Pepino Torcido fragmento

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VIDA Y ENSEÑANZAS

ZEN DE SHUNRYU SUZUKI PEPINO TORCIDO DAVID CHADWICK

La Liebre de Marzo


Título original Crooked Cucumber Primera edición Febrero 2001 © 1999 by David Chadwick Publicado con autorización de Broadway Books, and imprint of The Doubleday Broadway Publishing Group, a division of Random House, Inc. © 2001 para la edición en castellano La Liebre de Marzo, S.L. © De la traducción Fernando Pardo Diseño gráfico de las cubiertas Born Design Grup, S.A. Maquetación y filmación Zero Pre Impresión Impresión y encuadernación Torres& Associats, S.L. Depósito Legal B-9.646-2001 ISBN 84-87403-53-0 La liebre de Marzo, S.L. Apartado de Correos 2215 E-08080 Barcelona Fax. 93 431 71 95 espejo@liebremarzo.com www.liebremarzo.com


Dedicado al roshi Shogaku Shunryu Suzuki y a todos los seres sensibles, “sabiduría que busca sabiduría”.


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Índice

Índice Introducción ..........................................................................................

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Primera Parte JAPÓN 1904-1959 I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX.

Infancia 1904-1916 .................................................................. Maestro y discípulo 1916-1923 ................................................ Educación superior 1924-1930.................................................. Grandes monasterios raíz 1930-1932 ........................................ Sacerdote de templo 1932-1939 ................................................ La Guerra 1940-1945................................................................ La Ocupación 1945-1952.......................................................... Familia y muerte 1952-1956...................................................... Una apertura 1956-1959 ..........................................................

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Segunda Parte AMÉRICA 1959-1971 X. XI. XII. XIII. XIV. XV. XVI. XVII. XVIII. XIX.

Una nueva página 1959 ............................................................ Postraciones 1960 .................................................................... Sangha 1961-1962 .................................................................... Viajes 1963-1964 ...................................................................... Enraizándose 1965-1966 .......................................................... Tassajara 1967-1968 ................................................................ La ciudad 1968-1969 ................................................................ Uno y muchos 1969-1970 ........................................................ El conductor 1971 .................................................................... Estación final: otoño 1971 ........................................................ Epílogo......................................................................................

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Agradecimientos .................................................................................... Fuentes .................................................................................................. Bibliografía ............................................................................................ Glosario ................................................................................................

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多Me contradigo? Muy bien, entonces me contradigo, (Soy grande, contengo multitudes.) WALT WHITMAN, Song of Myself

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Introducción Las enseñanzas no deben ser clichés o historias trasnochadas, sino que siempre deben mantenerse frescas. Esta es la enseñanza real.

Una noche de febrero de 1968, me encontraba sentado junto a una cincuentena de discípulos, ataviados con hábitos negros, la mayoría jóvenes americanos, en el centro Zen de la montaña, en la Fuentes de Tassajara, diez millas hacia el interior de Big Sur, en California, en plena naturaleza montañosa. Las lámparas de queroseno iluminaban nuestro aliento en el aire invernal de la helada estancia. Ante nosotros, el fundador del primer monasterio del hemisferio occidental, el roshi Shunryu Suzuki, había terminado una charla desde su asiento en la plataforma del altar. “Muchas gracias”, dijo suavemente, con un genuino tono de agradecimiento. Bebió un poco de agua, aclaró su garganta y observó a sus discípulos. “¿Alguna pregunta?”, dijo con la fuerza suficiente para que se le pudiera oír por encima del sonido del riachuelo, que borboteaba fuera, en la oscuridad. Me incliné, con las manos juntas, y llamé su atención.

