opinión
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El Despertador de Quintana Roo @DespertadorQR despertador_qr
n Jueves 15 de Febrero de 2018
[ minutero ]
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a industria de los cruceros no para de crecer. Es un sector en el que año con año hay números positivos, gracias a la infraestructura con que se cuenta para su recepción, que permite la llegada de embarcaciones de nueva generación, cuya capacidad rebasa lo imaginable y mantiene al Estado como el líder indiscutible en la zona del Caribe, por el número de embarcaciones que llegan y los pasajeros que descienden de éstas. Es una industria que mantiene a Quintana Roo en el centro de la atención porque con sólo dos puntos de desembarco, Cozumel y Mahahual, acapara
[ caminos del mayab ]
el 70% de los cruceros que llegan al país. No hay que perder de vista que los cruceros prácticamente desaparecieron del mapa en el Pacífico Mexicano debido a problemas de inseguridad y que recién en los últimos años empezaron a retornar. Se trata, sin embargo, de una actividad que deja pocos beneficios a la población local. Durante mucho tiempo en Cozumel y Playa del Carmen se ha expresado inconformidad por esa situación, pues los empresarios que recibían y atendían a las empresas navieras ofrecían a los visitantes la opción de visitar su club de playa y los transportaban en sus propios autobuses.
Un negocio redondo, que deja sólo los restos a las empresas locales y, sobre todo, a la población. Si el gasto promedio de una pareja en Cozumel es de 119 dólares, ¿qué porcentaje se queda en la isla? Ese es un aspecto en el que se debe trabajar para que los beneficios de la actividad impacten en toda la población y contribuyen realmente a la superación de sus ingresos y calidad de vida. Nadie niega que los empresarios arriesgaron sus capitales y mantienen activas sus compañías, pero ¿dónde quedan la responsabilidad social y el compromiso con la comunidad que les permitió crecer? Aún hay tiempo para rectificar el rumbo.
Por Martín G. Iglesias
El Ieqroo, actor político muy importante
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n las elecciones del domingo 1 de julio los que tendrán un trabajo arduo y vigilado por los partidos políticos y la sociedad civil son los integrantes del Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), cuyos consejeros ya empezaron a tomar cartas en el asunto y blindar la credibilidad del proceso electoral. Hasta ahora, las sesiones del Instituto son de manera pública y la información fluye de manera natural; hoy mismo, a las 11:00 de la mañana se le tomará protesta a la coordinadora de prerrogativas y partidos políticos del Ieqroo, en la persona de Elsie Janette Chávez Castro, quien salió ganadora en la selección hecha por medio de la convocatoria. Más tarde, a las 14:00, se realizará el Consejo General para aprobar la contratación del servicio de auditoría del sistema informático del programa de Resultados Electorales Preliminares (Prep), que operará en el proceso electoral local ordinario; también analizarán la propuesta técnica del Prep y las empresas que podrían prestar ese servicio, la infraestructura tecnológica y a los que participarán para ser los proveedores. Si bien es cierto que es responsabilidad de los integrantes del Instituto Electoral responder de manera imparcial en este proceso, también los ciudadanos debemos estar vigilantes del actuar de estos consejeros, pues es ahí donde se determina a los ganadores del proceso electoral; como sociedad es nuestra responsabilidad “proteger” a estos servidores públicos, no permitir que sean presionados por los partidos políticos o por intereses ajenos al propio proceso. Ahora bien, los consejeros electorales deben observar los principios y valores de la ética, su manera de actuar libre, pero responsable, en la perspectiva de la satisfacción de las necesidades humanas, cuidado del entorno y la adopción de decisiones, que posibiliten la vigencia del régimen democrático y la vida en todas sus formas. Por último, los integrantes del Ieqroo no deben de olvidar que en ellos recae la responsabilidad de garantizar los derechos políticos y la organización política de la ciudadanía, promoviendo el ejercicio de la democracia comunitaria y ejerciendo rectoría, planificación, regulación y el control de los mecanismos de democracia directa y representativa.
SASCAB El Partido Nueva Alianza (Panal) se aferra a tener a sus dos candidatos que le corresponden en el convenio de coalición con el PRI-PVEM, del género masculino; pues en Bacalar, Alexander Zetina Aguiluz quiere reelegirse, lo mismo que Emilio Jiménez Ancona en Lázaro Cárdenas, uno de ellos tiene que dejar el espacio para una mujer. SACBE En Solidaridad, el hombre de confianza del Gobernador del Estado es Asunción Ramírez Castillo, quien está listo para ser el tesorero del Estado, aunque su trabajo al lado de Cristina Torres Gómez es una mancuerna que le da resultados a la población solidarense. Después de la debacle económica de gobierno pasados, esta administración está por lograr la salud financiera, solo falta hacer los pagos a la deuda pública que se arrastra de trienios anteriores.
Por Noé Agudo García
Churchill, el gran estadista
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uchos supimos de Winston Churchill por primera vez cuando, en los setenta, escuchábamos “La Ruleta de la Vida” de la súper banda Blood, Sweat and Tears (Sangre, Sudor y Lágrimas) y algún profesor de la secundaria nos explicaba que las palabras del nombre de la banda procedían de un discurso de Winston Churchill, quien al dirigirse a la Cámara de los Comunes en las fases preliminares para entrar en la guerra contra Alemania había dicho en 1940: “No tengo más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. Cultos los rockeros de BS&T. Para descansar un poco veo por las tardes al menos un capítulo de The Crown, la teleserie británico-estadunidense sobre el reinado de Isabel II. Allí aparece Churchill, me parece
que bien interpretado por John Lithgow. Es todo un personaje que merecería su propia serie (habrá que ver la película donde lo encarna Gary Oldman). Disfruto sus rabietas, sus geniales salidas políticas, sus discursos (fue Premio Nobel de Literatura en 1953), su afición por el whisky y los puros, su lucidez (vivió hasta los 91 años) y el discreto silencio con que recibe el regaño de una joven reina que lo reprende por haberle ocultado su indisposición (temblando en su interior al encarar a un monumento viviente, celebridad mundial y héroe de la Segunda Guerra) y la resignada aceptación de separarse del cargo de primer ministro del Reino Unido. De verdad, ya no se ven estadistas así. Habrá que seguir la segunda y tercera temporadas de The Crown.