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Colaboraciones literarias particulares

Arena DE CAL Y

ESTEBAN GONZALO ROGEL

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La noticia de cal, la positiva, que esperamos la cumpla el Ministerio de Transportes, es el proyecto en fase de licitación para la adjudicación de las obras del canal de acceso en València. La prolongación de los túneles sin utilizar permitirá que nuevamente los trenes de la línea València-Cuenca-Madrid comiencen y finalicen sus recorridos directamente en la céntrica estación de la calle Xàtiva. Volverán a ser atractivos los servicios de cercanías para numerosos habitantes con estación en la línea, pero más lo podrían ser con mejoras en cuanto a frecuencias, trenes modernos y adecuados a la demanda en sustitución de los obsoletos cuarentones diésel actuales, y tener en cuenta comercialmente que en los polígonos industriales hay clientes potenciales, cuando cumpla Renfe lo que le pidieron el pasado 12 de febrero a su representante en València, Juan Carlos Fulgencio, los alcaldes: José Morell de Cheste, Robert Raya de Riba-roja y Sergio Alfaro de Loriguilla, que es el presidente de la Asociación de Municipios del Eje de la A-3.

En cuanto a la de arena, el gran peligro que se cierne sobre la línea férrea entre Utiel y Cuenca, ya que el Ministerio de Transportes quiere suprimir el tramo alegando que no hay motivos suficientes para su mantenimiento en explotación, al haber sólo pequeños municipios, y de ellos, Camporrobles y Carboneras de Guadazaón los únicos con los núcleos urbanos cercanos a su estación. Es verdad: Arguisuelas, Cardenete, Mira, Villora y Yémeda, tienen lejanas sus estaciones, pero acudían viajeros llevados en vehículos privados para viajar en los lentos trenes con velocidad máxima de 60 kilómetros por hora por el mal estado de la superestructura, principalmente raíles y traviesas. Deberían agradecer que haya estoicos clientes para la deficiente oferta ofrecida.

Desde que terminaron en 1980 la electrificaron de la línea a Madrid por Albacete y pusieron en servicio los trenes Intercity, se fueron despreocupando paulatinamente de la sección entre Utiel y Cuenca, y sólo muchos años después mejoraron la vía entre Buñol y Utiel. Durante los años noventa los trenes Ter y el Valencia Expreso, que establecía la comunicación Madrid-Barcelona por Cuenca y Valencia, fueron coletazos de la línea clasificada entonces como complementaria, pero el golpe de gracia se lo dio en diciembre del 2010 la alta velocidad con el poco tiempo de viaje a pesar de estar la estación conquense muy alejada del centro urbano y precisar transporte público o privado hasta su estacionamiento de disuasión. Una hora y cincuenta minutos en lugar de seis horas y 18 minutos, de las que cuatro eran de lento traqueteo a partir de Utiel sobre carriles viejos y mal mantenidos.

Después de estar cerrado al tráfico el tramo entre Utiel y Cuenca desde el pasado 8 de enero por los daños causados por la borrasca Filomena, Adif en lugar de realizar las reparaciones necesarias quiere cerrar definitivamente la citada sección. Ello, con el peligro del posible desmontaje de carriles y otras instalaciones, lo que no hacen en Francia y otros países en las líneas que cierran a la explotación, ya que las mantienen por si tuvieran que reabrirlas.

La última de las numerosas protestas fue la del pasado 7 de agosto en Cuenca capital en una gran manifestación convocada por Pueblos con Tren, que aglutina a treinta ayuntamientos y once plataformas, que finalizó con un manifiesto para defender un tren con mejores vías y servicios, menores tiempos de viaje y uso para viajeros, mercancías y turismo. Entidad que, al unísono, también defiende la continuidad Cuenca-Aranjuez, cuyo cierre dejaría sin servicios ferroviarios a Tarancón, Huete y otros municipios. Participaron entidades, amigos del ferrocarril y ayuntamientos

iIncluso en Valencia no hay tranvías históricos en circulación como sí tienen en muchas ciudades de otros países, entre ellas Lisboa y Oporto en nuestro vecino Portugal”

de poblaciones enlazadas por la línea férrea, y comunicaron su adhesión municipal los alcaldes de Madrid y València.

En el Ministerio de Transportes o Fomento, según legislaturas, tienden a mirar con lupa déficits de líneas donde los servicios son malos por ausencia de las necesarias inversiones en superestructura, frecuencias inadecuadas y trenes impropios para el potencial de viajeros, mientras durante más de dos decenios han estado gastando más de cincuenta mil millones de euros en líneas para alta velocidad, unas con poca rentabilidad y otras, en fase de construcción, cuya explotación será ruinosa por su baja demografía. Pero son la niña bonita, la que luce en las inauguraciones, la de enormes inversiones que beneficia a sus constructores, mientras “migajas” para las cercanías y media distancia en cuyos trenes viajan el 90% de los usuarios.

En artículos publicados en diarios y revistas he incidido desde el año 2011 que el tramo València-Cuenca tiene atractivos suficientes para que una empresa privada, si a la ferroviaria estatal no le interesa, realice servicios turísticos, incluso explotarla comerciablemente, como quiso un conocido naviero valenciano. Se lo denegaron siguiendo la tónica de ni comer ni dejar que lo hagan otros. Posiblemente ahora podría cumplir su objetivo, ya que en el año 2005 tuvieron que permitir competencia de otras operadoras para el transporte de mercancías, y desde el pasado mes de mayo comenzó la competencia en viajeros en la línea de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Barcelona.

