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Logística y protocolos LDDD
from Suis 195
by Grupo Asís
La logística es un punto clave en la trasmisión de enfermedades y en la reducción del uso de antibióticos. Pero, además, es imprescindible la limpieza y desinfección de las instalaciones como tarea clave para el mantenimiento de la sanidad de las explotaciones.
Gesti N De La Log Stica
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La logística se define como el conjunto de medios y métodos necesarios para llevar a cabo la organización de una empresa, o de un servicio, especialmente de distribución. En el tema que nos ocupa, hay que ligarlo a la bioseguridad interna de la empresa. Es necesario tomar una serie de medidas para que los vehículos no sean los portadores de patógenos de una explotación a otra. La idea es no introducir enfermedades de explotaciones externas a la empresa, y en caso de tener granjas positivas a alguna enfermedad, no diseminarla a otras explotaciones. ¿Cómo? Si conseguimos evitar la entrada de vehículos externos y no controlados tendremos una buena parte del objetivo conseguido. Para el segundo caso, el control y planificación de los vehículos propios es fundamental.
El objetivo de este apartado es transmitir una serie de pautas para que, organizando los movimientos necesarios (primalas, desvieje y lechones, tanto de 6 kg como de 20), no se propaguen las enfermedades entre las explotaciones de la misma empresa.
Zonificar las explotaciones
Consiste en dividir el global de las granjas, de forma geográfica, según su localización. La idea es llenar los cebaderos de una zona con los lechones procedentes de esa misma zona. Es decir, llenar los cebaderos más cercanos de una granja con lechones de esa misma granja. Así se reduce la distancia y el coste de este transporte y aumenta la bioseguridad de la zona porque no se introducen animales externos.
Regular los movimientos
Hay que organizar una pirámide de bioseguridad de las explotaciones que regulen los movimientos entre explotaciones. La base de esta pirámide debe ser el estado sanitario de las granjas de producción
(analíticas periódicas) y en el caso de los cebaderos, el estado sanitario lo marca la granja de donde proceden los lechones que han entrado. Los movimientos entre explotaciones serán de granjas limpias (mejor estado sanitario) a granjas sucias (peor estado). En ningún caso al revés. Además, cuando se ha estado trabajando en granja sucia, al día siguiente, la jaula debe parar. En caso de no ser posible, debe continuar trabajando en granjas con el mismo estado sanitario que el día anterior.
Medio de transporte propio
Lo ideal sería que cada granja tuviera su medio de transporte. De esta manera nos aseguramos de que ese vehículo no irá de una granja a otra. Cargaría sus lechones, los llevaría al cebadero, se lavaría, desinfectaría y hasta la siguiente semana no volvería a cargar. Pero esto es muy caro.
Como consejo, decir que siempre que el granjero necesite vehículo para mover sus lechones a su destete es mejor que el transporte sea interno, propio de la granja. Así nos aseguramos de que no se introduzca un vehículo externo en un núcleo cerrado.
Lavar y desinfectar
Después de cada porte se debe pasar por el lavadero para lavar y desinfectar (figura 1). Esto no solo es fundamental para la bioseguridad de la empresa, sino que es un requisito legal. Siempre es recomendable que este trabajo lo realice la misma persona, y es fundamental el monitoreo del mismo mediante muestreo con esponjas.
Monitorizar
Para el monitoreo recomendamos hacer semanalmente una serie de jaulas, que trabajen con animales limpios y animales enfermos. Hay que organizar bien el muestreo para que a lo largo de un mes se revisen todas las jaulas existentes. También es re- comendable al cabo del mes, hacer un muestreo de todo el colectivo de los vehículos. En estos muestreos no hay que olvidar hacerlo en las botas de trabajo, alfombrillas e interior de la cabina del camión. En estos monitoreos, no solo se comprueba la limpieza de la jaula (figura 2), sino también, la eficacia del desinfectante.
Diferentes destinos
Hay que diferenciar los vehículos que cargan lechones de los que cargan el desvieje. Hay que tener en cuenta que el destino del desvieje es matadero o un centro de recogida, donde no tenemos un control del resto de vehículos y animales que entran allí. Estas cargas se deben hacer al principio de la semana (lunes o martes) y siempre con una jaula que el día de antes haya parado, y al día siguiente no cargue. Se recomienda, que en caso de tener que cargar en dos granjas para completar el porte, se haga primero en una granja limpia, y la segunda sea una granja sucia.

