los estudiantes, usáramos el servicio urbano o no, nos ganamos el odio de los choferes, todos sin excepción. Aún los estudiantes que no estuvimos presentes el día del movimiento estudiantil. Así pues, en esos días no podía ver a Helí. Y para colmo de males, cuando él llamaba por teléfono, mi madre simplemente colgaba. Y si de casualidad contestaba mi padre, que casi nunca iba a la casa, o la muchacha del servicio, mi madre, no sé cómo aparecía, lograba que colgaran. Estaba incomunicada. Mi propio hogar era mi prisión.

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5 – Inseguridad. Exactamente fueron seis días lo que duró el paro de labores en la preparatoria y en los que no vi a Helí, escuché su voz, olí su aroma o besé sus labios, no tuve noticia alguna de él. Una, porque mi madre suspendió el sistema de telefonía y, otra, porque tampoco Helí hizo algo para saber si yo estaba bien. ¿Qué pasaba con Helí? ¿Dónde estaba? - No te atormentes más amiga. Helí debe de estar igual de cabizbajo que tú. Si no te ha buscado debe ser porque tu mamá no lo ha permitido. Yo sé que él te quiere y creo que nunca le hará caso a la odiosa Anny. Lo conozco bien, sería incapaz de jugar con los sentimientos de alguien – escuchaba las palabras de mi mejor amiga. - Lo mismo digo yo, Sussy, pero ¿qué pasaría? ¿Dónde se ha metido? – le dije preocupada – al parecer ya no tiene interés en nuestra relación. - No sé qué pasa, pero tranquila. Ya tendrás tiempo de sobra para platicar con él y reclamarle su ausencia. - ¿Y si no lo vuelvo a ver? - Piensa positivo, Nahuí. Confía en tu pareja. Los consejos que me daba Sussy siempre me animaban. Agradezco que siempre esté ahí cuando más necesito hablar con alguien. Era a la única persona que mi madre dejaba entrar a la casa, pero claro, con la advertencia de que no hablara conmigo del tema prohibido: Helí.

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El día que volvimos a la preparatoria el destino me cobró una mala jugada. Iba con Sussy al área de computación, donde seguro estaba mi novio. Al llegar vimos un grupo de alumnos entusiasmados armando un relajo. No veía a Helí, por lo que Sussy me tomó de la mano y abrió camino por entre los compañeros hasta llegar al centro del círculo que formaban. Mi sorpresa fue que ahí estaba mi novio con la flacucha Anny, uniendo sus labios en un asqueroso e infiel beso. Me quedé congelada. Sussy me tomó por la cintura, tratando de sacarme del lugar, pero mi cuerpo no respondía. No podía parpadear. No podía respirar. Ver como sus labios se perdían en los de ella dolía muchísimo. Cuando Helí reaccionó, se separó de ella y volteó hacía mí sorprendido. - ¡Nahuí! Discúlpame… es un malentendido. Nunca quise hacer esto... – suplicaba. Yo seguía aterrada. Paralizada. - Chiquita, perdón. ¿Qué pasa? – decía el descarado. Sussy intentó de nuevo sacarme del lugar. Al segundo tirón de brazo volví en mí. Miré con rabia a Helí. Sussy me decía que saliéramos del salón. Me solté de sus brazos y me posé frente al que fuera mi novio hasta unos segundos antes. - No digas nada... lo tengo todo bien claro - le dije. Salí corriendo hecha un mar de lágrimas. Mi corazón se rompió en pedazos. Él hombre que amaba tanto me mintió; o bueno, eso creía. La propia Anny me pidió disculpas un día después. - Nahuí, no fue culpa de él. Yo lo besé casi a la fuerza – aseguraba.

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- ¿Por qué lo hiciste, Anny? Sabes que yo y él somos novios desde hace meses. Pensé que eras su amiga, los amigos no hacen eso – le respondí, desafiante. - Es por que muero de celos cada vez que los veo juntos. Son la pareja perfecta. Todos en el plantel hablan de que están muy enamorados. De cómo se llevan. Me consta que Helí te quiere, él me lo ha dicho, aunque pienso que tú no lo quieres igual, por eso él no es feliz. Además yo nunca he tenido novio. Él se ha portado tan bien conmigo. Me ayuda en todo. Se porta tan cariñoso. Me encanta como me mira. Sus ojos me dicen algo distinto cuando me ve. Creo que yo lo haría muy feliz, pero acepto que tú llegaste primero. Créeme cuando digo que no quise que te sintieras mal, pero era algo que necesitaba hacer y no me arrepiento – me dijo sin titubear, con una mirada borrosa cubierta de lágrimas. Después de todo soy una persona comprensiva y no me gusta ver sufrir a los demás, por lo que la aconsejé. - Anny, todavía estás muy chica, quizás dentro de muy poco encuentres a ese chavo que siempre has deseado. No te desesperes. Llegará, estoy segura. La chica, agradecida, se secó las lágrimas y sin decir nada, sonrió tímidamente y se alejó. - Mmmmm… no le creo nada – escuché la voz de mi conciencia, mi consejera Sussy Sánchez, mi mejor, única y verdadera amiga, quien había sido cómplice de tal escena que parecía sacada de una de esas historias de amor que leía por las tardes. - ¿Por qué fuiste tan buena con ella? ¿Por qué no te le fuiste a la yugular? Yo la hubiera arrastrado de los cabellos por todo el patio de la escuela… amiga, si ya hizo esto una vez, lo hará de nuevo, estoy segura. – 66


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Quizás Sussy tuvo razón. Debí darle su merecido por buscona. Pero no ganaba nada con arrancarle los pocos cabellos que tenía o dejarla tirada en medio del patio escolar y que todo el alumnado la viera y se burlara de ella. Me interesaba más recuperar el amor de Helí. Si realmente valía la pena continuar con nuestra relación el tiempo lo diría.

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6 – Matrimonio. Un día mi mamá me comentó que don Servando Billetales, el señor que meses antes me había presentado, estaba buscando mujer para casarse. El viejo tenía mucho dinero, pero estaba más solo que nunca. Claro que no me dijo que su ex mujer lo abandonó por mujeriego y fumador compulsivo, que la desatendía a ella y a su pequeña hija, de eso me enteré tiempo después. Mi madre llegó a mi habitación muy entusiasmada. Su mirada revelaba un goce y un orgullo que no había visto en ella desde la última vez que llegó al club del brazo de mi padre. Le brillaban los ojos. Parecía que se había ganado la lotería y por fin “saldríamos” de las deudas de juego que ella misma había acumulado durante varios años en los que mi padre se ha alejado. - Hija, te tengo una noticia: ¡don Servando me pidió tu mano! Se quiere casar contigo ¡que emoción! Imagino que estarás muy contenta, así que le respondí que es lo mejor que nos pudiera pasar. Le confesé que entre más pronto sea la boda, mejor, sólo falta saber qué opinas tú hija. Ya verás la vida que te espera, Nahuí – sonreía triunfante - tendrás lo mejor de este mundo, incluso lo que nunca habías imaginado. Y podremos viajar al Medio Oriente. ¿Recuerdas que de niña era tu anhelo más grande? ¡Ya podrás cumplirlo! Además que Servando es un encanto, un hombre de verdad. Me quedé muda. No podía creer lo que estaba escuchando. - Mamá, a mí no me agrada ese señor. 68


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- No seas tonta – me dijo cambiando de humor - ¿dónde vas a encontrar a alguien que te dé una mejor vida? Ese muchacho con el que andas no pasará de perico a perro. Nahuí, piensa en nosotras. Piensa en nuestro futuro. Tu padre ya no está con nosotras. Nos abandonó. - Él sigue con nosotras, mamá… - No. Hace años que no está con nosotras. El cheque que manda cada mes no nos alcanza ni para pagar la mensualidad del club y yo ya no tengo cara para ir y que administración me mande llamar para darme más plazo para dar un abono. Entiende, Nahuí, Servando no sólo nos quitará las deudas de encima, nos dará mil cosas que nos hacen falta y lo mejor es que serás dueña de negocios, tendrás un buen porvenir. - ¿Deudas? ¿Plazos? ¿Abonos? Sólo eso te preocupa, mamá. Pagar y seguir endeudada. ¿Y mis sentimientos qué? ¿No cuentan? – mis ojos se humedecieron. - Sí, sí cuentan. Aprenderás a quererlo. Don Servando es un caballero y me ha jurado hacerte muy feliz. Yo confío ciegamente en su palabra, ya lo verás. Yo era una chica de buenas costumbres, educada, buena hija. Respetaba a mis padres por encima de todo y creía que ellos sabían bien lo que me convenía, aunque yo no estuviera de acuerdo con ello. Sussy me decía que era un poco tontita, que debía de tomar decisiones y enfrentar las consecuencias sin pedir permiso a mis padres, pero en realidad nunca me había revelado. Mi mamá influía mucho en mí, era muy persuasiva y sabía bien cómo manejarme a su antojo. No podía desobedecerla, no quería más castigos, pero tampoco deseaba casarme con ese viejo. Mi padre casi no estaba en casa, siempre andaba en viajes de “negocios”. Nos tenía un poco abandonadas a mi madre y a mí. En mis pensamientos más oscuros creía que él tenía otra familia. Siempre que 69


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estaba en casa peleaba con mamá cuando ella se aferraba a su mundo de apariencia y falsedad. Y aunque nada nos faltaba, me hubiera gustado que él estuviera más tiempo con nosotras. Pero con todo y eso yo lo quería mucho, porque él me apoyaba en todo. Él sí creía que podía encontrar a un hombre que en verdad me gustara, me amara y me hiciera feliz, y confiaba que si estudiaba idiomas o cocina internacional después de la prepa, podría realizarme profesionalmente y ser una mujer independiente. El día que le presenté a Helí, me dijo que era buen muchacho, un buen partido. Que tenía que poner todo de mi parte para que la relación madurara, que tenía algo a mi favor: que aunque físicamente me parecía a Catalina, mi madre, en realidad éramos totalmente distintas. Y ese era un buen augurio. Yo realmente quería a Helí y lucharía contra todo, discutiría eternamente con mi mamá si fuera necesario. Ayudaría a Anny a recuperar la ilusión del amor para que se alejara de mi chico, todo con tal de recuperar el amor de Helí y tenerlo conmigo para siempre.

