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Cultos dionisiacos, vinalias y vendimia .......................................................................pág

CULTOS DIONISÍACOS, VINALIAS Y VENDIMIA.

«Los pueblos del Mediterráneo empezaron a emerger del barbarismo cuando aprendieron a cultivar olivos y vides». -Tucídides-

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Con el fin de la canícula y la llegada de las fiestas de la Vendimia, creo de necesidad máxima, saber cuál es el origen de tan importante festividad en nuestro pueblo, Cheste. Antes de comenzar nuestra odisea sobre vino, poniéndonos en un punto de vista más etimológico, tenemos que decir que la palabra vendimia —como todos sabemos— proviene de vino. Pues bien, a su vez, vino procede del término griego οἶνος que derivó al vocablo latino vinum.

Retrocediendo unos 2.000 años en la historia, llegamos a la base de nuestra cultura: la cultura griega. El vino había llegado a Grecia como una bebida que solo las clases pudientes, es decir, los patricios, podían gozar de su disfrute, además, creían que era un afrodisíaco natural y, por ello, era aun más importante. Fue tan trascendental que los helenos le atribuyeron un origen divino: Dioniso, dios griego del vino, del teatro y de la lujuría, había creado una planta [vid] haciendo brotar del suelo vino, miel y leche con el fin de liberar a los ciudadanos griegos de futuras preocupaciones. Rápidamente, el vino alcanzó la máxima grandeza y por ello, en toda la Hélade, desde Lacedemonia a Ilión, se podían admirar grandes plantaciones llenas de vides.

Para dar las gracias a Dioniso, se crearon unas fiestas en su honor: los ritos mistéricos y la danza de las ménades. Las encargadas de llevar a cabo estas festividades fueron las bacantes, mujeres que se hacían pasar por ménades [ninfas que se encargaron de la crianza de Dioniso y que, a posteriori, fueron sus sirvientas], que realizaban un rito que contenía muchos elementos arcaicos y salvajes, como despedazar animales vivos y comérselos. Eurípides, autor de diversas tragedias griegas, asegura que se pasaban noches bailando desnudas excitadas por el licor del vino. Se tiene que destacar que estas fiestas tenían como fin

Dioniso de Caravaggio Danza de las ménades

Mosaico de una vinalia rustica Bacanal a Bacchus de Sir Lawrence Alma-Tadema

promover la fertilidad azotando a los hombres que se encontraban por el bosque.

Siglos después, con la creación de la ciudad de las siete colinas [Roma] el vino no tardó en extenderse. En la ciudad eterna también se cultivó la adoración al dios Dioniso, aunque con un nombre diferente, Baco. Como Grecia, Roma creó varias festividades en honor a Baco:

El 23 de abril [Ante diem IX kalendas maias] se celebraba la Vinalia urbana, festividad en la que se bendicía y se degustaba el vino que había sido elaborado el año anterior. Además, los sacerdotes pedían, no solo a Baco sino a todos los dioses, el buen tiempo para la cosecha anual.

Llegado el verano, en concreto el día 19 de agosto [Ante diem XIV kalendas septembres] se celebraba la Vinalia rustica, en la que se dedicaban los jardines, huertos, plantaciones... a Baco y Venus [diosa del amor y del vino profano].

Por otro lado, en Roma, también aparecieron unas fiestas llamadas Bacchanalia [Bacanales]. En ellas, se bebía sin medida en la arboleda de Simila siendo esta festividad alto secreto. Como la danza de las ménades, las bacanales consistían en bailes arcaicos de solo mujeres. Sin embargo al ser unas fiestas donde reinaba el crimen, el senado romano tuvo que prohibirlas en el año 118 a.C.

Debemos la fiesta de la vendimia a ambas culturas, mas sin la conquista romana de nuestra península, no hubiera sido posible su llegada a nuestros días. El desembarco de Cneo Cornelio Escipión en el año 218 a.C para derrotar a las tropas cartaginesas de Hanníbal, corresponde el primer hecho a favor de la expansión del vino; tras la derrota cartaginesa, Hispania fue ocupada por colonias romanas [Emerita Augusta, Sanguntum, Italica, Toletum...] y comenzó a cultivarse la vid. El vino hispano, llamado mulsum, creó tanta fama que, día tras día, salían barcos, desde el puerto de Sagunto, llenos de este líquido para comercializarlo en Roma.

Como pequeña conclusión, es necesario apuntar que debemos todas las fiestas tanto a la cultura griega, cuna de nuestra cultura, como a la cultura latina, ya que gracias a ellas, hoy, estamos tan civilizados y tenemos tantos avances no solo enología, sino también en medicina, derecho o política.

Óscar Bayo Gisbert

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