En la franja norte de España seguramente estaría en funcionamiento el turístico, ya que hay trenes para recorridos con menos atractivos que entre València y Cuenca y los ponen en servicio año tras año. Pero tropezamos con un inconveniente, no tenemos cultura de este tipo de actividades en la mayor parte de la franja central y sur del territorio nacional, siendo una excepción a destacar, en Río Tinto, influenciados por la larga estancia de británicos explotando las minas de cobre, y el de lujo Al Andalus.

Difícil en la Comunidad Valenciana, teniendo en cuenta el desinterés en reponer en funcionamiento o permitir que lo haga una entidad privada el que fue famoso Limón Express, con trayecto Benidorm-Gata de Gorgos uniendo disfrute paisajístico con diversión, que el pasado uno de junio cumplió el cincuentenario de su inauguración. Efeméride que pasó sin pena ni gloria, mientras que locomotoras y coches de viajeros están deteriorándose desde el año 2005.

Incluso en Valencia no hay tranvías históricos en circulación como sí tienen en muchas ciudades de otros países, entre ellas Lisboa y Oporto en nuestro vecino Portugal. En España solamente en servicio el de Sóller, y el del Tibidabo en Barcelona parado desde el 2018 para rehabilitar vehículos e instalaciones.

Los Trenes del Vino y el Gastronómico promovidos por la Diputación Provincial de València en 1997 con mucho boato no fructificaron.

Xirivella, Camporrobles y los diez municipios entre ambos pueblos están hartos de promesas incumplidas, retrasos en la ejecución de mejoras y ninguneos ministeriales a sus justas reivindicaciones desde muchos años atrás.

Además, Camporrobles, que debería formar parte de la C-3 de cercanías, se podría quedar sin comunicación ferroviaria si Adif cierra a la explotación el tramo Utiel-Cuenca.

Espero que venza la cordura y no la venta de chatarra.

de las ideas EL MUNDO

MANUEL GARCÍA VERDUCH

El mundo de las ideas es más potente y fértil que el mundo del dinero e incluso el de la guerra.

La situación actual de la pandemia que afecta a la población munrual, nos hace pensar a los que hemos vivido situaciones difíciles de salud, pobreza, hambre, con un nivel de vida de subsistencia con mucho trabajo y esfuerzo e incluso tener que abandonar nuestras casas y medio de vida por confrontaciones políticas e incluso padecer las consecuencias de una guerra fratricida en nuestra infancia.

Fruto de este pensamiento brotan las ideas.

¿HABRÁ LlEGADO LA HORA DE PENSAR PARA QUE BROTEN IDEAS?

Mientras en economías desarrolladas se gastan ingentes cantidades de dinero, en cosas que podrían ser perfectamente prescindibles, en muchos lugares carecen incluso de agua potable. Y se darían por satisfechos en poder comer una vez al día.

En los países desarrollados como España, algunas leyes parece que están hechas para que los poderosos puedan vivir en la opulencia, mientras las personas normales tienen limitaciones legales para sobrevivir. Ejemplo: Si un ciudadano español o no, tiene un campo de 12 hanegadas ( o lo que sea) (Unos diez mil metros cuadrados) Puede construirse una casa. Sin embargo un ciudadano que solo dispone de un campo relativamente pequeño , solo se le autoriza una con construcción, aunque sea para su vivienda, inferior a lo autorizado al anterior supuesto para albergar el perro o el caballo. Teniendo en cuenta que el derecho a la vivienda, es un derecho constitucional Artº 47 (Vivienda digna y adecuada). Que además en muchos casos los rendimientos de ese huerto ayudan a vivir económicamente a la familia (Artº 39) ayudando a complementar el pleno empleo.(Artº 40) El (Artº 43, favorece la salud. El Artº 45 Garantiza disfrutar de un medio ambiente adecuado. Hablemos ahora de lo que pueden aportar los pequeños huertos o huertas: La convivencia intergeneracional (especialmente abuelos-nietos) desarrollando el amor a la naturaleza, en las nuevas generaciones.

Los numerosos huertos habitados y cultivados evitarían que se produjeran INCENDIOS en los grandes bosques que se han formado en lo que antaño (no lejano) eran campos de cultivos agrícolas.

Con varias hanegadas (de 3 a 6) de huerta puede tener un me dio de subsistencia para una familia. Con una hanegada y media de huerta, complementada con lo que ha dicho que Gobierno de ingreso mínimo podría vivir una familia. Dando por supuesto que allí tiene construida su vivienda.

Lo que se ha dicho de un ingreso mínimo sería posible en este caso. Pero en una capital o una gran población, si tiene que pagar: alquiler, luz, agua, basura, estos los gastos corrientes, no tendrían ni para empezar.

Felices Fiestas de San Lucas y que El como Médico, Artista y Santo, interceda por todos nosotros.

VENDIMIA 2.O2O “PANDEMIA” CONFINAMIENTO…

Vendimia 2.021 Fiesta con algunas restricciones

NÉSTOR HERNÁN

En un lugar de Levante… de cuyo nombre si quiero acordarme, cerca de la capital y junto un a circuito de velocidad está mi querido pueblo “Cheste”.