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“¿Hai? dijo, queriendo decir si. “Roshi Suzuki, he escuchado sus charlas durante años”, dije, “me encantan e inspiran y sé que lo que dice es muy claro y sencillo. Pero debo admitir que no entiendo. Me gusta, pero tengo la sensación de que podría oírle durante mil años sin comprender ¿Podría hacer un resumen? ¿Podría reducir el budismo a una frase?” Todo el mundo rió. El rió. Qué pregunta tan ridícula. No creo que nadie esperara una respuesta. No era un hombre al que pudieras torear, y no le gustaba ofrecer algo definitivo a lo que sus discípulos se pudieran agarrar. A menudo decía que no tenía “ni idea” de lo que era el budismo. Pero Suzuki contestó. Me miró y dijo: “Todo cambia.” Luego pidió más preguntas. Shunryu Suzuki fue un sacerdote japonés de la escuela de zen soto, que vino a San Francisco en 1959 para dirigir a una pequeña congregación americano-japonesa. Vino sin planes, pero con la confianza de que algunos occidentales abrazarían la práctica esencial del budismo tal como él la había aprendido de sus maestros. Tenía un modo de tratar a las cosas —plantas, piedras, ropa, muebles, el caminar, el sentarse—, que ofrecía una pista de cómo estar cómodo en el mundo. Tenía un modo de tratar a la gente que la atraía hacia él, un modo de tratar a las palabras que hacía que la gente escuchara; un genio que parecía funcionar de modo especial en América y, particularmente, en inglés. Zen Mind, Beginner’s Mind, una recopilación hábilmente editada de sus charlas publicada en 1970, ha vendido más de un millón de ejemplares en varias lenguas. Es una reflexión sobre el lugar en el que Suzuki ponía su pasión: en la continua práctica del zen junto a otros. No deseaba ser recordado, o que alguna cosa recibiera su nombre. Quería transmitir a otros lo que había aprendido y tenía la esperanza de que ellos, a su vez, contribuyeran a imprimir fuerza al budismo en América y volvieran a dar fuerza a éste en el Japón. Las ideas budistas se habían ido infiltrando en América desde los días del trascendentalismo de Emerson y Thoreau. En el Parlamento Mundial de Religiones

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Introducción

de Chicago, en 1893, Soen Shaku llamó la atención cuando hizo su primera presentación pública del zen en Occidente. Su discípulo y traductor, D. T. Suzuki, se convirtió en un gran puente desde Oriente, impartiendo enseñanzas en Harvard y Columbia y publicando, en inglés, varios libros muy leídos sobre budismo. Cuando lo confundían con D. T. Suzuki, Shunryu Suzuki solía decir: “No, él es el gran Suzuki, yo soy el pequeño Suzuki.” Los primeros pequeños grupos de estudio y meditación se reunieron alrededor de Shigetsu Sasaki en la Costa Este, y de Nyogen Senzaki en el Oeste. Diversos libros de Hermann Hesse, Ezra Pound y los escritores de la generación beat, impregnados de budismo, se discutían en los cafés de New York y San Francisco y eran comentados por muchachos de institutos en Ohio y Texas. Alan Watts, el brillante comunicador, entusiasmó e informó posteriormente a una generación hambrienta de nuevas direcciones. Shunryu Suzuki apareció en esta escena, que encarnaba y ejemplificaba lo que para los occidentales había sido un interés casi totalmente intelectual. Aportó un acento en el zazen diario, la meditación zen, y lo que él denominaba “práctica”: el zazen, que alcanzaba a toda actividad. Tenía un punto de vista fresco sobre el vivir y el hablar acerca de la vida, una energía enorme, una presencia formidable, un contagioso sentido del humor, y una pizca de travesura. Desde que se convirtiera en monje a los trece años, el maestro de Suzuki, Gyokujun So-on Suzuki, lo llamó Pepino Torcido. Los pepinos torcidos no valían para nada: los campesinos hacían abono con ellos y los niños los usaban para entrenarse a batear. So-on le dijo a Suzuki que sentía pena por él, puesto que nunca tendría buenos discípulos. Durante mucho tiempo, dio la sensación de que So-on tenía razón. Luego, Pepino Torcido cumplió un gran sueño. Vino a América, donde tuvo muchos discípulos y murió en pleno florecimiento de lo que había venido a hacer. Sus doce años y medio en América cambiaron profundamente su vida y las vidas de muchos otros. En un suave atardecer de un martes de agosto de 1993, tenía una cita con la viuda, desde hace casi veintidós años, de Shunryu Suzuki. Subiendo por la escalera hacia el segundo piso del edificio de tres plantas de ladrillos rojos del Centro

