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Es la noción de sentirnos vivos, y sin lo negativo no podríamos hacerlo. Todo tiene una dualidad en sí mismo. La felicidad no tiene opuesto, es incluyente de todo lo anterior. Es tu naturaleza. Eres TÚ, antes de que llenaras tu mente con estereotipos absurdos e impuestos por otros; antes de que aprendieras a dudar de ti. Entonces, no “trates” de ser feliz. Abraza tu infelicidad, déjala vivir el tiempo que deba ser, ofrécele asilo y hazla un santuario. Sólo entonces experimentarás la verdadera felicidad, conocida como la energía del amor… EL AMOR A TI. Esto implica una nueva manera de ver todo lo que sucede en tu vida (¿recuerdas los tan necesarios cambios que te mencioné hace algunas páginas?), y tener una completa disposición a permitirte sentir lo que estás sintiendo y después dejar ir esos sentimientos, reconocer que nada es personal y que las cosas no te pasan A TI: las cosas simplemente suceden. Las decepciones y tragedias personales pueden hacernos entumecer y paralizarnos hasta detener o poner “en espera” nuestra vida, incluso por años. Pero aun en los momentos más oscuros podemos tener aprendizajes —de hecho, es cuando más los debemos tener pues ¡para eso están!— y debemos saber que si escogemos crecer y evolucionar, al término de la oscuridad la luz será más brillante y pura.
La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en la misma dirección. MAHATMA GANDHI