Fiestas Redován 2018
Un día para la historia DEDICACIÓN DE NUESTRA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL
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l pasado 13 de enero, nuestro Obispo diocesano, Monseñor Jesús Murgui Soriano, como punto y final a su Visita Pastoral a nuestra parroquia, presidió la ceremonia de dedicación de nuestro templo parroquia de San Miguel, totalmente reformado durante las obras de restauración del edificio. El nombre exacto que le dan los libros litúrgicos a este solemne rito es el de “dedicar” o consagras, es decir, destinar al culto de Dios una iglesia.
cuentren misericordia y solidaridad en sus necesidades. La dimensión de la caridad no puede estar ausente en ninguna casa de la Iglesia.
¿Qué sentido tiene la dedicación de un edificio material a Dios? El edificio material nace de una necesidad práctica. La comunidad cristiana, para poder reunirse en asamblea litúrgica, busca un lugar y allí edifica una casa; de hecho, será una casa de la Iglesia, una casa donde se reunirá la comunidad para alabar a Dios y celebrar los misterios de la fe, proclamar y enseñar la Palabra del Señor, celebrar los sacramentos, vivir los servicios a la comunidad cristiana y a todos los hombres y mujeres que se acercarán, en especial el servicio de la caridad hacia los más necesitados.
Todos los ritos de la solemne dedicación de una iglesia tienen por finalidad preparar el altar para disponerlo a ser ara y mesa del Señor, el lugar donde se celebra la Eucaristía que es el sacramento del sacrificio de Cristo y el alimento del pueblo de Dios. En este sentido, la misa de dedicación, llenas de gestos y símbolos manifiesta el significado profundo de la celebración, cuyas partes más importantes os acompañamos a continuación con estas preciosas imágenes.
La dedicación de nuestra Iglesia de San Miguel ha sido ciertamente un motivo de inmensa alegría y acción de gracias que seguramente impulsará aún más la labor pastoral y de atención social que ya se desarrolla en esta iglesia desde hace siglos.
Cuando se acaba la construcción de un nuevo templo o una gran obra de restauración como ha sido la de nuestra parroquia, aquella iglesia se dedica a Dios, al que se le hace la ofrenda de aquella obra construida por manos humanas pidiéndole que su presencia llene aquel recinto, que desde el momento de su dedicación, empieza a ser un lugar separado de lo profano para convertirse en terreno sagrado donde Dios puede encontrarse con los hombres y, a la vez, es también imagen del templo espiritual hecho de piedras vivas, obra de Dios, donde habita el Espíritu Santo. De este modo, una vez que se ha dedicado a Dios el edificio, ya no podrá ser usado para cualquier otra actividad, sino que, en principio, solo ha de servir para aquello que lo define: su santidad y el testimonio que da, con su visibilidad, de la presencia de Dios y de los cristianos en medio del mundo. El Ritual de la Dedicación expresa con claridad el destino de este espacio: “Es el edificio en el que se congrega la comunidad cristiana para escuchar la Palabra de Dios, orar en comunidad, recibir los sacramentos y celebrar la Eucaristía”. Un lugar donde los pobres en-
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Ritos iniciales. Congregado el pueblo a las puertas de la Iglesia que permanece cerrada, el obispo y los sacerdotes se acercan revestidos con sus ornamentos litúrgicos. Entonces algunos fieles de la parroquia hicieron entrega del edificio al obispo, presentándole las llaves, el plano del edificio y el libro que describe la marcha de la obra con los nombres de quienes la dirigieron y de los obreros. Después, el obispo pide al párroco que gobierna pastoralmente la iglesia, que abra las puertas del templo. Entonces, el obispo recibe el báculo e invita al pueblo a entrar en la iglesia. Llegados al altar, el obispo bendice el agua y rocía con ella al pueblo y el nuevo altar.