Marzo del 2.020 primer confinamiento fallas, fiestas,… todo suspendido empezamos a conocer el famoso virus chino, de momento nos suena a chino “COVID 19”. En 2.021 ya no suena tan bien, vacunas, PCRS, ingresos hospitalarios y un miedo terrible a la maldita pandemia. Espero que podamos celebrar nuestra fiesta de la vendimia lo mejor posible como nos merecemos todos.

Eran las primeras horas de la mañana en nuestro pueblo rodeado de naranjos, tierra que había sido bendecida con el don del vino y el moscatel, abrazado por los viñedos dispuestos en largas hileras que se perdían de vista, el pueblo acababa de despertar y se sacudía la fina lluvia que había caído silenciosamente durante la noche.

Tenía casas blancas con postigos en el lugar viejo de la morería y nuevas en el resto, una iglesia con una alta torre con su viejo reloj que marcaba lentamente el trascurrir del tiempo, varias escuelas (templos del saber) y una plaza con su ayuntamiento señorial, cuyos pórticos de piedra natural cambiaban de color con el paso de cada hora del reloj de su fachada esfumándose el paso del tiempo de cada estación.

Ya había llegado la primavera y por mi ventana se escuchaban notas de música de mis vecinos confinados por la cuarentena. Se respiraba el fresco y reconfortante aire de aquella mañana mezclándose con el olor del pan tierno que llegaba del Horno del Laurel, junto mi casa, cada vez que se abría la puerta de la tahona para el abastecimiento de nuestros vecinos.

Por encima de los tejados del pueblo el humo dibujaba azules arabescos, mientras que las desgastadas calles salpicadas por la fina lluvia se calentaban lentamente con el brillante sol primaveral. Era un día como cualquier otro, las calles vacías, las fallas suspendidas y la Semana Santa confinada en su Iglesia.

Cada día desde mi ventana el silencio me abrumaba y escuchaba como los pájaros podían sentir su inocencia y la pureza de su corazón en la dulce melodía de sus trinos matutinos en el huerto de mi corral. Al alba, a la hora en que su canto celebra la luz del nuevo día, invitaban al hombre a escuchar y ver con el corazón la sabiduría de la naturaleza.

Los cielos estaban tan azules como el mar y a lo lejos entre verdes naranjos y viñedos se divisaba el cementerio, camino sin retorno donde llevan los que nos dejaron para siempre en su eterno descanso. El sonido de las campanas de nuestra iglesia cercana, con su triste teñir, llora a los muertos que seguirán siendo parte de la historia de nuestro pueblo…

En los jardines los capullos de los rosales del huerto se abrían como una promesa de vida, la luz de la mañana reflejará el blanco manto de la flor de azahar, en la alegría primaveral de las flores salvajes de los caminos con el aroma fresco y puro, como el nacimiento de un niño con el amor de una madre amamantando la inocencia y limpia claridad de la niñez.

Con el manto primaveral los naranjos absorbían la humedad desde la profundidad del suelo. Los viñedos trabajados por hombres y mujeres, administradores de la herencia de sus tierras, compartían los latidos de sus corazones esperando una nueva cosecha de uva vendimiada con el oro de su mosto convertido en vino.

Pandemia, confinados en nuestras casas, cuarentenas, el mundo loco por un virus que todavía no se sabía de dónde venía.

En las ventanas y balcones, todas las tardes a las ocho, se rendía culto a todos sus héroes anónimos, médicos y enfermeros que dieron sus vidas. Los vecinos se saludaban con cierto aire de duda sobre este mal sueño de la pandemia maldita.

VENDIMIA… VINO… VIDA…

La vendimia es el momento clave en el proceso de elaboración del vino. Conocer el terreno donde se cultiva el viñedo son algunos de los factores que ayudan a determinar cual es el momento justo para iniciar la vendimia.

La uva moscatel da riqueza a nuestro pueblo, conocida por los romanos. Fue tolerada durante la dominación musulmana y consumida tanto en fresco como pasificada para hacer arropes.

Nuestro mejor producto el Reymos, vino que trasmite aromas varietales y su sensación a frutales y florales; ya sean dulces, secos o espumosos.

En Cheste Reymos es líder en superficie de viñedos de moscatel, con una producción anual de 20 millones de kilos de uva. Sin olvidarnos de la clásica “Mistela Sol de Reymos”, el “Vino Reymos dulce”, un espumoso natural de método Charmat de una única fermentación parcial, para conseguir 7,5 grados y el “Reymos selección Brut”, de método Charmat de doble fermentación natural, es floral con fragancias del azahar y recuerda cítricos de limones y mandarinas.

Enólogo es una de las profesiones con más salida. El vino es uno de los sectores donde más cantidad de mano de obra cualificada se demanda, desde nuestro socio agricultor hasta la comercialización del vino necesita personas formadas y preparadas para seguir progresando en el mercando cada vez más competitivo.

Diez años de mi vida los pase como Bodeguero en nuestra cooperativa, nadie podía pensar en la evolución que tomarían nuestros vinos. En mis tiempos, durante los años 80, la inversión de nuestros vinos era mínima: Conde de Cheste, Cambrillas, Sechara, Sarretilla, Cheste a granel y Mistela; sin embargo, para los socios era el vermut y el vino de misa dulce amontillado oloroso todo a granel. Los métodos de elaborar eran muy artesanales y rudimentarios, no teníamos frio y los depósitos de hormigón eran el método de paralizar la fermentación con sulfuroso y trasegando el mosto.

