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1 ¿CÓMO ERA SU VIDA?

Si uno espera lo suficiente a la entrada de la casa natal de Shakespeare de la calle Henley, en Stratford-upon-Avon, pueden suceder dos cosas: es posible que acabe apareciendo en muchas fotos, o bien que conozca a personas de cualquier rincón del planeta. La gente acude allí para homenajear a Shakespeare y entender el mundo tal como él lo conocía. La casa es espaciosa, de aspecto ordenado y respetable. Con el tiempo (y debido a las restauraciones victorianas) se ha convertido en un icono. De hecho, se trata de tres casas en una, que Shakespeare heredó en 1601 a la edad de treinta y siete años, al morir su padre. Su hermana Joan Hart (cuyo esposo falleció una semana antes que el propio Shakespeare) y sus descendientes continuaron viviendo en lo que sería el ala oeste desde la muerte del padre hasta 1806. Una de las primeras cosas que hizo Shakespeare al heredar aquellas propiedades fue ceder una parte en alquiler a Lewis Hiccox, que realizó una ampliación por detrás y la convirtió en un pub, el Maidenhead, negocio rentable que llegaría a ofrecer quince camas para huéspedes. Este tipo de iniciativas económicas nos muestran a un Shakespeare clara y calculadoramente decidido a hacer dinero. La tendencia a la innovación y el emprendimiento marcó tanto su vida personal como profesional.

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Cuando el sobrino bisnieto de Shakespeare, que se apellidaba Shakespeare Hart, hereda la propiedad en el siglo xviii, el pub, que pasaría a llamarse The Swan and Maidenhead, se traslada al ala este de la finca. Durante la siguiente mitad de siglo, el dormitorio principal y la parte central de la casa serían conocidos como «la alcoba natal». En 1759, la propiedad ya aparecía señalada en el mapa de Stratford de Samuel Winter y, diez años más tarde, el célebre actor David Garrick pasaría una noche allí durante la celebración conocida como el Jubileo de Stratford, ocasión para la que colgaría una pancarta de la ventana. Hacia finales del siglo xviii, parte de la finca se convirtió en una carnicería. Los «peregrinos» podían escribir sus nombres en el santuario de la planta superior, cuya popularidad aumentaba cada día, y disfrutar luego de una bebida en el Swan and Maidenhead.

JOHN Y MARY SHAKESPEARE William Shakespeare era hijo de una pareja de honda raigambre en la campiña de Warwickshire y claras aspiraciones sociales. El padre, John (nacido antes de 1530 y fallecido en 1601), procedía de lo que aún hoy es una aldea, Snitterfield, situada a unos seis kilómetros al norte de Stratford. Su hermano, el tío Henry, nunca abandonó la granja de Snitterfield y tuvo varios roces con la ley. John Shakespeare estaba más interesado en medrar socialmente, aunque también él tuvo sus más y sus menos con la justicia, algo habitual en una cultura marcadamente litigante como aquella. El 29 de abril de 1552 fue sancionado por acumular basura frente a su vivienda de la calle Henley y, en 1559, él y un tal master Clopton de New Place (el caserón de la calle Chapel que acabaría albergando a la familia de William) fueron multados por «no mantener limpias sus cloacas». El caso es que, en 1556, John se las compuso para comprar el ala este de Henley Street y otra casa en la cercana Greenhill Street. Y en 1557 desposó a Mary Arden, de la vecina localidad de Wilmcote. Mary era la favorita

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se CasAn en 1557

FabRica GuaNtes ComErcia en Lana

HerEda la ConSiDerAble HacIenda de su PadRe

Nace ShaKeSpeAre en 1564 de su padre y la más dotada de la prole. A pesar de ser la menor de ocho hermanas (nacidas, al parecer, de un primer matrimonio de Arden), había heredado en 1556 la mayor parte de su considerable patrimonio: dos granjas y más de cien acres de tierra. Para John Shakespeare se trataba de un matrimonio socialmente favorable; en cuanto a Mary, había encontrado a un marido prometedor y con aspiraciones cívicas. John fue funcionario del concejo municipal y un emprendedor cuyo «misterio» o ramo era la curtiembre de cuero blanco y la

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manufactura de guantes. Utilizaría el símbolo de un par de compases de guantero en vez de su firma en tres ocasiones, cuando testificó en procesos de tasación de multas, en 1559, 1561 y 1564. Pertenecía a una generación que no necesitaba leer (lo cual no significa que no supiera hacerlo). Se ha dicho a veces que preparaba el cuero necesario para la manufactura en la parte posterior de la finca, pero parece improbable. La curtiembre, al igual que ahora, era entonces una faena pestífera, que requería instalaciones equipadas y muy espaciosas, y en Stratford-upon-Avon había espacios designados para tal fin. Cabe señalar que John también comerciaba, de manera lucrativa y abundante, con lana (por entonces un negocio en alza), que obtenía en parte de las pieles que luego empleaba en sus guantes. En el siglo xix, un propietario del Swan and Maidenhead refirió haber encontrado restos de vellón y lana cardada cuando se levantó el suelo para remozarlo. John ejerció varios cargos públicos. Fue uno de los catadores de cerveza del municipio (puesto destacado en una industria floreciente como aquella), alguacil en 1558 y 1559, tesorero entre 1561 y 1563, concejal a partir de 1565 y finalmente edil (cargo equivalente al de alcalde) a partir del 1 de octubre de 1568. En 1571 sería elegido regidor y juez de paz. También ejerció de viceregidor. En agosto de 1569, cuando era edil, autorizó la actuación de dos compañías en Stratford: los Queensmen y la troupe del conde de Worcester. Era la primera vez que llegaban actores profesionales a la localidad. William Shakespeare tenía cinco años y medio. Ese mismo año, otro acontecimiento quedaría marcado a fuego en la memoria del lugar. John se vería legalmente obligado a supervisar el blanqueo de los vívidos murales de la Guild Chapel, pues el estado, decidido a imponer la uniformidad religiosa, había ordenado que todo aspecto sospechosamente sensual del catolicismo romano, como por ejemplo las imágenes, se cubriese o se retirase. La moderación protestante se consideraba más sagrada, aunque resultase mucho menos atractiva a la vista.

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EL MUNDO EN EL QUE NACIÓ Stratford-upon-Avon era, desde el año 1196, una población con mercado y derecho a celebrar una feria anual. Hacia 1564 ya era bastante próspera y albergaba unos mil ochocientos habitantes. Su ubicación equidistante entre Gales, Londres y las ciudades del norte la convirtieron en una encrucijada comercial y cultural a pesar de su carácter marcadamente rural, pues estaba jalonada de huertos y verdeada por más de un millar de olmos. La peste que azotó la localidad en 1564 mató aproximadamente a dos centenares de habitantes, incluidos tres niños de la familia Green, que vivía tres casas más allá que los Shakespeare. El pequeño William tuvo la fortuna de salvarse. Aunque entonces no existían las partidas de nacimiento, las parroquias solían registrar los bautizos. De acuerdo con el Libro de Oración Común, había que bautizar a los bebés el domingo o el día de santo siguientes al nacimiento. Como san Marcos, patrón de Venecia, caía el 25 de abril, día que las supersticiones isabelinas consideraban de mal augurio, William fue bautizado el miércoles 26 de abril de 1564, después de la plegaria matutina o vespertina, en la iglesia de la Santísima Trinidad, en la vieja fuente normanda que aún se encuentra allí. Pero es tradición considerar que su nacimiento tuvo lugar el 23 de abril, día de san Jorge. El día del santo patrono de Inglaterra coincidiría entonces con el nacimiento del poeta nacional, lo cual quedaría corroborado por una inscripción en el monumento situado en la pared presbiteral de la iglesia de la Santísima Trinidad, donde consta que Shakespeare habría fallecido el 23 de abril de 1616 (el registro de su funeral data del 25 de abril) a la edad de 53 años, es decir, cuando ya había iniciado su quincuagésimo tercer año de vida. De allí que digamos que nació y murió el mismo día del año. Las dos hijas mayores de John y Mary habían muerto cuando todavía eran unas niñas: Joan (1558) y Margaret (1562). William fue el mayor de los siguientes cinco hijos. Su hermano Gilbert