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Helí

7- Reconciliación. Desde que conocí a Nahuí, mi vida cambió rotundamente. Siempre pensé que no era buen partido para las chavas, nunca tuve suerte con ellas. Imaginaba que estaría solo siempre. Y lo estaba. Mis padres se separaron cuando yo era muy pequeño. Mi mamá y yo nos mudamos a la casa de la abuela, donde además vivían mi tía y tres primas, hijas de ella. Crecí sintiéndome feo, nada atractivo. Responsable de cuidar a las seis mujeres que vivían en mi hogar. No tenía tiempo de pensar en novias o juegos con otros niños, más bien era solitario. El defensor de mis primas. El hombre de la casa. No tuve tiempo de jugar al futbol con los niños vecinos o invitar al cine a la chica que me gustaba desde la primaria. Siempre estaba ocupado remediando algún problema de la casa; se descompuso el refrigerador: “Helí, arréglalo”, se quebró la silla de madera: “Helí, repárala”; no puedo abrir el frasco de mermelada: “Helí, ábrelo”. Fui tan tímido para relacionarme con la gente que los chicos que pudieron ser mis amigos, de pronto crecieron y cambiaron sus juguetes por coquetería y diversión nocturna, cuando yo seguía siendo el muchachito de mamá que cuidaba a sus primas y terminaba siendo confidente y su técnico de cabecera. Mis únicas amigas eran mis tres primas, que al fin de cuentas también crecieron y ya no les agradaba contarme sus cosas. Y de pronto mi vida

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se tornó en soledad. Esta situación se transformó cuando llegaron las computadoras a mi ciudad, y poco después el Internet. Mi madre, con sus ahorros, me compró una de esas máquinas de escritorio con discos flexibles cuadrados y enormes. Me enfoqué en el mundo cibernético y me encantó. Soñaba en ser un as de las computadoras y con eso llenar el hueco de soledad, pero aún con todo aquello mi eterna compañera no me dejaba en paz, eso no me llenaba por completo. ¿Qué me faltaba? ¿Una novia? ¿Nahuí? Después de que Anny me besó frente a todos los compañeros de la escuela, Nahuí cambió conmigo. Ya no era la chica tierna y sonriente que llevaba tratando cerca de seis meses. No la culpo, todo lo contrario. Yo soy el culpable por no dejar en claro con Anny lo que siento por Nahuí. Al día siguiente de incidente busqué a la que había sido mi novia, o seguía siendo, ya no lo sabía. Cuando la encontré no estaba sola. Sussy, su guardiana feroz, su guardaespaldas privado, impedía que me acercara. Su mejor amiga estaba muy enojada, pero eso no me impidió insistir hasta conseguir charlar con ella. - Discúlpame por el berrinche del otro día – me dijo. - No, como crees, discúlpame tú, chiquita. Nunca me imaginé que pasaría algo así... Anny no me gusta para nada. Es mi amiga solamente. No entiendo cómo puede confundir mi trato amable con atracción. No sabe distinguir un amor de pareja de una amistad. Pero tranquila, no estoy interesado en ella. Mi corazón te pertenece sólo a ti. – le respondí. - El mío también te pertenece – contestó. Nahuí siempre fue paciente, tranquila, optimista, cariñosa, muy linda, tanto que a veces se echaba la culpa de tonterías que no tenían importancia o burradas que yo cometía... sin embargo era yo el que siempre 72


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terminaba pidiendo disculpas. A pesar de todo había comenzado a tener un sentimiento que jamás había vivido: el amor. Por vez primera. Nunca había tenido novia y con ella era todo mágico.

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8 – Cuestionamiento. Era mitad del ciclo escolar. Nahuí se enfermó de gripe por el cambio de clima y la humedad que llena la atmósfera de los puertos del Pacífico mexicano. Vivíamos en Mazatlán, Sinaloa, un bello paraíso rodeado de un esplendoroso mar, enormes palmeras cocoteras, pelícanos, gaviotas y peces multicolores. Con un clima delicioso durante el año, excepto en verano, en esos días parece que vivimos en el infierno. Llamé por teléfono a su casa, pero siempre me colgaban en cuanto decía mi nombre. La última vez su madre me dijo claramente que su hija no estaba interesada en mí, que para ella sólo era un pasatiempo. Que éramos de mundos distintos. - Déjala en paz, muchacho. Ella tiene destinado un mejor futuro en el cual no figuras tú. – me dijo y colgó bruscamente la bocina. Sus palabras no me hirieron, pero sí provocaron ideas negativas en mi mente. Posiblemente no soy el mejor partido, pero mis sentimientos eran reales. Nahuí ya me había comentado del difícil proceso por el que estaba pasando su madre, la menopausia, y eso la tenía muy estresada y cambiaba de parecer constantemente. En algunas ocasiones la señora estaba muy feliz y en otras lloraba como una pequeña niña sin su caramelo, por lo que no le di importancia a sus palabras. En esos días de su ausencia, mientras trabajaba en la página web de Anny, ella, mi fiel amiga, llegó por detrás y rodeó mis hombros con sus brazos.

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- Hola Helí, veo que estás solo – me dijo cariñosamente. - Sí, ¿cómo ves? – respondí - Nahuí no pudo venir a la escuela, pobrecita, está enferma desde hace días. - Pues mejor... digo, pobre, ¿verdad?, este... pues… – balbuceaba. - ¿Quieres que te muestre cómo va tu página web? Ya le hice algunos arreglos, siéntate. - ¡Oh, qué bien! Aunque no vengo a eso... – señaló - Sabes, nunca he tenido novio y sé que una página en Internet que tenga mis fotos ayudará, o por chat privado, conoceré a diferentes chavos, y posiblemente alguien puede ser interesante. Sin embargo nadie de ellos puede interesarme más que… - No te aflijas – interrumpí - el amor llega cuando menos te lo esperas. Ya ves mi historia. Tanto tiempo de soledad y hoy puedo estar seguro de que alguien me acompaña siempre, aunque no esté físicamente conmigo. - ¿Físicamente?, no sé qué le ves. Son tan distintos. ¿La quieres mucho, verdad? Y de pronto me quedé callado. Un pequeño silencio que pareció una eternidad. No sé qué pasó. Nunca me habían preguntado eso y no sé por qué no pude responder. Nunca he sido bueno para expresar mis sentimientos, pero se suponía que no tenía nada que perder al responder que sí la quería y mucho, aunque sabía que lastimaría a una chica que estaba seguro que sentía algo por mí. - Siento mucho cariño por ella... por algo somos novios, ¿no? – res75


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pondí finalmente. - No te veo muy convencido. - Todo va bien, Anny, no te preocupes. Creo que tenemos una relación padrísima – contesté nervioso. Anny tenía un gesto incrédulo y una mirada penetrante que ponía los pelos de punta. Aún me pregunto de aquel silencio. Y cómo reaccionó Anny. Además que en ese preciso momento sentí que alguien nos observaba y en efecto, era Sussy, con su mirada acusadora detrás de la ventana del salón de computación. Sentí un balde de agua fría cayendo encima de mis hombros. Seguro le iría con el chisme a Nahuí. ¿Qué me pasaba? ¿Por qué no podía contestar una simple pregunta sin ponerme nervioso? Claro que quería a Nahuí. Era mi primer amor. Me encantaba estar con ella. Tocar su piel, besar sus labios rojos, oler su cabello. Pero, ¿por qué me era tan difícil decir que la quería?

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9 – Impotencia. Me consideraba un chavo buena onda. Me gustaba escuchar a los pocos amigos que tenía, pero no era muy abierto con ellos. Era el típico amigo que escuchaba y daba consejos. Mi madre siempre me apoyaba en todo, pero como trabajaba todo el día, casi no convivía con ella. Y con mi padre menos, se fue de la casa, se casó de nuevo y ahora atendía a su nueva esposa y a mi hermanito. Podía asegurar que mis papás no conocían mis rollos. Nahuí se recuperó pronto y volvió a clases. Se acercaban las vacaciones de verano y junto a Sussy, a quién al parecer se le había olvidado que me vio junto a Anny, planeábamos un fin de semana. - Rentamos el cuarto de hotel. Tiene una alberca de lujo. Una discoteca en la azotea. Además podemos hacer una fogata una de las noches y pasárnosla bomba, ¿qué dicen? – proponía Sussy. - Claro que acepto, distinguida dama – respondí, haciéndome el gracioso. - Ya quedamos amiga. ¿Llevarás a tu novio? – preguntó Nahuí. - ¿Tú crees que no? Tú llevarás el tuyo. A poco creías que iríamos los tres solos. ¿Yo de mosca? ¡Nunca! – cotorreaba su amiga. - Sussy no puede vivir sin él... – bromeábamos