Los paladares del consumidor no eran tan exigentes como las de hoy en día. “En boca del discreto, lo público es secreto”.

Mis mejores recuerdos de aquellos años, lo joven que era y la cantidad de compañeros en el trabajo junto a sus socios agricultores, muchos por desgracia ya desaparecidos. Los tiempos evolucionan y nuestra cooperativa continúa triunfando con sus nuevos vinos y métodos de última generación. Todo evoluciona, nosotros envejecemos y solo nos quedan los recuerdos y vivencias por el vino.

Mi sed es grande para entender la maldad del hombre, pero se saciaría con poco si pudiera entender la realidad de esta pandemia. Unas gotas de luz tras la vacunación, una parcela de sabiduría para nuestros médicos y científicos, así como un instante de paz para toda la humanidad.

Jóvenes Vendimieros espero que disfrutéis de vuestra fiesta como yo disfrute en mi juventud…

Feliz Fiesta de la Vendimia. RESPETAR LAS NORMAS SANITARIAS POR EL BIEN DE TODOS…

Vendimia del 2.021… se despide tu amigo que lo es NÉSTOR HERNÁN.

CONOCIENDO A NUESTRO PATRÓN: San Lucas Evangelista

Mª DEL MAR SÁNCHEZ VERDUCH

Cuando los primeros cristianos se establecieron en Cheste hacia el año 1320 conformaban un grupo minoritario frente a la población musulmana ya asentada con mucha anterioridad en esas tierras; tan solo ocho familias formaban el conjunto cristiano que, no obstante, recibieron inmediatamente su Carta Puebla con todos los derechos y obligaciones de cara al señor feudal Ximén Pérez de Arenós. Sin embargo, no hay documentación que acredite la existencia de un templo. Lo cual siendo cierto no desdice que aquellos cristianos tuviesen algún lugar donde celebrar sus cultos religiosos, que bien podría haber sido simplemente alguna capilla o dependencia de la residencia señorial. Si los musulmanes tenían su mezquita donde se congregaban para la oración, es lógico suponer que también lo hacían los cristianos, más aún si tenemos en cuenta lo expuesto en la Carta Puebla de 1320 respecto al interés por cristianizar el lugar: “…per habitar e poblar en lo loch nostre de Xestalcamp, e nós, cobejants la utilitat e profit del dit loch volem aquell, a honor reverència de nostre Senyor Jhesuchrist e de la benaventurada Santa Maria, mare de aquell, de gent cristiana multiplicar e exalçar, per tal que´l nom de Déu aquí sia loat e glorificat…”; pese a ello no podemos saber si en esos primeros tiempos ya se pusieron espiritualmente bajo la protección de San Lucas Evangelista.

Ya en el siglo XV el nuevo señor de Cheste, Berenguer Mercader, obtuvo de las autoridades eclesiásticas el permiso para construir el primitivo templo y de esta manera poder atender a la comunidad cristiana desde el mismo señorío sin necesidad de compartir párroco como hacía hasta entonces con Ribarroja. Con la construcción de ese primer edificio religioso el nombre del evangelista se asentó en estas tierras hasta hoy. Con bastante probabilidad debió ser el propio Mercader quien decidiese a quién se le dedicaba el templo que debió costear personalmente, como hizo más adelante cuando levantó la ermita primitiva corriendo con los gastos de la construcción y poniéndola ésta bajo la advocación de San Vicente Ferrer, santo muy querido en la vecina Valencia de donde procedía la familia de los Mercader. La elección de San Lucas debió ajustarse a la perfección al calendario agrícola de los habitantes del lugar, que una vez terminada la vendimia podían celebrar la fiesta dedicada a su patrón, y a la religiosidad popular teniendo en cuenta que ha pervivido hasta nuestros días el patronazgo de San Lucas Evangelista para el pueblo. La iglesia del siglo XV continuó realizando su labor después de construir la iglesia actual en el siglo XVIII; la imagen antigua se quedó en su lugar y pasó a ser conocida como la de San Luquiquias el Viejo gozando de gran veneración por parte del pueblo; era una escultura realizada en madera y de cuyo mantenimiento se hacían cargo los vecinos del Lugarico Viejo que contribuían con lo que buenamente podían para que no faltase el aceite necesario con el que se untaba la estatua, a fin de que se conservase en buen estado, y se alimentaban las candelas. No poseemos ninguna imagen o descripción de cómo estaba representado, pero podemos aventurarnos a dar por buena la iconografía que se escogió para la primera escultura de San Lucas Evangelista que debía ocupar el altar mayor del templo recién construido y que permaneció allí hasta la guerra civil cuando fue destruida al igual que la de San Luquiquias el Viejo. La representación actual del santo se esculpió en 1939, en Santiago de Compostela, por la cantidad de 5.000 y se sufragó con las cuotas de los empleados, concejales y alcalde del ayuntamiento a las que se sumaron lo recogido con las aportaciones públicas y con las funciones de teatro que se realizaron a tal fin; más tarde en 1968 se realizó el pedestal de madera sobre el que descansa la figura por la cantidad de 11.500 pesetas de las cuales 5.000 pesetas fueron entregadas por el ayuntamiento y las restantes se consiguieron mediante limosnas dadas por el pueblo. Al patrón de Cheste continuaron acompañándole los símbolos iconográficos que lo hacían con anterioridad. Se le representa sentado escribiendo su Evangelio y acompañado de un toro o buey, elemento iconográfico que podría haberse inspirado en el Libro de Ezequiel (1, 10) y en el Apocalipsis (4, 6-7) donde se señala la presencia de cuatro seres vivientes delante del trono del Cordero y que suelen interpretarse