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nació en 1566 (fall. 1612), otra Joan, en 1569 (fall. 1646), Anne, en 1571 (fall. 1579), y Edmund, que siguió los pasos de su hermano mayor y se convirtió en player, que es como se designaba a los actores, en 1580 (fall. 1607). O sea que cuando Shakespeare tenía dieciséis años, el pequeño hogar familiar albergaba a siete personas, lo que para nuestros estándares modernos equivale a una ausencia casi absoluta de sosiego, silencio y privacidad. Según la versión más tradicional de la historia familiar, el padre buscó y obtuvo cargos, reconocimiento público y fortuna durante el inicio de su carrera hasta que una serie de errores de cálculo lo llevaron a vivir, desde mediados de la década de 1570, una mala época. En 1572 compró otras dos casas, pero ese mismo año lo pescaron comerciando con lana de manera ilegal (las leyes se habían endurecido) y se le juzgó por excederse en los intereses que pedía por un crédito. Entre 1576 y 1578 dejó de asistir a las reuniones del concejo municipal, evidenciando de ese modo su creciente desinterés por los asuntos públicos. En 1578 hipotecó la herencia de su mujer y en la década de 1580 vendió tierras en Wilmcote, Snitterfield, Stratford y la casa de propiedad en Greenhill Street. Las vicisitudes financieras a las que se enfrentó John habrían contribuido, así, a que su primogénito tuviera como meta el bienestar económico. Hasta aquí la interpretación tradicional. Para el enfoque revisionista, en cambio, la verdadera fuente de riquezas de John era el comercio de lana en el que su primogénito le echaba una mano, y este y otros negocios habrían sido la razón principal por la que William marchó a Londres por primera vez1. La venta de tierras y propiedades se interpreta como una voluntad de invertir el dinero en otro sitio. En 1590, John era propietario de la gran ala oeste de la vivienda de Henley Street, que pasó a formar parte de la casa que siempre había poseído. Puesto que no se tiene constancia de su testamento, desconocemos su verdadera fortuna; no obstante, que hubiera dinero en la familia explicaría que William Shakespeare pudiera arreglárselas para cofundar y adquirir acciones de la nueva compañía teatral

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(los Lord Chamberlain’s Men) en 1597. La posibilidad de que Shakespeare haya heredado dinero ayudaría a explicar también las grandes inversiones que realizó tras la muerte de su padre en 1601.

CRISIS RELIGIOSAS La generación de William Shakespeare fue la primera criada en un contexto religioso instaurado, reformado y consolidado. Corrían tiempos de agitación espiritual y, a tenor del punto de vista, Isabel I (1558-1603) bien podía estar promoviendo el afianzamiento religioso como tal vez instigase a la revuelta. Su padre, Enrique VIII (1509-1547), decidido a divorciarse de Catalina de Aragón, había desautorizado al Papa y promovido reformas religiosas (1523-37) que condujeron a la fundación de una nueva iglesia estatal, la Iglesia de Inglaterra. Eduardo VI (1537-1553), hermanastro de Isabel, había continuado con las reformas, llevándolas aún más allá. Luego su hermanastra María había desandado el camino, reintegrando el aparato eclesiástico al catolicismo romano. Por ello Isabel se vio en la imposibilidad de encontrar una solución conciliadora: cualquier cosa que hiciese resultaría controvertida. Si restablecía la iglesia reformada, se convertiría de manera automática en enemiga de Francia y España y pondría en riesgo el equilibrio político europeo. En términos estrictos, la Iglesia de Inglaterra no había sido fundada como iglesia protestante: era y sigue siendo católica, aunque no católica romana. El Acta de Supremacía (1558), que convirtió a Isabel en Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra, derogaba la autoridad papal e introducía un juramento de fidelidad al monarca. El Acta de Uniformidad religiosa (1559), principal herramienta legislativa sobre la cual reposaba la Iglesia de Inglaterra, llegó a aprobarse por apenas tres votos de diferencia: veintiuno a dieciocho (de los obispos presentes, ninguno votó a favor). El Acta obligaba a la ciudadanía a asistir cada domingo al servicio

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de la iglesia estatal: la inasistencia (descrita como recusancy) se multaba debido a que podía suscitar sospechas de prácticas católico romanas y, por lo tanto, sediciosas. Shakespeare tenía seis años cuando el papa Pío V excomulgó a Isabel y exhortó a todos los católicos romanos a rebelarse contra ella, convirtiéndola en «presa de caza» para cualquier asesino en potencia adscrito a la Iglesia de Roma. A partir de 1571, Isabel respondió con una serie de leyes anticatólicas según las cuales ser católico romano, promover la doctrina o albergar a un sacerdote que la profesara podía considerarse traición, so pena de horca, inmersión o descuartizamiento (sangrienta suerte que corrieron, entre 1570 y 1603, treinta y nueve sacerdotes jesuitas). Resulta difícil no imaginar el trauma psicológico de quienes vieron cómo, en sus parroquias, las imágenes de Jesús, María, los santos, las historias bíblicas, los animales mitológicos, las bestias salvajes, la flora y la fauna eran despintadas, arrancadas o blanqueadas, las efigies religiosas, derribadas, y cómo incluso se desmembraba a los sacerdotes ante sus ojos; lo cierto, en todo caso, es que el recuerdo de esta época tan convulsa formó parte de la educación generacional de Shakespeare. Pero incluso mientras iban reformándose costumbres y prácticas religiosas, las historias y la literatura medievales, preñadas de sensibilidad católica, siguieron gozando de gran popularidad. En vida de Shakespeare, se reimprimieron muchos textos de autores del siglo anterior, de manera que el pensamiento medieval estaba realmente imbricado en el presente. Si bien durante los años formativos de Shakespeare el antiguo orden se tenía por superado, ese legado continuaba latente en lo que se leía y escuchaba. Puesto que las imágenes estaban desapareciendo de las iglesias, el énfasis se había trasladado a la palabra hablada; al mismo tiempo, el teatro profesional consolidaba a pasos agigantados su desarrollo y popularidad. Las representaciones satisfacían la necesidad del público tanto de entretenimiento como de discurso, y allí no había juicios ni condenas.