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- ¡Sí, cómo no! Las dos parejitas la pasábamos genial. Esas vacaciones fueron de lo mejor. Ese día Nahuí se veía hermosa con el bikini azul ajustado a su figura: alta, delgada y de cadera pronunciada; resaltaba el rojo de sus labios con el blanco de su piel y en sus ojos claros se reflejaba la chispa de la felicidad. No podía pedir mejor novia que ella. Si no fuera mi novia, juraría que era la más bella de la escuela. Cumplimos con todos los planes, incluyendo la fogata nocturna en la playa frente al hotel, pero por órdenes de los administradores, que ya nos habían dado permiso de hacerla, tuvimos que apagarla, pues una llamada telefónica del comandante de policía bastó para terminar la fiesta junto al mar. En aquel entonces el Presidente Municipal prohibió las lunadas, así que no quedó de otra más que tomar nuestra respectiva hielera, las bolsas de botanas y seguir nuestra fiesta en el área de la alberca dentro del hotel. Nos portamos como grandes amigos, más que dos parejitas de enamorados bajo la luz de la luna y la cobija de la brisa del mar. Nahuí y Sussy se llevaban de maravilla; platicaban horas sin parar, jugaban como niñas pequeñas, se enojaban y en un instante se contentaban con mil abrazos, eran como hermanas. Ambas se defendían como fieras. Si algo le ocurría a mi novia, su amiga no dormía hasta que juntas resolvieran el problema y viceversa. Esa chica es única. Por algo Isaac, su novio, la adoraba. Por otro lado, doña Catalina, mi suegra, nunca me vio con buenos ojos. No la entendía. Jamás le falté el respeto a Nahuí, siempre acepté las condiciones que me ponía: llegar temprano, cuidarla, no ir a lugares desconocidos o extraños sin que ella supiera, no beber licor, no fumar, 78


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aunque yo no lo hiciera, y mil ridiculeces más. - Mira, muchachito, - me dijo un día - mi hija está acostumbrada a lo mejor y no creo que tú se lo puedas ofrecer, es la verdad. - Pero, ¡mamá! – alegaba Nahuí - nunca hemos hablado de matrimonio, ni nada por el estilo, estamos muy jóvenes, aun no cumplimos los 18 años. - No lo entiendo... Nahuí, estás muy grosera conmigo desde que conociste a este joven – dijo su madre, indignada – ser altanera se aprende muy bien, por lo que veo. - Señora, si me permite, me gustaría... – traté de opinar. - Mira, jovencito, mejor márchate. Tengo que hablar con mi hija de una vez por todas. Tenemos que poner las cosas claras y esto no te incumbe – interrumpió doña Catalina un poco molesta. - Es mejor que te vayas, Helí, nos vemos el miércoles. No quiero más broncas con mi mamá – me dijo Nahuí - Pero, ¿estarás bien? - Sí, gracias por preocuparte. Y salí de aquella casa lujosa de Las Lomas hecho un manojo de ira e impotencia. ¡Que coraje! Pero no podía hacer nada que Nahuí no quisiera. Eso sí, las veces que nos vimos a solas la respeté, alguna vez toqué más de la cuenta, pero siempre fue con cuidado y mucho respeto. No pasábamos de besos profundos y manos cariñosas. Las suegras olvidan que alguna vez fueron jóvenes y que también hicieron locuras por amor. 79


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10 - Tecnología. Las computadoras eran mi trauma, mi debilidad. Me encantaba todo ese rollo. No me cabía en la cabeza cómo una caja con sólo alambres, conexiones y enchufes, podía ser tan magnifica. Y lo mejor de todo: el Internet. Cuánta información al alcance de mi mano. Toda esta tecnología era nueva, recién llegada, aún no entrábamos al año 2000 y ya teníamos este lujo. La era de Los Supersónicos comenzaba ahí. Tuve que tomar tres cursos distintos de computación para poder entender un poco. En uno de ellos estudié los códigos html, que era la única manera de hacer páginas de Internet en ese entonces. Y me gustó tanto que les hice páginas personales a todos mis amigos, a Anny, y también la página oficial de la preparatoria. El profesor Del Real, subdirector de la escuela me felicitó y hasta prometió presentarme a su hija Scarlet, una jovencita de primer año. Muy guapa pero un poco sangrona, decían que andaba tras los huesos de uno de mis amigos, pero Héctor no le hacía caso. Yo la veía paseando por las canchas de la escuela junto a otra chica delgada que parecía su clon. Después supe que se puso de novia con un tipo que no era de la prepa, desatando la furia de uno de sus admiradores más fieles: un tal Epifanio. Con la llegada del Internet y el incremento de páginas comerciales, se puso de moda el chat, o sea, platicar en Internet con cualquier persona del mundo. El universo adolescente noventero dio un giro de 180 grados. Nunca me llamó la atención chatear, porque me aburría en serio, además era una revolución de letras de colores, que no entendía bien si me hablaban a mí, o a algún chavo de Perú o de España, por ejemplo.

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Pero de un día para otro, como comúnmente dicen, me “piqué”. Encontré distintos grupos de personas: fresas, darks, frikis, nerds, norteños o sinaloenses, por mencionar algunos. Me la pasaba platicando por Internet todo el día. Brincando de sala en sala de charla. Entré a todas y platiqué de todos los temas. Desde entonces lo hago por las noches. Comencé a ser amigo de varios chavos y chavas afines en las distintas salas y me divertía como niño con juguete nuevo. Y luego, el encontrar gente parecida a ti, que ha pasado por problemas y situaciones parecidas, te hace comprender muchas cosas, y al fin sabes que no eres el único que ha vivido esas experiencias y que ahora puedes hablarlo sin temor a ser rechazado. Nunca me sentí tan comprendido; había encontrado un lugar ideal. Y sin darme cuenta, con los días de charla y distintos personajes que fui conociendo, alguien destacó de entre la multitud. Y poco a poco entró a mi vida... no sabía qué hacer, cómo reaccionar. Empecé a dudar de mí y de mi relación con Nahuí. Al principio mantuvimos en secreto nuestras identidades. Labios de fuego y Mistofoles eran los reyes del chat, todo mundo quería hablar con ellos, pero estos sólo hablaban en uno de los chats privados de la página, se hicieron exclusivos. Ninguno de los dos dábamos nuestro brazo a torcer. No sabíamos quién era quién. Pero con el transcurso de las noches fuimos quitándonos las máscaras. Resultó que teníamos una historia de vida parecida y durante la etapa más difícil de adolescencia nos faltó cariño, confianza, protección, la presencia de un padre, amigos, etcétera. Fue difícil dar el siguiente paso, pues había gente en el chat que decía tener malas experiencias. Platicaban dos o tres veces con algún personaje, se conocían y luego descubrían que ninguno era lo que imaginaban. Pero en mi caso, sabía que Labios de fuego no se parecía a nadie y que era real. Estaba seguro de ello. 81


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Al mes nos conocimos en persona y empezó algo genial. Una experiencia hermosa. No me equivoqué. Nadie sabría de esto, jamás. Mis sentimientos habían cambiado… ¿qué era lo que realmente sentía? ¿Por qué tenía tantas dudas? ¿Por qué tenía que aparecer esta persona cuando tenía otro compromiso? ¿Cuál era mi camino?... No dejaba de cuestionarme sin obtener respuestas. Y temí.

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11 – Preguntas. En los días siguientes me comporté un tanto distante y callado con mi novia. Mi cabeza daba mil vueltas. En lugar de encontrar respuestas, seguía con más dudas. - Te noto algo serio, ¿te pasa algo? – me preguntaba Nahuí cada día que nos veíamos y a cada minuto de silencios incómodos. Esa vez lo hizo de nuevo. Pero, ¿cómo poder explicarle que mi mente y mi corazón estaban hechos bolas? No sabía si quería seguir adelante o echarme a correr. - No, no tengo nada – respondía siempre. Inmediatamente el sexto sentido femenino salió a relucir. - ¿Soy yo, verdad? – me dijo decepcionada. - ¿Qué? ¡No! Para nada. Nahuí no pienses mal. Lo que pasa es que traigo algunos problemillas... y ando algo triste, estresado… yo qué sé. - No te preocupes, amor, todo tiene solución. Además, para eso estoy aquí. Cuéntame qué pasa, ¿Anny no te deja en paz? La pobre Anny ni vela tenía en este entierro. Quisiera haberle contado todo a Nahuí, pero no podía. Me ganaba el temor de perderla si lo sabía. - Eres muy buena, Nahuí, - le agradecí – Demasiado, no me lo merezco. 83


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- ¿Por qué lo dices? Para mí eres lo mejor que me ha pasado. Vales mucho. Me haces sentir que nada del pasado o de lo que mi madre trama, importa. - Tú también eres muy especial para mí, pero no sé qué me pasa – insistía. No, no podía. No podía mentirle, pero tampoco te podía contarle la verdad. - Mi mamá sigue con la tonta idea de que me case con ese viejo que tanto asco me da. Dice que es lo mejor para mi futuro – me confesó de pronto. - ¿Y lo harás? - Sólo quiero estar contigo, Helí. Si mi mamá insiste en su plan, no sé qué voy a hacer. Por lo pronto tendré que ir a buscar a mi papá y le pediré un consejo. Aunque la loca de Sussy cree conveniente buscar a la ex esposa de este señor y averiguar cosas de su pasado. Está convencida de que encontrando algo turbio podemos hacer desistir a mi madre de la boda con don Servando Billetales. - Esa Sussy está un poco loca – bromeaba – ¿ahora quiere ser investigadora secreta? - Tonto – se rió Nahuí – ella lo hace porque me quiere. Y yo te quiero a ti, déjame abrazarte. Nahuí no se merecía esto. Era una chava lindísima, con un corazón enorme. De verdad me amaba. No quería lastimarla. ¿Qué debía hacer? ¿Ella será mi camino? Estaba más confundido que nunca. 84


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Sentía como mi corazón se destrozaba cada vez que veía o besaba a Nahuí. La quería muchísimo, sí, pero en realidad sólo pensaba en Labios de fuego, aquella persona que había conocido por Internet, y en el mundo nuevo que estaba explorando.

