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PUBLIRREPORTAJE

Últimos avances en cardiología veterinaria en perros y gatos de la mano de Boehringer Ingelheim La pasada edición del ICVS dio a conocer, en formato online, los resultados de algunos de los estudios actuales más importantes: el HAMLET, el consenso del ACVIM y la tercera publicación del EPIC. Boehringer Ingelheim, en su firme compromiso con la formación del sector veterinario, dio a conocer a los principales cardiólogos de diversos países, entre los que se encuentra España, en formato online, los resultados de algunos de los estudios actuales más importantes en cardiología veterinaria durante la pasada edición del congreso de carácter mundial ICVS (International Cardiology Veterinary Symposium). La degeneración mixomatosa de la vávula mitral (DMVM) o enfermedad valvular mitral (EVM), la cadiomiopatía dilatada (CMD) caninas y la cardiomiopatía hipertrófica felina (CMHF) son las tres patologías cardiacas más frecuentes en la clínica de pequeños animales. En los últimos años, la actividad investigadora en este campo ha permitido dar grandes pasos en el conocimiento de estas enfermedades. Ahora, el reto es aplicar los resultados obtenidos a la práctica clínica y poner a disposición del veterinario herramientas que le ayuden a diagnosticar estas afecciones en fases tempranas. En este sentido, en el ICVS se presentaron tres estudios y sus conclusiones: el estudio HAMLET, que pretende poner a disposición del veterinario un modelo para identificar los perros con DMVM en fase preclínica; el consenso del Colegio Norteamericano de Medicina Interna Veterinaria (ACVIM), que reúne la opinión de los expertos acerca de la clasificación, el diagnóstico y el manejo de las miocardiopatías felinas; y la tercera publicación del EPIC, el estudio clínico global más grande llevado a cabo nunca en cardiología veterinaria.

El estudio HAMLET, una ayuda para detectar la fase preclínica de la DMVM El profesor Adrian Boswood y la doctora Jenny Wilshaw, del Royal College de Londres (Reino Unido), expusieron un avance del estudio HAMLET, de próxima publicación, cuyo objetivo es desarrollar un modelo predictivo para determinar de una forma precisa si un perro se encuentra en la fase preclínica de la DMVM

(fase B2) mediante el análisis de un conjunto de variables fáciles de obtener en la exploración clínica. Se pretende así ayudar al veterinario en la toma de decisiones. El estudio ha demostrado que ciertos marcadores (edad, apetito, condición corporal, presencia e intensidad de los soplos y niveles de NT-proBNP, creatinina y ALT), cuando se estudian de forma combinada, permiten determinar los factores de riesgo que se correlacionan con la probabilidad de que un perro esté en fase preclínica B2. El siguiente paso de este estudio es validar su aplicación en la práctica clínica generalista para posteriormente desarrollar una herramienta informática, de acceso libre y complementaria al estudio ecocardiográfico. El objetivo es que el veterinario pueda introducir los datos en la herramienta y obtener rápidamente el porcentaje de probabilidad de que el perro esté desarrollando la fase B2 de la DMVM.

Hacia un mejor conocimiento de las cardiomiopatías felinas Por su parte, el profesor Jens Häggström, de la Universidad de Uppsala (Suecia), expuso el reciente consenso del ACVIM sobre la clasificación, el diagnóstico y el manejo de las cardiomiopatías felinas, en especial de la CMHF. Presentado en abril de 2020, este consenso define las cardiomiopatías como un grupo heterogéneo de entidades clínicas, en su mayoría de etiología desconocida, por las cuales el músculo del corazón está estructural o funcionalmente alterado, siempre y cuando no haya otra enfermedad cardiovascular que pueda justificar las alteraciones observadas. El objetivo del consenso es ayudar a detectar los gatos que están en riesgo de padecer estas patologías, así como dar algunas recomendaciones para el diagnóstico y tratamiento. Una de las propuestas es que la clasificación de las cardiomiopatías en gatos se haga basándose en fenotipos y no en genotipos, ya que en esta especie la situación clínica