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El propio Shakespeare fue criado y vivió como un feligrés cualquiera de la Iglesia de Inglaterra. Si nos interesamos por su espiritualidad (que en cierto modo podría ser sinónimo de imaginación personal), descubriremos que abordaba lo visual y lo sensual con la particularidad de la expresión poética. En Como les guste, el desterrado Duque Propietario Ve en ríos libros, lenguas en los árboles, En piedras ve el sermón, y el bien en todo. (Como les guste, 2.1.15-17)

El rey Lear, desorientado, abatido y con el corazón roto, entra cargando el cuerpo inerte de su hija predilecta y dice: Si yo tuviera vuestras lenguas y ojos Haría saltar la bóveda del cielo. (El rey Lear, 5.3.232-4)

Clamando a los cielos, la desesperada princesa Imogenia dice: «¡Si aún quedara gota | de compasión, pequeña como el ojo | de un abadejo, oh cielos, derramadla!» (Cimbelino, 4.2.305-07). Suponiendo que la espiritualidad de Shakespeare pudiera destilarse de lo que escribe, resulta evidente que busca a Dios tanto en lo pequeño y menudo como en lo grandioso y sobrecogedor. Sus descripciones líricas del mundo natural y de las poderosas emociones humanas son el sustituto teatral de las pinturas y murales medievales que empezaban a desaparecer de las iglesias.

EL LENGUAJE ES PODER

Como es evidente, Shakespeare se inspiró también en el mundo clásico, y en la literatura latina en especial. En 1553, durante el reinado de Eduardo VI, se inauguró en Stratford una flamante Grammar School [escuela de lenguas clásicas] aunque con

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anterioridad ya había funcionado allí una escuela. El establecimiento ofrecía educación gratuita a todos los muchachos de la localidad, de modo que John Shakespeare tuvo la oportunidad de brindarle a su primogénito la escolaridad que a él le había faltado. Ya desde los seis años, William habría acudido a la escuela primaria (para niñas y niños), donde pudo haber aprendido el abecedario, los Diez Mandamientos y el Padre Nuestro. Desde los siete u ocho hasta los dieciséis como máximo, podría luego asistir a la «nueva escuela del rey» o Escuela Grande. Aunque los registros de esta institución, como los de la mayoría de las escuelas de la época, no han sobrevivido, algo sabemos acerca del currículo. La educación humanista que habría recibido Shakespeare es uno de los mayores legados culturales que Inglaterra ha proporcionado a sus hijos. Las escuelas de lenguas clásicas eran parte de la maquinaria del gobierno para garantizar que, como reza una de sus actas, «la buena literatura y la disciplina sean difundidas y se extiendan por todo nuestro Reino, que en ello consisten el correcto gobierno y la administración de los asuntos». Los muchachos aprendían riguroso latín seis días a la semana durante todo el año; entraban a las seis de la mañana en verano y a las siete en invierno, y salían al atardecer (solo libraban los jueves y sábados por la tarde). Los escasos festivos que tenían al año obedecían a las efemérides cristianas. El sistema de las escuelas de lenguas clásicas reconocía el poder del lenguaje, y en ellas se utilizaba la poesía, parte inherente al currículo, para enseñar a los alumnos a polemizar y persuadir, a triunfar en política. Una de las razones del gran florecimiento de la literatura inglesa a partir de 1590 fue el hecho de que dos generaciones de escritores se beneficiaran de este impulso educativo. Detrás de toda imaginación florida y cabeza pensante suele haber a menudo un gran maestro alentador. Los de Shakespeare fueron Simon Hunt, decano de la Escuela Grande desde 1571 a 1575 (podría tratarse del mismo Hunt que marchó para convertirse en sacerdote jesuita y que murió en Roma en 1585) y Thomas

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Jenkins, que lo sucedió de 1575 a 1579. Jenkins era londinense y se había graduado en el St John’s College de Oxford, del que fue miembro entre 1566 y 1572 (ocupando, durante ese lapso, la casa de Chaucer en Woodstock). Tras él vino John Cottom (1579-81), un católico romano cuyo hermano jesuita fue torturado en el potro y ejecutado en 1582 junto con el célebre mártir Edmund Champion. Se suponía que los muchachos debían hablar entre ellos en latín, incluso durante los recreos o en casa. El griego era la lengua de lectura del Nuevo Testamento. Entre los autores que los jóvenes leían en latín se contaban dramaturgos, poetas, filósofos y oradores de la talla de Terencio, Virgilio, Salustio, Palingenio, Bautista Mantuano, Cicerón, Susenbroto, el renacentista Erasmo,

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ESCUELA DE LENGUAS CLÁSICAS

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Quintiliano, Horacio y Juvenal. El poeta romano Ovidio era el escritor favorito de Shakespeare y le proporcionó la materia prima para sus dos poemas narrativos, Venus y Adonis (1593) y La violación de Lucrecia (1594). Las Metamorfosis de Ovidio, que poéticamente recogían historias de humanos y dioses que cambiaban de estado, le demostraron a Shakespeare la enorme vitalidad de la imaginación. En la escena shakesperiana, al igual que en la poesía de Ovidio, el estado físico de los personajes es fiel reflejo de su experiencia interior, tanto imaginativa como moral, desde la mágica cabeza de asno de Nick Bottom en Sueño de una noche de verano hasta los ojos que le arrancan en escena a Gloucester en El rey Lear. El plan de estudios era exigente pero limitado, ya que, por ejemplo, no incluía la formación matemática. Sin embargo, los muchachos que se beneficiaron del sistema llegaron a convertirse en la élite intelectual de la época. Shakespeare fue instruido, como muchos de sus contemporáneos, para ejercer el pensamiento lateral y prestar gran atención al detalle. No necesitó ir a la universidad para escribir o pensar como lo hacía porque ya tenía la cabeza llena de sonidos y formas retóricas que podía aplicar con maestría. Suele decirse, en efecto, que el currículo de las «nuevas escuelas del rey» era tan riguroso que sus alumnos adquirían un nivel de conocimientos en lenguas clásicas y literatura bastante similar al de los universitarios modernos.

EL FUTURO SE ADELANTA Es probable que hacia 1580 Shakespeare empezara a colaborar en los negocios familiares y a dar clases informales a parientes y vecinos; la educación debía respetarse y compartirse. Hasta que un par de años después se produjo el embarazo indeseado de su novia, Anne Hathaway (¿1555?-1623). Shakespeare, con apenas dieciocho años, era aún demasiado joven. Entre 1570 y 1630, la edad a la que los hombres se casaban

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en Stratford rondaba los veinticuatro años. Durante esas seis décadas, sólo tres de ciento seis hombres contrajeron matrimonio antes de cumplir los veinte. De esos tres, Shakespeare fue el menor y el único cuya esposa estaba embarazada.2 Anne tenía veintiséis años y solo el casamiento podía ahorrarle a Shakespeare la deshonra. La ceremonia, concertada con celeridad, se celebró en noviembre de 1582 merced a una licencia especial del obispo de Worcester. Lo cual significaba, por supuesto, que al muchacho la vida y las oportunidades se le habían estrechado drásticamente a los dieciocho años y medio. A pesar de que Anne había aportado seis libras, treinta chelines y cuatro peniques como dote, procedentes del testamento paterno, la carga económica familiar iba a recaer mayormente en William. ¿Cómo haría la joven pareja para mantenerse? Si Shakespeare había albergado la ilusión de iniciarse como aprendiz profesional en la curtiduría y el taller de guantes del padre, ya podía ir olvidándose de ello (los aprendices tenían que permanecer solteros hasta completar los siete años de adiestramiento). Su primera hija, Susanna, nació unos seis meses después de la boda. En 1585 vinieron los gemelos, Hamnet y Judith, bautizados así en honor de Hamnet y Judith Sadler, unos buenos amigos de los Shakespeare que vivían en la esquina de High Street con Sheep Street. Si William Shakespeare y señora vivían por entonces en la casa familiar de la calle Henley junto con sus padres y hermanos, aquello debió de estar verdaderamente concurrido.

