Se empezó a vender en bares y otro tipo de locales para adultos, pero poco a poco las niñas alemanas se empezaron a interesar por ella, ya que no existía nada parecido en el mercado, y acabó haciendose una línea de ropa para ella, y a venderse en jugueterias. Su fama llegó aser tal, que se hizo hasta una película para la cual hubo un concurso, al que se presentaron montones de jovencitas. Al final, curiosamente fue una chica danesa la escogida, Ann Smyrner.