Labios de fuego y yo nos seguimos viendo en muchas ocasiones a escondidas. ¡Y me la pasé genial! No me arrepiento de nada. Mis sentimientos habían cambiado. Era tan feliz, pero tan desdichado... por un lado no quería que Nahuí saliera perjudicada, y por el otro, había experimentado tantos sentimientos nuevos que no quería parar. Finalmente mi felicidad estaba por encima de todo. Dejaría de ver a Nahuí unos días. Necesitaba pensar y tomar decisiones.

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12 - Amantes. En la escuela me encontré de nuevo con Anny, la preguntona. Y lo menos que quería era otra tortura mental sobre mis sentimientos hacía otra persona o cualquier tema de amor. No quería tenerla frente a mí porque quería evitar cualquier mal entendido. Pero Anny era tan terca, que aunque yo le volteara la cara ella corría hacía a mí y me saludaba como si no pasara nada. Y eso lo hacía desde que entró a la preparatoria y me conoció. Nahuí decía que ella estaba enamorada de mí, pero creo que estaba equivocada, Anny necesitaba cariño y comprensión, no un novio, o ¿será que el equivocado era yo? - Oye, y ¿cómo te va con tu novia? – cuestionó. - ¿Novia? Este... no... pues... - Tienen broncas, ¿verdad? - Algo así – le dije. - Cómo me gustaría que se reconciliaran, ¡en serio! - Anny, ¿me lo dices en buena onda? – pregunté muy sorprendido. - ¡Claro! Ya comprendí que no eres para mí... me sigues gustando, pero ni modo. Llegué después. El puesto ya está ocupado. Ay Helí, no sé qué le ves a esa regordeta. Si yo fuera ella, estaría contigo siempre, más ahora que te veo tan cabizbajo. Si quieres y confías en mí, puedes contarme todo. Yo sí te quiero escuchar, ser tu confidente, ser tu amante, 86


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ser todo lo que ocupas de una mujer. Pero en fin. Llegué tarde a tu vida. Aún así tienes en mí a una buena amiga. - ¡Anny! Qué linda eres, nunca me imaginé que me apoyaras en esto. La abracé como gesto de gratitud, me dio un beso en la mejilla y se marchó a clases. Anny se perdió el resto del día. Un respiro en mi revoltosa y tortuosa vida. De igual manera Nahuí tampoco aparecía. No la encontraba por ningún lado de la escuela. Lo más probable es que esté junto a Sussy, contándole sus penas, platicándole que, después de casi un año de relación, ya no estábamos tan bien. Yo seguía inmerso en un océano de dudas. ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿A quién amaba realmente? ¿Por qué me gustaba sufrir, cuando todo podría ser más fácil? Seguían las preguntas sin respuestas en mi mente. Por la tarde vi a mi cita de las últimas dos semanas. Aquella persona que era como mi espejo, que tenía mil cosas en común y en la que, al igual que yo, había nacido un sentimiento de agradecimiento, comprensión y de amor. - Te quiero – le confesé - jamás pensé que esto crecería. Tengo miedo, pero estando junto a ti me siento fuerte. - Yo también te quiero – respondió - y has logrado entrar a una parte de mi corazón a la que nadie jamás había llegado. - ¿Lo dices en serio? - Sí, pero ¿y tu novia? ¿Qué pasará con ella? - No te preocupes... arreglaré el asunto.

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- No me gustaría que le hicieras daño. - Lo sé y ¡no sé qué hacer! Sé que es peor no decir la verdad. La quiero mucho pero… - Búscala – me aconsejó. Sentí que había un poco de esperanza. Poder arreglar las cosas con Nahuí y seguir con mi nueva conquista, aunque sabía que la lastimaría mucho más; o decirle adiós a los nuevos sentimientos y quedarme con Nahuí, aunque después me sintiera frustrado por no experimentar tantas cosas que con ella por lo pronto no se podrían. Qué cosas de la vida. Estaba entre la espada y la pared. Al parecer me había enamorado de dos personas al mismo tiempo. De una estaba seguro de lo que sentía, pero de la otra tenía muchas dudas. Yo era alguien de sentimientos muy complejos y extraños... ¡cómo todo yo!... Era exageradamente especial y no cualquier gente era de mi agrado. No me consideraba un chavo de mal. Nunca pensé que me pasaría esto. Sabía que lastimaría a Nahuí. Aunque me decidiera por ella, no tendría descanso pensando que la engañé. Cada vez que la besara recordaría aquellos Labios de fuego que había besado con intensa pasión. Cuando le abrazara pensaría que estaba abrazando aquel cuerpo cálido que, con el solo roce de su piel, erizaba la mía. Y cuando le hiciera el amor se lo estaría haciendo al pasado que seguiría vivo en mis venas y en mis pensamientos. Cada día que le dijera te amo, amaría el recuerdo de aquel ser que ya no estaría conmigo. Por lo pronto trataría de poner mis sentimientos por el camino que 88


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debían de ir: por donde me dictara el corazón... Esto me quitaba el sueño, y me dolía el pensar que perdería a alguno de mis dos amores o que quedaría solo, otra vez, como siempre.

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Sussy

13- Visita. Un día en el parque, cerca de mi casa, platicaba con mi mejor amiga, Nahuí, sobre su relación cada vez más distante con el que decía era el hombre de su vida. Mi amiga estaba muy decepcionada de Helí. Esperaba de él muchas cosas, pero parecía que él estaba dormido. Ya no la buscaba, no hacía ni un esfuerzo, ni daba señales de vida. - Mi mamá insiste en que me case con don Servando, pero no lo amo, ni siquiera lo he visto desde hace un mes. ¿Qué hago? Helí ya no me busca. Desaparece por semanas y no tiene excusas ni da explicaciones – me decía. Y qué más le podría decir yo, si ya le había dicho todo lo que pensaba al respecto. Pero no me hacía caso. Curiosamente, en ese momento se nos acercó una señora joven y bella, delgada, muy bien cuidada, pero con un semblante triste. Venía con una simpática niñita como de 3 años, la cual no dejaba de brincar. - ¡Que linda eres! Con razón se quiere casar contigo – le dijo aquella mujer a Nahuí. - Usted... ¿me conoce? – le respondió. - No, es la primera vez que te veo. - ¿Y cómo sabe que alguien quiere casarse conmigo? 90


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- Sé cada movimiento de Servando – finalmente le confesó – sé qué hace, a dónde va, cuándo duerme, con quién se quiere volver a casar. - Usted es... - Su esposa, Mónica Gómez, mucho gusto. Bueno, dejémoslo en su anterior pareja, porque los trámites de divorcio están muy avanzados. Dime una cosa muchacha, ¿tú no lo quieres, verdad? – preguntó la joven mujer. - ¿C-cómo lo supo? - Se nota en tu mirada... y sabes, no te culpo, yo tampoco lo amaba cuando... de cualquier manera, me dejó algo maravilloso: Sofi, mi hija. No te cases con él si no lo amas. Así no serás feliz a su lado. Nahuí, muy sorprendida, inició una larga charla con aquella mujer, mientras yo entretenía a la chiquilla arriba de unos juegos del parque. Cuando la mujer se retiró, se despidió de nosotras y prometió ayudar a Nahuí en lo que fuera posible para impedir la dichosa boda. - No lo puedo creer – me dijo mi amiga - la ex esposa de don Servando frente a mí, dándome consejos. Parece que aún lo ama y que sufrió mucho a su lado. Se nota que es buen ser humano. Además que Sofi, su hija, está preciosa y es muy simpática. No logro entender por qué don Servando abandonó a tan agradable mujer. - Por algo debe de ser – le respondí. Nahuí y Mónica siguieron viéndose en diversas ocasiones. Mi amiga me confesó que aquella mujer, de algunos 32 años, tomó la decisión de separarse de su esposo porque lo descubrió engañándola con distintas mujeres, además de su adicción al alcohol y a los juegos de azar, en los cuales había alcanzado la riqueza y ahora era dueño de algunos clubes 91


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de apuestas, mejor conocidos como casinos, uno de ellos en la Zona Dorada, otro en el centro de Mazatlán y uno más en Culiacán. Pero no todo en la vida era el dinero, le aconsejó. Don Servando maltrató a Mónica delante de Sofi. Un día, de la nada, el hombre le rezó un rosario de groserías, la arrojó al suelo con un empujón y la golpeó porque supuestamente yo no era la mujer atractiva de la que él se había enamorado. Que tanta tontería de celos y persecuciones detectivescas le habían arruinado aquel bello rostro de porcelana que tanto lucía ante sus camaradas y socios del club. Ese mismo día, Mónica tomó una pequeña maleta, metió lo primero que encontró y algo de ropa para su hija y se fueron de la casa. Vivieron unos meses en un pequeño hotel mientras un abogado tramitaba el acta de divorcio, custodia y hasta una denuncia por daño moral. Don Servando, más vivo que tonto, sabiendo que todo el tribunal acudía a los clubes por lo menos cada semana, contrademandó a su esposa por abandono de hogar, pero no procedió, el juez le dio el fallo a Mónica, principalmente porque hubo violencia frente a una menor de edad. Tuvieron que pasar muchos meses de angustia e injusticias, pero al fin el abogado logró que don Servando le diera una pequeña pensión a Sofi y otorgó el divorcio y custodia a Mónica. Tras el divorcio tendrían dónde vivir y estarían más tranquilas. No sabía qué decisión tomaría Nahuí, pero ni loca podría casarme con ese vejete. Sería tirar a la basura su juventud y sus deseos de vivir. ¿Dónde estaba Helí? Se le estaba yendo de las manos el ser feliz con una buena chica, de las que ya casi no había.

