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Actividades y reflexiones
El Canyamelar, terra de mel
El Canyamelar, antes Poble Nou de la Mar, lugar donde nací, frontera entre el Mediterráneo y Valencia, al norte, El Cabanyal y La Patacona, al sur, El Grau y Nazaret nos esperan. Antaño poblado de pescadores, Sorolla en sus cuadros los recrea. En mi niñez eran sus calles lugar de juegos, familias enteras vivían en sus casas de fachadas coloristas, el “valencià” era la lengua que en sus calles se oía, hoy se escuchan lenguas foráneas como si de la torre de Babel surgieran. Edu Roig
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Cógete fuertemente a la vida, amiga
Lucha contra todos los males. Tú lucha y vencerás ¿Qué podemos hacer si no? Luchar, siempre luchar. Aunque sientas que estás sola, pelea. Porque sola nunca estás. Cuando tus fuerzas te dejen, Insiste, lucha, y tus fuerzas volverán. Y si notas que todo se derrumba, cógete fuerte a la vida y pronto ganarás. Amiga, yo le pido a mi virgencita por ti, por mi y por toda la familia, pero te quiero confesar que también le pido al universo y te mando mucha energía positiva para todo mal evitar.
Así que, amiga, cógete fuertemente a la vida, que aún nos queda mucho que lidiar.
María Pilar Almela
BZZZ - BZZZ …Suena el despertador, me levanto descansado, enseguida me espabilo. No recuerdo haberme levantado ni siquiera al paseo habitual al baño. Suena el teléfono... – BONICO!!!!! Estoy preparada – Pero ni siquiera es de día – Bueno, ven y nos hacemos un café… – Voy. Tengo la ropa preparada, hay caminata por la montaña. Me pongo los calcetines y en un salto tengo los pantalones en el sitio, la camiseta entra rápido, caray que bien me sienta... Salgo de casa, cojo la primera senda hacia el barranco, la subida apenas se nota, voy canturreando y haciendo ritmos con las manos. Llego al final de la senda empieza una pista de bajada, aunque hay piedras sueltas empiezo a trotar. Llego en un momento, siempre he sido puntual, está amaneciendo. Un café, unas risas y nos ponemos en marcha. Estamos en el camino. Por esto nos hemos venido a vivir aquí. Vamos tranquilos, la senda se eleva por un cortado pero llevamos una vida saliendo a la montaña, ni siquiera nos miramos de reojo para ver como vamos, vamos bien. Primer punto alcanzado, el acueducto de Peña Cortada, fotos y pasamos bromeando, escasos dos metros de ancho y treinta metros de altura. Enseguida, por estrechos pasadizos, el canal, charcos, saltos y piedras llegamos al mirador de Calles. – Manolo…Un bocadito, agua, Manolo…JODER, MANOLO, QUIERES DESPERTARTE!!!!! Ha llamado Sandra, que te esta esperando con el segundo café. – Dile que voy enseguida. Espera un momento, ayúdame a ponerme los calcetines y acércame la medicación. De canturrear subiendo, ni de coña. De correr, ¡ja!. De la puntualidad ni hablamos…. Pero fue un día maravilloso, más duro, más lento, más miradas, pero tan feliz como aquella salida por Picos hace ya una vida. Manolo Colomina


El Ladrillo A
lguien me ha dicho esta mañana que debía de tener la sensibilidad de un ladrillo... y me he puesto a pensar en
ello… ¿Por qué llega a decir una persona esto? Pienso todo lo contrario, sensibilidad, delicadeza…, hasta los ladrillos son delicados, tal vez más de lo que podemos pensar. Primero, hablaremos de los ladrillos: El ladrillo es uno de los materiales de construcción más antiguos y su historia se remonta a los orígenes de la civilización. El ladrillo de barro o adobe se inventó entre el 10000 y el 8000 a. C.; el moldeado se desarrolló en Mesopotamia, hacia el año 5000 a. C. Dicen que la fabricación de ladrillos de adobe es un arte. Pues yo pienso que es arte todo aquello que no sé hacer. Porque quien me dice a mí que no es arte un buen peinado, o un vestido, o tal vez un buen relato… Al igual que otra serie de ladrillos, desde la antigüedad cuando empezaron a hacer dibujos, guirnaldas, es decir ARTE. Pero volvamos a hablar de lo que me ha traído aquí, “la sensibilidad de los ladrillos” Los ladrillos, sí que pueden tener sensibilidad, la que nosotros le demos...Y es así cuando tratamos con delicadeza lo que podemos poner en ese ladrillo, o bien tapado con yeso y pintura, por ejemplo, o bien sin ningún tipo de adorno. Una foto familiar, un tapiz, un cuadro, o simplemente un dibujo hecho por nosotros o por nuestros hijos, pueden hacer que tenga, ese ladrillo o esa pared de ellos, la sensibilidad, la delicadeza y el amor que realmente se merece. Cómo dice el refrán: “Si las paredes hablasen…” Y sí que hablan, cuando llegas a un hogar y ves una foto familiar, de una boda de un bebe, de un niño, de unos jóvenes, te das cuenta cómo es esa familia. O cuando ves cuadros pintados por la persona que habita esa casa, también puedes ver la sensibilidad de los que allí viven. También puede que te digan la dicha o la desdicha de las personas que allí habitan, incluso si tienen en las paredes cuadros pintados por prestigiosos pintores, podemos ver el nivel adquisitivo alto que tienen en ese hogar. Por el contrario puede que sea una familia humilde y por ello pueden decorar sus paredes con, incluso dibujos de sus hijos o láminas o cualquier tapiz. Y que me decís de los palacios, catedrales, museos…Estos últimos, los museos, pueden hablarnos desde tiempos antiquísimos de cómo vivían los aristócratas y cómo morían los guerreros… Es por ello, jefe, que desde aquí puedo defender que los ladrillos pueden tener sensibilidad, por lo tanto tú también. María Pilar Almela