¿AÑOS PERDIDOS? Si bien no hay documentos fehacientes que den cuenta de lo que hizo Shakespeare entre 1585 y 1592, los lapsos de tiempo «perdido» o indocumentado eran habituales en la época. Denominarlos «años perdidos» parece responder antes a la decepción de los biógrafos que a una realidad particularmente significativa. No faltan biografías que sitúan a Shakespeare en altamar durante

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estos años, o formándose como abogado o militar. En una sucinta mención, el diarista John Aubrey (1626-1697) nos informa de que Shakespeare ejerció durante un tiempo de «profesor en el campo»; dado que Aubrey escribía en Londres, ese «campo» bien podría haber sido Stratford-upon-Avon. Que uno de los alumnos más aventajados del colegio hubiera hecho algunos pinitos en la enseñanza resulta perfectamente plausible. Nicholas Rowe publicó el primer intento de abordaje biográfico de Shakespeare en el prefacio a su edición de las obras en 1709. Rowe había

licencia deio

LO JURO

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WILLIAM 18 ANNE 26

CASAMIENTO CON ANNE HATHaWAY 32


enviado al actor Thomas Betterton a Stratford para que recogiera testimonios orales de la gente que recordaba a William y a su familia, de donde se desprendió que Shakespeare había sido detenido y procesado por la caza furtiva de unos ciervos que pertenecían a la hacienda de sir Thomas Lucy, en Charlecote (a unos siete kilómetros de Stratford), para luego marcharse (¿o huir?) de Warwickshire con destino a Londres. Quizá la historia de la caza furtiva de ciervos sea exagerada, pero muy posiblemente sea menos mítica de lo que se supone. Fue mencionada por primera vez en 1688 (en vida de sus sobrinas y sobrinos nietos) por Richard Davies, capellán del Corpus Christi College de Oxford, quien también señaló que sir Thomas Lucy «a menudo había hecho azotar y en ocasiones apresar, y finalmente echar [a Shakespeare] de la comarca, para su enorme provecho». De ciervo era parte del cuero que su padre utilizaba para hacer guantes. Pero Shakespeare también pudo haber ido por primera vez a Londres tras unirse a una compañía como los Queen’s Men. O quizás la caza furtiva y el teatro fueran igualmente decisivos para que se marchara de Stratford. O tal vez se mudase allí únicamente en representación de los negocios paternos. El caso es que fue en Londres donde empezó a desarrollar la que luego sería su carrera definitiva.

3 HIJOS

A LOS 20

WAY EN 1582

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SHAKESPEARE EL FREELANCE La primera mención de Shakespeare como dramaturgo aparecería en 1592 en Los cuatro peniques de sabiduría de Greene, adquiridos con un millón de arrepentimientos 3, del popular autor Robert Greene (aunque tal autoría está en entredicho). Shakespeare aparece insidiosamente retratado como un chico para todo, un «cuervo advenedizo» que se creía «el único sacudeescenas (shakescene) del país». Greene alude luego a un verso de Enrique VI, parte tercera, una de las obras tempranas de Shakespeare, que aborda la Guerra de las Dos Rosas. La crítica especializada de los últimos treinta años ha empezado a aceptar que tal vez Shakespeare haya escrito algunas de sus primeras obras, sobre todo hasta 1594, en colaboración, práctica por cierto habitual entre los dramaturgos de la época. Tanto a solas como en colaboración, el caso es que Shakespeare había iniciado una carrera exitosa de autor freelance y que la envidia de Greene se había cebado en su nombre. Shakespeare tenía doce años cuando The Theatre, la primera sala teatral de envergadura, se inauguró en Shoreditch. En la época de su llegada a Londres, los teatros profesionales ya gozaban de gran popularidad, e inicialmente se lo asocia con The Rose, el quinto establecimiento londinense construido con finalidades escénicas y el primero erigido en Bankside, en la ribera sur del Támesis. Inaugurado en 1583, se representaron allí algunas de sus obras tempranas, como Enrique VI, parte primera, y la más sangrienta y desmedida de todas, Titus Andronicus. El patio tenía capacidad para albergar a unas setencientas cuarenta personas de pie, y en las galerías cabían algunas centenas más. Fue allí donde Shakespeare empezó a recibir la influencia del más exaltado y brillante de sus contemporáneos, Christopher Marlowe, cuyos Doctor Fausto, El judío de Malta y Tamerlán el Grande también se representaban en The Rose.

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La escena teatral londinense suscitaba reparos en la comunidad puritana enquistada en la City y otros detractores del teatro, a quienes la práctica escénica les parecía amoral. Pero toda la zona del Bankside, perteneciente al obispo de Winchester y conocida como Liberties, se encontraba técnicamente fuera de la jurisdicción de la City. Los teatros se apiñaban junto con burdeles y arenas en espacios que tan pronto albergaban riñas de gallos u hostigamientos de osos como tragedias de pasión y venganza y comedias pastorales. Si uno mira la fachada principal del Globe actual y luego gira a la derecha, se topa con la «Cardinal Cap Alley» a la izquierda. Aunque parece el nombre de un local donde podrían comprarse adminículos religiosos para la cabeza, lo cierto es que se llama así en referencia a un célebre prostíbulo, el Cardinal’s Hat (nombre que a su vez remedaba la forma y el color del glande). A las prostitutas del Bankside se las conocía como las gansas [geese] del obispo de Winchester, y a ellas se alude, a propósito de las enfermedades venéreas, en Troilo y Crésida, pasajes adicionales, B. No obstante, era esencial que el teatro contase con cierta respetabilidad social; de ahí que las compañías tuvieran que buscarse un mecenazgo aristocrático. En teoría, las representaciones no eran más que ensayos de vestuario previos a la verdadera función ante el mecenas de la compañía. Durante los brotes de peste, los teatros cerraban para evitar el contagio. En las graves epidemias de 1592-3 y 1603 llegaron a morir unos treinta y ocho mil londinenses (de una población de doscientos mil). Los brotes continuaron entre 1604 y 1610. Cuando los establecimientos cerraban, las compañías solían salir de gira por el interior. Pero también cerraban durante las seis semanas de cuaresma, así que en la agenda teatral anual había numerosas oportunidades para que Shakespeare emprendiera los tres días de trayecto a caballo hasta Stratford para ver a su familia, llevarles el dinero que había ahorrado y pergeñar la siguiente obra en paz y tranquilidad.

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LOS GRANDES PARÉNTESIS DE SHAKESPEARE El nombre de Shakespeare saltó a la imprenta con su poema narrativo erótico-humorístico Venus y Adonis, dedicado al joven de diecinueve años Henry Wriothesley, tercer conde de Southampton (1573-1624). La edición, muy cuidada, corrió a cargo de un compañero de colegio de Stratford, Richard Field, que había prosperado en Londres como editor. Venus y Adonis causó sensación (su primera lectura todavía hoy puede causarla), convirtiéndose en la obra más publicada y, por ende, más leída en vida de Shakespeare. Hacia 1616, ya habían aparecido diez ediciones. A este largo poema le siguió, en 1594, otro mucho más serio e igualmente erótico, y casi tan popular como su predecesor: Lucrecia (que con el tiempo llegaría a conocerse como La violación de Lucrecia). Shakespeare también se lo dedicó al conde, y esta vez en términos marcadamente efusivos: «Profeso por vos, señor, un afecto ilimitado […]. Lo que he hecho es vuestro y lo que haga, como parte de todo lo que os he dedicado, también lo será». Según una historia referida por el poeta y dramaturgo William Davenant (1606-1668), publicada por primera vez en 1709 en el raconto biográfico de Nicholas Rowe, el conde de Southampton le habría dado mil libras a Shakespeare para «permitir que llevara a cabo una adquisición que tenía noticia de ser de su interés». El propio Davenant, por cierto, se complacía en decir que era ahijado e hijo bastardo de Shakespeare. Sus padres eran propietarios de la posada Crown en Oxford, un sitio en el que Shakespeare bien podía haberse detenido durante sus viajes entre Stratford-upon-Avon y Londres. Si Davenant, más allá de la exageración en la suma de dinero, no iba del todo desencaminado, la generosa dádiva de Southampton podría explicar el elevado dispendio de Shakespeare durante la década de 1590. Pensemos, a modo de referencia, que por entonces un profesor en Stratford ganaba apenas veinte libras anuales.