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Zen de San Francisco, pasé frente a la alcoba de su fundador, dedicada a Shunryu Suzuki. Estaba dominada por una estatua suya casi de tamaño natural, hecha por un anciano escultor japonés con madera de ciprés del lago de Bolinas. “Hola Roshi, adios Roshi” murmuré, mientras me postraba velozmente al pasar por delante. Sensei Mitsu Suzuki era la persona que tenía en mi pensamiento. Habíamos tenido una estrecha relación, pero la había visto poco en los últimos años. Muy pronto volvería a cruzar el pacífico. Estaba algo nervioso. Necesitaba hablar con ella y, aunque no teníamos mucho tiempo, no quería correr. Lo que buscaba era su bendición. “Pasa, David”, dijo en su suave y alta voz desde la puerta de la cocina, al fondo de la sala. Entré y ahí estaba, con un aspecto muy juvenil, aunque estuviera a punto de cumplir los ochenta años. “Sin abrazos”, dijo rápidamente, poniendo sus brazos por delante a guisa de parapeto y frotándose luego las costillas. Quince años antes, yo había sido algo exuberante a la hora de expresar mi afecto y mi abrazo debió marcar algunos moretones en sus costillas. Me incliné al estilo japonés (sin unir las manos), y dije alguna cortesía en japonés. Estaba casi a medio metro de distancia. Tenía el rostro redondeado y aniñado como siempre, el pelo largo, liso y negro, con algunas escasas mechas grises. Llevaba unos amplios pantalones de confección casera y una blusa adornada con crisantemos, el mismo tejido arriba y abajo, un marrón color tierra y un suave azul. La pequeña cocina estaba, como siempre, llena de chucherías, la pared cubierta con pinturas, fotos y un calendario. Tras algo de charla intrascendente sobre la familia y un libro que yo había escrito, planteé el propósito de mi visita. “Algún editor puede estar interesado... se me ha sugerido que yo... bueno... escriba algo sobre el roshi Suzuki. Recoja la historia oral: historias sobre el roshi, recuerdos de personas.” “Oh, gracias por escribir sobre Hojo-san”, dijo, subiendo el tono en el gracias. Hojo-san es como siempre llamaba a su marido. Hojo es el abad de un templo; san es una tratamiento de cortesía.

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Introducción

“¿Cree realmente que es correcto que escriba un libro sobre el roshi Suzuki?” “Oh, sí, sí”, dijo con entusiasmo. “Explica muchas historias divertidas.” “Umm... historias divertidas, sí... pero no sólo divertidas. También serias y tristes. Todo. ¿De acuerdo?” “Sí, pero a la gente le gustan las historias divertidas. Básicamente tienes que explicar cosas divertidas. Eso estaría bien. A Hojo-san le gustaban las historias divertidas. A todo el mundo le hará feliz leerlas.” “Puede que haya algunas personas que crean que no debo escribir el libro.” Se recostó en la mesa que nos separaba y me miró directamente. “En este momento, es la voz del roshi Suzuki la que habla por mi boca, y dice: ‘Por favor, escribe un libro sobre mí y muchas gracias por escribir un libro acerca de mí.’ Estas son sus palabras. Hablo por él.” Era hora de marcharme. Me ofreció una rana metálica de color verde, que cabía en la palma de mi mano. “Toma esto”, dijo. “Pertenecía a Hojo-san. Le hubiera gustado que lo tuvieras. Le gustaban mucho las ranas”, dijo, alargando la primera sílaba de mucho. “Me estoy desprendiendo de todo. Cuando vuelva al Japón lo haré como la cigarra, que abandona su concha. Yo haré lo mismo.” “Me gustaría visitarla ahí y preguntarle sobre Hojo-san.” “No, no, no” dijo con firmeza. “no más inglés. Dejaré mi mal inglés tras de mí.” “Entonces hablaré en mi pobre japonés”, dije, en mi pobre japonés. “De acuerdo, ven a visitarme entonces. Pero habla bajo. Tienes una voz demasiado estridente.” “De acuerdo”, dije en voz baja, y me dirigí a la puerta, asegurándole, lo que instintivamente temía, que no iba a abrazarla. “Recuerda”, dijo, “explica muchas historias divertidas.” Luego preguntó: “¿Por qué alguien no querría que hicieses un libro sobre Hojo-san?” “Por distintas razones. Sabe que él no quería algo así. Sería imposible no malinterpretarlo, y ya sabe lo que dijo el roshi Noiri hace unos veinte años”. Noiri era un colega de Suzuki, un sacerdote estricto y tradicional, ahora anciano y venerado.

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“No, ¿Qué dijo el roshi Nori?” “Que el roshi Suzuki era uno de los personajes japoneses más importantes de este siglo y que nadie, que no conociera todos sus samadhis [elevados estados meditativos], debía escribir sobre él.” “¡Bien!” dijo, en tono alegre, aplaudiendo. “Ya tienes la primera historia divertida.”

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XV. Tassajara 1967-1968 La meta del budismo es crear la vida humana correcta, no tener la enseñanza, o al maestro, o a los seres sensibles, o al budismo o a Buda. Pero si creéis que sin ningún entreno podéis conseguir este tipo de vida, ello constituye un gran error.

