La Tierra en el Tiempo de los Dioses

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inextinguible, una crueldad inenarrable y absoluta falta de escrúpulos. Al regresar al Abzu, supe de las maneras atroces que se valen para exterminar a los humanoides. En ocasiones encerraron vivas en hornos a tribus enteras y les prendieron fuego. Si de verdad una criatura de otro plano provoca esto, no habrá solución, a menos que nazca un nuevo humano refractario a su influencia. - Tan refractarios como nosotros, los dioses. - Creo que los dioses no nos comportamos aquí tan bien como piensas. Será motivo de reflexión para mí cuando me halle en Nibiru y pueda meditar con libertad. En cuanto a los humanos, puedes imaginarlos, indisciplinados y reunidos en grandes masas de población. - ¡Puede ser pavoroso! - Si eso llega a suceder, verdaderos baños de sangre inundarán Tiamat, ¿comprendes por qué siento culpa? Quiero ir a Nibiru para crear embriones perfectos, que implantados luego en mujeres humanas comunes, mejoren la raza. Tal vez así, algún día, puedan vivir en paz y ser felices. - Ninti -le dije besándola otra vez-, yo sólo comprendo que te amo y sufriré cada día que pase sin ti. Cuidaré de tus criaturas mientras faltes porque ellas son la obra de tus manos y me harán sentirte cerca.

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