
2 minute read
Protagonistas | La Mirada en el Espejo
from Maxillaris 280
by Grupo Asís
El Indiana Jones de los huesos
A Philippe Charlier le llamaban “El Indiana Jones de los huesos” porque se había dedicado a resolver los enigmas de Ricardo Corazón de León, Diana de Poitiers, la sarcoidosis de la nariz de Robespierre e incluso los restos de Hitler. Doctor en Medicina y Arqueología, hombre mediático y oportunista (en 2021 ha sido elegido V.P de una Asociación Feminista, posible chiringuito) (fig. 21).
Advertisement

Pues bien, Charles y un equipo multidisciplinar compuesto por 16 personas estudiaron en 2010 la cabeza de Enrique IV y publicaron los resultados en el British Medical Journal, a favor del reconocimiento de dicha reliquia mediante los siguientes argumentos (fig. 22):
Q Datación con carbono 14, que daba una fecha entre 14501650.
Q La cabeza había sido cortada hacía mucho tiempo.
Q Tenía un nevus en el surco labio-nasal derecho.
Q Un agujero de pendiente en la oreja derecha (la izquierda había desaparecido).
Q Cicatriz en maxilar superior izquierdo, producida por el atentado de Jean Chatel en 1554.
Q Pelos y barba de color rojizo (como los de Enrique IV).
Q Estado pésimo de la dentadura, solo conservaba 4 dientes y tenía 6 lesiones periapicales (era legendario que su boca olía a perro muerto).
Q Tres cortes de arma blanca en la base del cuello producto de la decapitación.
Q Reconstrucción facial comparándola con la máscara post mortem conservada en la Biblioteca de Santa Genoveva de París: frente despejada, nariz borbónica, mandíbula cuadrada…

Q El cráneo no había sido serrado fuera el embalsamiento (método Jacques Guillemeau) y lo habían hecho con el “método italiano”, por orden de María de Médicis.
Inmediatamente este informe fue descalificado por Philippe Delorme y Joel Carnette, alegando que existiera “el método italiano” de los Médici; el cráneo, además aún conservaba restos del cerebro, y escribieron en contra de la prueba de ADN que la había hecho el catalán Carles Lalueze-Fox y otro genetista, y la cuestionaron por considerarla incompleta (fig. 23-25).
Se llegó a llevar a varios perfumistas para que olfatearan las fragancias de la calavera… ¡Qué oportunidad para Jean Baptista Grenouille, el protagonista de “El Perfume” de Patrick Süskind! (fig. 26).
A todo esto, su maestro Geoffrey Lorin acusó a Charlier de negligente y le negó una plaza de profesor en su departamento.
El 22 de diciembre de 2013, cuatro especialistas pidieron al British Medical Journal que retirara el artículo de Charlier y sus cola- boradores, de 2010, aduciendo que esos 16 colaboradores, menos uno, se habían retractado (dijeron que no conocían bien el asunto y lo habían firmado para engrosar su “curriculum vitae”). Charlier negó estas acusaciones. Aun así, la polémica continuó y la identificación quedó en entredicho.
En 2010, la cabeza fue entregada por Jacques Bellanger a Luis de Borbón, el hijo de Alfonso de Borbón y de María del Carmen Martínez Bordiú, nieta de Francisco Franco, que es el pretendiente al trono de Francia por la rama de los Capetos, con el título de Luis XX, descendiente del propio Enrique IV, que había contribuido con 10.000 francos a las investigaciones apoyado por su suegro, el banquero venezolano Vargas (está casado con Margarita Vargas y tiene tres hijos) (fig. 27).



Lleva el título de Duque de Anjou, que le disputa su primo el

Conde de Clermont, Enrique de Orleans, también pretendiente al trono de Francia.
Luis de Borbón recogió la reliquia y la depositó en un banco de París.

Por llevarle la contraria, su primo Enrique de Orleans, puso en duda la autenticidad de la misma.
No obstante, Nicolás Sarkozy, presidente de la República, accedió a que fuera enterrada en Saint Denis, de forma solemne. Vinieron las elecciones y fue derrotado.
François Hollande, vistas las contradicciones, decidió dar carpetazo al asunto.
Aún en 2020, se intentaba autentificarla… reproduciendo su voz insuflando aire en su laringe. Al final, con tantas personas metiendo mano, se está cerca del esperpento.