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14 - Preparativos. Durante el mes de noviembre, cerca de la fecha de la boda de mi amiga y don Sevando, Nahuí parecía recluida en un convento. No asomaba las narices ni de día ni de noche. Dada mi preocupación de mejor amiga, casi hermana, me fui toda la tarde a hacerle compañía. La noté más delgada, un poco pálida y con una mirada vacía, triste, dispersa. Casi no hablaba. Era como platicar con un zombi. Sólo respondía con sonidos guturales, dando respuestas afirmativas o negativas. Después de aventarme un monólogo tipo Federico García Lorca, mi amiga volteó su rostro hacía mí y con su voz casi en silencio, me pidió agua. La jarra de cristal que estaba sobre la cómoda reposaba vacía, por lo que tuve que bajar a la cocina. Al llegar a los últimos escalones que conectaban la planta baja de la zona de las habitaciones, escuché a la mamá de Nahuí hablando con un hombre. - Sabe una cosa, doña Cata... la verdad me animé a pedirle la mano de su hija... pero no es porque esté enamorado de ella... sino... – decía la voz masculina. - ¡Este... mande! – balbuceaba la nerviosa madre de Nahuí. - Sólo lo hice por acercarme a usted – dijo el hombre. - Pero... ¡Servando! - Te amo, Catalina... y no puedo más.

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En ese instante me di cuenta que esa voz era la del prometido de mi amiga. Casi se me cae la jarra de cristal que traía en las manos. - Pero... ¿y mi hija? Además, ¡soy una mujer casada! Qué pensarían en el club social – seguía la señora muy nerviosa, aunque en su voz se notaba un tanto halagada. - Tú me has dicho que tu esposo ya no vive con ustedes, que hasta tiene otra pareja. Te divorcias y listo. Dame una oportunidad, Catalina... eres la mujer más fascinante que he conocido. En ese momento, para mi sorpresa, resbalé en el último escalón de la escalera en forma de caracol. De mi boca salió un pequeño grito. La mamá de Nahuí y el señor se percataron de mi presencia y corrieron a auxiliarme. Por suerte no quebré la jarra. - ¿Estás bien, Sussy? ¿Te hiciste daño? – preguntaba doña Cata haciéndose la muy preocupada. - Estoy bien, señora. Sólo bajé por agua para Nahuí. - Bien, dámela, la lleno y se la llevas. - Gracias. Doña Catalina se marchó a la cocina y yo me quedé frente a don Servando Billetales. Claro que le eché mi mirada más feroz, esa que te dice: “sé toda la verdad viejo maldito”, sin embargo solo recibí miradas y sonrisas irónicas de su parte, de las que te dice: “pobre niña estúpida que se cae por las escaleras por torpe y chismosa, aun así me saldré con la mía”. Lo miré unos segundos, pero su mirada era tan penetrante que la esquivé y miré hacia otro lado. Me sentí un poco nerviosa. La espera se 94


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volvió incómoda y eterna. - Toma, hija, también traje aspirinas por si Nahuí se sigue sintiendo mal. - Bien. Yo se las llevo. Ya con la jarra de agua, volví a subir al siguiente piso, decidida a contarle toda la verdad a mi amiga. Estaba enojada, sorprendida e indignada por lo que descubrí. ¿Qué clase de madre le puede hacer esto a su hija? Llegando a la habitación de Nahuí escuché que hablaba sola, al parecer lloraba. - Helí, cómo pienso en ti... – escuché - si no eres para mí, sal ya de mi cabeza. Esto me atormenta... no quisiera saber que ya no me amas o que he sido engañada. Me da miedo. Llama pronto, por favor. Mientras observaba la escena triste, sentí lástima por mi amiga. Simplemente no podía hablar sobre lo que escuché. No en ese momento. ¿Qué podía hacer para ayudar a mi amiga? ¿Impedir la boda? Pero, ¿con qué pretexto? ¿Contando toda la verdad? Nadie me iba a creer. Esto era muy complicado. Tendría que buscar a Helí y decirle todo, aunque esto me costara la amistad de Nahuí.

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15 - Verdad. El fin de semana fui al cine del centro comercial. Estaban proyectando una película buenísima de acción, sin embargo entré a otra función, una cómica y relajada. Tanto estrés vivido en casa de mi amiga; Isaac, mi novio se fue a unos cursos a Guadalajara, y yo sola. No había nada mejor que una buena película que lograra hacerme reír. A media película se me antojaron unas palomitas; típico que cuando llegas no las compras porque hay una fila enorme de gente comprando golosinas. Y como era de esas personas que no me gustaba perderme ni un segundo de la proyección no compré nada. El antojo creció y ni modo, dejé mi asiento y fui a la dulcería del cine. Compré mis palomitas y agua embotellada, y mientras me las daban escuché un relajo tras de mí. Era un grupito de chavos. Se reían y festejaban quién sabe qué. Me llamó la atención ver que eran sólo hombres y que más de uno tomaba de la mano a otro, cosa que no me asustó, al contrario, me daba gusto que todo mundo expresara sus sentimientos y no se preocuparan por el qué dirán. La señorita que me atendía en la dulcería me dio las palomitas y el cambio. Al voltear de nuevo para irme a la sala donde veía la película, me quedé paralizada. Era Helí. Estaba con el grupito de chavos detrás de mí. Y casi se me atoró un bocado de palomitas que ya masticaba al ver que el novio de mi amiga tomaba de la mano a otro chavo. - ¡Helí! – le sorprendí. - ¡Sussy! – dijo con los ojos casi saliéndosele.

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- ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué? Ella no se lo merece... y menos de esta manera. - Puedo explicarlo – aseguró nervioso, pero sin soltar la mano que tenía tomada. - No necesitas decirme nada, me doy cuenta de todo... ¡qué pena! - ¿Le dirás? - No lo sé... es mi mejor amiga, entiendes. Díselo tú. - ¿Qué pasa? – intervino el dueño de la mano que Helí sostenía. - Sussy, deja que yo arregle esto – dijo Helí sin hacerle caso a su amigo – sé que tengo que hablar con Nahuí, pero entiende, esto es muy difícil para mí. - ¿Y para ella no? Helí si no hablas con ella se va a casar con ese hombre y será infeliz para siempre, ¿no has pensado en eso? – En ese momento miré al joven que teníamos a un lado – sí, veo que no has pensado en ello. Mira Helí debes hablar con ella lo más rápido posible, si no lo haces tendré que hacerlo yo. Con permiso. Me alejé escuchando mi nombre mil veces, pero no miré atrás. No me dolía ver a Helí como lo vi, sino saber que engañó a mi mejor amiga y a todos. Nunca lo imaginé. Él, tan varonil, tan bien portado, no se notaba que tuviera esas preferencias. Seguía sin entender. ¿Para qué tenemos boca si no la usamos? ¡Ay, Helí! ¿Qué le costaba hablar con Nahuí? Saliendo del cine, ya no vi a Helí y sus amigos. Decepcionada y sin saber qué hacer, decidí comprarme un helado para quitarme ese sabor amargo de la boca. Caminé por los pasillos de la plaza con mi barquillo de chocolate. Mi sorpresa fue mayor al llegar a la cafetería del lugar, 97


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situada al centro del edificio. Mi mejor amiga platicaba con Mónica, la ahora ex esposa de don Servando. - Piensa bien las cosas... – decía la mujer - mira, no te cases sólo por darle gusto a tu mamá. ¿Y tus sentimientos? ¡No lo amas! - No me queda de otra Mónica – respondió mi amiga - Helí ya no me buscó, ya no quiero sufrir por él... tal vez algún día sienta algo por ese señor. - Pero esa no es la solución – expresó Mónica, cuando se percataron de mi presencia. - ¡Sussy! – Nahuí se levantó de su asiento y me abrazó – pero siéntate, acompáñanos. Saludé a Mónica y pedí un cappuccino frappé. Mientras ellas hablaban yo sonreía nerviosa, no dejaba de pensar lo que había visto en el cine, y que tal vez me ahorraría el discurso si a Helí y compañía se les ocurría pasar frente al café al salir del cine. Pasaron dos horas y Mónica se despidió, Nahuí me sugirió acompañarla a su casa para ver el vestido de novia que al fin le había llegado. Accedí y nos fuimos. No volví a ver a Helí, lo probable es que él y sus amigos salieran por otra puerta.

