Diario de Un Juicio - Juan pablo benitez

Page 1

CORONDA: 40 AÑOS DESPUÉS DIARIO DE UN JUICIO

Año 2 – Nº 13

13/04/2018

LA VOZ DE LOS TESTIGOS EL LIBRO “DEL OTRO LADO DE LA MIRILLA” “Nos decían de acá no se van más, solamente locos o muertos” Así relató uno de los testigos la situación que le tocó vivir con uno de los acusados, Kushidonchi. Las voces de otros testigos con sus experiencias traumáticas y la de sus familiares detenidos, formaron parte de las testomoniales propuestas por los querellantes y los fiscales. Por último, un estudiante de abogacía que realizó una pasantía en la cárcel en 1977, relató algunos de los maltratos que observó.

LA JUSTICIA REPARADORA, ESENCIA DEMOCRÁTICA

1


Diario de Un Juicio – 13 de Abril de 2018 Por su padre En la mañana del viernes 13, comienzan las testimoniales. Los fiscales de la unidad de DDHH llaman a su primer testigo. En tanto aparece en una pantalla por videoconferencia uno de los acusados, Domínguez. Por otra parte, Kushidonchi, a través de su abogado hace llegar el mensaje que se ausentará por problemas de salud. El testigo ingresa, una vez que toma asiento comienza dando alguno datos al tribunal para luego comenzar su relato. Un relato plagado de emoción y tristeza, de un hijo que casi no conoció a su padre, que fue devastado por su ausencia. El testigo se da a conocer como Juan Andrés Foti Naya hijo de Eduardo Foti un militante del PRT, que fue detenido entre los años 1975-1979 en Coronda. Su padre había recibido un tiro en la cabeza en el año 1971, en el cual perdió parte de su masa encefálica lo que lo condicionó a tomar cierta medicación de por vida. También narró las circunstancias en las que se conocieron sus padres en la facultad de medicina y como su madre fue su curadora luego de que tuviera su patología psiquiátrica. Luego de su detención en Rosario fue a parar a Coronda. Durante un tiempo su familia se negaba a contar los maltratos que recibió Eduardo durante su detención. Su hijo a partir de su curiosidad pudo reconstruir, no sin tristeza, el derrotero de su padre. Recordando relatos de su madre el testigo contó que en variadas ocasiones a pesar del esfuerzo por intentar visitar a Eduardo les fue negada esta oportunidad porque se encontraba en situación de castigo. El aislamiento fue uno de las tantas torturas que tuvo que soportar Eduardo, su dependencia a los medica-

mentos también se convirtió en una manera de castigarlo. Lo privaban de ellos y esto le producía efectos graves en su salud. El testigo dice “mi papá tiene problemas psiquiátricos que no tenía antes de entrar a la unidad”. Luego de su liberación Eduardo vivió un tiempo con ellos pero su concurrencia a instituciones psiquiátricas fue continua. Como una vívida marca de la experiencia traumática de Coronda. Visita negada El segundo testigo, este caso citado por la querella, fue Mirta Barquín. Ella narró algunas de las dificultades que tuvo para poder visitar a su hermano Orlando “Cuto” Barquín, que al momento de ser detenido tenía 20 años y era un militante universitario en la facultad de abogacía. La narración continuo con las excesivas requisas que sufrían tanto ella, como sus hijos e incluso su madre hasta des-tratos de parte del personal penitenciario y de gendarmería. Ella contaba “un día me dijeron que estaba castigado y supuestamente golpeado, pedí hablar con un superior y me recibió Kushidonchi. Este último llegó a decirme que se había resbalado con un jabón y se había golpeado, y le dije no entiendo porque hacen estas cosas, y él me respondió por la patria”. En otra de las tantas ocasiones narró escenas como la destrucción de parte del personal de la cárcel de fotografías de sus hijos que le llevaba a su hermano. Por último contó que ellos nunca dejaron de ir a visitarlo y que numerosas familias que también visitaban a los presos políticos en Coronda sufrían las mismas vejaciones que ellos.

2


El método de Coronda El tercer testigo Sergio Ferrari, cuenta su historia y la de su hermano. En 1976 fue detenido con su hermano Claudio (26) en Rosario. Vendados y maltratados pasaron por la Jefatura de Policía, luego por La Redonda y el 10 de mayo de 1976 a Coronda. Cuenta que fue recibido por personal penitenciario con risas, golpes y amenazas para ser destinado al pabellón nº 5 hasta 1978. Sergio era militante de la Juventud Universitaria Peronista, y su hermano fue fundador de la agrupación peronista “el circulito”, pero para el momento de su detención se encontraba alejado de la militancia. Se encontraban en celdas diferentes, pero por la solicitud de sus padres los pusieron juntos. En esos momentos sus padres vivían en Bariloche por lo que hacían un gran esfuerzo para visitarlos. Los períodos de aislamiento y sin visitas eran parte del repertorio de maltratos ejercidos por el personal penitenciario. Como dice Sergio “el derecho de visita estaba fragilizado, si nos veían era por su batalla personal”. Cuando se habla de castigos Sergio Ferrari dijo que no debe considerarse algo banal, estuvo 200 días castigado sin visitas y jamás tuvo la posibilidad de tener visitas personales. Las visitas eran vigiladas, no eran privadas, “todo estaba prohibido en Coronda, lo único que no estaba prohibido era prohibir”. Las condiciones eran infrahumanas “estaba prohibido silbar, leer, escribir, sentarse en la cama, hacer ejercicio físico, bañarse en la celda, era no-vida. Vivíamos en una tumba”. Sin embargo no todas las personas sufren de la misma manera, su hermano nunca pudo superar la experiencia traumática de Coronda, desde que fue detenido comenzó su calvario, su degradación. Tuvo un intento de suicidio en el penal y los fantasmas lo persiguieron durante toda su vida. El describía a su hermano como una persona buena, sensible y generosa. Sergio Ferrari rastreo componentes sistemáticos “querían que fuéramos nada, que no pensáramos”, todo estaba dirigido por la despersonalización. El castigo era brutal con las requisas y hasta los obligaban a desnudarse. Cuando su hermano Claudio