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En 1594, Shakespeare fue uno de los siete (tal vez ocho) cofundadores de una flamante compañía teatral, los Lord Chamberlain’s Men. El erudito shakesperiano Andrew Gurr estima que la compra de las acciones podría haberle costado entre 50 y 80 libras.4 Si ya desde el comienzo Shakespeare había asumido el papel de miembro de la troupe y dramaturgo principal, esa misma Navidad aparecerá entre los actores que ofrecieron dos representaciones oficiales a la reina en su palacio de Greenwich. Una compañía solía recibir diez libras por cada representación en la corte, cosa que los Lord Chamberlain’s Men hacían con cierta regularidad y, en especial, durante los meses de invierno y la larga temporada navideña: entre 1594 y 1603, actuaron ante la reina en treinta y tres ocasiones.5 Aunque no resulta fácil precisar cuánto les correspondía concretamente a los dramaturgos, queda claro que ni los autores ni los actores ganaban lo suficiente para mantener a esposa y familia. En cuanto a Shakespeare, lo que le permitió empezar a ganar sumas respetables a partir de sus treinta años fue la participación en el accionariado de la compañía. Dos años más tarde, a los once, murió su hijo Hamnet. Lo enterraron en el cementerio de la Santísima Trinidad el 11 de agosto de 1596, en ausencia del padre, que debía de estar de gira. Mencionar las elevadas cifras de mortalidad infantil no mitiga la pena. Perder a un hijo es algo terrible. Hamnet no era más que un niño y su muerte debió de arrojar una larga sombra. Dos meses después, el 20 de octubre, el padre de Shakespeare obtuvo el permiso para hacerse un escudo de armas (ya lo había solicitado con anterioridad, cuando dejó de ser regidor). John se convirtió así en gentleman, título que heredaría su hijo William. Pero éste ya no tenía descendencia masculina. De hecho, tras la muerte de su hermano Richard en 1613, Shakespeare comprendió que el apellido paterno se perdería. Durante sus años de estadía en Londres, Shakespeare se hospedó en varios sitios, que incluyen (por orden de residencia) las parroquias de St Giles Cripplegate, St Helen’s Bishopgate, St Saviour’s, junto al Clink, Southwark y la casa de la familia

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Mountjoy, en la esquina de las calles Monkswell y Silver, nuevamente en Cripplegate. La efervescencia de la vida teatral (el aplauso del público, las recaudaciones de taquilla, los colegas dramaturgos, el próximo proyecto, las giras) no le impidió establecer su base doméstica en Stratford-upon-Avon. Resulta significativo que nunca adquiriera una vivienda en Londres. A partir de 1597 ya no le sería necesario porque se hizo con la segunda casa más grande que podía ofrecerle Stratford: New Place. En dos ocasiones durante el período en que estuvo inscrito en St Helen’s Bishopsgate, (en 1597 y 1598) descuidó el pago de sus impuestos, lo que tal vez indica que por entonces ya no residía en Londres y se había trasladado a Stratford para instalarse en su nueva morada. New Place fue construida en la década de 1480 por Hugh Clopton, que tiempo después sería alcalde de Londres. Era una vivienda fastuosa, de cinco tejados y diez chimeneas como mínimo, descrita en el registro catastral de Stratford de 1561 como «mansión». La casa, por la que Shakespeare tuvo que haber pasado cada día camino del colegio, estaba emplazada en pleno centro de la ciudad, justo enfrente de la medieval Guild Chapel [capilla del Gremio]. Había mucho sitio para la familia Shakespeare allí y el cambio debió de tener repercusiones tanto personales como profesionales. En febrero de 1598, a menos de un año de haberse mudado, Shakespeare ya aparecería en una lista con otros trece vecinos de Chapel Street por almacenar más malta en sus casas de lo permitido en tiempos de escasez de grano. La industria maltera era la principal de la localidad y la malta era esencial para una práctica habitual, la producción doméstica de cerveza, cuyo consumo compensaba la frecuente no potabilidad del agua. De New Place solo ha sobrevivido la finca. La casa tal como la había conocido Shakespeare sufrió una reforma sustancial en 1702 y fue finalmente demolida en 1759. Los trabajos de arqueología llevados a cabo entre 2010 y 2015 por el Shakespeare Birthplace Trust confirmaron las dimensiones de la vivienda de los Shakespeare en Stratford, lo cual da cuenta del estatus adquirido.

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Había bastante terreno en la parte posterior, algunos graneros y un huerto con viñas. Sin duda, William había seguido el derrotero de ascenso social trazado por sus padres. Existe un testimonio revelador de la vida familiar de los Shakespeare: el reverendo Joseph Greene (1712-1790), decano del colegio, recogió de un tal Hugh Clopton, nacido en 1672 y descendiente del propietario original, la siguiente información acerca de New Place: en los cristales de las ventanas había diversos epigramas breves sobre objetos domésticos, algunos de ellos escritos por Shakespeare, en tanto que otros eran producto del ingenio de sus hijos; era tradición que a menudo, en su tiempo ocioso, ejercitara así su talento y el de los pequeños, y se complacía mucho cuando percibía en ellos delicadas huellas de ese talento con el que Dios y la Naturaleza lo habían bendecido.

Shakespeare hilvana palabras en las ventanas mientras sus niños asisten al despliegue de su imaginación. En octubre de 1598, Richard Quiney, un vecino y amigo (y regidor en 1602), acudió a Londres en busca de subsidios parlamentarios para paliar el efecto devastador de los incendios de 1594 y 1595 en Stratford. Sabemos dónde se encontraba el miércoles 25 de octubre: en The Bell Inn, una posada de Carter Lane próxima a la catedral de St Paul. Allí le escribió a su «estimado conciudadano» William Shakespeare la única muestra de correspondencia shakesperiana que ha llegado a nosotros. Quiney le pide a Shakespeare que le avale un préstamo de treinta libras, dinero que necesita para permanecer en Londres mientras gestiona en la corte las ayudas para Stratford que ha ido a solicitar. Al parecer, la carta finalmente no fue enviada (quizás Shakespeare y Quiney se encontraron antes y ya no fue necesario), puesto que se hallaba entre los papeles del propio remitente. En cualquier caso, confirma que Quiney tenía a Shakespeare por una persona de ciertos medios. La visita de Quiney resultó provechosa y la reina le concedió a la comuna el alivio económico

