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El regalo

El regalo

Manuela Vicente

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ASUNCIÓN NUNCA había tenido hijos, o eso decían, todos los vecinos del barrio. Pero en el balcón de su casa siempre estaba tendida ropa muy pequeña, tan diminuta que parecía hecha para muñecas. Que sabía coser y lo mismo te hacía un dobladillo que una falda de faralaes, también lo sabían todos. Un día, con la excusa de acortarme un abrigo, me mandaron a su casa. Fue entonces cuando descubrí una colección de muñecas de porcelana —con la cara como la de doña Mercedes, la portera, solo que más blanca—. Las muñecas estaban por todas partes: en un rincón del recibidor principal, en el armario de la sala, en una silla de la cocina, y hasta en un cesto. Nunca en mi vida había visto tantas.

—¿Te gustan? —me preguntó al verme boquiabierta mirándolas—. Algún día te haré una —prometió—. ¿Cuándo es tu cumpleaños?

—El 17 de mayo —respondí, casi sin darme cuenta.

Pasaron un par de años y un día, viendo la tele a la hora de la comida en casa, todos vimos las muñecas de doña Asunción. Supimos que las elaboraba desde hacía años porque en el reportaje también salía ella. Y supimos que había comenzado a hacerlas justo después de perder a su única hija, siendo apenas un bebé. La gente no sabe nada de nadie, pensé al momento y, antes de acabar de ver el reportaje, ya estaba llamando al timbre de su casa.

—Sabía que ibas a venir —dijo, al abrirme la puerta.

—¡Has salido en la tele! —solté, como si fuese una hazaña.

—La tele es una caja tonta que solo sirve para engañar a la gente —me respondió—. Todo parece importante en ella, pero no hay nada extraordinario en hacer muñecas.

—Tú si lo eres —respondí en un arranque.

—Toma, te voy a regalar mi preferida, la muñeca que más quiero —dijo, mientras me tendía una muñeca monísima, que no tenía la cara blanca, sino muy morena.

—Hoy no es mi cumpleaños, falta mucho para el mes de mayo —repuse como una boba, acordándome de su promesa.

—Quizá no. Pero es el día en el que estás preparada para llevarla. No todo el mundo es capaz de apreciar la diferencia.

Manuela Vicente Fernández (España) Blog: lascosasqueescribo.wordpress.com