Euphía 12

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Euphyía VII:12 (2013)

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porque el ritmo es gestualidad, el ritmo hace jerarquías que distinguen lo importante frente a lo cual lo demás se subordina, lugares donde debemos detenernos, ir más de prisa, donde podemos descansar y donde debemos estar más atentos. Así construimos y mostramos ritmo en la Arquitectura, de acuerdo a los ritmos con que vivimos: piénsese a nivel urbano cómo una parada de un puesto de comida, un semáforo, un tope, marcan ritmo, rompen continuidad, nos hacen ganar pausas, dan sentido, orientan. ¿Es posible pensar que el ritmo en la Arquitectura lleva ya implícita una ética? Entendida como una actitud ante la vida, ya que en el transitar y demorar en nuestros espacios decidimos cómo habitar, cómo morar un espacio, estableciendo dónde podemos demorarnos, asentarnos, fundar una moral que se vuelva morada, costumbre de vida. Heidegger afirmaba que el habitar es «haber sido llevado a la paz, quiere decir: permanecer a buen recaudo, apriscado en lo frye, lo libre, es decir, en lo libre que cuida toda cosa llevándola a su esencia. El rasgo fundamental del habitar es este cuidar (mirar por)» (1994; 131), lo cual no está muy alejado de la idea de que la «arquitectura es el arte de la reconciliación entre nosotros y el mundo, y esta mediación tiene lugar a través de los sentidos» (Pallasmaa 2010; 72). La jerarquía de la Arquitectura que se revela mediante ritmos está también asociada a la festividad: organización de los días por su importancia, señalamiento de los espacios de acuerdo a sus ritmos y rupturas frente a lo cotidiano. La arquitectura y las ciudades erigen espacios marcados según nuestro tránsito y vivir cotidiano, así como nuestra ruptura de la temporalidad con la aparición de la sacralidad de la fiesta: la Arquitectura erige el Templo a partir del tiempo. La Arquitectura que comprende al hombre en su temporali-


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