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Dimensión patriótica de Caamaño
from elCaribe
EURI CABRAL euricabral07@gmail.com
En este mes de febrero se cumplen 50 años del desembarco de Playa Caracoles encabezado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y ocho compañeros, quienes vinieron a intentar desarrollar un foco guerrillero para derrocar el gobierno balaguerista. Esa acción temeraria e inexplicable para muchos, terminó en un fracaso total y trajo como resultado el fusilamiento sumario del coronel Caamaño y la muerte de cinco de sus acompañantes.
Para muchos analistas e historiadores resulta difícil entender el hecho de que el comandante y líder de la revolución de abril de 1965, que dirigió a un pueblo en contra de la segunda intervención militar de Estados Unidos, asumiera la aventura de desembarcar con solo 8 hombres, sin contar con una organización política en el país que le sirviera de apoyo y sin prácticamente conocer el terreno donde se iban a desenvolver. Y más aún cuando hacía solo un año, en enero de 1972, se produjo la eliminación por parte de las fuerzas militares balagueristas de Amaury Germán Aristy y tres de los líderes principales de los Comandos de la Resistencia, an-
EN VOZ ALTA tiguos Palmeros, que era el grupo de apoyo táctico de Caamaño en el país. Es de conocimiento amplio que entre Amaury y Caamaño se presentaron diferencias en cuanto a la visión estratégica de la lucha revolucionaria. Y también es conocido el hecho de que agentes de la CIA fueron infiltrados en el movimiento de Caamaño en Cuba, y lo llevaron a asumir posiciones incorrectas en cuanto a la relación con Amaury y los Comandos de la Resistencia . De manera particular he afirmado que la acción de Caamaño en febrero de 1973 es una forma de reivindicarse ante la visión errónea que manejó sobre Amaury y sus compañeros. Como ser humano al fin, Caamaño no era perfecto, también se equivocaba. Sin embargo, a pesar de ese grave error cometido con el desembarco de Playa Caracoles, el ejemplo y la dimensión patriótica de Caamaño no disminuyen, sino que alcanzan niveles muy altos. Y nada ni nadie puede subestimarlo ni borrarlo. No hay duda de que su heroísmo y dignidad durante la revolución de abril de 1965 alcanzaron niveles de antología. Los hechos así lo demuestran. Por su heroísmo y compromiso con la soberanía nacional, en plena guerra de abril fue designado presidente constitucional de la República Dominicana por el Congreso, contando con tan solo 32 años de edad. Caamaño es el presidente número 45 de la historia dominicana. Gobernó desde el 4 de mayo al 3 de septiembre de 1965 y aunque no tuvo jurisdicción sobre todo el territorio dominicano, gozó de la simpatía de las masas democráticas, y encabezó con gallardía y decoro el Gobierno en armas que defendía no solo la Constitución de 1963, sino también la soberanía nacional.
A pesar de ser parte de una familia