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16 - Rechazo. Precioso, así podría describir el vestido de novia de Nahuí. No había visto uno mejor que ese. ¡Qué vestido! Hermoso trabajo artesanal de bordado. ¡Qué lástima! Un desperdicio. Si esa prenda la hubiera usado mi amiga en una boda que realmente fuera de sus sueños, con el hombre de su vida, en el momento ideal, sería un día maravilloso. Pero no, esta era su sentencia de muerte. - Necesito llamar a mi casa – le dije a Nahuí – ¿puedo usar tu teléfono?, me quedé sin saldo en el móvil. - Toma el que está sobre el buró – me dijo. Tomé la bocina del teléfono y antes de marcar el número logré escuchar que doña Cata hablaba con don Servando. - Se acerca la fecha de la boda... me voy a sentir muy mal, viéndote casar con mi hija – musitó la señora. - Entonces no nos casamos... yo no le amo, ni ella a mí – respondió el hombre. - ¡No! ¿Cómo crees que puede pasar eso? Soy una mujer de palabra, le prometí a mi hija que se casaría contigo, no la puedo defraudar... además, las invitaciones ya se mandaron a cada una de nuestras amistades y familiares, el local ya se rentó, se compraron los ingredientes para el banquete, el personal de servicio está contratado… ¡No, cómo crees! Ya

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está todo listo. No te puedes echar para atrás, Servando. - Cásate conmigo, Catalina, por favor… sé mi esposa. - No puedo. Te amo, pero mi hija y su felicidad están por encima de todo. - ¿Su felicidad? Ella no será feliz conmigo, ni yo con ella... ¿por qué me rechazas? Vamos a tener que jugar a la casita feliz. ¿Yo seré el esposo ideal y tú mi amante secreta? - Esto no puede ser... estamos viejos para esto y... - Ser viejo no es un impedimento... ¿estás dispuesta a ser mi esposa? Aún hay tiempo de corregir las cosas. Colgué la bocina con cuidado. Me despedí de mi amiga argumentando que en mi casa no me contestaron y que estaba preocupada por mi madre. Buen pretexto para huir de esa historia de horror tipo telenovela de las 7:30. Besé la mejilla de Nahuí y le advertí que lo pensará muy bien. Salí rápidamente sin rumbo fijo. Llegué al parque cercano a mi casa y, pensando que un momento a solas me caería muy bien, caminé hacía unas bancas para sentarme. Al llegar a una de ellas, vi a Helí que está sentado frente a las canchas de basquetbol. Él buscaba mi mirada y con una sonrisa tímida me saludó. Esto no puede estar peor, pensé. Sin sonreír, me acerqué y me senté junto a él. - ¿Cómo está Nahuí? – preguntó. - Deberías preguntárselo tú mismo – le dije. - Estoy muy confundido, Sussy. Ya no sé lo que quiero. Por supuesto que quiero a Nahuí. Pero lo que siento por otro lado es muy fuerte. 100


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- Helí, necesitas ayuda, tratamiento psicológico, alguien que te oriente, yo qué sé... no me asusto por lo que vi, ni por lo que tu corazón te dicta, pero debes decidirte por el camino correcto. - ¿Y cuál es el camino correcto? ¿Nahuí? - Eso solamente lo decides tú. Pero por favor, no hagas sufrir a esa linda chica que te ama. Piensa las cosas, Helí. Nada te cuesta ir a verla y decirle que ya no puedes estar con ella, que se terminó, pero también debes de impedir que se case con alguien que ella no quiere – le aconseje, levantándome de mi asiento. – Me voy. - Espera, Sussy. Necesito platicar con alguien, me estoy ahogando… - Antes de terminar su frase, una voz femenina interrumpió la charla. - Puedes hablar conmigo de todo lo que quieras – dijo. - ¡Anny! Qué sorpresa – dije con tono sarcástico. Y al voltear a ver a Helí, éste tenía cara de que no le agradó su presencia. - Ya lo sabía. Si ella no te iba a hacer feliz. Siempre te lo dije, Helí – decía de manera teatral – Y yo tanto que te quiero. Hagamos borrón y cuenta nueva. Imaginemos que esto no sucedió. Ya verás, Helí, yo sí te haré feliz. ¿Qué te falta? Si está en mis manos, yo estoy dispuesta a todo por dártelo. - No es eso, Anny, estás en una sintonía distinta – intervine – en otra dimensión. - Oh, claro. Tú eres la confidente de esa y de seguro viniste a abogar por ella. Si yo lo sé, es una cobarde. Será mejor que no intervengas. Esto es entre él y yo – me respondió altanera. 101


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- Ya basta – intervino Helí, molesto – esto tengo que solucionarlo yo. Ya tengo suficiente con un problema para tener otro. Por favor, ninguna de las dos opine. Necesito estar solo. Helí se marchó muy molesto, dejándome con la loca Anny. Aunque ella le gritaba que no la dejara o se arrepentiría, él hizo caso omiso y no volteó siquiera, cruzó la calle hacia el malecón y se perdió entre la arena de la playa. Anny se volvió un mar de lágrimas. No sabía qué hacer, si dejarla o irme sin decir nada. Voltee a todos lados y di un paso hacia atrás para retirarme, pero sus palabras me detuvieron. - ¿Por qué me pasa esto a mí? Tengo todo lo que tiene una chica de mi edad. ¿No soy tan bonita acaso? Traté de opinar, pero ella no me dejó hablar. Inició con su monólogo. - Siempre me pasa lo mismo. Conozco al hombre de mi vida y resulta que me ve como su hermana menor o simplemente él está con una mujer que no lo valora. Sabes, por mucho tiempo me he sentido sola, pero eso no importa ya. Ahora que Helí y Nahuí no son novios, veré que puedo hacer... chance y hasta salga ganando. Estoy dispuesta a todo con tal de tenerlo conmigo. - E-este, con permiso, me retiro – dije en voz baja. - ¿Por qué volvió a rechazarme? – me preguntó, tomándome de las manos. - Anny, lo sabes... Helí ama a Nahuí. - ¡No lo creo!

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- Yo lo sé, estaba confundido, pero él ya eligió. Ahora sabe lo que quiere... - Pero estaba tan entusiasmada que... - Que no te has dado cuenta que hay otros tantos chavos que posiblemente mueren por ti. Date chance, Anny. Conoce gente... hay un mundo allá afuera. Y en eso, la jovencita delgada y bajita de estatura me abrazó con toda sus fuerzas y me agradeció por escucharla. Aunque noté en su semblante que no se rendirá tan fácilmente. Luego de un rato, la chavita se fue y yo seguí mi camino. Yo no sabía por qué me tocaba vivir esas experiencias. Estaba en medio de un gigantesco huracán, causante de terribles efectos a todos los que me rodeaban. Parecía que yo era inmune y que tenía que reconfortar a todos después de quitar todos los escombros. Estaba pensando seriamente en estudiar psicología en el siguiente ciclo escolar.

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17 - Incredibilidad. Ya era diciembre, a dos semanas de la boda de Nahuí con don Servando Billetales, mi amiga y yo nos vimos de nuevo con Mónica. Esa vez llevaba a Sofi. Nos contó que fue a buscar al viejo de su ex esposo. - Cuando me vio llegar me recibió altanero y grosero – nos contó – que no quería saber nada de mi o de la niña. Yo tomé valor y le reclamé que de mi hija nunca se hizo cargo, así que no la metiera en la plática. Al preguntarme la verdadera razón por la que iba a buscarlo, le pedí que desistiera en casarse con Nahuí. A ti qué te importa, me respondió. Sin embargo yo insistí. No creo que la ames, le dije. Alterado me preguntaba cómo demonios me había enterado de esto y que en realidad él no era tan tonto, que yo sólo iba a perturbar su “paz”, la que por fin tiene ahora que ya no estamos casados. No pude contener mi malestar al escuchar a Mónica. Más falso no podía ser ese hombre. - Volví con mi suplica, que dejara tranquila a Nahuí. – continuó Mónica - La vas a hacer infeliz, le dije. ¿A dónde quieres llegar, Mónica? me respondió. A la verdad, Servando. A eso quiero llegar. Y aquí viene lo interesante. Juro que no invento. Él respondió mi pregunta y no creo que te agrade Nahuí. - ¿Qué dijo? Cuéntanos – intervine. - Él dijo: Ella no me interesa. Su mamá y yo nos entendemos muy

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bien, así que no hay ningún problema, ahora déjame tranquilo. Y me cerró la puerta en la cara. ¿Qué opinan, chicas? Yo estaba sorprendida de tanto descaro. Nahuí, por su parte, tenía un semblante de desdicha e incredibilidad. - ¿Estás insinuando que entre mi madre y Servando hay algo más? ¿Qué se entienden de manera romántica? – Nahuí enfrentó a Mónica. - Él me dio a entender eso. Por supuesto que a mí no me consta, pero de ese hombre se puede esperar todo. - Creo que esto ya llegó demasiado lejos. No quiero seguir escuchando tonterías. Nahuí se levantó de la silla y molesta tiró al suelo la taza de café recién servida. - Amiga, espera. Tengo algo que contarte. – la paré, tomándola del brazo. - ¡Qué! ¿Tú también, Sussy? ¿Van a seguir haciéndome daño? – respondió a grito abierto y con lágrimas en los ojos, no le importó que media cafetería estuviera escuchándonos. - De verdad, Nahuí, déjame hablar contigo de algo importante. – insistí. - No, gracias. Ya he escuchado muchas tonterías. Con permiso. Nahuí se marchó, dejándonos con la palabra en la boca. No la seguí porque creía que sólo alargaría el sufrimiento. Me quedé quieta en mi silla y Mónica también. La pequeña Sofi, asustada, abrazaba el brazo izquierdo de su madre. 105


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Después de un silencio sepulcral, las dos nos miramos preocupadas. - Yo ya lo sabía – le confesé a Mónica. Pedimos otro café y relaté cuanto sabía. Ella escuchaba preocupada. - Tenemos que hacer algo, Nahuí no se merece esto. - Lo sé, pero mira, no quiere escuchar. Seguimos charlando un rato más. Nos despedimos poniendo cita para hacer el plan con más tranquilidad. Al llegar a casa, tuve una visita inesperada. Helí me esperaba en la puerta. - Tengo que hablar con alguien – pidió. - ¿Y por qué no hablas con Nahuí? Te necesita más que nunca. - Es eso de lo quiero hablar contigo. Tenía que tomar una decisión y creo que ya sé cuál es. Lo miré fijamente a los ojos. No se notaba muy convencido. Tenía los ojos rojos e hinchados. Parecía que tenía horas llorando. - ¿Te dejó? – le cuestioné. En eso, me sorprendió un abrazo y el llanto de un chiquillo que pierde a su mamá – cuéntame. Lo invité a pasar a mi casa. Preparé café y nos sentamos a charlar en la sala. Mientras sorbía su bebida caliente, Helí me confesó que su amigo se desesperó por su indecisión. - Me dijo que me quería con toda el alma, pero que era hora de partir – me contó – voy tras mi sueño más anhelado y no estoy seguro de regresar, me dijo él. Yo no lo quise detener. Sabía que era lo mejor. Le 106


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dije que mis sentimientos estaban de su lado y que confiaba que ambos cumpliríamos nuestras metas. Él quiere ser actor, y lo será. Confío en que así será. Pero, ¿algún día nos volveremos a encontrar? Quién sabe. - Helí, en el corazón no se manda – interrumpí – si eso era lo que querías, ¿por qué le dejas ir? - Lo dejé ir porque de verdad lo amo. Así tenía que ser – respondió y bebió más café. - Y ahora, ¿qué sigue, amigo? - Estoy en ese dilema – me dijo. Helí duró unas cuantas horas en mi casa. Platicamos y recordamos pasajes divertidos de nuestra historia amistosa. Desde que se fue, no dejé de preguntarme cómo es que todos nos ahogamos en un vaso de agua. ¿Por qué es tan difícil hablar con la verdad? Fue un día muy estresante y lleno de emociones. Tanto beber café me estaba trastornando. Faltaba que mi novio llamase por teléfono y terminara nuestra relación. En ese momento sonó el teléfono. Era Isaac. Y el corazón casi se me salía. Mis temores podían ser realidad, me dije. Por suerte él seguía igual de enamorado. Me dijo que me extrañaba más que nunca y que pronto regresaría. Así que podía estar tranquila, tenía amor y cariño para rato.

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18 – Boda. Faltaban sólo dos horas para la boda. Nahuí prácticamente estaba lista: maquillada y vestida. El velo lo dejó para el último. Todos en la habitación daban vueltas por doquier. Tenían mucha prisa por celebrar la unión de dos seres que serían infelices por el resto de sus días, o por lo menos uno de ellos: mi mejor amiga. Cansada y decepcionada de tanta desdicha, salí por la puerta principal a tomar un poco de oxígeno. No fumo, pero sentía la necesidad de encender un cigarrillo, fumarlo y calmar un poco mis nervios. Minutos atrás dejé las últimas esperanzas al salir de casa. Mi mejor amiga se casaría en unos momentos con un señor mayor que ella, a quien no amaba, y además estaba enamorado de la suegra. Un torbellino de mentiras que ya no podía detener. Mi frustración llegaba al clímax cuando doña Cata se me acercó para agradecerme estar al lado de Nahuí en este día tan especial para toda la familia. Me invitó a regresar a la habitación de mi amiga para ayudarle con los últimos detalles. Respondí que en un momento subía. Doña Catalina se quedó paralizada al ver que llegaba su ex marido, padre de Nahuí. Ataviado con una vestimenta no precisamente adecuada para la ocasión, lo que encendió la ira de doña Cata. El huracán de reclamos, palabras altisonantes y empujones me impedía moverme de mi asiento de concreto en mitad del jardín. Finalmente, el padre de Nahuí calmó a la fiera y entró a la casa. La 108


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fabulosa novia ya lo esperaba en su lecho, entusiasmada por verlo, pero triste y desilusionada por la decisión de casarse con don Servando Billetales. Cuarenta minutos de espera. Un trayecto que se hizo eterno. Un padre enojado y mal vestido. Una madre desesperada y nerviosa. Una novia con la cara rota y derretida de tanto llorar. Una dama de honor desilusionada con una parte del vestido hecho trizas por el estrés. Una ceremonia que estaba a punto de iniciar. Faltaba que cayera un aguacero y se partiera el cielo en dos. En el templo se encontraba el ansioso don Servando, parado frente al altar, esperando a su nueva esposa. Salí del lugar desesperada y sintiéndome frustrada por no poder impedir el acto tan desagradable del que en unos instantes sería testigo. A lo lejos, detrás de un enorme árbol, vi una mano amiga que me hacía señas. Me acerqué. Mónica estaba ahí, vestida de novia, con un vestido similar al de Nahuí. - Tengo un plan – me dijo – trata de impedir que Nahuí llegue al altar. En lugar de ella, entraré yo con el velo puesto sobre el rostro. Cuando el padre pregunte si deseo casarme con Servando, me quitaré el velo y diré que no. Así lo humillaremos públicamente. Servando es muy orgulloso, no soportará la burla ante sus amigos y tanta gente de alta sociedad, con eso lo destruiremos. Nahuí podrá tener un mejor futuro si no se casa con él. ¿Qué opinas, Sussy? Aunque parecía un plan de final de telenovela escrita por Yolanda Vargas Dulcé, no se me ocurría nada mejor. Acepté. La fabulosa novia aún no llegaba. La carroza real se detuvo unas cuadras antes del templo. Mil dudas y un maquillaje derretido en ríos de lágrimas no permitían que se acercara. Recibí una llamada a mi 109


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teléfono móvil, era mi amiga que me decía con voz temblorosa que no se quería casar. Mónica y yo corrimos por la gran avenida empedrada con los tacones en las manos, buscando la esquina donde estaba el coche de bodas. La novia falsa y la dama de honor llegamos descalzas y sudorosas a la esquina entre Gaviotas y Pelícanos, de aquel lujoso fraccionamiento a dos cuadras del mar. De la ventana del coche negro, con el hermoso ramo de alcatraces al frente, salió una mano pidiendo urgentemente que subiéramos. El gran trabajo que hicieron en el rostro de mi amiga acabó como un cuadro de Picasso, multicolor e indescifrable. La abracé y la escuché. No se quería casar pero no tenía ningún motivo para desistir. Qué mejor motivo que el de no amar a la persona con la que te casas, le dije. Mónica expuso su plan. Por un instante pensé que Nahuí aceptaría la propuesta. Estaba ciega y necia. Decía que tenía que casarse para darle gusto a su madre y porque la situación económica estaba insoportable. ¿Desde cuándo le importaba el dinero?, pensé. Seguíamos con nuestro discurso en el momento que una madre furiosa abrió la puerta del coche y casi nos sacaba a patadas. - No lo puedo creer, Nahuí, ¿qué es lo que tramas? – decía la madre observando de pies a cabeza a Mónica - ¿Esto es una broma de mal gusto o es que también usted se casa? - Sí, me caso hoy con un buen hombre – respondió la novia falsa. - Pues que sea muy feliz. Y ahora afuera. Bajen del coche. Mi hija está muy retrasada. Pero mira nada más la cara que traes – desilusionada, limpiaba el rostro derretido de su hija – tu maquillaje costó carísimo. Ni modo. Te tendrás que casar así. Acelere chofer. 110


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El coche inició la marcha de nuevo. Mónica y yo, que habíamos bajado, corríamos detrás del coche gritando a los cuatro vientos: Nahuí, no te cases. Y sólo vimos un rostro mojado e inexpresivo que volteó de medio perfil. Llegamos a la entrada de la iglesia con el corazón a mil por hora. El cortejo y la novia aún no entraban al recinto. El cura daba su bendición a todos antes de iniciar la misa. El cortejo lo encabezaban siete damas de honor, la madre de la novia con un chambelán, y detrás la novia con su padre, que había conseguido un saco prestado. Llegamos justo cuando el cortejo daba sus primeros pasos hacia el interior del lugar. Alcancé el brazo de Nahuí, lo tomé y la detuve. Ella y su padre voltearon asombrados. En segundos vi dos manos más que sujetaban a la novia. Era Helí, suplicando que no lo hiciera. Nahuí no lo podía creer. Mónica, por su parte, sujetó al padre de mi amiga, le dijo algo al oído y prosiguió con su plan. Entraron y nadie se percató de que era la novia falsa la que iba del brazo del que parecía un orgulloso padre dejando a su hija en el altar con el “hombre de su vida”. Helí subió a Nahuí a una motocicleta y se la llevó. Yo tuve que correr hacia adentro del templo y tomar mi lugar de dama con las demás chicas para disimular el plan. Durante la ceremonia miraba nerviosa a todos lados, con temor de que alguien descubriera que la novia no era la verdadera. El cura prosiguió con su discurso. En el momento que pidió a don Servando decir sus votos de amor, éste le pidió a la novia que aceptara ser su esposa. El nerviosismo y el silencio se apoderaron del ambiente. Cuando la novia se quitaba el velo para descubrir su rostro, una voz desgarradora paró en seco la acción. Doña Catalina corrió desesperada hasta donde estaba la novia. 111


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- Nooooo… hija, no te puedes casar con este hombre. Los invitados, en coro, hicieron evidente su admiración. - Pero Catalina, ¿qué es lo que pasa? – decía el novio. - Hija, por favor no aceptes, no te cases con él – lloraba la madre – él no te ama. Él quiere a otra mujer. Y ella lo ama también. - ¡Catalina! Teníamos un trato… - Hija, no te puedes casar con él. Yo debería de ser la novia. Yo soy quien lo ama. De nuevo se escucharon las voces a coro de los invitados. El padre de Nahuí se posó a mi lado y me tomó del brazo, sonriendo agradecido. En el altar la novia, aún con el velo sobre el rostro, tomaba la mano de la mujer que lloraba a su lado. Con cuidado, la dirigió hacia el hombre con esmoquin que se encontraba al otro extremo. - Sean felices – les dijo aquella voz distinta a la de la Nahuí – mientras unía las manos de los amantes. Extrañados, los ahora novios no entendían lo que pasaba. La falsa novia se quitó el velo de la cara y, ante el asombro de todos, Mónica les reiteró su deseo. - De verdad, sean felices. Son el uno para el otro. La falsa novia entregó su precioso ramo de alcatraces a Catalina y empezó a retirarse, detrás de ella íbamos el padre de Nahuí y yo, y detrás de nosotros venían las damas y gran parte de los invitados, indignados por el terrible espectáculo de mala telenovela con final impredecible. 112


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Salimos dejando a la “feliz pareja� frente al altar. Agridulce final.