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solicitado; así, además de contar con los fondos necesarios para la reconstrucción, el concejo municipal pudo cubrir los gastos de viaje de Quiney. Los recursos de Shakespeare aumentaron de manera sustantiva en 1599 gracias a una nueva y acertada inversión. Él y otros tres colegas de la compañía adquirieron cien libras en acciones de un nuevo teatro, la más grande de las salas londinenses hasta entonces: el Globe, erigido con madera proveniente de The Theatre, que fue desmontado pues ocupaba un predio cuyo contrato de arrendamiento estaba a punto de expirar. La madera fue trasladada hacia el sur por el helado Támesis y a finales de 1599 el Globe abría sus puertas. Uno podía asistir a una obra de pie en el patio por un penique o hacerse acreedor, a cambio de pocos peniques más, de un cojín, o bien ocupar un asiento en alguna de las galerías. Seis peniques valía el acceso a la Lord’s Room, que no garantizaba una buena visión pero sí que el público lo viera a uno. El aforo de la nueva sala era de aproximadamente tres mil espectadores y las ganancias de Shakespeare, en tanto dramaturgo principal de la compañía, crecían en proporción directa al éxito de taquilla de las obras. No obstante, los dividendos solían fluctuar entre un año y otro y siempre se estaba a expensas de los brotes de peste. Se calcula que en un año bueno Shakespeare podía llegar a alzarse, entre las acciones y los recibos del Globe, con unas dos mil libras de beneficios.6

FAMA Y CONTROVERSIA El público que se agolpaba en el Globe para asistir a las obras de Shakespeare estaba llamado a compartir vigorosas pasiones humanas y argumentaciones políticas. La censura estatal acechaba por doquier, atenta al menor atisbo de sedición, y toda obra nueva debía contar con la aprobación del censor oficial, el Master of the Revels o maestro de ceremonias. El incumplimiento de estas leyes podía provocar el cierre de las salas o el encarcelamiento de los

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LOS lord chamberlain’s men

COMPAÑÍA TEATRAL COFUNDADA EN 1594 autores. Hacia 1599, las obras de Shakespeare llamaron la atención de William Scott, que redactó una disertación universitaria titulada El modelo de Poesía.7 Scott recoge citas textuales de La violación de Lucrecia (en la que critica la tautología del verso 935: «al sin final de un sufrimiento eterno») y Ricardo II. En 1601, el conde de Essex encabezó un golpe contra Isabel en el que también estaba involucrado Scott. Los partidarios de Essex habían

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recurrido a los Lord Chamberlain’s Men para que representaran Ricardo II la víspera de la rebelión. En esta obra, Shakespeare dramatiza el derrocamiento del monarca (Acto 4, escena 1) con tal sagacidad que su publicación tuvo que esperar a que la reina muriese («Ricardo segundo soy yo», se afirma que dijo ésta, «¿acaso no lo véis?»). En aquella ocasión, el teatro no logró encender la mecha de la revuelta entre los asistentes. Por excelsa que fuera la función, la rebelión fue un fracaso. No obstante, el episodio puso en un compromiso a la compañía, algunos de cuyos miembros fueron llamados a declarar. Essex fue juzgado por traición. También el valedor de Shakespeare, el conde de Southampton, tuvo algo que ver con la revuelta y fue recluido en la Torre (con su gato). Essex fue decapitado pero Southampton recuperó la libertad a principios del reinado de Jacobo I (1603-25). Con la ascensión al trono de Jacobo, los Chamberlain’s se convirtieron en los King’s Men; Shakespeare y algunos de sus colegas fueron invitados a la ceremonia de coronación, acontecimiento del que se conserva el recibo de la tela escarlata que les proporcionaron para la confección de las libreas reales. Un año después, en las Navidades de 1604, Southampton les pidió a los King’s Men que representaran Trabajos de amor perdidos en su mansión de The Strand. Habían sobrevivido al terror político de 1601 y para Shakespeare aquel era el undécimo año de mecenazgo del conde. En tanto compañía estable de la época, los King’s Men continuaron apareciendo regularmente en la corte (entre 1603 y 1616 actuarían ante el rey en ochenta y cinco ocasiones) y las obras de Shakespeare eran parte habitual de su repertorio8. La vida de Shakespeare no deja de ofrecer aristas polémicas, entre las que se cuentan las relativas a su sexualidad. Por más que, sometidos a una lectura escrupulosa, algunos de sus Sonetos dejen entrever una sensibilidad homoerótica, el único relato genuino de su vida íntima procede de una entrada en el diario personal de John Manningham, un abogado becado en Middle Temple, correspondiente al 13 de marzo de 1602:

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En un tiempo en que Bourbage hacía de Ricardo tercero, había una ciudadana que se prendó a tal punto de él que lo citó para que se acercara a ella aquella noche haciéndose llamar Ricardo tercero. Shakespeare, que había oído del acuerdo, acudió antes y fue entretenido a sus anchas hasta que llegó Bourbage. Luego, cuando le dieron el mensaje de que Ricardo tercero estaba en la puerta, Shakespeare mandó que le contestaran que Guillermo el Conquistador había precedido a Ricardo tercero.

El relato tiene un regusto de fábula. Es cierto que Manningham parece estar refiriendo una anécdota de sobremesa, pero existe otra versión del mismo hecho en Un panorama general del teatro,9 de Thomas Wilkes, publicado en 1759, mucho antes de que se descubrieran los diarios de Manningham, que datan de 1831. Si Shakespeare tenía inclinaciones homosexuales, al parecer también las tenía heterosexuales, y éstas habrían dado pie a una aventura extramatrimonial como mínimo.

SHAKESPEARE EL VIAJERO SUBURBANO Todo indica que Shakespeare supo repartir su tiempo entre la vida doméstica y social por un lado y los negocios profesionales por el otro, alternando Stratford con Londres a lo largo de más de veinte años. La escasez de noticias de Shakespeare en Londres a partir de 1604 induce a pensar que estaba pasando más tiempo en Stratford. Sus negocios allí no eran pocos. Para empezar, estaban los ciento siete acres de tierra que había comprado en 1602 por 320 libras (procedentes tal vez de una cantidad heredada del padre); luego, las 440 libras con las que adquirió en 1605 el cincuenta por ciento del diezmo anual que recaudaba la iglesia «"en maíz, grano, espigas y heno" en Old Stratford, Welcombe y Bishopton, y del "tributo en lana, cordero y otros diezmos menores" de la

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parroquia de Stratford». En conjunto, estas inversiones stratfordianas le redituaban a Shakespeare unas sesenta libras anuales. El 5 de junio de 1607, su hija Susanna (1583-1649) se casó con el médico John Hall (1575-1635). Hall había abierto una consulta en Stratford, así que se quedaron allí. Nueve meses después tuvieron una hija, Elizabeth. Ya no habría más nacimientos, de manera que Elizabeth fue la única nieta que llegó a conocer su célebre abuelo. Hall era un sujeto sólido y fiable, un pilar puritano de la iglesia y la comunidad. Algunos de sus archivos se han conservado; el registro más antiguo corresponde a 1611, aunque no hay entradas que mencionen a Shakespeare. En 1613 John Lane difundió rumores de que Susanna había contraído una enfermedad venérea en un episodio adúltero y el escándalo salpicó a los Hall, pero ella lo acusó de difamación y acabó ganando la querella. La madre de Shakespeare murió en 1608, el año en que los King’s Men se hicieron cargo del Blackfriars Theatre, un establecimiento techado que había formado parte de un monasterio dominico. Tal como ocurriera con la fundación del Globe, se constituyó un grupo de inversores que emprendió un nuevo negocio exitoso. Aunque tenía un aforo reducido, la entrada más barata costaba seis veces más que en el Globe (seis peniques) y el teatro podía funcionar mucho mejor durante la temporada invernal. La escena estaba iluminada con velas y el repertorio de efectos especiales era más amplio que en el Globe. El sitio tenía una sólida reputación musical y había albergado durante los ocho años anteriores a una compañía compuesta por niños. En mayo de 1612, Shakespeare testificó en un pleito de capitulaciones matrimoniales entre Christopher Mountjoy (con quien había compartido alojamiento en Silver Street) y el yerno de éste, Stephen Belott. Mountjoy había prometido una dote de sesenta libras y no había pagado más que diez. A pesar de que los hechos había ocurrido diez años antes, Shakespeare ofició de testigo y admitió haber actuado como enlace entre la hija de Mountjoy, Mary, y Belott. ¿Recordaba el testigo la suma mencionada? No, no la recordaba. Por una vez, su proverbial memoria le había fallado;