Escultura original del siglo XVIII del altar mayor, desaparecida en la guerra civil 1936. Escultura actual del altar mayor, realizada en 1939.

como los cuatro evangelistas, cada uno escoltado por su correspondiente tetramorfo; es decir, de su símbolo iconográfico que en el caso de San Juan sería el águila, en el de San Marcos el ángel, en el de San Mateo el león y en el de San Lucas, como ya hemos dicho, el toro.

Estos símbolos son reconocidos hoy por casi todos como los propios de San Lucas Evangelista; con todo, conviene remontarnos a las más antiguas representaciones plásticas del santo para conocer cómo ha sido mostrado a lo largo del tiempo. Para ello nos hemos de trasladar a las catacumbas de Roma (Italia).

Visitar las múltiples galerías que conforman esa red de catacumbas bajo el suelo romano nos depara el descubrimiento de símbolos iconográficos sencillos (crismón, pez, paloma, alfa y omega, áncora) y dibujos o pinturas que retratan a los grandes personajes del Antiguo y Nuevo Testamento de manera aislada, aunque comportan el mismo pasaje bíblico. En ese mundo del arte paleocristiano, pinturas, esculturas, dibujos o inscripciones nos hacen llegar los ecos de esa religión novedosa y radical que siguieron aquellos primeros cristianos. En las catacumbas de Commodilla, por ejemplo, el evangelista nos recuerda las imágenes bizantinas de los mosaicos del emperador Justiniano y de la emperatriz Teodora que pueden visitarse en la iglesia de San Vital de Rávena, Italia; es decir, es representado con total dignidad como un hombre de edad madura, barbado, de pie portando en su mano izquierda un pergamino enrollado y en actitud solemne con túnica y manto recogido en el brazo y una especie de zurrón cogido a la cintura. A su lado una inscripción lo identifica. Esa forma de representarlo que atiende a un planteamiento simbólico y conceptual en el que importa más la idea expresada que la forma de representarla se mantendrá en otras catacumbas (Calixto y Marcelino…). En ese subsuelo romano dedicado al descanso eterno no sólo se abrían los loculi en las paredes de las galerías, a los grupos familiares y a los mártires se les enterraba bajo un arcosóleo y por supuesto quienes tenían mayor poder económico escogían para ello sarcófagos de mármol esculpidos con símbolos o episodios del Antiguo y el Nuevo Testamento. El material era el soporte para expresar la certeza de la salvación a través de Cristo. En los Museos Vaticanos se conserva un fragmento de la tapa de un sarcófago del siglo IV en donde se aprecia el motivo de la “nave mística”; un relieve muestra de perfil una barca que simboliza la Iglesia y a los personajes con sus nombres grabados: Jesús como timonel y los evangelistas Lucas, Marcos y Juan como remeros.

Como vemos la iconografía de San Lucas varía a lo largo del tiempo partiendo de la primitiva paleocristiana e inspirándose bien en su obra, bien en pasajes de las Sagradas Escrituras, bien en tradiciones que han llegado hasta nuestros días.

Siendo los símbolos del toro y el evangelio los más reconocidos y habituales, San Lucas también aparece representado en ocasiones como pintor. La explicación reside en la tradición muy extendida de atribuirle el primer retrato de la Virgen María. La primera documentación referida al evangelista como pintor es del siglo VI, en ella Teodoro el Lector decía: “la reina Eudoxia le envió a Pulqueria desde Jerusalén el

San Lucas Evangelista. Catacumbas de Commodilla, Roma. Fragmento de una tapa de sarcófago del siglo IV, Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano.

cuadro de la Virgen pintado por Lucas”. Pese a estas palabras estamos solo frente a una tradición, pues no existe testimonio histórico de mediados del siglo I, época en la que vivió Lucas, que lo acredite. De esa manera, a tenor de esas creencias se le atribuyen tres pinturas: “Hodegetria” que estaba en Cosntantinopla, “Salus populi romani” en Santa María la Mayor en Roma y la “La Madona della Guardia” en Bolonia. Por de contado esta leyenda ha gozado de gran aceptación entre muchas personas y es entendible por cuanto de romántica tiene la misma, pero carece de fundamento histórico, como ya hemos advertido. Sin que perdamos de vista lo dicho, lo que sí puede defenderse sin temor a errar es que fue el evangelista que más veces nombra a María, madre de Jesús, en los evangelios y lo hace manifestando una cercanía a la figura de la Virgen tal que ella misma fuese quien le revelase los episodios