salió estaba destrozado, no podía trabajar, dormir. El insomnio y las dosis hospitalarias se convirtieron en parte de su vida cotidiana. La depresión como la define Sergio Ferrari es un cáncer del alma. Coronda fue un laboratorio que intentó la destrucción de los detenidos. “La responsabilidad fue de los que diagramaron y lo llevaron a cabo: los guardias, médicos, el cura y las autoridades del penal, que son seres sin alma. Fue un método, un sistema”. Kushidonchi en un dialogo con Sergio ni siquiera lo ocultaba sino que lo decía abiertamente en su delirio de todopoderoso “de acá no se van más, solamente locos o muertos”. Sergio afirmó que los casos de los compañeros muertos no fue una casualidad, así como que desarrollaron capacidad de resistencia colectiva entre los presos políticos. El testigo que actualmente vive en Suiza, también conto su experiencia en el exilio y como creó un documento detallando las condiciones de Coronda (que infringían y violaban varios tratados internacionales). Para posteriormente presentarlo como prueba irrefutable de las violaciones a DDHH en la dictadura. El pasante El último testimonio fue el del abogado Alberto Alfredo Acuña, que para 1977 era estudiante de abogacía y se encontraba haciendo un curso rentado que ofrecía el servicio penitenciario en la cárcel de Coronda. El testigo vio en variadas ocasiones como los presos políticos recibían maltratos en los pasillos cuando se cruzaban con ellos. “Les ponían la cara contra la pared, los golpeaban y se ponían en evidencia los malos tratos”. Su estadía no se prolongó demasiado, después de presenciar este tipo de maltratos y de la notificación de que el curso se iba a prolongar decidió abandonar. En otras visitas posteriores que ha tenido a otros penales, jamás vio los maltratos que presenció en su corta estadía en Coronda.

3


DEL OTRO LADO DE LA MIRILLA Ni el terror paralizó la resistencia, ni el tiempo pudo con la memoria. «Del otro lado de la mirilla» son páginas mojadas por lágrimas y secadas por alegría y vida. Sesenta ex-presos políticos de la cárcel de máxima seguridad de Coronda, Provincia de Santa Fe, son los redactores de este libro colectivo, quizás el primero de esta naturaleza en Argentina –y tal vez en el continente. La primera edición, impresa en 2003, llevó 6.000 ejemplares a lo largo de todo el país y varios países del continente y Europa, en presentaciones públicas en las que se reflexionó y debatió sobre la lucha popular y el terrorismo de estado. Esta segunda edición, corregida y aumentada, incorpora una reseña cronológica de los hechos históricos y los sucesos internos de la cárcel, las presentaciones de la primera edición y un glosario de términos imprescindibles para apreciar la obra. «.Aporte al rescate de la memoria colectiva...que respira escondida bajo la amnesia obligatoria», Eduardo Galeano (comentario de la obra.)

LA JUSTICIA REPARADORA, ESENCIA DEMOCRÁTICA. Por Sergio Ferrari. Coronda, fue el único establecimiento carcelario en esa época que estuvo dirigido por la Gendarmería y no por personal de Institutos Penitenciarios, recuerda Augusto Saro, otro ex preso político activo promotor de Del otro lado de la Mirilla. “Elemento adicional que prueba que nuestro penal se convirtió, como parte de un plan fríamente elaborado por los militares, en un laboratorio de prueba de los más diversos métodos de destrucción física, psíquica y moral de la persona”. Y de allí el valor esencial de este proceso en marcha. “Arribar a esta instancia de juicio oral después de cuadro décadas de producidos los hechos demuestra claramente la decisión de la sociedad civil argentina de no cesar en la búsqueda de la verdad y la justicia”. Y enmarca este juicio en el complejo contexto político actual que vive

Argentina. “Se trata de un momento en que el poder político y los medios hegemónicos de comunicación intentan persuadir a la opinión pública de la necesidad de no mirar más hacia el pasado, de cerrar la etapa horrenda de la dictadura militar de 1976 a 1983”. Actitud que se explicita, por ejemplo, “en presiones sobre algunos magistrados que siguen promoviendo, ejemplarmente, investigaciones sobre crímenes de lesa humanidad, una tipología que no admite ni perennidad ni impunidad”. Los que promovemos el Juicio Coronda estamos convencidos que “no se puede hablar de Estado4 de derecho sin independencia de los diversos poderes. Pero, sobre todo, que es imposible construir una sociedad realmente democrática sin llegar a una justa condena de todos los responsables del genocidio perpetrado por la dictadura cívico-militar”, subraya. Porque está


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.