La ceremonia de apertura de Tassajara como Zenshinji, Centro Zen de la Montaña, se llevó a cabo un chispeante 3 de julio de 1967. Más de 150 personas asistieron a la ceremonia de apertura, incluyendo a miembros de la congregación de Sokoji, antiguos estudiantes y amigos de Suzuki y un sonriente sacerdote anciano llamado Obispo Sumi, que, en 1965, había sustituido a Yamada en el Zenshuji en L.A. Wako Kato también vino desde L.A., al igual que Maezumi. Kato estaba sorprendido por la belleza del lugar y por el gran número de estudiantes. Unos pocos llevaban simples hábitos grises, y algunos de los hombres llevaban la cabeza afeitada, siguiendo el ejemplo de su maestro. Aunque en Japón hubiera durado días, la ceremonia de California duró poco

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más de una hora. Fue un día de mucha alegría, grandes expectativas y gratitud colectiva. Era ciertamente un gran día para Suzuki; un hito en su vida. Kobun Chino había llegado de Japón para ser sacerdote en el zendo de Los Altos; pero, en un futuro previsible, sería necesario en Tassajara. Era amable, hablaba bien el inglés, aunque con lentitud, y era angelical. Conocía los detalles de la vida y de las ceremonias de Eiheiji e iba a ser el amigo de los estudiantes zen y consejero técnico de Suzuki. El Centro Zen no tenía una afiliación formal con el soto zen en Japón, y nadie de las oficinas estaba ahí para reconocer oficialmente la apertura de este monasterio budista pionero en el Hemisferio Occidental. Pero habían enviado a Kobun con el generoso regalo de un taiko, un gran tambor de pie, así como otros instrumentos ceremoniales necesarios: una gran campana en forma de cuenco, y un mokugyo, gigantesco y vacío, hecho con un solo trozo de madera, con dragones labrados en un lado. Se golpeaba con una baqueta para mantener el ritmo durante los cantos. Mokugyo significa “pez de madera”, pero tenía un aspecto más parecido a una tortuga. La noche antes, Richard Baker había sido ordenado sacerdote en una ceremonia completa. Por primera vez, Suzuki hizo la ordenación de un sacerdote sin que fuera privada y extremadamente breve. Richard tenía un aspecto extraño con sus pesados hábitos negros, sudando frente a su familia, sus compañeros y un público de personas cercanas. Suzuki permanecía de pie frente a él, cantando y vertiendo ceremoniosamente agua sobre él con un helecho. Suzuki dio a Richard el nombre budista de Zentatsu Myoyu (Zen Penetrante, Disolver Misterioso). También se instaló como monje principal del periodo de práctica de Tassajara, que se iniciaría en esta estación de abrasante sol. Por regla general, debían pasar varios años antes de que un sacerdote recientemente ordenado se convirtiera en monje principal, pero Suzuki consideraba que Richard ya había hecho el trabajo entre las dos ceremonias de iniciación. Suzuki, asimismo, pasaba por alto el grado de veteranía al escoger a su primer monje principal. Jean, Philip y Claude estaban presentes en la ceremonia, y los tres habían sido ordenados sacerdotes años antes que Richard.

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XV.

Tassajara 1967-1968

Richard era un hombre ocupado, con mucho trabajo por delante. Seguía siendo el presidente del Centro Zen y editor de Wind Bell, y ahora también era monje principal, demasiado. A muchos de los que habían estado practicando zazen cada mañana y cada tarde mientras ponían el lugar a punto, Richard les había parecido como un atareado extraño que no encajaba ahí. Los que habían permanecido el tiempo suficiente para tener alguna perspectiva, apreciaban lo que estaba haciendo y sabían que estaba llevando a cabo una especie de sacrificio para que los demás pudieran tener su oportunidad. Pero más de la mitad de los estudiantes de Tassajara eran bastante nuevos. El tiempo se hacía más lento y el mundo parecía encoger hasta la medida de ese valle, cuando llevabas un tiempo ahí. El día de apertura, todo armonizó. Suzuki dio una charla en la que dejó claro lo mucho que debía a Richard. “Estoy muy agradecido a Zentatsu Richard Baker por todo lo que está haciendo para establecer el budismo en América.” Después de ello, Richard pasó al primer plano desde las bambalinas de Tassajara, no sólo como organizador, sino también como discípulo principal. Richard y Suzuki habían supervisado todos los aspectos de la vida de estudiante en Tassajara. Richard siempre era sincero con Suzuki, y tenía mucha influencia a la hora de decidir qué tipo de lugar iba camino de ser. Suzuki respetaba su opinión y su visión, y a menudo parecía delegar en él. Evidentemente, consultaba con los demás, como Claude, Silas, Bill, Jean y Mel. Pero, aunque mucha gente hubiera trabajado duro para hacer de este día una realidad, el papel de Richard a la hora de establecer Tassajara estaba cercano al de un cofundador. Estaba definiendo el Centro Zen de Tassajara, pero lo dirigía todo a través de Suzuki. Se habían convertido en un equipo. Antes de que nadie fuera a Tassajara, Suzuki y Richard habían considerado la posibilidad de tener un monasterio en el que hombres y mujeres vivieran y practicaran juntos. Se había hablado algo sobre tener periodos de práctica separados para hombres y mujeres, pero ello nunca llegó muy lejos. La mayoría de los estudiantes de Suzuki eran parejas que practicaban, y algunos de sus estudiantes más dedicados eran mujeres. Richard decía que quería que su mujer y su

