66 EN PORTADA / Enfermedades parasitarias
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Figura 2. Especies de Ixódidos considerados garrapatas vectores de piroplasmosis. A. Hembra de Dermacentor reticulatus (principal vector de B. canis). B. Hembra de Ixodes hexagonus (vector candidato de B. microti-like). C. Hembra de Rhipicephalus sanguineus (vector de B. vogeli).
•• La fagocitosis de eritrocitos. •• La formación de esferocitos. •• El aumento de la fragilidad osmótica de los eritrocitos. La hipoxia tisular contribuye a la producción de muchos de los signos clínicos causados por la mayoría de las especies de Babesia; los órganos más afectados pertenecen a los sistemas nervioso central, renal y muscular (Miró y Solano-Gallego, 2012).
Signos clínicos Las manifestaciones y alteraciones clínicas que podemos encontrar en el curso de una piroplasmosis son muy variadas (desde infecciones subclínicas hasta un fallo multiorgánico con riesgo de muerte) y dependen de la especie de Babesia implicada. Los principales signos clínicos comunes a todas las especies responsables de la piroplasmosis son fiebre, letargo, debilidad, anorexia, palidez de mucosas, ictericia y pigmenturia. •• B. canis Las principales alteraciones clínico-patológicas en los perros que sufren la infección por B. canis son principalmente una anemia normocítica normocrómica no regenerativa (la anemia regenerativa es menos común), trombocitopenia de leve a moderada, neutropenia, bilirrubinemia y bilirrubinuria.
dad, pérdida de peso, linfadenomegalia, esplenomegalia y hepatomegalia. Otros hallazgos clínicopatológicos de la infección producida por esta especie incluyen anemia regenerativa, trombocitopenia, bilirrubinemia y bilirrubinuria. De las especies presentes en España, B. microti-like y B. gibsoni son las que provocan signos clínicos de mayor gravedad y tienen peor pronóstico que las infecciones por especies de Babesia de tamaño grande.
Diagnóstico Observación microscópica La determinación de la infección por Babesia spp. cuando existe una parasitemia elevada se puede confirmar con una alta sensibilidad mediante la observación microscópica (100x) de extensiones hemáticas en gota fina teñidas con Giemsa o Diff-Quik. De esta manera se evidencian los merozoítos intraeritrocitarios de tamaño grande o pequeño. El examen de muestras de sangre capilar puede incrementar las posibilidades de detectar al parásito.
Diagnóstico molecular Las técnicas de diagnóstico molecular, como la PCR anidada y secuenciación o la PCR-RFLP (restriction fragment length polymorphism) a partir de muestras de
Tratamiento Para escoger el tratamiento específico más idóneo es muy importante determinar en cada caso la especie de piroplasma implicada, o por lo menos (mediante un frotis) conocer si se trata de un piroplasma de tamaño pequeño o de tamaño grande. Ya que los fármacos existentes que son eficaces frente a piroplasmas grandes no lo son frente a las formas pequeñas (Irwin, 2010).
y consigue una mejoría rápida de los signos clínicos. Se ha observado que consigue reducir la parasitemia en las infecciones por B. gibsoni y B. conradae (Birkenheuer et al., 2004; Di Cicco et al., 2012). También se ha demostrado que la combinación de atovaquona con azitromicina es un tratamiento más eficaz que el dipropionato de imidocarb para el tratamiento de la infección por B. microti-like en perros enfermos (Checa et al., 2017).
Para escoger el tratamiento específico más idóneo es muy importante determinar la especie implicada o, mediante un frotis, saber si se trata de un piroplasma de tamaño pequeño o grande.
El principio activo disponible y más utilizado tradicionalmente en España es el dipropionato de imidocarb (5 6,5 mg/kg/i.m. o s.c, dos dosis con un intervalo de dos semanas). Resulta muy eficaz frente a las formas de Babesia grande, pero en los casos de formas de Babesia pequeña resultan refractarios. Es recomendable la utilización de atropina (0,05 mg/kg/s.c.) previamente para reducir los efectos colinérgicos. La combinación de atovaquona (13,3 mg/ kg/8 h 10 días) y azitromicina (10 mg/ kg/24 h 10 días) es un tratamiento seguro
Otros agentes theilericidas específicos como la buparvaquona y la parvaquona pueden ser utilizados (Dolan, 1989). La buparvacuona a la dosis de 5 mg/kg i.m. (dos dosis en 48 horas) es un tratamiento eficaz, seguro y con pocos efectos adversos frente a la infección por B. microti-like (Checa et al., 2017). La parvacuona parece tener una buena eficacia en el tratamiento de las piroplasmosis de tamaño pequeño (Irwin, 2010). El manejo clínico podría requerir tratamiento de soporte incluyendo la fluidoterapia, la transfusión sanguínea y el uso de terapia antinflamatoria.
Los principales signos clínicos comunes a todas las especies son fiebre, letargo, debilidad, anorexia, palidez de mucosas, ictericia y pigmenturia. •• B. microti-like En la infección por B. microti-like se ha descrito principalmente una anemia regenerativa grave macrocítica hipocrómica, trombocitopenia, anorexia, apatía, heces hipercólicas y taquicardia. •• Babesia vogeli Causa generalmente una enfermedad clínica de leve a moderada, que a menudo acompaña a otras enfermedades concomitantes o estados de inmunosupresión. •• B. gibsoni La infección crónica por B. gibsoni es común y puede manifestarse con debili-
Profilaxis La principal medida para prevenir las piroplasmosis es llevar a cabo un control eficaz frente a las garrapatas durante el periodo completo de riesgo en todos los perros que viven en zonas endémicas o que viajen a estas zonas. Existe un amplio espectro de principios activos con efecto repelente y acaricida, además de numerosas formas de presentación de uso veterinario registradas en España que se pueden emplear para realizar un correcto control de las garrapatas (www.esccap.org). En la actualidad, existe disponible una vacuna frente a B. canis, con eficacia limitada, que no protege frente a las otras especies de Babesia descritas anteriormente.
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sangre, son útiles para detectar la infección cuando existe una parasitemia leve, para determinar la especie y para monitorizar el tratamiento. La sensibilidad de la PCR es superior a la del frotis sanguíneo (Miró et al., 2015). Sin embargo, a pesar de su elevada sensibilidad, no elimina por completo los falsos negativos (en casos subclínicos o de portadores con baja carga parasitaria). La identificación de la especie de Babesia implicada es importante para la elección del tratamiento más adecuado, así como para establecer un valor pronóstico.
Pruebas serológicas Las pruebas serológicas (detección de anticuerpos) pueden indicar una exposición al agente y pueden ser útiles para el diagnóstico de las infecciones crónicas o de portadores subclínicos. La técnica de inmunofluorescencia indirecta (IFI) ha sido la más utilizada hasta el momento. En el caso de que se utilice son necesarias dos serologías con un intervalo de 3-4 semanas para valorar seroconversión. Sin embargo, la serología no es la técnica de elección para el diagnóstico de la piroplasmosis debido a que las infecciones agudas pueden pasar desapercibidas y se producen reacciones cruzadas entre las diferentes especies de piroplasmas (Miró et al., 2015).
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