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Boletín Informativo de Robledo de Chavela

El observatorio de Río Cofío reconocido por la Universidad de Harvard

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ENTREVISTA A ALBERTO GARCIA SANCHEZ, OBSERVATORIO RIO COFIO

Desde el 27 de agosto del 2021, un modesto observatorio astronómico, situado en Robledo de Chavela, ha pasado a formar parte de uno de los organismos internacionales más prestigiosos en materia de astronomía, el Minor Planet Center (Centro de Planetas Menores). Este organismo, dependiente de la Universidad de Harvard y del Smithsonian, es responsable, entre otras cosas, de elaborar una gran base de datos mundial con todas las mediciones astrofísicas de los cuerpos menores de nuestro Sistema Solar.

Explicado en cristiano: cada año caen de media a la Tierra unas 5.200 toneladas de polvo y pequeños cuerpos rocosos procedentes del espacio. Son los restos de lo que conocemos como meteoritos o asteroides, y que en verano hacen las delicias de las noches en forma de estrellas fugaces. Estas partículas de polvo interplanetario, de unas pocas décimas a centésimas de milímetro, son las que han conseguido atravesar la atmósfera y han llegado a la superficie de nuestro planeta. No suponen ningún peligro para la vida en la Tierra por su pequeño tamaño, pero hay miles de meteoritos y asteroides del tamaño de casas, montañas, o incluso pequeños planetas surcando nuestro espacio cercano que sí supondrían una verdadera amenaza (que se lo digan a los dinosaurios…).

Estos cuerpos celestes de mayor tamaño, y más o menos cercanos a nuestro planeta, son monitoreados continuamente. Se toman medidas de su tamaño, de cómo rotan, de su trayectoria, y de su forma, y desde el Minor Planet Center se les cataloga y hace un seguimiento. Como hay tantos y tantos, estas mediciones no serían posibles solamente con los observatorios astronómicos profesionales, por lo que se cuenta también con los observatorios de aficionados para realizarlas.

Con todas las mediciones se elabora una gran base de datos internacional, que regula el organismo que antes hemos mencionado, el Minor Planet Center. Pero no todas las mediciones sirven, sino solo aquellas que tienen una altísima calidad y un margen de error muy pequeño. Imaginar lo fino que hay que estar para medir con tu telescopio la tenue luz que refleja una roca en el espacio del tamaño de unos 25 km de diámetro, que se encuentra a unos 320 millones de km de distancia, y que encima está moviéndose a una velocidad no desdeñable de 19 Km por segundo, y todo esto con un error más pequeño de 30 metros... pillarlo bien es un triunfo.

Cuando has reportado a este organismo un montón de mediciones de esta calidad, te incluyen oficialmente en el listado de observatorios con los que se cuenta a nivel mundial para obtener datos científicos fiables sobre asteroides, obteniendo un código oficial de observatorio reconocido. Y esto es justo lo que le ha sucedido al observatorio Rio Cofio, situado en nuestra localidad de Robledo de Chavela, y que dirige Alberto García Sánchez.

Hablamos con él para que nos cuente qué le ha supuesto este reconocimiento, y otras curiosidades sobre el tema.

¿Cómo se llega de ser un modesto observatorio aficionado a formar parte de la lista de observatorios internacionales reconocidos por el Minor Planet Center?

Pues todo tiene un camino. Empecé con un simple telescopio reflector (con espejo, no con lente) que me regaló mi pareja hace 20 años, y la verdad es que al principio hasta me

desilusioné, no sabía ni cómo mirar por él, las estrellas me salían desenfocadas, y no sabía bien cómo utilizarlo.

En realidad, mi afición por la astronomía surgió antes, pasando los veranos en la casa de la sierra de mis padres en Becerril. A pesar de no estar tan distante de la ciudad, el cielo era muy oscuro. Había noches que simplemente se podía observar la bóveda celeste a simple vista, las estrellas fugaces en verano, y me parecía una maravilla digna de investigar más. Más adelante, cuando conseguí dominar el telescopio, y me iba picando más el gusanillo de la astronomía, me hice socio de la Agrupación Astronómica de Madrid, me apunté a muchos cursos, creía que era la mejor manera de aprender y avanzar, aunque siempre he sido muy autodidacta. Además, ahora hay grandes medios en Internet para sacar un gran partido al conocimiento compartido.

Durante algún tiempo dejé algo congelada la afición, y fue cuándo me trasladé a vivir aquí, a Robledo de Chavela hace 17 años, cuando di un impulso muy grande al iniciar el proyecto de construir mi propio observatorio. La verdad que me daba mucha pereza eso de salir por las noches a observar en las frías noches de invierno, así que esto supuso una gran ventaja para poder dedicarle más tiempo. Al principio de tener el observatorio, antes de dedicarme a temas científicos, me dediqué principalmente a la astrofotografía, actividad que aún continúo. Es una disciplina para mí muy gratificante porque permite contemplar objetos celestes que el ojo humano no puede observar por su propia naturaleza, y las imágenes que se obtienen son completamente espectaculares. Algunas de estas fotografías han sido publicadas por el centro de la NASA de Robledo de Chavela, el Madrid Deep Space Communications Complex, en sus redes sociales.

