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JAMÓN, VINO
Y Casetas
El ambiente de la fiesta, la alegría y el buen tono, se viven de pleno en las casetas. Son el lugar ideal para tomar un buen vino de la tierra y degustar una gastronomía tradicional, que durante estos días apetece más que nunca. Este año, además, la presencia de Jabugo aúna dos productos excepcionales: el vino de Jerez y el jamón.
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El Reglamento de la Denominación de Origen “Jerez-Xérès-Sherry” fue el primero en publicarse en España, en enero de 1935, de acuerdo con la primera ley del vino de nuestro país, el Estatuto del Vino de 1933. Por tanto, estamos hablando de la Denominación de Origen más antigua de España.
La Denominación de Origen Jabugo está delimitada por los 31 pueblos de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, entre los que destaca Jabugo y cuyas dehesas pertenecen a Sierra Morena y están declaradas como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Ya Lope de Vega en sus versos dejó constancia de la elaboración de jamones en la “Sierra famosa de Aracena” que en 1577 contaba con “diez y siete aldeas” que todas reputaban por vecinos de esta localidad.
A nivel estructural, la caseta está construida en metal y cubierta con una lona a rayas, decorada con los típicos farolillos anda- luces. Jerez de la Frontera se ha desvivido desde sus primeras ferias, por la esmerada decoración, profusa en detalles y de ambiente delicado, donde se pretende crear una atmósfera acogedora, persiguiendo incluso la osadía de sentirse mejor en la caseta que en tu propia casa.
Las casetas jerezanas visten además portadas alegóricas a monumentos o lugares característicos de la ciudad. También es frecuente encontrarse con aquellas que adoptan la estética tradicional andaluza. Por ejemplo, las hay que recrean el típico cortijo de la campiña, con aperos de labranza y escenas de campo, y otras que representan a los típicos patios andaluces, con ventanales, diversa decoración floral a base de geranios, claveles o gitanillas, e incluso se simulan pisos o pozos antiguos.

Si hay una tradición arraigada entre los mayores es la Feria del Caballo. Precisamente la fiesta hunde sus raíces en la tradición, en el paso del tiempo que de manera irremisible va horadando los surcos de la historia, pero que hace prevalecer lo que es auténtico y original.
Esto es lo que sucede con la Feria del Caballo, una fiesta perenne que ha sobrevivido al paso de los años y las estaciones. Por eso es un lugar único para los mayores de Jerez. Ellos son la fuente de la experiencia, por esta razón, el ambiente de feria se vuelca con su presencia, para que puedan disfrutar de un evento que tiene sus orígenes en tiempos remotos. El recinto cuenta con una caseta especial, con precios muy asequibles, destinada al público de edad más avanzada.
La Caseta de los Mayores, de titularidad municipal, está dotada de las condiciones necesarias para que puedan disfrutar en la Feria: terraza exterior con toldo, aseos, aseos adaptados, sillas y mesas.
DIVERSIÓN a tope
Si hay alguien que disfrute “como un chiquillo” de la Feria son los propios chiquillos. Los más peques pueden subirse a los cacharritos de la calle del Infierno sin poner límites a la diversión.
Personajes como Rapunzell, Dora, Bob Esponja, los Pitufos o las creaciones de la factoría Disney, colorean los escenarios de este mundo de sueños, donde la aventura y la velocidad cobran un significado diferente. Desde las atracciones más clásicas, a las más modernas, los cacharritos siempre han formado parte de la fiesta y se han convertido en un elemento ineludible en la estructura y organización del recinto ferial.
A la amplia oferta de atracciones de la Calle del Infierno, hay que añadir los puestos de alimentación de hamburguesas, turrones, patatas o helados. No desmerecen por su gran aceptación las tómbolas, juegos de tiro y baloncesto, y todas las modalidades de juegos de destreza.