Llenado de los cebaderos
El llenado de los cebaderos debe completarse lo antes posible (7 días entre la primera y última entrada), a ser posible con lechones del mismo origen (si hay mezcla, que sea del mismo estado sanitario). También hay que tener en cuenta:
■ Los días de vacío (entre 10 y 15).
■ La distancia del cebo a la granja de origen y al matadero de destino (reducir distancias lo máximo posible reduce costes).
■ Respetar los programas de calidad de cada cliente y la capacidad legal de las instalaciones.
Pir Mide De Bioseguridad
La pirámide de bioseguridad (figura 3) se elabora en función del estado sanitario que tienen las distintas granjas de madres y lechoneras, y en el caso de los cebos este viene marcado por el origen de los lechones con el que se llenan en cada una de las cebas. En los niveles más altos se sitúa el centro de inseminación, granjas de genética y las recrías, que están libres de cualquier enfermedad. Posteriormente están las granjas de producción libre de PRRS y Mycoplasma (negativas). Luego se colocan las granjas de producción que están contaminadas de PRRS y Mycoplasma, según su actividad (negativo o positivo) y evolución (estable o inestable). Y, por último, se ponen las que tienen disentería y/o diarrea epidémica.
Todo esto debe venir avalado por analíticas periódicas (cada 3 meses), de forma que consideramos una granja limpia cuando hay 3 analíticas consecutivas negativas. Y es el momento de subirla de nivel.
En cuanto se detecta un problema en la granja, se analiza y se sitúa en el nivel que le corresponde. Tanto las enfermedades a analizar para generar los distintos niveles, como la periodicidad de las analíticas, son libres, cada empresa debe tener los suyos. Lo importante es que con esta pirámide tengamos clara la restricción de movimientos entre explotaciones, tanto para el movimiento de animales, como de pienso y de visitas de veterinarios y técnicos (figura 4).
Todas estas pautas van encaminadas a fomentar la sanidad de las explotaciones y por ende de la empresa. Lo fundamental de todas estas medidas es que, si tenemos un brote de alguna enfermedad, no la diseminemos por el resto de las explotaciones. Hay que ser consciente de que las pérdidas económicas aparejadas a una enfermedad son muy elevadas y de difícil solución.
Gesti N Del Centro De Lavado Y Desinfecci N
En cuanto al lavado y desinfección de los vehículos del transporte de ganado se debe hacer en un centro de desinfección autorizado. Por facilidad de las tareas y gestión del centro siempre es mejor tener a una persona, o varias, dedicada a estas tareas a que sea el chófer. Cada uno debe ser profesional en su trabajo.
Descripción
El centro de lavado debe contar con una serie de instalaciones y condiciones mínimas:
■ Cartel indicador en el acceso, donde se puede leer claramente que se trata de un centro de limpieza y desinfección de vehículos de transporte de animales.
■ Un único acceso de entrada y otro de salida de vehículos.
■ De la misma forma, deben estar bien diferenciadas la zona sucia de la limpia. Siempre hay que facilitar que la trayectoria de los vehículos sea de zona sucia a zona limpia.
■ El recinto está cerrado exteriormente y la superficie de este será cementada o asfaltada en toda el área que ocupe el centro.
■ Deben estar bien diferenciadas las operaciones de la zona sucia y de la zona limpia, procurándose un flujo de materiales y servicios en línea recta:
- En la zona sucia: se hace la primera limpieza en seco de serrín y excrementos (estiércol sólido). Posteriormente, se hace un lavado con abundante agua fría a presión para retirar toda la materia orgánica existente.
- En la zona limpia: se hace un lavado con agua caliente con detergente y desinfectante. Posteriormente se aplica una mano de desinfectante. Se lava el exterior del vehículo y se pasa por el arco de desinfección.
■ En los centros deben existir distintas áreas:
- Instalaciones de lavado específicas. En ellas se realizarán las operaciones de limpieza y desinfección de los vehículos. Deben estar techadas, abiertas y con suficiente iluminación tanto natural como artificial. También deben poseer el suficiente desnivel para permitir la recogida de los líquidos procedentes de la limpieza y desinfección de los vehículos.
- Instalaciones de almacenamiento de los residuos orgánicos sólidos y líquidos, así como de un sistema de gestión de los residuos que se generen en la limpieza del vehículo.
- Almacén para cama limpia techado.
- Espacio suficiente para la maniobra de los vehículos, así como aparcamiento para su secado.
- Vestuario y oficina, donde se rellena el certificado de desinfección y se guardan los precintos.