y los sentimientos más íntimos de su experiencia: “María, por su parte, guardaba con cuidado todas esas cosas meditándolas en su corazón” (2, 19). De esa manera, acontecimientos como la Anunciación, la Visitación o el Nacimiento de Jesús, le fueron dados a conocer a Lucas, lo mismo que todo aquello referente a la infancia de Jesús, y que no aparece en los otros tres evangelios, lo cual nos lleva a pensar que él conoció personalmente a María; y la credibilidad ante este hecho aumenta si tenemos en cuenta que él mismo nos explica al inicio de su evangelio que ha tomado como referencias todo lo que le han contado directamente aquellos que estuvieron presentes en la vida de Jesús y le acompañaron hasta el final por ser su círculo más cercano. Por tanto, que pintase él a la Virgen no está demostrado, pero sí que sus palabras al referirse a ella son tan elocuentes que cualquiera puede imaginarse la imagen de la madre de Jesús. Sin duda alguna éstas han sido fuente de inspiración de numerosos artistas a lo largo de la historia como puede verse en el caso de los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma o en el cuadro San Lucas con el retrato de la Virgen, obra de El Greco conservada en la Catedral de Toledo o San Lucas pintando a la Virgen del mismo autor conservada en el Museo Benaki. Incluso habrá quien representará a Lucas como un pintor, tal el caso de la obra San Lucas pintando a Cristo en la cruz de Francisco de Zurbarán que se conserva en el Museo del Prado. No sólo se ha atribuido a San Lucas el retrato de la Virgen sino que hay algún estudioso de las Sagradas Escrituras que nos deja la hipótesis de que fue María quien le trasladó el contenido del Magnificat en el que se resume el canto que elevó a Dios en casa de su prima Isabel. La manera en la que Lucas relata los pasajes de su evangelio hace posible la recreación de los protagonistas de éste, lo mismo ocurre cuando habla de la infancia de Jesús, pues sus palabras se han convertido en fuente de inspiración de muchos artistas.

La trascendencia del evangelista a lo largo y ancho del planeta es evidente si tenemos en cuenta que su patronazgo abarca a médicos, pintores, personas célibes o solteras, notarios, encuadernadores, historiadores y cirujanos, incluso a centros de estudio como las Facultades de Medicina de las Universidades de Lovaina, Beirut, Montreal, y otras. En los países de costumbres cristianas como México, España, Grecia, Estados Unidos y Venezuela, entre otros, se celebra su festividad con procesiones o su presencia está constituida en las ciudades o instituciones que llevan su nombre, igualmente regiones de centro América y Asia le rinden homenajes. Su consideración va más allá de la Iglesia Católica, pues también la

San Lucas pintando a la Virgen, El Greco, Museo Benaki. San Lucas con un retrato de la Virgen, El Greco. Apostolado de la Catedral de Toledo. San Lucas pintando a Cristo en la cruz, Francisco de Zurbarán, Museo del Prado.

Luterana, la Ortodoxa y la Copta reconocen a San Lucas Evangelista como una de las figuras de más hondo calado en la historia de la cristiandad.

La festividad de San Lucas se celebra cada 18 de octubre y en aquellos lugares en los que ejerce su patronazgo ese día es uno de los más importantes del calendario. En Cheste la fiesta dedicada al patrón del pueblo viene de muy atrás y en los primeros tiempos debió correr a cargo de los señores del lugar; a medida que fueron tomando forma las instituciones municipales y surgieron aquellos cargos destinados a velar por su buen funcionamiento y que darían lugar a los sucesivos ayuntamientos esa responsabilidad se delegó en estos últimos. De ahí que en las Ordenanzas del 8 de noviembre de 1689 y con vigencia hasta el 29 de octubre de 1881 quedara estipulado que el Concejo Municipal debía hacerse cargo del coste de esta fiesta con una aportación de 20 libras anuales. Y desde entonces hasta la fecha presente el ayuntamiento se ha responsabilizado año tras año de sacar adelante las fiestas dedicadas a San Lucas con alguna excepción en que por razones de índole política el ayuntamiento solo sufragó los actos cívicos mientras que los religiosos se realizaron con las aportaciones de los vecinos, nos referimos a 1931 y 1933 años en los que las normas establecidas por la Constitución republicana prohibían a cualquier municipio costear ningún acto o función religiosa. Al margen de estas ocasiones, la celebración de la fiesta ha sido asumida por entero desde la municipalidad, aunque algunas actividades realizadas durante años dependían de la iglesia, como la distribución de raciones de comida entre los más necesitados que al menos se repartieron hasta 1965.

Con el transcurso de los años algunos de los festejos realizados en honor al patrón se han mantenido, otros se han ido modificando y otros han aparecido añadiéndose a los ya existentes. De todos ellos la incorporación más significativa a la festividad de San Lucas ha sido la celebración de la Fiesta de la Vendimia que tuvo lugar por primera vez a cargo de la falla Industria y Comercio de Cheste en 1968 y que años después el ayuntamiento la añadió a su programa de actividades en torno a la conmemoración de San Lucas haciéndose cargo de la misma. Los actos que vertebran esta fiesta son dos: la presentación de la reina y su corte en representación de la mujer chestana y la Fiesta de la Vendimia y Exaltación del Vino propiamente dicha y que popularmente conocemos como la pisá de la uva y ofrenda del mosto a San Lucas como agradecimiento de una buena cosecha.