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hija pudieran pasar algún tiempo con él ahí, por lo menos en verano. También pensaba que sería difícil recaudar dinero para comprar Tassajara si no se permitía que fuera una institución mixta. Suzuki no tenía experiencia con las mujeres en un entorno monástico, pero estaba dispuesto a intentarlo. “Sin mujeres no hay Tassajara”, resumía Richard, y Suzuki tiró por la ventana dos mil quinientos años de tradición. Suzuki deseaba tener un tangaryo que durara de cinco a siete días, pero Richard consideraba que tres días de sentarse sin parar sería suficiente como iniciación para los aproximadamente ochenta estudiantes que se habían inscrito. Algunos nunca habían hecho antes zazen. Suzuki lo dejó en sus manos. Tenía dudas acerca de hacer los cantos en inglés, pero Richard le apremió para que empezaran ya a cantar algo en inglés. Estuvieron de acuerdo en que el largo canto de las comidas fuera traducido y cantado en inglés a la hora del almuerzo, que, como la mayoría de las comidas durante el periodo de práctica, se llevaría a cabo en el zendo sentados en el zafu; como una extensión del zazen. En la ceremonia de ordenación de Richard, Suzuki le dio los preceptos, las normas éticas budistas. Suzuki los leyó y Richard estuvo de acuerdo en seguirlos. No debía matar, robar o hacer un uso inadecuado de los sentidos; no debía elevarse por encima de los demás, criticar las enseñanzas, etc. Suzuki había hablado algo sobre los preceptos en sus charlas, pero ese día los dio en público por primera vez desde la ordenación de quince personas laicas en 1962. Los preceptos siempre habían parecido algo estrambótico: restricciones en las que estaban implicados los monjes indios y chinos. Como fue en el caso de la ordenación de laicos en 1962, la ceremonia debía hacerse en japonés. Richard preguntó si podría traducirse, pues decía que no quería hacer promesas que no pudiera mantener. “Simplemente di sí”, le respondió Suzuki.

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XVIII.

El conductor 1971

En junio de 1971, durante una sesshin en la ciudad, Suzuki dio charlas públicas por primera vez desde su operación de vesícula. En su primera charla, Suzuki-roshi dijo: “Nuestra práctica es simplemente sentarse.” Explicó que el modo habitual de hacer las cosas era esperando algo. Desde este punto de vista, si sus estudiantes se sentaban y se aplicaban día tras día, su práctica, así como su salud mental y física, mejoraría. “Pero esto no es una comprensión plena de la práctica. También hacemos zazen con la comprensión de que la meta no está ahí, uno o dos años en el futuro, sino aquí.” Más tarde, en su charla, dijo que la práctica verdadera implicaba algo más que la búsqueda científica de la verdad. Sin ignorar el lado objetivo de la verdad, tenía que ser también subjetiva. La enseñanza de Buda era para ti, algo que podías saborear. No algo en que creer, sino algo a descubrir, a experimentar. Aceptar alguna idea de la verdad sin experimentarla, es como pintar un pastel que no podemos comer, en un papel. No hay sabor y lo dejaremos correr, puesto que no significa nada, aunque nos sentemos siete días. Pero nuestro verdadero zazen no puede ser de esta clase. Si el zen fuera así, hubiera desaparecido del mundo hace mucho tiempo. El zen sigue vivo debido a la otra cara de la verdad. Solamente cuando cada uno de nosotros experimente la verdad, aprecie la verdad, acepte la verdad, y esté dispuesto a seguir la verdad, funcionará. Cuando alguien se sitúa fuera de la verdad con el fin de estudiar la verdad, no sabrá qué hacer cuando le suceda algo. ¿Conocéis la historia del verdadero dragón? En la China ancestral, había una persona a la que le gustaban mucho los dragones. Hablaba de dragones a sus amigos, pintaba dragones y compraba diversos tipos de esculturas de dragones. Entonces, un dragón se dijo a sí mismo: “Si un dragón real como yo le visitara, estaría muy contento.” Un día, el dragón real se coló en su habitación. ¡El hombre no supo que hacer! ¡Guaaaa! No pudo correr. Ni siquiera podía mantenerse en pie. ¡Guaaaa! Durante mucho, mucho, tiempo hemos sido como él. Esta no debe ser nuestra actitud. No debemos ser simplemente unos aficionados a los dragones; hemos de ser siempre el dragón mismo. Entonces no nos asustará ningún dragón.