Centro de inseminación, granjas de genética y recrías
Granjas de producción libres de PRRS y Mycoplasma (negativas)
Granjas de producción contaminadas de PRRS y Mycoplasma, según su actividad y evolución
Granjas con disentería y/o diarrea epidémica
- Almacén. Reservado para el material, herramientas, maquinaria, almacenamiento de productos químicos, zona de depósitos, bombas, caldera, hidrolimpiadoras, etc.
Metodología
La limpieza y desinfección constarán de las siguientes etapas:
1. Limpieza inicial en seco
Constituye una etapa esencial, ya que los altos niveles de microorganismos patógenos presentes y la suciedad, pueden reducir la eficacia de la limpieza y desinfección posteriores. Esta etapa incluye la retirada de todos los restos orgánicos visibles (excrementos, cama y otros desechos). Estos restos se acumulan en la zona de almacenamiento de los residuos orgánicos sólidos. Las maniobras de trabajo pueden incluir cepillos, raspadores y palas. Se empezará por el interior del camión, trabajando desde la superficie superior hacia la inferior, prestando especial atención a las áreas difíciles de limpiar, tales como puertas y paredes laterales. Se continuará con la parte externa de los vehículos, trabajando también desde la parte superior a la inferior.
2. Limpieza inicial con agua (prelavado)
El vehículo se lava con manguera y agua a presión suficiente para arrastrar los sólidos, que serán recogidos en una arqueta para su posterior evacuación y eliminación en la balsa de purín (almacenamiento de los residuos líquidos). La limpieza con agua debe realizarse siempre comenzando por el interior, empezando por el punto más alto del vehículo y acabando por el más bajo. Prestar especial atención a las áreas difíciles de limpiar, tales como puertas de separación y paredes laterales. Abrir los separadores y limpiar bien las barras y recovecos. Continuar con la parte externa del camión, trabajando desde la parte superior a la inferior. No olvidar las rampas, el ascensor, el guardabarros, las llantas de las ruedas y el cajón de las botas.
3. Lavado con agua caliente
Después de realizar el prelavado, se procede al lavado con agua caliente. Hay que limpiar todo el vehículo con agua caliente a presión (entre 50 y 70 °C) y detergente con desinfectante; prestar atención a jaula, ascensor, ruedas, bajos, cajón de botas y carrocería. Comenzar por el interior del vehículo y terminar por la parte externa.
4. Desinfección
Rociar la zona habilitada para el transporte del ganado (interior) con desinfectante, comenzando por el punto más alto y terminando por el más bajo. El exterior del vehículo también se debe desinfectar, tanto carrocería como las ruedas, el guardabarros y las llantas. Con un arco de desinfección esta tarea es más fácil.

5. Precintado
En esta tarea se deja secar el remolque, se carga el serrín y se coloca el precinto del vehículo. En él debe figurar el número de registro oficial del centro y el número de precinto.
La realización de las operaciones de limpieza y desinfección de cada vehículo quedará justificada mediante la emisión del certificado de desinfección.
No hay que olvidar la limpieza de la cabina (alfombrillas, pedales, palanca de cambios y volante). Una vez limpio, se aplicará desinfectante en spray. Esta fase será responsabilidad del transportista. Al igual que el lavado de ropa de trabajo y botas. La ropa y calzado del transportista deberá cambiarse después de cada carga y descarga.
Protocolos De Limpieza Y Desinfecci N
La limpieza y desinfección de las instalaciones son tareas clave para el mantenimiento de la sanidad de las explotaciones.
Si queremos mejorar la sanidad de nuestras explotaciones debemos tener claro que no todas las enfermedades infecciosas las podemos controlar mediante el uso de vacunas y que, actualmente, no podemos hacer un uso indiscriminado de los antibióticos. Por lo tanto, es necesario que la bioseguridad de nuestras granjas y el manejo de las instalaciones, y de los animales, sea excelente para evitar en la medida de lo posible la entrada (bioseguridad externa) y/o propagación de agentes patógenos (bioseguridad interna).
Para hacer frente a este reto debemos contar con protocolos de bioseguridad y manejo adecuados, sabiendo además que es la forma más rentable de controlar las enfermedades.