puede variar con relativa facilidad. En este sentido, es más útil establecer el estadio de la enfermedad (B1, paciente de bajo riesgo, o B2, paciente de riesgo alto) que el tipo exacto de cardiomiopatía. En cuanto al diagnóstico, la ecocardiografía realizada por un especialista puede, sin duda alguna, aportar información muy valiosa, pero incluso una sencilla ecografía básica que valore el tamaño de la aurícula izquierda, la geometría de las cámaras cardiacas, la presencia de líneas B o la existencia de líquido pleural o pericárdico es una gran ayuda a la hora de identificar gatos con riesgo de desarrollar una ICC o un tromboembolismo arterial. Estos hallazgos permitirán orientar, además, el tipo de pruebas complementarias que deben realizarse (si se trata de un gato reproductor, por ejemplo), así como el tratamiento.

En los 4-5 meses previos a que se produzca la ICC por DMVM, la frecuencia respiratoria en la clínica aumenta hasta un 58 %. Nuevas perspectivas del estudio EPIC Para finalizar el evento, los profesores Jens Häggström y Adrian Boswood compartieron los últimos avances del estudio EPIC (Evaluation of Pimobendan In dogs with Cardiomegaly) comenzado en 2016 y de 5 años de duración. El primer objetivo de este estudio era determinar si la administración a largo plazo de pimobendán (Vetmedin) por vía oral podía retrasar la aparición de la insuficiencia cardiaca congestiva izquierda o la muerte, en caso de que esta se produjera primero, en perros con evidencias de dilatación cardiaca izquierda (fase preclínica de DMVM).

Las conclusiones de la primera fase del estudio fueron muy prometedoras, ya que se determinó que la administración a largo plazo de pimobendán (Vetmedin) por vía oral prolongaba la fase asintomática de la DMVM unos 15 meses y que reducía la probabilidad de desarrollar ICC en un 33 %. Una segunda publicación evaluó el efecto del pimobendán (Vetmedin) en relación con el tamaño cardiaco y la cercanía del fallo congestivo o muerte súbita por causas cardiacas en perros con DMVM en fase B2, demostrando que la reducción del tamaño cardiaco observada en el grupo tratado con Vetmedin se asociaba a una mejor evolución. En esta tercera publicación, los resultados se centran en los cambios clínicos y radiográficos observables en perros con DMVM preclínica antes de que se produzca la ICC. El estudio determina que las variables que es importante monitorizar para el seguimiento de la enfermedad son: el peso corporal, la frecuencia respiratoria en reposo medida en casa, la frecuencia respiratoria medida en la clínica, la frecuencia cardiaca, la temperatura y el índice cardiaco vertebral (VHS). Estos valores cambian progresivamente conforme se acerca el fallo congestivo del corazón: el VHS aumenta de forma temprana; la frecuencia respiratoria, tanto en reposo (en casa) como en situación de estrés (en la clínica) y la frecuencia cardiaca aumentan al acercarse el fallo cardiaco; la temperatura y el peso, sin embargo, disminuyen. El control de estos parámetros por parte del veterinario y del propietario puede ayudar a prever la ICC (paso del estadio B2 al estadio C). Si bien es cierto que algunas de estas variables son sutiles y difíciles de detectar porque son muy paulatinas (la disminución del peso o de la temperatura), otras son relativamente sencillas de monitorizar, como la frecuencia respiratoria en casa. En este sentido, la ayuda y el compromiso del propietario se convierten, una vez más, en un aspecto clave para el seguimiento de la enfermedad.

Los textos completos del consenso del ACVIM sobre la clasificación, el diagnóstico y el manejo de las miocardiopatías felinas y de la tercera publicación del estudio EPIC pueden consultarse en https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/jvim.15745 y https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32200574/.


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