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El último día de la sesshin, Suzuki recordó la época, dos años antes, en que casi se ahogó en las cañadas de Tassajara y explicó la importancia capital que tuvo para él. En ese momento me di cuenta de que nunca tendríamos una buena práctica hasta que nos volviéramos muy serios. Desde entonces, mi práctica ha mejorado mucho. Ahora tengo confianza en mi práctica. Fue una experiencia muy interesante. Estaba entre bellas muchachas, lo que me hizo acordarme de los demonios que asaltaron a Buda. No eran malos demonios, eran bellas muchachas, pero si me moría, estas bellas muchachas no me iban a servir de ayuda. Ahora me estoy muriendo no a causa del agua, sino de mi enfermedad. Por lo tanto, podemos sentarnos con demonios o con bellas muchachas. Cuando me esté muriendo, ni siquiera las serpientes podrán hacerme daño, estarán contentas de estar conmigo y yo estaré feliz de estar con ellas. En esta situación, todo está con nosotros, y nosotros estaremos contentos de estar con todas las cosas sin ser ásperos o molestarnos. Normalmente es difícil sentir de este modo, puesto que siempre estamos enredados en ideas de logro, esperando algo en el futuro. Lo más importante es enfrentarse uno a sí mismo y ser uno mismo. Entonces, de un modo natural, podemos ver y aceptar las cosas tal como son. En este instante, tendremos una sabiduría perfecta. El comentario que hizo Suzuki de pasada, acerca de que se estaba muriendo, resultó inquietante. Parecía haberse recuperado de su operación y estaba teniendo un montón de contacto con sus estudiantes. Pero seguía habiendo una sombra de preocupación, una fragilidad en su risa. Ese junio, durante una charla, hablando sobre el declive del budismo en Japón, hizo una pausa y dijo con énfasis: “Pero las cosas, sabéis, enseñan mejor cuando se están muriendo.”

Un jardín no se acaba nunca.

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buddha (Sánscr.) Un iluminado; se refiere tanto a la persona histórica como mítica, como el Buda Shakyamuni y el Buda Amida, y también a la definitiva realidad iluminada y a la posibilidad del despertar en todos los seres. C erem onia de Entronización de la M ontaña (Shinsanshiki) Un rito en el que se transmite la abadía de un templo al abad sucesor. cerem onia delté (chanoyu) Un método estético y formal de preparar y servir el té, que se originó en el Japón en el siglo XVI. D ogen,K igen (Eihei Dogen, Dogen-zenji) El fundador del zen Soto en Japón en el siglo XIII. Daikoku-sama recibe el nombre de uno de los siete dioses de la buena fortuna; mujeres que vivían, trabajaban y amaban en los templos budistas antes de que estuviera permitido. daiosho- “gran sacerdote”, título honorífico para los sacerdotes. danka La comunidad de miembros laicos y simpatizantes de un templo en Japón. dharma (Sánscr.) La enseñanza, también la verdad o la realidad que se enseña, y el camino para acercarse a dicha verdad. dharm a,herm anos Discípulos del mismo maestro. dharm a,transm isión La autorización para enseñar trasmitida de maestro a discípulo. días cuatro y nueve Días tradicionales de horario relajado en los monasterios zen. dokusan Práctica formal privada o entrevistas con un maestro que ha recibido transmisión del dharma. Eiheiji En la prefectura de Fukui, uno de los dos templos principales, o monasterios de formación, del zen Soto (junto a Sojiji en Yokohama). Fundado por Dogen. espantam oscas,cola de caballo y cola de buey (hossu) Símbolo de un maestro, utilizado tradicionalmente para alejar las moscas. futon colchón-cama plegable de estilo japonés. gassho- Saludo o gesto budista con las palmas juntas. genkan Entrada.