Con lo dicho hasta aquí podemos hacernos una idea de ciertos aspectos relacionados con nuestro patrón, San Lucas Evangelista. No obstante, el objetivo de este artículo intenta ir un poco más allá y ofrecer una semblanza de la persona que está detrás de la iconografía, de las fiestas y del patronazgo. Para lograrlo acudiremos a distintas fuentes tomando su propia obra, en concreto el Libro de los Hechos de los Apóstoles y algunas de las Epístolas de San Pablo, entre las más importantes a tal fin. A partir de ahí se pueden barajar algunos nombres más que dan crédito a la información procedente de aquellas referencias principales.

Su nombre al parecer era Lucano y procedía de Siria según afirmaba San Eusebio en el siglo IV. De procedencia pagana, si atendemos a las opiniones de San Ireneo, Tertuliano y San Eusebio, jamás conoció a Jesús ni formó parte de los llamados setenta y dos discípulos. De quien sí fue discípulo y compañero fue de San Pablo, tal como se lee en las fuentes citadas más arriba, considerándose cierto que también le sirvió como médico. Atendiendo a las palabras de uno de los padres fundadores de la Iglesia, Tertuliano (160-220), San Pablo sería el apóstol iluminador de Lucas, de lo que se deduce que vivió en los primeros tiempos del cristianismo.

Hacia el año 40 ya se había convertido a la religión de Cristo y pertenecía a la comunidad de Antioquía (Hechos 11, 25-26); unos años más tarde debió acompañar a Pablo por primera vez a Filippo y Triade en lo que era su segundo viaje misionero (Hechos 16, 10-17) proporcionándole información que después plasmaría Lucas en sus escritos. Ambos viajarían por la costa en la primavera del año 58 volviendo a Filippo y regresando a Jerusalén (Hechos, 20 5-12 y 21, 1-18). En esta ciudad Lucas conocería al apóstol Santiago Alfeo y a algunas de las mujeres que aparecen únicamente en su evangelio como Susana, Juana mujer de Cusa, María la de Santiago y otras más. Cuando Pablo y Silas, judíos ambos, fueron detenidos y llevados a prisión por los magistrados romanos bajo la acusación de provocar el alboroto en la ciudad Lucas y Timoteo que estaban presentes escaparon. Con toda probabilidad esa suerte se debió a que ellos no eran judíos. Todos los eruditos de la Biblia están seguros de que Lucas fue un asiduo visitante de Pablo durante sus dos años de prisión en Cesarea del año 61 al año 63, adonde fue trasladado desde Jerusalén. En su Epístola a Filemón y su Epístola a los Colosenses (4, 14) el mismo Pablo saluda de este modo: “Os saluda Lucas, el médico amado”.

A pesar de que alguna voz de autoridad como la de San Jerónimo opinase que las obras de San Lucas fueron escritas en Tebas, Beocia y Acaya, si seguimos a los estudiosos del tema situaríamos la ejecución del Libro de los Hechos de los Apóstoles durante este periodo, siendo el evangelista último fiel compañero de Pablo hasta su muerte, ya que así lo afirma estando prisionero por segunda vez en los años 66 y 67 el de Tarso en su segunda Epístola a Timoteo: “Apresúrate a venir cuanto antes te sea posible, pues Demas me ha abandonado, llevado del amor de este siglo, y marchó a Tesalónica, Crescente a Galacia y Tito a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo”. (4, 9-11).

Con respecto a los lugares donde el santo predicó su evangelio los conocemos a través de diversos testimonios: En el siglo IV San Epifanio nos habla de Dalmacia, las Galias, Italia y Macedonia y San Gregorio Nacianceno por su parte se refiere a la evangelización de Acaya. Unos siglos más tarde San Simeón Metafraste atestigua que lo hizo en Egipto y la Tebaida.

A decir de San Paulino y otros, San Lucas vivió hasta los ochenta y cuatro años permaneciendo soltero toda su vida y desempeñando el cargo de obispo de Tebas, ciudad donde se hallaba su tumba primitiva; tal vez tuvo que ver en su opinión el texto escrito de manera anónima en el Prólogo Antimarcionista a finales del siglo II en un códice del Nuevo Testamento que decía que San Lucas padeció martirio a principios de ese siglo en Tebas de Beocia, cuando tenía ochenta y cuatro años de edad. En cuanto a su muerte existen distintas opiniones decantándose unas por la muerte natural y otras por el martirio: Elías, metropolita de Creta, y San Gregorio Scolaro se inclinan por defender que ésta fue de manera natural; San Gaudencio de Brescia, San Gregorio Nacianceno y San Paulino de Nola, por su parte defienden su martirio, igual que se documenta en el Prólogo Antimarcionista, San Jerónimo en el siglo IV indica que el martirio lo sufrió en Bitinia, y San Hipólito y Nicéforo Calixto todavía detallan más refiriéndose a que murió colgado de un olivo.

Hay pequeñas reliquias de San Lucas en Roma, Milán, Ostia, Nola, Brescia, Nápoles, Antioquía, Monte Athos, Chipre y Cheste, entre otros muchos lugares; no obstante, las más importantes se conservan en la Basílica de Santa Justina en Padua y en la Catedral de San Vito en Praga. La autenticidad de las mismas ha sido motivo de conjeturas a lo largo de numerosos años; hoy, tras un estudio multidisciplinar minucioso en el que participaron genetistas, historiadores, biólogos, médicos, forenses, antropólogos, etc., llevado a cabo en el año 1998 puede decirse que lo hallado en estas dos ciudades pertenece al mismo individuo y que no existe razón alguna para argumentar que no se trate de los restos mortales de San Lucas Evangelista.

