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Alteraciones oculares en hipertensión sistémica felina El ojo es uno de los órganos diana de la hipertensión arterial. La detección precoz de signos oculares es vital para el pronóstico visual del paciente, por lo que la evaluación del fondo ocular debe realizarse de forma rutinaria, ya sea con oftalmoscopia o con técnicas de diagnóstico por imagen avanzadas. lio vascular. Esto causará la dilatación y el aumento de la permeabilidad de los vasos, lo que origina la fuga de plasma y células hacia el tejido retinal circundante, que se manifestará como edema y hemorragia retiniana. Los capilares coroideos nutren las capas externas de la retina y están fenestrados, lo que permite la filtración de proteínas plasmáticas al intersticio. Las uniones estrechas entre las células del epitelio pigmentado de la retina normalmente impiden que este líquido ingrese al espacio subretiniano. Los vasos coroideos no cuentan con autorregulación, sino que están bajo control autónomo. Durante la hipertensión, las sustancias vasopresoras circulantes elevadas pueden filtrarse hacia el espacio extravascular coroidal, produciendo vasoconstricción,
Fidel Causse del Río1 y Raquel Udiz Rodríguez2 Animalvision Oftalmología Veterinaria (Málaga) y Guadiamar SVR (Sevilla). www.animalvision.vet. fidelvet@gmail.com 2 Visión Veterinaria Centro Oftalmológico (Tenerife). www.visionveterinaria.es oftalmologiaveterinaria@hotmail.com Imágenes cedidas por los autores 1
La longevidad cada vez mayor de nuestros pacientes felinos convierte en vital el diagnóstico precoz de la hipertensión arterial sistémica, bien conocida, muy infradiagnosticada y cuya incidencia, como se ha demostrado, aumenta con la edad. La hipertensión se considera primaria o idiopática cuando no existe patología subyacente, lo que se da en un 13-20 % de los casos. Por lo tanto, en la mayoría de ocasiones es secundaria, y en concreto suele deberse a enfermedad renal crónica (el 74 % de los gatos con hipertensión presentan azotemia). Por su parte, el hipertiroidismo cursa con hipertensión en un 10-23 % de los casos y el hiperaldosteronismo primario, en un 40-60 %. Los feocromocitomas y la diabetes mellitus son causas menos comunes de hipertensión.
Figura 1. Medida de la presión sistémica en paciente felino.
con técnicas de diagnóstico por imagen avanzadas, como angiografía fluoresceínica (figura 2), tomografía de coherencia óptica (figura 3) o ecografía.
hipertensión sistémica son: desprendimiento de retina, edemas retinales, hemorragia retiniana, hifema y atrofia de retina.
Lesiones oculares Las lesiones oculares descritas con mayor frecuencia en caso de hipertensión sistémica (ver cuadro) son: desprendimiento seroso de retina, edemas retinales, hemorragia retiniana, hifema y atrofia de retina. La hemorragia retinal y el edema son el resultado del daño vascular de la retina
En la mayoría de ocasiones la hiptertensión ocular es secundaria, y suele deberse a enfermedad renal crónica (el 74 % de los gatos con hipertensión presentan azotemia). Las consecuencias de la hipertensión arterial sistémica se hacen especialmente patentes en aquellos órganos de gran vascularización y mayor sistema arteriolar, que son los órganos diana de la elevación de la tensión. Así, ojos, riñones, miocardio y cerebro, además del sistema circulatorio como tal, serán los lugares donde se manifestarán los signos clínicos principales de hipertensión. Estos signos, cuya gravedad depende de la hipertensión, se clasifican en cuatro grupos de riesgo para los órganos diana (ver tabla). Además de la medición de la presión arterial sistémica (figura 1), y por ser el ojo un órgano diana en el que la aparición de signos es visible precozmente, la evaluación del fondo ocular ha de realizarse de forma rutinaria mediante oftalmoscopia o
Las lesiones oculares descritas con mayor frecuencia en caso de
(retinopatía hipertensiva), mientras que el desprendimiento se asocia con el daño vascular coroidal (coroidopatía hipertensiva). El sistema vascular que irriga la retina difiere anatómica y fisiológicamente del de la coroides. Las arteriolas retinianas cuentan con una autorregulación que asegura un flujo sanguíneo constante a pesar de los cambios en la presión intraocular y en la presión arterial local. El aumento de la presión arterial produce vasoconstricción de las arteriolas precapilares, y esta vasoconstricción sostenida conduce a un daño isquémico del músculo liso y del endote-
Figura 2. Angiografía fluoresceínica en la que se observa hiperfluorescencia por edema de estasis.
Normotensivo
Riesgo mínimo
150-159 mmHg
Hipertensión leve
Riesgo bajo
160-179 mmHg
Hipertensión
Riesgo moderado
>180 mmHg
Hipertensión grave
Edema retinal El edema retiniano aparece como consecuencia de la fuga desde el espacio coroideo de líquido que queda entre el epitelio
Figura 3. Tomografía de coherencia óptica que muestra el efecto pantalla por hemorragia a nivel retiniano y desprendimiento de la retina neurosensorial del epitelio pigmentario (EPR) o desprendimiento de neuroepitelio.
Tabla. Grupos de riesgo según la gravedad de la hipertensión. <150 mmHg
isquemia e infarto de la coriocapilar y del epitelio pigmentado de la retina. La disrupción del epitelio pigmentado de la retina provoca la ruptura de la barrera hematoretiniana, la fuga de líquido hacia el espacio subrretinal y el desprendimiento de retina. A continuación detallaremos las lesiones oculares que podemos encontrar en estos pacientes.
Sangre (hemorragia) Hipertensión arterial sistémica
Vasoconstricción y pérdida de la autorregulación
Ruptura de la barrera hematorretinal y salida de: Plasma (edema)
Separación retinal
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Riesgo grave Cuadro. Esquema de la aparición de lesiones retinianas por hipertensión sistémica.