Cada vez que sale un lote de producción aplicamos medidas como la limpieza, la desinfección y el vacío sanitario con el fin de disminuir el grado de presión de infección que afectará al siguiente lote (figura 5). No hay que olvidar que los animales deben contar con un entorno limpio y confortable que les garantice su bienestar. Sabemos que la desinfección es imprescindible para inactivar a los agentes patógenos. También conocemos que esta no es eficaz si no hay una buena limpieza previa que retire toda la materia orgánica que inactiva el desinfectante empleado. Incluso sabemos que un buen vacío sanitario mejoraría mucho nuestra sanidad. Con respecto a este último punto, bien por las condiciones de nuestras instalaciones (falta de plazas de maternidad, etc.), o bien por las pocas opciones que tenemos de modificar el manejo de los animales (que de alguna forma está ligado a lo anterior) nos quedamos en ocasiones con un aprobado. Sabemos que la teoría es una cosa y la práctica otra y que tenemos que trabajar con las granjas que tenemos, de forma que, la manera de subir nota será mejorando nuestros programas de limpieza y desinfección y adaptarlos a las condiciones de cada explotación (tabla).
La limpieza es tan importante que nos ayuda a eliminar el 90 % de los microorganismos (siempre que se realice de forma adecuada) y mejora la eficacia de los desinfectantes (FAD Prep, 2014).
Hay que revisar de forma periódica nuestros programas de limpieza, desinfección, desinsectación y desratización (LDDD), y, sobre todo, monitorizarlos para comprobar que se están realizando y que son eficaces. Para ello, y en el caso de la limpieza y desinfección, es de gran ayuda la toma de muestras, mediante gamuzas, de las diferentes superficies (paredes, tolvas, bebederos, placas térmicas, etc.) una vez lavadas y desinfectadas. Esto nos va a ayudar a conocer cuáles son nuestros puntos críticos en los que tendremos que hacer un especial esfuerzo.
Actualmente, no hay unos valores de referencia que nos indiquen el “grado” de desinfección correcto. Por eso tendremos que crear nuestra propia tabla de referencia que nos permita establecer un nivel a partir del cual siempre tendremos que mejorar. Cuando no sea así, tendremos que revisar el protocolo y, en caso de que se esté realizando de forma correcta, cambiar de desinfectante, teniendo en cuenta que hay una serie de patógenos que nunca deben aparecer.
La toma de muestras debe realizarse de forma cuidadosa para asegurarnos de que el material recogido corresponde al presente en la superficie a muestrear. Las gamuzas estériles se conservan refrigeradas hasta el momento de la toma de la muestra y su manipulación debe realizarse con guantes. Antes de acceder a la zona que queremos chequear, tendremos que ponernos calzas limpias. Para co- nocer cómo se está realizando la desinfección de nuestras instalaciones tenemos que tomar muestras de suelos, paredes, separadores, tolvas y bebederos eligiendo aquellas zonas de más difícil acceso, donde pensamos que el lavado y la desinfección pueden haber sido realizadas de una manera más superficial (figura 6).

Las superficies de muestreo serán de 10 cm². Una vez recogida la muestra, cada gamuza se introducirá en una bolsa limpia, preferiblemente con cierre Zip y se identificará de forma adecuada. Se mantendrá en refrigeración y se enviará al laboratorio antes de 24 horas.

Para cada una de las superficies de las que tomemos muestras tendremos que solicitar los recuentos de los siguientes microorganismos:
■ Aerobios totales
■ Enterobacterias
■ Coliformes totales
■ E. coli ß-glucuronidasa +
■ Estafilococcus aureus coagulasa +
■ Estreptococos fecales
¿Contaminación del medioambiente?
Con respecto a la contaminación del medioambiente de las instalaciones de las distintas fases de producción, no sabemos en qué medida es responsable del origen de una enfermedad, aunque sí conocemos que tiene un papel importante en la transmisión de infecciones. Por lo tanto, podría resultar interesante evaluarlo de forma periódica, ya que también puede ser un indicador de la eficacia de nuestros programas de desinfección. Para ello, emplearemos placas de cultivo con medios adecuados para el crecimiento de agentes bacterianos (figura 7). El método es sencillo, ya que solo es necesario dejar abiertas las placas de cultivo en el ambiente que queramos muestrear. Sin embargo, hay que tener cuidado en no exceder el tiempo de muestreo y evitar zonas con corrientes de aire porque pueden alterar los resultados. Una vez recogidas, se incuban en una estufa (el tiempo y la temperatura variarán en función del microorganismo) y posteriormente se hará una identificación y recuento. A partir de ahí, estableceremos nuestras propias tablas. Como en el caso de las gamuzas, no tenemos valores de referencia, así que deberemos tener en cuenta una serie de aspectos (tamaño de las salas, frecuencia de muestreo, etc.) para diseñar nuestro protocolo de control microbiológico medioambiental, y a partir de los primeros resultados, ir sacando conclusiones que nos permitan mejorar la calidad del aire.








