68 EN PORTADA / Traumatología y neurología
estabilidad extra a la reparación de la fractura radial [13]. En general, el pronóstico de estas fracturas es favorable utilizando una buena técnica quirúrgica y una correcta selección del implante. Se puede esperar una tasa de éxitos de un 90 % [14,15] o superior [16], incluso en animales de menos de 1 kg.
Reparación de otros tipos de fracturas Fractura de olecranon
Figura 6. Comprobación del alineamiento del miembro. Sutura intradérmica previa a la colocación de un vendaje Robert Jones durante 5 días.
Figura 7. Radiografías lateral y craneocaudal izquierda y derecha. El espacio útil para fijación del fragmento distal está limitado por la placa de crecimiento, dato que se debe tener en cuenta a la hora de planificar el número de tornillos a colocar.
Recientemente, el uso de injertos libres autólogos de omento ha demostrado su capacidad para estimular la cicatrización ósea y reducir la osteopenia en el hueso reparado. En un estudio de 29 fracturas, las que habían sido sometidas a un injerto cicatrizaron a los 70 días de media, mientras las no injertadas cicatrizaron a los 114 días. Además, las fracturas injertadas parecen tener un menor índice de osteopenia grave que lleve a una extracción de implantes [10].
Se dividen en intraarticulares (atraviesan la escotadura troclear del cúbito) y extraarticulares. Pueden deberse a un traumatismo directo, o más comúnmente a una avulsión del tendón del tríceps. La reparación no solo debe ir encaminada a reducir y fijar la fractura, sino también a contrarrestar la tracción que ejerce el tríceps. Es por ello que en fracturas simples se suele utilizar la banda de tensión, dejando la placa y tornillos para las fracturas conminutas.
Fractura de apófisis ancónea y apófisis coronoides Recientemente se han descrito casos de fracturas traumáticas, no relacionadas con una displasia de codo [17, 18, 19]. En estos casos se prefiere la extracción quirúrgica de los fragmentos.
Se puede hacer un diagnóstico radiológico erróneo de fractura Salter tipo I en lugar de tipo II si el “Signo de ThurstonHolland” (el fragmento de metáfisis que caracteriza a las fracturas Salter tipo II) no es perfectamente visible. Figura 8. Fractura distal de radio en un Ratón de Praga de 2 años y 1,8 kg de peso. Colocación de placa en “T” de 1,5 mm para aprovechar al máximo el espacio del fragmento distal.
ósea en 7 semanas de media en una serie de 20 casos [5]. Otras placas que se han usado con éxito son las miniplacas cortables colocadas como sándwich, o las placas bloqueadas.
El peligro de las razas toy Debido a la escasa cobertura de tejidos blandos en estas razas, es crucial que el desbridamiento y exposición del hueso sean mínimas para conservar la ya de por sí reducida capacidad de formación de callo óseo. En este sentido, las técnicas MIPO (osteosíntesis con placa mínimamente invasiva) [6], consistentes en no abrir el foco de fractura y fijar los extre-
Una vez documentada la consolidación de la fractura, en muchos animales se aconseja la extracción de los implantes para evitar la osteopenia inducida (en algunos casos extrema) en la zona de hueso cubierta por la placa. Esta circunstancia es factor predisponente para futuras refracturas a través de los agujeros de los tornillos o el extremo proximal de la placa. La extracción del implante en condiciones ideales debería ser llevada a cabo en varias fases, aunque esto requiera intervenciones seriadas. El uso de placas biodegradables parece obviar este problema, ya que no se ha demostrado la existencia de osteopenia radial en las fracturas donde se han utilizado [9].
Recientemente el uso de injertos libres autólogos de omento ha demostrado su capacidad para estimular la cicatrización ósea y reducir la osteopenia en el hueso reparado. mos de los huesos (figura 9), se están evaluando en diferentes estudios. En una serie de 30 perros, los perros operados con MIPO lograron un alineamiento del miembro y una tasa de reducción de la fractura comparables a las técnicas abiertas, aunque el porcentaje de infecciones y tiempo transcurrido hasta la consolidación ósea (en teoría las mayores ventajas de esta técnica) no fueron mejores [7]. No existen apenas artículos científicos sobre la fijación de fracturas de cúbito y radio en razas toy con otros implantes diferentes a placas y tornillos. En un estudio retrospectivo sobre 20 casos [8] se evaluaron los resultados de un fijador circular, y se obtuvo consolidación ósea en todos los casos sin señales de osteomielitis. La confirmación de la cicatrización y consiguiente retirada de los fijadores ocurrió en una media de 75 días. No obstante, se advertía la necesidad de realizar controles frecuentes para comprobar la alineación y la integridad de las agujas. 185
Figura 9. Técnica MIPO (osteosíntesis con placa mínimamente invasiva) en una fractura mediodiafisaria de un Bulldog Americano. Se mantiene el alineamiento de los fragmentos con tracción con una polea atada al carpo. Se comprueba la reducción de la fractura y solo se fijan los extremos del hueso sin abrir el foco de fractura para no interferir con la formación de callo.
Los nuevos tipos de implantes específicos, como los tornillos de 1 mm de diámetro o las placas de bloqueo de 1,5 mm, pueden ser aconsejables en animales menores de 2 kg o con un diámetro radial menor de 4 mm ya que hacen mucho más sencilla la colocación y reducen el volumen de material en el foco de fractura [11]. Desde hace algún tiempo se ha descrito el uso de cilindros de rejilla de titanio para fijar grandes defectos óseos en diáfisis radial [12]. Para defectos más pequeños (ostectomías de desbridamiento de no uniones, extracción de tejido cortical infectado, etc.) el autor utiliza rutinariamente el autoinjerto de hueso corticoesponjoso. La reparación quirúrgica de las fracturas diafisarias de cúbito raramente es necesaria excepto quizá en animales de razas gigantes. Sin embargo, en ciertas fracturas multifragmentadas de radio, la inserción de un clavo intramedular en el cúbito para reducir la fractura puede proporcionar una
Fractura de radio proximal Las fracturas en esta localización son afortunadamente muy escasas, ya que el abordaje es más complicado. Un caso particular son las fracturas Salter tipo I, que se reparan con agujas de Kirschner cruzadas.
Fractura Monteggia Se conoce por este nombre a la combinación de una fractura de cúbito y luxación de radio proximal. Dependiendo del tipo de fractura y la dirección de la luxación se han dividido en 4 tipos [20]. El más común es el desplazamiento craneal de radio con fractura simple mediodiafisaria de radio (figura 10). La reparación incluye reducción del radio mediante tornillos, cerclajes o agujas, y fijación con placa o clavo intramedular del cúbito. En cualquier caso, los resultados en más de un 30 % de los casos serán pobres por las reluxaciones de radio, artrosis de codo o anquilosis [20].
Figura 10. Fractura Monteggia en un Drathar de 6 años. Luxación craneal del radio y fractura transversa de tercio proximal de cúbito.