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en cualquier caso, las actas del juicio recogen el único registro escrito de unas palabras pronunciadas por Shakespeare. En marzo de 1613 compró por 140 libras una portería en Blackfriars, la única propiedad que tendría en Londres y que parece el producto de un acuerdo financiero con otros miembros de la compañía antes que un espacio destinado a la vivienda. De hecho, se la alquiló luego a un vecino de Stratford llamado John Robinson, el mismo que, tres años más tarde, aparecería como testigo en su testamento. En 1613 Shakespeare colaboró con Richard Bourbage en una impresa, una suerte de distintivo alegórico de hechura heráldica que se pintaba en un escudo junto con un lema, para que Francis Manners, sexto conde de Rutland, la utilizara durante la ceremonia del décimo aniversario de la coronación de Jacobo I (24 de marzo). No quedan rastros ni del texto de Shakespeare ni de los dibujos de Bourbage, pero en cambio sabemos que recibieron como pago 44 chelines en oro. El 29 de junio de ese mismo año, la desgracia se hizo presente al declararse un incendio en el Globe durante una función de Todo es verdad (Enrique VIII). Sir Henry Wotton, que se encontraba allí, le refirió así el episodio a su sobrino: «No se consumieron más que madera y paja y unas pocas casacas abandonadas; el fuego se cebó tan solo en los calzones de un hombre, que lo habrían asado vivo si no lo hubiera asistido la afortunada ocurrencia de apagarlos con cerveza embotellada». Una balada difundida poco después describe el episodio e incluye el estribillo «Oh pena, triste pena | mas todo esto es verdad», parafraseando el título original de la obra. El teatro fue reconstruido y volvería a funcionar transcurridos un año y un día. No obstante, en el testamento de Shakespeare no se mencionan sus participaciones en el Globe, lo cual indica que las habría vendido. Es probable que el incendio lo descorazonara, sobre todo si había perdido algún manuscrito entre las llamas. El 9 de julio de 1624, poco después de la reapertura del Globe, un incendio de grandes proporciones asoló a Stratford-upon-Avon, destruyendo cincuenta y

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cuatro viviendas y otras dependencias, aunque Shakespeare y su familia no estuvieron entre los afectados. Existe desde hace mucho la extendida (y perezosa) presunción historiográfica de que Shakespeare se escabulle a Londres poco después de su matrimonio y permanece alejado de Stratford durante casi veinte años para acabar «retirándose» finalmente allí. Sin embargo, el concepto de «retiro» es anacrónico y da a entender que Shakespeare presagiaba su vejez y se disponía a dejar el mundo teatral. Nada de eso. En aquella época los cincuenta y dos no eran una edad en absoluto provecta, del mismo modo que, poco más o menos, tampoco lo son ahora. A la vez, su labor en colaboración con John Fletcher durante el lapso que en ocasiones se describe como «la etapa final de su carrera» es erróneamente interpretada como una señal de que el propio Shakespeare empieza a poner fin a su quehacer profesional como dramaturgo. Ambos trabajaron juntos en tres obras: Enrique VIII, la extraviada Cardenio (basada en El Quijote) y Dos nobles de la misma sangre. Esta última se cuenta entre lo más innovador de la producción del genio de Stratford. Las escenas atribuidas a él se caracterizan por la complejidad del lenguaje, la imaginería y la exoticidad del estilo. Puede decirse que Dos nobles de la misma sangre representa un nuevo derrotero en una carrera marcada por las innovaciones. Y aunque ninguna obra que produjera a partir de 1613 tiene visos de haber sobrevivido, a saber lo que Shakespeare habría llegado a escribir de vivir algunos años más.

ÚLTIMAS COSAS En el que finalmente sería su último año y medio de vida, Shakespeare se vio implicado en un asunto local que podría haber afectado sus propiedades en Old Stratford y las colinas de Welcombe y los ingresos que generaban. La iniciativa municipal de cercar una amplia zona de campo abierto estuvo a punto de prosperar, y de haberlo hecho, los terrenos en los que los lugareños cultivaban

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sus productos se habrían convertido en tierras de pastoreo. En previsión, Shakespeare y su primo Thomas Greene se encargaron de asegurar sus ingresos fuese cual fuese el resultado de la iniciativa. Shakespeare esbozó su testamento en enero de 1616 y realizó algunas enmiendas el día de la Anunciación, o Lady Day, que ese año caería el 25 de marzo. El testamento que se conserva es tan solo un borrador y contiene tres firmas apenas legibles, lo cual dio pie a la presunción de que Shakespeare estaba atravesando entonces algún problema de salud. En cualquier caso, y aunque no se sabe con precisión cuál fue la causa de su muerte, el tifus es una de las posibilidades mejor fundamentadas. Una anécdota registrada en 1662 por John Ward, vicario de Stratford, apunta a que Shakespeare pescó una fiebre de tanto beber en el curso de una «alegre reunión» con Ben Jonson y Michael Drayton (un poeta muy vinculado a Clifford Chambers, que distaba aproximadamente una milla de Stratford-upon-Avon). Lo enterraron en la iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford el 25 de abril de 1616. El vicario que presidió la ceremonia fue John Rogers, que había sido su vecino contiguo en 1611, cuando ocupaba la vieja casa sacerdotal próxima a la Guild Chapel. Una lápida sin nombre, pero que siempre se ha considerado como suya, marca el sitio junto al coro con un epitafio de dos pareados rimados. Una bendición y un juramento interpelan al paseante: Amigo, por Jesús no trates De hurgar el polvo que aquí yace. Bendito aquel que honre estas piedras, Maldito quien mis huesos mueva.

El escultor danés Gerhart Janssen plasmó el busto que corona el monumento en el muro junto al sepulcro; antes ya había realizado la efigie y la tumba del amigo de Shakespeare John Coombe, enterrado también junto al coro en julio de 1614. Puesto que el taller del padre de Janssen estaba en Southwark, cerca del Globe,

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es muy probable que ambos, padre e hijo, estuvieran muy familiarizados con los rasgos de Shakespeare. Las palabras latinas del monumento lo comparan con personajes clásicos y lo describen como «un Néstor en criterio, un Sócrates en ingenio y un Virgilio en arte». Luego se lee una inscripción en inglés: Detente, visitante, ¿qué te apremia?, Y lee a quién la injusta Muerte encierra En este altar: Shakespeare, con quien Natura Muere también. Su nombre honra la tumba Más que el valor, pues cuanto ha escrito es premio Del arte vivo y muestra de su ingenio.

