ACRES DE DIAMANTES
contó a Al Hafed una historia sobre cómo había sido creado el mundo. Le relató que había una vez una gran masa de niebla, y que el todopoderoso puso en movimiento esta masa y comenzó a hacerla girar, cada vez con mayor velocidad, hasta que la convirtió en una enorme bola de fuego. Enseguida, esta bola rodó por el universo, atrayendo al pasar a otras masas de niebla, hasta que poco a poco se fue enfriando, condensando la humedad, lo que ocasionó que pronto comenzara a caer un torrente de lluvia sobre la superficie caliente, cuya corteza se enfrió. Entonces el fuego interior, fundido, irrumpió, atravesando la corteza exterior, creando así las montañas, colinas, valles y planicies de nuestro hermoso planeta. Si esta masa fundida que salía a la superficie se enfriaba rápidamente se transformaba en granito; si se enfriaba con menor rapidez, se convertía en plata; y si se enfriaba aún más lentamente, se convertía en oro. Después del oro, lo que se producía eran diamantes. Luego, el viejo monje añadió: «un diamante es una gota de luz solar congelada», lo cual es científicamente cierto, ya que un diamante no es más que carbón, resultado de un depósito de luz solar. 17