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Glosario

geta Sandalias con suela de madera. go Un antiguo juego de tablero del este asiático; el juego de tablero nacional del Japón, que se juega en casillas blancas y negras con unas “piedras” en forma de disco. Un juego engañosamente sencillo e intrincadamente sutil que, tradicionalmente, hacía las delicias de los adeptos al zen. El ganador del juego es el que define y gana más espacio. goza Colchonetas delgadas rellenas de hierba utilizadas para sentarse o hacer postraciones. hai Si. H aibutsu K ishaku La persecución a los budistas al principio de la era Meiji. haiku Verso de siete sílabas que suele acentuar las imágenes naturales con referencias a las estaciones. hakama camisa tradicional plisada para hombres y mujeres. Todavía se utiliza en las artes marciales. han (literalmente “madera”) Una placa de madera que se golpea con un mazo; se utiliza para llamar a los monjes al zendo y para otros propósitos ceremoniales. hibachi Un cazo de metal o cerámica que contiene carbón y se utiliza para cocinar. H ojo— san Título del sacerdote principal de un templo. ikebana Arreglo floral tradicional japonés. -ji,-in,y -an Sufijos utilizados en los nombres de los templos. jinrikisha Taxi de dos ruedas tirado por una persona. Jo-do Shin-shu- “La verdadera escuela de la Tierra Pura”, una secta del budismo orientada hacia la fe; la mayor del Japón. En Estados Unidos, se conoce como la BCA, Buddhist Churches of America. kanji Caracteres chinos (ideogramas) que se utilizan en la escritura japonesa. kensho (literalmente “ver la naturaleza propia”.) Una experiencia, a veces dramática, de visión interior. kesa el hábito externo, hecho con harapos, que simboliza la ordenación (okesa, más respetuosamente). kinhin zazen o meditación caminando.

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ko-an (literalmente, “caso público”). Un dialogo o historia ejemplar que se utiliza como objeto de meditación y que se trabaja con un maestro. koromo El hábito, de origen chino y de mangas amplias, del monje, que se lleva sobre el kimono. kotatsu Una mesa baja, cubierta con una manta, que se calienta por debajo. kyo-saku El palo utilizado para golpear a los monjes perezosos en el hombro. las diez direcciones Forma para referirse al norte, sur, este y oeste, los puntos intermedios, el nadir y el zenit. los tres tiem pos Pasado, presente y futuro. manju Dulce japonés hecho con flor de arroz y pasta de judías. matcha Té verde en polvo, fuerte y espeso, que se sirve en la ceremonia del té. M eiji El periodo de la historia japonesa que va desde 1868 a 1912. mochi Pasteles de arroz dulce apelmazado, especialmente populares en el Año Nuevo. mokugyo- (literalmente “pez de madera”) Un tambor hueco, tallado a partir de un trozo de madera, que se golpea con un mazo acolchado. m onasterio Término utilizado para los grandes templos de adiestramiento de monjes, monjas y, en ocasiones, laicos. m onje Alguien que ha recibido la ordenación de haber abandonado el hogar y que vive de acuerdo a la disciplina monástica y al programa establecido. m onje principal (shuso) La posición en la formación de un monje que ayuda a dirigir las enseñanzas durante un período de practica. mudra (Sánscr.) Posición de las manos, gesto físico o postura que encarna un aspecto de las enseñanzas budistas. nirvana (Sánscr.) En el primer budismo, el cese de todo sufrimiento. En el zen, el nirvana se entiende como algo no separado de la vida cotidiana y de los ciclos de sufrimiento mundanos. oryoki Los cuencos de comida, envueltos con tela, de los monjes. O bon Festival de verano japonés en el que regresan los espíritus de los muertos. ohaka Cementerio, lugar donde los restos, normalmente cenizas, de los muertos son enterrados (informalmente, haka).

