Argos 202

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Figura 2.

Una primera consecuencia de usar la clasificación clínica de la leishmaniosis en los perros es que, con todo lo publicado y descrito en las diferentes recomendaciones, no se deberían tratar los perros que solo están infectados pero no enfermos, porque no se ha demostrado ninguna mejoría en su pronóstico o evolución clínica, además de que pueden desarrollarse resistencias.

decidir si sigue infectado, y así mantener el mismo protocolo, o si ha pasado a ser un perro enfermo. Una segunda consecuencia de usar la clasificación clínica de la leishmaniosis en los perros es que debemos tratar únicamente a los perros con signos clínicos asociados a la presencia de la Leishmania (enfermos) como norma general.

Publicaciones recientes sugieren que la inmunoterapia obtendría su máximo rendimiento cuando el perro está ya infectado, además de ser eficaz en la prevención en seronegativos. “Entonces, ¿no hago nada en estos perros infectados?”. Posiblemente, a día de hoy, no conocemos la respuesta exacta, pero sí que, sabiendo que es un perro infectado con Leishmania y que la respuesta inmunitaria predominantemente tipo Th1 o celular es muy importante para controlar el desarrollo de la enfermedad, una posibilidad que para mí tiene mucho sentido es potenciar esta respuesta inmunitaria y, por tanto, el uso de la domperidona (0,5 mg/kg/día) durante 1 mes, 3 veces al año, puede ser un buen protocolo en perros infectados con Leishmania pero que todavía no necesitan tratamiento anti-Leishmania porque no están enfermos. Debemos recordar que la domperidona ya es efectiva a los 2-3 días de su administración por vía oral, aunque su efecto máximo se obtiene a las 4 semanas. Una vez al año (preferiblemente durante febrero o marzo, antes del inicio de la temporada de flebótomos) se debe realizar una reclasificación del perro, para

Figura 3.

Todos los perros enfermos o enfermos graves de leishmaniosis se tratan de la misma forma. Las dos únicas diferencias que existen entre perros enfermos y perros enfermos graves son: • los enfermos graves tienen un peor pronóstico (reservado-grave) que los solo enfermos (bueno-reservado) tras el tratamiento de leishmaniosis; • los enfermos graves necesitan tratamientos de soporte o sintomáticos además del tratamiento anti-Leishmania. Antes de empezar el tratamiento, siempre hay que recordar al propietario que puede ser largo, incluso indefinido, caro y que, en muchos casos, no se llega a la curación total del perro.

¿Qué aporta la domperidona en el tratamiento de los perros con leishmaniosis?

Sabemos que los tratamientos reducen rápidamente el número de leishmanias en el perro y que eso ayuda a que haya

una mayor predisposición a una respuesta inmunitaria predominantemente Th1 o celular. Sin embargo, tiene sentido intentar ayudar a que esa respuesta inmunitaria realmente sea efectiva para controlar la leishmaniosis; eso es lo que se llama inmunoterapia. Una manera de realizar esto es usar un fármaco para estimular una parte del propio sistema inmunitario del perro, para que trabaje de una forma más fuerte y efectiva a la hora de atacar al agente patógeno, en este caso, la Leishmania. Por tanto, el uso de la domperidona (0,5 mg/kg/día, durante 1 mes, 3 veces al año) como inmunoterapia después de la mejoría clínica del perro con el tratamiento leishmanicida convencional, puede ser una alternativa

para potenciar la eficacia del tratamiento clásico de la leishmaniosis canina. Debido a esto, es probable que la unión de la reducción de la carga parasitaria con los leishmanicidas y la potenciación de la respuesta inmunitaria Th1 o celular con la domperidona, dé ventajas frente al tratamiento convencional solo. Además, el tratamiento con alopurinol se considera básico para controlar clínicamente la leishmaniosis y evitar las recidivas en la mayoría de los perros. Sabemos que el uso durante largo tiempo del alopurinol es necesario y efectivo en un gran número de perros con leishmaniosis, sin embargo, la dosis de 10 mg/kg, cada 12 horas, durante un mínimo de un año, va asociada a diversos problemas secundarios, como xantinuria, mineralización renal y urolitiasis, que en algunos perros puede suponer un empeoramiento clínico de la funcionalidad renal o la necesidad de suprimir el tratamiento con alopurinol. Por tanto, una posible segunda utilidad del uso de la inmunoterapia con domperidona es la reducción de la duración del tratamiento con alopurinol o la utilización de dosis más reducidas, como, por ejemplo, 10 mg/kg/día, que en estudios recientes se demuestra como suficiente para el tratamiento de la leishmaniosis en los perros.

Referencias 1. Gómez-Ochoa P1, Castillo JA, Gascón M, Zarate JJ, Alvarez F, Couto CG. Use of domperidone in the treatment of canine visceral leishmaniasis: a clinical trial. Vet J. 2009 Feb;179(2):259-63. Epub 2007 Nov 19. 2. Sabaté D1, Llinás J2, Homedes J3, Sust M4, Ferrer L5. A single-centre, open-label, controlled, randomized clinical trial to assess the preventive efficacy of a domperidone-based treatment programme against clinical canine leishmaniasis in a high prevalence area. Prev Vet Med. 2014 Jul 1;115(1-2):56-63. doi: 10.1016/j.prevetmed.2014.03.010. Epub 2014 Mar 22.


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