Shakespeare, señala la inscripción, es un poeta de la naturaleza, un autor de obras de teatro («el arte vivo») y de textos impresos. Lo escrito, como un paje, está al servicio de su inteligencia. Las hechuras de la efigie son bruscas pero nos permiten conjeturar qué aspecto tenía: espigado, de mejillas redondas y ojos pequeños y hundidos, con una frente alta y cabellos castaños que empezaban a ralear. Viste la librea escarlata de los King’s Men, en referencia a la coronación de 1603. Aunque se ignora la fecha de su instalación, da la sensación de haber sido un homenaje de sus amigos, colegas y vecinos. La historiadora de Stratford Mairi Macdonald apunta que Thomas Wilson, un vicario de inclinaciones puritanas, se hizo cargo de la iglesia en 1619 y que el colorido memorial no debió ser muy de su agrado.10 Lo más probable es, por tanto, que el busto se instalara en 1619 y que en 1623, fecha en que se menciona en el preámbulo de la edición de las obras completas, siguiera en su sitio. El legado de Shakespeare demuestra que murió en una situación acomodada. Las sumas de dinero mencionadas en su testamento, que alcanzan unas trescientos sesenta libras, sobrepasan a las de muchos de sus colegas dramaturgos o actores, sin mencionar las tierras, propiedades y acciones que poseía. Susanna heredó la mayor parte, incluyendo New Place. El hecho

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de que Shakespeare legara a su esposa Anne «su segunda mejor cama con los enseres» ha suscitado conjeturas acerca de la relación entre ambos. Sin embargo, «la segunda mejor cama» podría haber sido el lecho matrimonial, toda vez que la mejor solía estar destinada a los huéspedes. Cada cual es libre de interpretar si la mención equivale a un recuerdo o un menosprecio románticos. En cambio, que Anne no fuera la albacea es menos habitual. La tarea recayó en su hija Susanna y su yerno John Hall. Judith heredó cien libras a modo de dote, los intereses derivados de otras ciento cincuenta mientras estuviera casada y una «gran fuente de oro y plata». La condición es consecuencia de un escándalo en el que se vio envuelta un par de meses antes de la muerte de su padre. En febrero de 1616, Judith se casó con Thomas Quiney, quien, al igual que el propio Shakespeare, había tenido un hijo extramatrimonial. Pero, en el caso de Quiney, la infortunada criatura había muerto durante el parto junto con la madre, Margaret Wheeler. Un día después de que Shakespeare firmara el testamento, Quiney compareció ante el juzgado y se declaró culpable de fornicación. Elizabeth Hall (1608-1670), la única nieta que conoció Shakespeare, heredó el resto de su «platería» (utensilios de oro y plata). William Walker, su joven ahijado, recibió veinte chelines en oro; Thomas Coombe (el hermano de John) se quedó con la espada de Shakespeare (gesto íntimo que da cuenta de una fuerte amistad) y sus colegas, los actores Richard Burbage, John Heminges (1566-1630) y Henry Condell (1576-1627), figuran entre otros tantos que recibieron dinero destinado a comprar anillos de duelo, cuyo uso era práctica habitual en la época. El erudito shakesperiano Stanley Wells señala que estas provisiones pudieron obrar asimismo como garantías de un acuerdo para la publicación póstuma de sus obras.11 Burbage murió en 1619, pero los otros dos trabajaron duro hasta publicar, en 1623, una edición casi completa de las obras de Shakespeare. Conocida como Primer Folio (por el tamaño del papel en que fue impresa), contiene treinta y seis obras (la mitad de las cuales aparecería allí por primera vez)

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VAYA, POBRE

shakey

FELIZ CUMPLEAÑOS

AMIGO, POR JESÚS, ABSTENTE DE HURGAR en EL POLVO SUBYACENTE. BENDITO AQUEL QUE HONRE ESTAS PIEDRAS, MALDITO QUIEN MIS HUESOS MUEVA.

SHAKESPEARe SE DESPIDE DE ESTE MUNDO CRUEL EN 1616 y es el mayor legado de la edición shakesperiana. El poeta Ben Jonson (1572-1637), colega, amigo y rival, compuso un célebre y elogioso homenaje al Folio; allí se refiere a Shakespeare como «¡espíritu de la era! | ¡Prodigio, aplauso y gozo de la escena!». Tiempo después, Jonson escribiría: «… amaba a ese hombre y honro su memoria al punto de la idolatría tanto como cualquiera. Era en efecto honrado, y su naturaleza abierta y libre; su imaginación excelente, sus valientes ideas y su expresión grácil fluían con tal facilidad que a veces era menester detenerlo» (publicado

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póstumamente en Madera, o descubrimientos sobre hombres y cosas,12 1640). Anne Shakespeare falleció en 1623 y fue enterrada junto al muro, al lado del monumento a su esposo. El yerno John Hall murió en 1635, y su viuda, Susanna, en 1649. Está enterrada junto a su padre y su esposo. Su epitafio destaca que era «muy inteligente para su sexo» y que «algo de Shakespeare había en ello». Judith, la otra hija, tuvo tres varones, pero todos murieron a temprana edad: Shakespeare (1616-1617), Richard (1618-1639) y Thomas (1620-1639). Y allí se acaban los descendientes directos de William Shakespeare. En 1661, el reverendo John Ward, párroco de Stratford, apuntó en una nota que debía visitar a Judith Quiney (que por entonces tenía setenta y cinco años) para hablarle de su padre. Judith falleció poco después. Contar con las notas de Ward acerca de lo que pudo haber conversado con la hija de Shakespeare habría cambiado por completo el saber que tenemos de su padre. No obstante, o bien Ward no dejó ningún registro escrito del encuentro o bien la conversación más decisiva de la historia de la literatura jamás llegó a concretarse. La primera referencia de una visita al sepulcro de Shakespeare data de 1634, cuando un tal teniente Hammond deja constancia, en el transcurso de una gira por veintiséis comarcas, de «un cuidado monumento de aquel célebre poeta inglés, don William Shakespeare, allí nacido». Dos siglos más tarde, el novelista Walter Scott se detendría en el mismo sitio y, contemplando la sepultura, diría que era «la tumba del poderoso mago». Pero, ¿cómo hacía aquel mago su magia?

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NOTAS Este enfoque revisionista tiene actualmente como principal adalid a David Fallow, de la universidad de Exeter. 2 Jones, Jeanne, Family Life in Shakespeare’s England: Stratford-upon-Avon 15701630 (The Shakespeare Birthplace Trust, Stroud, 1996), p. 90. 3 Greene, Robert, Greene’s Groat’s-Worth of Wit, Bought with a Million of Repentance. Describing the folly of youth, the falsehood of make-shift flatterers, the misery of the negligent, and mischiefs of deceiving courtesans. Written before his death and published at his dying request. 4 Gurr, Andrew, The Shakespeare Company 1594-1642 (Cambridge University Press, Cambridge, 2004), pp. 89 y 108. 5 Astington, John H., English Court Theatre: 1558-1642 (Cambridge University Press, Cambridge, 1999). 6 Gutt, op. cit., p. 115. 7 Scott, William, The Model of Poesie. 8 Astington, op. cit., pp. 234-50. 9 Wilkes, Thomas, A General View of the Stage. 10 Macdonald, Mairi, “Not a Memorial to Shakespeare, but a Place for Divine Worship: The Vicars of Stratford-upon-Avon and the Shakespeare Phenomenon, 16161964”. Warwickshire History, 11 (2001-2002), pp. 207-26 (p. 207). 11 Wells, Stanley, Shakespeare: For All Time (Pan Macmillan, Basingstoke, 2002), pp. 98-9 12 Jonson, Ben, Timber, or Discoveries Made Upon Men and Matter. 1

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