3 minute read

CAFÉ JESÚS CON

Por: Shirley Hackman

Esta es la historia del proceso por el cual Dios me está transformando en una persona que practica su Reino en mi comunidad y por dondequiera que vaya, motivado por el amor de Jesús.

Advertisement

Me crie en una familia cristiana y en una iglesia que mantenía una cultura aislada, pero nos ensenaron que debíamos de testificar de Jesús. Por tanto, mi énfasis siempre estaba en compartir verdades espirituales sin realmente amar a la gente.

Entonces, ¿cómo podemos transformarnos en personas comprometidas a extender el reino de Dios y hacer discípulos de las naciones?

Si se define la locura como hacer lo mismo vez tras vez y esperar resultados diferentes, entonces el primer paso hacia la transformación seria identificar y admitir la necesidad de cambiar.

Primero, se logra la transformación por una decisión personal y por invitar al Espíritu Santo a ayudarme ver lo que no puedo ver. Es intencional.

Segundo, se da el cambio por vivir una relación gozosa con Jesús y con el cuerpo de Jesucristo. Necesitamos de otros que nos acompañen.

En su libro titulado “El Poder del Otro” Henry Cloud relata la historia de 2 hombres quienes se entrenaban para llegar a ser “Navy Seals” durante lo que se llama la semana infernal. Era la última prueba donde tenían que nadar en el océano en agua casi congelada después de ejercicios agotadores y sin dormir. Uno de ellos ya había terminado la prueba y estaba parado en la orilla. Su compañero estaba casi por terminar la prueba cuando su cuerpo quedo totalmente sin fuerza. No le quedaba ni una onza de fuerza y empezó a hundirse. Por mucho que quería, no podía esforzar su cuerpo a continuar y estaba por señalar que le rescataran y echar a perder los anos de preparación y su meta de ser un “seal” cuando vio a su compañero en la orilla levantar su puno en símbolo de victoria y gritarle que si lo puedes. Le paso algo y de repente sintió olas de energía y fuerza pasar por su cuerpo y pudo terminar la prueba. Necesitamos el poder del otro—Jesucristo y Su cuerpo aquí en la tierra.

Tercero, para ser fructíferos en nuestra transformación y no estancarnos, tenemos que extendernos hacia los demás. No podemos enfocarnos exclusivamente en nosotros y los nuestros.

A principios de 2018 ore una oración muy sencilla. “Señor, vivo en una burbuja muy aislada y agradable. Asisto a una iglesia muy deseable y todas mis amigas son cristianas. ¡Ayúdame a zafarme de aquí!”

Reconocí que no era efectiva yo en compartir a Jesús y Su Reino con mi comunidad y con otros que no le conocen. El Señor me contesto y por estos 5 anos empezó a abrirme puertos para servir de voluntaria en varios ministerios para mujeres en circunstancias muy difíciles.

Leí en un libro que se define el gozo como lo que siento cuando miro en los ojos y la cara de una persona y me doy cuenta que le da gusto y placer estar conmigo.

Practicar esta disciplina me ha transformado.

Cuando sales a la calle, ¿cuántas personas que encuentras dan evidencia de gozo en sus vidas? ¿Podrán ver gozo en tu cara? Me di cuenta que cuando iba a la tienda me enfocaba en mi tarea de compras, e ignoraba las caras de la gente que encontraba. Entonces, decidí hacer algo diferente. Si alguien me ve en la cara, sonrío y saludo, y veo si me abren una puerta. He podido conversar con muchas personas, y aun he podido orar por varias. Si le pedimos, Dios nos abrirá puertas. Un día que fui a Walmart, al entrar ore diciendo, “Padre, debe de haber alguien aquí que puedo bendecir.” Al caminar por Walmart, seguía orando. Al ver a una mujer pensé, ¿será ella? Entonces la acose por Walmart orando que hago. No quiero, pero estoy dispuesta. Si ella cambia de dirección, me voy a casa. Se paro en una muestra de juguetes para infantes. Empuje mi caretilla a su lado y finge interés en los juguetes. Le pregunte si buscaba algo para su nieto. Me dijo que su bisnieto tenia apenas 2 meses y lo iban a dar de alta del hospital. Le pregunte si estaba bien. Me dijo que si, y me dijo su nombre. Le pedí permiso para orar por él. Tomo mi mano y ore por el bebe, y le bendije a ella también. Fue conmovida ella, y salí para mi casa. Continúo orando por las personas que he encontrado.

Nos manda Jesús que amemos a la gente. Él nos dará ideas creativas si estamos dispuestos a amar. Vayan y compartan Su amor.

This article is from: