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Dashiell Hammett I l u s t r a c i o nes:
Hans Hillmann
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Uno
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Una hija rebelde se había fugado. Los Hambleton habían sido durante varias generaciones una familia neoyorquina rica y notablemente respetable. No había nada en su historia que permitiera entender lo de Sue, el miembro más joven. 9
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Ella maduró sintiendo gusto por lo tosco y aversión por el aspecto refinado de la vida. Al cumplir los veintiuno, en 1926, prefería sin duda alguna la Décima Avenida a la Quinta, los timadores a los banqueros
y a Hymie el Remachador antes que al honorable Cecil Windown, que le había pedido que se casara con él.
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Los Hambleton intentaron que Sue se comportara, pero era demasiado tarde... Según la ley, ya era mayor de edad. Cuando definitivamente los mandó al diablo y los dejó plantados, poco pudieron hacer al respecto. Su padre, el mayor Waldo Hambleton, 12
había perdido cualquier esperanza de rescatarla, aunque no quería que le ocurriera nada malo si podía evitarlo. De manera que entró en la oficina neoyorquina de la Agencia de Detectives Continental y solicitó que le siguieran la pista.
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Hymie el Remachador era un estafador de Filadelfia que se había trasladado al norte, a la gran ciudad, con una metralleta Thompson envuelta en un mantel a cuadros azules, después de reñir con sus compinches.
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Nueva York no era un lugar tan adecuado como Filadelfia para accionar un arma como esta. La Thompson había permanecido inactiva durante más o menos un año, mientras Hymie asaltaba timbas miserables en Harlem con una pistola automática para cubrir gastos. 17
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Tres o cuatro meses después de que Sue se fuera a vivir con Hymie, este había establecido un contacto que parecía prometedor con la primera avanzadilla venida desde Chicago a Nueva York para organizar la ciudad según el modelo del oeste. 21
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Pero a los chicos de Chicago no les interesaba Hymie, lo que querían era la Thompson. En cuanto él se la enseñó, exhibiéndola como el punto fuerte de su solicitud de empleo, dejaron la coronilla de Hymie como un colador y se largaron con el arma. 22
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Sue Hambleton enterró a Hymie, pasó un par de semanas solitarias en las que empeñó un anillo para comer, y luego consiguió un trabajo como camarera en una taberna clandestina regentada por un griego llamado Vassos. 25
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Uno de los clientes de Vassos era Babe McCloor, ciento veinte kilos de puro músculo escocés-irlandés-indio, un gigante moreno de ojos azules y piel atezada, que se tomaba un respiro tras pasar quince años de reclusión forzosa en Leavenworth 27
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por haber arruinado a la mayorĂa de oficinas de correos de poca monta entre Nueva Orleans y Omaha. Durante ese impasse, Babe obtenĂa dinero desplumando a peatones en callejuelas oscuras para darle a la bebida.
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A Babe le gustaba Sue. A Vassos le gustaba Sue. A Sue le gustaba Babe. Y eso no agradaba a Vassos. Los celos minaron el juicio del griego, quien una noche cerró la puerta de su tugurio justo cuando Babe quería entrar. Babe entró...
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... y con él lo que quedó de la puerta.
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Vassos sacรณ su arma...
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... pero no pudo quitarse a Sue de encima...
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Babe y Sue se alejaron de Vassos juntos.
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