Al tener el observatorio he podido ir avanzando en distintos campos, y echándole muchas horas, he ido adquiriendo la experiencia necesaria para conseguir unos resultados con un nivel que para mí era impensable, y que me ha permitido ponerlos incluso a disposición de la comunidad astrofísica internacional.

¿Hace falta tener un equipo muy sofisticado y caro?

No necesariamente. Con equipos modestos se pueden conseguir resultados científicos muy dignos. Mi propio equipo actual no es de los más sofisticados, y conozco aficionados que obtienen muy buenos resultados con equipos modestos, con lo que diría que no es un obstáculo no disponer de equipos caros y punteros para acercarse a este mundo de la astronomía.

¿En qué zona de nuestro Sistema Solar están los asteroides que has medido hasta ahora?

Prácticamente la totalidad de los asteroides que mido están situados en el cinturón principal de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter (entre 300 y 500 millones de km de la Tierra). Ocasionalmente observo algún NEO, que son las siglas de Near Earth Object (Objeto Cercano a la Tierra), que son asteroides atrapados por la acción de la gravedad del Sol u otros planetas de nuestro Sistema Solar, que les hace aproximarse a nuestro planeta, y que son los objetos que pueden llegar a representar algún peligro para la vida en la Tierra si llegaran a colisionar.

También participo en campañas de confirmación de exoplanetas, es decir, confirmar que existen planetas orbitando en torno a estrellas fuera de nuestro Sistema Solar y colaboro con campañas de observación de estrellas variables.

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Nos has contado que observas asteroides, objetos NEO cercanos a la Tierra, y exoplanetas, ¿pero qué mides realmente de estos objetos? En el caso de los asteroides, hago dos tipos de mediciones: astrometría y fotometría. La astrometría consiste en medir con exactitud la

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posición del asteroide dentro de su trayectoria alrededor del Sol. Para estas medidas se requiere una precisión muy alta. Luego son enviadas al MPC, quien las valida e incluye en sus bases de datos, y sirven para catalogar y predecir la trayectoria de ese objeto. Esto es importante dado que los asteroides tienden a cambiar de trayectoria y hay que monitorearles frecuentemente por si constituyeran un peligro.

La fotometría consiste en medir la luz que refleja ese objeto y que nos llega a la Tierra, y todas las pequeñas variaciones de luz que se producen cuando el asteroide gira sobre sí mismo. Hablamos de variaciones ínfimas, del orden de centésimas de magnitud.

Para los objetos NEO se aplica la misma técnica que para los asteroides, pero la dificultad para medirlos es mayor porque son objetos que se mueven a grandísima velocidad.

En el caso de los exoplanetas empleo la técnica del tránsito, que permite detectar la disminución de la luz que nos llega de la estrella cuando su planeta pasa por delante de ella. Estas variaciones de la luz pueden llegar a ser incluso de milésimas de magnitud, y con ellas podemos determinar que efectivamente hay un planeta, y el tamaño del mismo.

Antes has mencionado que es importante contactar con organismos o asociaciones astronómicas que se dediquen a estos temas, ¿con cuáles estás colaborando ahora?

Ahora estoy colaborando con el MPC proporcionando datos de astrometría de asteroides, y desde el año pasado estoy teniendo una colaboración muy fructífera con el grupo GORA (Grupo de Observación de Rotación de Asteroides). En este grupo, integrado fundamentalmente por aficionados argentinos y algunos españoles, nos encargamos de obtener mediciones que permiten saber cómo gira el objeto sobre sí mismo, la forma y el tamaño, y lo que tarda en dar una vuelta sobre sí mismo (periodo de rotación). Con estas mediciones incluso se pueden llegar a hacer modelos 3D del objeto.

También participo con la Sociedad Checa de Astronomía, propietaria de la base de datos ETD, Exoplanet Transit Database (Base de datos del Tránsito de Exoplanetas), que registra las medidas de los tránsitos de los exoplanetas que hemos comentado antes, y que es muy empleada por los astrofísicos profesionales para elaborar sus artículos científicos.

Ocasionalmente colaboro también con la AAVSO (American Association Variable Star Observers), que es un organismo que se encarga del estudio y la observación de estrellas variables y que suelen lanzar campañas de observación en las que se requiere una gran colaboración de astrónomos aficionados.

¿Qué ha supuesto para ti este reconocimiento y el obtener tu código oficial para el observatorio Río Cofio?

Ha supuesto una gran satisfacción y la constatación de que el trabajo que realizo tiene la calidad suficiente como para poder contribuir al conocimiento de la comunidad científica. En el fondo es satisfacer el mayor objetivo que tenía cuando me inicié en esta afición, y que casi se ha convertido en una disciplina científica para mí, y esto es tremendamente gratificante.

Así que después de esta entrevista, uno se queda más tranquilo sabiendo que los cielos robledanos están bien vigilados.

¡Enhorabuena Alberto por este magnífico logro!

Carolina Daneyko Geóloga y una de las fundadoras del Ateneo Antoniorrobles

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