El Cotidiano No. 214

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Lo novedoso de la propuesta panista para sectores movilizados por un sentimiento antigubernamental era la serie de acciones que el partido les ofrecía para manifestar su descontento, actividades que transformaban las actitudes de la vida cotidiana en actitudes políticas. Más allá de los preceptos teóricos con los que se legitima la resistencia civil, era fundamentalmente una práctica política concreta. Una estrategia de acción encaminada a obtener logros políticos específicos a través de una serie de técnicas de desestabilización. Tres libros de Gene Sharp, investigador del Centro para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, Power and Struggle, The Methods of Non-Violent Action, y The Dynamics of Non-Violent Action, sirvieron a los panistas de base para extraer de ellos los fundamentos prácticos de la resistencia civil. Tanto en el discurso como en las formas de aplicación de las técnicas de la resistencia, Chihuahua nos habla de una aplicación concreta de la resistencia civil. Las estrategias y acciones concretas fueron muchas y dirigidas a perseguir distintos objetivos: En el campo editorial, entre otras, la publicación del boletín oficial del movimiento de resistencia civil, Resistencia, con una periodicidad mensual y dirigido a “líderes de opinión de todo México”, igualmente la impresión de volantes de difusión más amplia, para informar “qué es la resistencia civil y también lo que no es”. Con la recomendación explícita a todos los simpatizantes de Acción Nacional de que “los pongan en una de las puertas de su casa que de ahora en adelante se convertirá en pizarra de avisos de la Resistencia Civil” (Movimiento de Resistencia Civil, 1987: 1). Por lo que se refiere a las acciones, “se pidió a la gente que dejara de pagar sus recibos de agua... y posteriormente se le pidió que dejara de pagar sus recibos de luz... al mismo tiempo, se adiestraron cuadrillas de reconexión de agua y de luz que acudían al llamado de cualquier persona que fue suspendida de sus servicios. Igualmente en Resistencia a través de diagramas muy simples se les explica a los ‘desobedientes civiles’ las formas de reconexión del servicio eléctrico para que ellos mismos lo puedan hacer” (Movimiento de Resistencia Civil, 1987: 2). Otra forma de no-colaboración era la de no pagar anticipadamente ningún impuesto. Además, el bloqueo telefónico a las oficinas del gobierno estatal y municipal fue otra medida. Se propiciaron complementariamente actos en contra de las autoridades, como mítines, ayunos, pega de manifiestos en lugares explícitamente prohibidos, toma de puentes internacionales, bloqueo de carreteras, introducción de

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Periodo neoliberal 1982-2018

pequeños grupos en actos cívicos llevando pancartas y mantas alusivas al “Sufragio Efectivo y condenando a los usurpadores del poder” y se impulsó el “repudio a las empresas y negocios de los funcionarios que se han prestado a colaborar con el gobierno... se recomendó que nadie compre en sus negocios ni realice operaciones con sus empresas”. Además de realizar “plantones con pancartas frente a las casas de dichos funcionarios, señalando el repudio de su vecindario por haberse prestado a colaborar con delincuentes” (Movimiento de Resistencia Civil, 1986: 1). El voto que en noviembre de 1987 daba a Manuel Clouthier un triunfo inesperado, por lo apabullante, para la nominación como candidato presidencial del Partido Acción Nacional, otorgaba a la Resistencia Civil Activa y Pacífica residencia plena dentro del partido blanquiazul. Clouthier y los suyos, apoyados en un discurso apocalíptico, maniqueo y provocador, pero eficaz, y en una política electoral agresiva y desestabilizadora, que tenía como puntales las movilizaciones y la “toma de la calle” por los sectores de apoyo panista, realizaron a través de casi ocho meses de campaña una agitación política sin precedentes dentro del partido, alcanzando un considerable grado de penetración en algunos sectores de la sociedad, consolidando al interior del partido las expectativas de ascenso político ya presentes. Sin embargo, el fin de año de 1987 traería a los panistas dos novedades que a la postre se encargarían de desmontar todos sus sueños: por un lado, un embrión de lo que más tarde se consolidaría como el Frente Democrático Nacional (fdn) y el Pacto de Solidaridad Económica (pse), por el otro. El Frente se llevaría consigo un considerable porcentaje del electorado y el Pacto una parte significativa del apoyo empresarial. La clarificación entre las expectativas políticas panistas y la nueva realidad que el Frente y el Pacto planteaban se realizó el 6 de julio de 1988 en las urnas. Cuando finalmente fueron conocidos los resultados electorales, el balance final que el Partido Acción Nacional pudo hacer fue contradictorio. Si bien es cierto que como nunca el pan había conseguido el número de escaños más importantes de su historia, también lo es que a partir de ese momento, real y simbólicamente, muchos de los fundamentos en que había estructurado su avance se perdían. La inminencia de que el candidato Presidencial de Acción Nacional fuera desplazado a un tercer puesto por el candidato del Frente y que el mismo pan pudiera ser considerado como tercera


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