16 *
~ De todo un poco ~
Por Paqui González
� Tс�o de la ��tad Guardaba celosamente en una gran caja de cartón, montones de cartas a las que solía ponerles la letra R de recibida y la C de contestada, ambas con su fecha. Ella comenzó una colección de sellos y postales, ya que su inquietud era conocer otros lugares y viajar, en aquellos años era casi imposible. Por ello fue recopilando direcciones a través de prensa y revista y se hizo con muchos amigos con sus mismas aficiones, no solo de España sino de Francia y Portugal. Entre esas cartas recibió la de una chica del Pirineo catalán, de un pueblecito llamado Berga, con la que entabló una bonita amistad, siendo ambas niñas confidentes una de la otra. A sus quince años tenían muchas cosas que contarse, sus conquistas, sus penas y alegrías, sus amores… Fue pasando el tiempo y muchos amigos fueron dejando las colecciones de sellos y postales, unos por trabajo y otros porque las cosas se van dejando y la vida tiene otras prioridades. Pero aquella amiga seguía a su lado en la distancia… Ambas conocieron al hombre con quien se casaron y no cambió su amistad, sino que se afianzaron aún más, pues ya tenían muchas razones para contarse, y a las dos les encantaba escribir. Las postales y sellos pasaron a segundo plano, escribiéndose largas cartas adjuntando fotos de los momentos que cada una vivía con su familia.. Asi fueron pasando los años sin olvidarse una de la otra. Aunque las cartas se espaciaban cada vez más, nunca faltó la bonita felicitación de Navidad, ni la foto de las vacaciones en la playa con los nietos.
La tecnología se asomó tímidamente a sus vidas y aunque a una le costó más que a la otra siguieron sus caminos paralelos dándoles al teclado para comunicarse, aunque no faltaban las cartas que seguían enviándose. Hoy gracias al whatsapp se hablan y se ven cada noche antes de irse a la cama. Esta es la historia de dos mujeres que hoy tienen más de 70 años, que mantienen una amistad por correo desde hace muchos años, aunque sólo se han visto una sola vez cuando la chica del Pirineo vino a conocer a la andaluza, fundiéndose en un largo abrazo. Sus lazos de amistad se han hecho más fuertes cada día a lo largo de los años. Y así será para siempre. Paqui González