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19 - Destino. Nahuí apareció el tercer día. Nadie supo dónde estuvo. Durante esos días sostuvo una charla larga y reveladora con quien fuera su novio. Aunque al principio Helí sólo daba vueltas al tema, al fin le confesó que entre Anny y él nunca pasó nada. Ella lo perseguía y le juraba que lo haría feliz, pero Helí jamás sintió atracción por ella, sólo la veía como hermana menor, el peor temor de Anny. Un día antes de la boda, Anny se presentó en la casa de Helí. Dispuesta a todo y con tal de tenerlo a su lado, se quitó la ropa frente a él. - Soy tuya - le dijo - déjame hacerte feliz. Sin embargo, él la cubrió y le confesó que amaba a otra persona. Anny, furiosa e incrédula, aseguró que Nahuí no era una mujer digna de su amor y que no sabía cómo complacer a un hombre. - ¿Qué tengo que hacer para que me puedas querer? - Creo que nada, en los sentimientos no se manda... no quiero lastimarte, Anny. Finalmente Helí comentó que no era Nahuí de quien hablaba, que ni siquiera era una mujer. Anny enloqueció y se marchó sin querer escuchar. Nahuí, desconcertada, preguntó a Helí si su nuevo amor era el deporte, algún juego en Internet o quizás una mascota; Helí respondió

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que era una persona. - ¿Una persona que no es mujer? – Nahuí se dio cuenta entonces. - En ese momento lo era – respondió Helí. - ¿Lo era? Pensé que yo era… - Sí, tú también lo fuiste, Nahuí… pero pasaron tantas cosas. Yo estaba inseguro, tenía mil preguntas por resolver acerca de mí mismo. Quería respuestas y las tuve que buscar por mi propia cuenta. Y en esa búsqueda me di cuenta que en el terreno del amor no tenemos que buscar a la persona ideal, ésta llega sola cuando tiene que llegar. No podemos forzar una relación. No se puede vivir en paz si no empiezas a reconocerte, a quererte tal cual eres. Simplemente no puedes avanzar si no aprendes. Ahora que he experimentado y he aprendido, me he dado cuenta todo lo que significas para mí. Mi mayor error fue no valorar todo lo que vivimos, no hablar con la verdad contigo. Ahora sé cuál es mi camino... y creo que es junto a ti. - Esto es una confusión total. Ha pasado mucho tiempo, Helí. No sé si lo que me dices es verdad. ¿Dónde quedó ese personaje que dices amaste después de mí? - Se fue. - ¿Y piensas que yo lo reemplazaré? - No. No lo veas de esa forma. - Helí, por ahora yo no puedo corresponderte. Cómo tú lo dijiste: No podemos forzar una relación. No se puede vivir en paz si no empiezas a reconocerte, a quererte tal cual eres. Simplemente no puedes avanzar si no aprendes. Creo que aún nos falta aprender a ambos. Además, ponte 115


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en mi lugar. Es muy difícil saber que tu novio te dejó por un hombre, y que ahora resulte que aquel personaje se marchó y luego, tu ex novio, sí te valore y regrese como si nada a pedirte una oportunidad. Así no deberían ser las cosas. Nahuí llegó ese tercer día a la casa de Mónica e inmediatamente me llamaron por teléfono. Al llegar, mi amiga me recibió con un fuerte abrazo y una enorme sonrisa. Mónica nos invitó una taza de café e inició la hora de las confesiones. Nahuí se enojó conmigo por no contarle que sabía lo de Helí, pero finalmente aceptó que en ese momento no me creería y que además me odiaría por el resto de mi vida por chismosa y levanta falsos. Nahuí nos comunicó que no volvería a casa de su mamá. Doña Catalina se había casado con don Servando, sería incomodo vivir ahí. Mónica le ofreció su casa y yo la mía. Mi amiga nos agradeció y dijo que lo pensaría, pero por ahora estaba viviendo en unos económicos cuartos de renta que su padre le pagaba. Pasamos juntas toda la tarde. Reíamos por momentos, llorábamos en otros, echábamos chispas en ocasiones. De eso se trata la vida, de experimentar felicidad y dolor. Cómo dijo Helí: reconocerte, quererte tal cual eres, para poder avanzar y aprender. Salimos de la preparatoria y pasaron cuatro años desde el incidente de la boda, y como en toda historia, las cosas han cambiado; algunas para bien y otras no tanto. Siempre pensé que Anny necesitaba atención y amor. Lo pedía a gritos después del rechazo de Helí. Lo buscó en distintos chicos. No se dio cuenta cuál de ellos rebasó sus placeres carnales. Se descuidó y quedó embarazada. Su hijo tiene un poco más de un año. Anny no estudió después de la prepa, ahora trabaja como dependiente en una 116


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tienda de esas que hay en cada esquina. No tiene el apoyo de pareja así que sola se encarga del pequeño Tino. Mónica sigue soltera viviendo con Sofi, su hija. No ha vuelto a tener relación sentimental con nadie. Aunque desde hace unos meses, en nuestras reuniones de café, ha comentado que el dueño de la cafetería, por cierto, un hombre muy guapo, serio y unos años mayor que ella, le sonríe como adolescente enamorado. Hay posibilidad, es cuestión de tiempo y de algunas reuniones más de café. Además, ella se lo merece. Don Servando Billetales dejó a doña Catalina por una mujer mucho más joven. Hace dos años, los reclamos de ella y la impaciencia de él, hicieron añicos el gran amor que profesaban. Sus discusiones no tenían fin. Un día que fuimos a visitarlos Nahuí y yo, él confesó a grito abierto que no era hombre de una sola mujer, que ella lo sabía, y que además Catalina se volvía una vieja aburrida. Nahuí lo enfrentó, pero éste la dejó hablando sola. Doña Cata ha tenido mucho tiempo a solas para pensar las cosas y remediar el daño que le hizo a su única hija. Se puede decir que pueden llegar a ser amigas. Ojalá doña Catalina realmente valore a Nahuí como nunca lo hizo. Helí se fue a vivir Guadalajara, allá estudió Sistemas Computacionales y se convirtió en diseñador de páginas de Internet, le va muy bien. Sigue experimentando su vida. Dice no buscar amor, sólo disfruta los momentos que llegan solos, ya sea con hombres o con mujeres, él no tiene preferencia por ninguno, sólo los ama una noche y los olvida minutos después. En su último email decía que regresaría en unos meses para ver otras opciones laborales, y seguro a recorrer la vida nocturna de Mazatlán y sacarle provecho. Pero eso sólo él lo sabe. Nahuí no ha tenido contacto con Helí desde que partió. Mi amiga estudió y se graduó como Chef profesional. En una de sus degustaciones recibió las mejores críticas y muy buenas ofertas de trabajo. Está viendo la posibilidad de irse a trabajar en los grandes barcos pasajeros 117


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que van de Mazatlán a La Paz, Baja California, o poner un restaurante. Se fue a vivir a casa de su padre y está feliz porque la nueva esposa de su papá está esperando bebé; Nahuí siempre quiso tener algún hermano o hermana. Su padre la apoya en todo lo que ella se proponga. Aún no conoce al hombre de su vida, pero estoy segura que pronto lo tendrá rendido a sus pies. Yo estudio Psicología, me faltan dos semestres para terminar. Hago mis prácticas profesionales en una clínica apoyando a niños con problemas motrices y de atención, en donde también trabaja Mónica. Ella dice que me desenvuelvo tan bien que el jefe ya está viendo darme una oportunidad y quedarme a trabajar con ellos cuando termine las prácticas. Desde una semana atrás estoy muy nerviosa porque Isaac me pidió que viviéramos juntos, creo que ya es hora, no vaya a ser que me pase lo que le pasó a Anny, salga embarazada y me quede como Mónica, con una hija pequeña sin el apoyo del padre; o que mi novio quiera experimentar con distintos amores como Helí; tampoco quiero boda dramática como la de Nahuí y don Servando y finalmente quedarme sola y amargada como doña Catalina. Creo que tomaré una decisión en este preciso momento. Después de este delicioso café con mis amigas de siempre: Nahuí y Mónica. Claro, ya que lleguen las impuntuales, ¿por qué tardan tanto chicas?

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Historia de Amor

Historia Original: Franko Yoshua Pineda Balcázar (Yonshesko Blandela) Basada en el cómic: ‘Historia de amor’, Revista Interactiva Chanopal! #18, Abril de 2000 ‘Historia de amor’, Revista Interactiva Chanopal! #19, Mayo de 2000 ‘Historia de amor’, Revista Interactiva Chanopal! #20, Junio de 2000 Autor y dibujo: Franko Yoshua Pineda Balcázar

© 2013 Yonshesko Blandela/ Franko Yoshua Pineda




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