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Glosario

ordenación laica Una ceremonia formal para que los laicos tomen preceptos y expresen su compromiso con la vía de Buda. pachinko Una suerte de máquina de juego de millón vertical, que depende totalmente del azar, que se juega en locales ruidosos y abarrotados y con la que se pueden ganar pequeños premios. palo Véase kyosaku. No debe confundirse con el bastón del maestro. Parlam ento La asamblea de legisladores elegidos a escala nacional en el japón. período de práctica (ango, “lugar de residencia”) Período, normalmente tres meses, de adiestramiento monástico intensivo bajo la guía de un maestro en un templo o monasterio. postración (raihai) Reverencia completa con las rodillas, frente, manos y codos tocando el suelo. preceptos Normas éticas de conducta para expresar la mente de buda. Incluyen tomar refugio en el buda, el dharma y la sangha y una serie de descripciones de la conducta ética iluminada que empiezan con abstenerse de matar. ro-shi “Viejo maestro venerable”, título respetuoso para sacerdote, maestro zen. rakusu Indumentaria parecida a un babero que se recibe en las ordenaciones monacales o laicas. reverencia Puede significar el gassho budista o postración, o el ojigi japonés, en el que la cabeza y la parte superior del cuerpo se inclinan hacia adelante sin unir las manos. R inzaiZ en Una de las dos principales sectas del zen, que acentúa un estilo dinámico y vigoroso, así como el estudio sistemático de los koans. sacerdote Aquel que ha recibido la ordenación tras abandonar el hogar (adiestramiento monacal), y que lleva a cabo funciones pastorales y ceremoniales. sama Forma muy educada de referirse a una persona que se aplica tras su nombre, más cortés que san. sama-dhi (Sánscr.) Un profundo estado meditativo. Muchos samadhis específicos se citan en los escritos budistas. sangha (Sánscr.) La comunidad budista. Originalmente la orden monacal; posteriormente pasó a incluir a todos los practicantes.

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Pepino torcido

satori Un destello repentino de profunda visión interior de la naturaleza de la realidad. seiza Postura tradicional japonesa de rodillas. sensei Título utilizado para los maestros, doctores y otras personas respetadas. sesshin Un retiro de zazen concentrado, de uno o más días; normalmente, cinco o siete. shashu Postura formal utilizada en la meditación caminando, en la que las manos se mantienen juntas sobre el plexo solar. shiatsu Masaje japonés de presión de puntos. shikantaza “Simplemente sentarse”, zazen sin un objeto fijo de concentración, que acentúa la postura erguida y la presencia. Shinto Tradición espiritual indígena japonesa, que incluye la veneración de los espíritus de la naturaleza. shoji Puerta corredera de madera lacada y papel de arroz traslucido. Sho-w a El periodo de la historia japonesa que va desde 1926 a 1989. shu- Una religión, una secta religiosa o escuela, como en So-to-—Shu-. Shusho-gi Recopilación de escritos importantes Soto reunidos a finales del siglo XIX. Sojiji Véase Eiheiji. So-to-Z en Una de las dos sectas principales del Zen, que acentúa el “simplemente sentarse” o meditación de iluminación silenciosa y su aplicación a las actividades cotidianas. sumi Pintura negra tradicional que se utiliza en la caligrafía y la pintura. sutra (Sánsc.) Discursos de Buda, se utiliza para las antiguas escrituras budistas o las escrituras que se cantan. Sutra del Corazón (Hannya Shingyo-) El más corto y más utilizado de los sutras del Prajna Paramita (Perfección de la Sabiduría), especialmente en el caso de los budistas mahayana; una destilación concisa de la enseñanza del vacío. tabi Calcetines blancos con un espacio separado para el dedo gordo; se llevan con los zori, geta, u otra clase de sandalias. Taisho- El periodo de la historia japonesa que va desde 1912 a 1926.

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Glosario

takuhatsu (literalmente, “confiar el cuenco”). Mendicidad formal de los monjes. Taoísm o (también Daoísmo) Antigua religión/filosofía china que acentúa la estimación de la naturaleza y la vida armónica. tatami Colchonetas rígidas para el suelo, de un grueso aproximado de seis centímetros y de algo más de un metro por dos de área. teosofía Movimiento espiritual occidental fundado en el siglo XIX en Europa, muy influenciado por las religiones orientales. tokonoma Una hornacina de las habitaciones japonesas en la que se pueden colocar objetos como una caligrafía, una piedra o un arreglo floral. transm isión Véase dharma, transmisión. unsui (literalmente “nube y agua”) Un monje, a menudo los monjes novicios. vacío Un término técnico que denota la falta de existencia inherente o fija de cualquier entidad. Implica interrelación, relatividad y la co-emergencia dependiente de todo fenómeno. Ninguna cosa, en lugar de la naturaleza de la existencia. No no-existencia como opuesta a la existencia. Proviene de la raíz “hincharse”. zafu Cojín de zazen, normalmente negro y redondo. zazen Meditación zen, meditación sentada. zazenkai En Japón, un grupo regular de zazen laico, que normalmente se encuentra semanalmente o mensualmente. Z en Una escuela de budismo originaria de China que acentúa el zazen, la visión interior directa y la experiencia real de la verdad budista en todas las actividades. zendo- Sala de meditación zen, sala de zazen. También utilizado en lugar de sodo, que en los monasterios de adiestramiento japoneses se utiliza también para dormir y comer. zenji Un título que significa maestro zen. zo- ri sandalias japonesas tradicionales, chanclas.

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