Como comentábamos más arriba, el lugar primitivo donde se depositó el cuerpo sin vida del evangelista se halla en Tebas, allí se conserva todavía la sepultura de mármol que lo albergó.

Sarcófago de mármol, lugar de sepultura primitiva de San Lucas, Tebas.

El traslado del mismo a Constantinopla en el siglo IV, a tenor de lo escrito por Antonio Barrero en el año 2013 tomando como referencia el material expuesto en el Congreso Internacional de Padua del año 2000, se apoya en los siguientes documentos: En el “De viris illustribus” III, (7, 6) queda constancia de que en tiempos de Constantino fueron llevados a Constantinopla los cuerpos de San Lucas y San Andrés y depositados en la Basílica de los Santos Apóstoles donde se encontraba ya el cuerpo de San Timoteo. Más tarde, según nos lo confirma Procopio de Cesarea (“De aedificis” I, 4, 18-23) en el año 527, fueron hallados los tres al reconstruir la basílica por orden de Justiniano. Por su parte, el llevar el cuerpo de San Lucas desde Constantinopla a Padua es mencionado en el Martirologio romano. La razón que explicaría este suceso sería el evitar que Juliano el Apóstata y los iconoclastas profanasen el sepulcro; otros documentos medievales testimonian este traslado al igual que la autoría del mismo que recaería en San Urio, un sacerdote también sepultado en la Basílica de Santa Justina en Padua. Por su parte, la separación de la cabeza del santo del resto del esqueleto queda bien notificada el día 9 de noviembre de 1354 a fin de regalársela a Carlos IV que se la llevaría a Praga donde se encuentra hoy.

Pese a toda la documentación manejada por los investigadores en el transcurso de la historia no parecía quedar definitivamente esclarecida la verificación de que tales restos fuesen de San Lucas Evangelista, por ello el obispo de Padua, monseñor Mattiazzo, tomó la decisión de indagar lo necesario para terminar con esa incertidumbre. Por su parte, el arzobispo de Tebas, monseñor Hieronimus, que defendía totalmente la autenticidad de las reliquias, estaba interesado personalmente en tener una reliquia para poder llevársela a la ciudad donde se le dio sepultura en un principio al santo. Después de formarse una comisión histórica que analizó si la tradición existente tenía fundamentos, se evidenció que era necesaria una segunda aproximación al tema desde otro ámbito, el científico.

Para ello se formó otra comisión que se encargó de analizar los restos venerados. Comenzaron así a darse los pasos oportunos para lograrlo pidiendo al arzobispo de Praga, cardenal Miloslav Vlk, la reliquia del cráneo e informando a la Santa Sede de lo sensato de tal examen a fin de despejar de una vez por todas las dudas sobre la certeza de que el esqueleto conservado pertenecía al evangelista. Allí tras seguirse el protocolo necesario de consultas terminó siendo aprobada la petición. De ese modo se inició la laboriosa investigación que los equipos de técnicos y especialistas de distintas disciplinas científicas coordinados por el anatomopatólogo italiano Vito Terribile Wiel Marín llevaron a cabo.

1998 fue el año en el que se abrió la sepultura con las reliquias de San Lucas y junto con el cráneo traído desde Praga se inició la investigación. El esqueleto, tal como reconocen los documentos, había sido encontrado el 14 de abril de 1177 en el cementerio de la antigua abadía de Santa Justina, se hallaba dentro de una caja de plomo que se introdujo dentro de un arca de mármol para colocarla en el interior de la Basílica de Santa Justina.

En manos ya del equipo de estudiosos se realizaron pruebas y análisis tanto del esqueleto en sí, cuanto de los restos de flora y fauna encontrados en el interior y exterior de la caja, así como la caja misma. El objetivo no sólo era confirmar que se trataba de los restos de San Lucas ciertamente sino que además se quería investigar si los traslados del cuerpo de los que la documentación hablaba podían demostrarse con claridad.

Reliquia de San Lucas Evangelista. Cráneo conservado en la Catedral de San Vito, Praga. Reliquias de San Lucas Evangelista dispuestas tras su estudio -esqueleto y cráneo-, Basílica de Santa Justina, Padua.

Sepultura actual de las reliquias de San Lucas Evangelista –esqueleto sin cráneo–, Basílica de Santa Justina, Padua.

Mediciones, pruebas de ADN, pruebas de radiocarbono 14 y otras más, se llevaron a cabo por los especialistas. Las conclusiones se expusieron en el Congreso Internacional mencionado y las recogió trece años más tarde de modo conciso Antonio Barrero en su artículo.

A grandes rasgos, y partiendo de los resultados obtenidos, puede decirse sin temor a equivocarse que el esqueleto conservado en Padua perteneció a un varón de edad avanzada que padecía osteoartritis a consecuencia de ésta y que soportó momentos de desnutrición en su vida. Tenía una estatura de un metro y sesenta y tres centímetros aproximadamente y las pruebas de ADN realizadas revelaron que procedía de Siria con total probabilidad y, gracias a las pruebas de radiocarbono 14, que vivió en la segunda mitad del siglo I o inicios del siglo II. A este esqueleto le faltaban varias piezas en el momento en el que se abrió la caja de plomo: una perteneciente al brazo y otra al tobillo, además del referido cráneo que ya había sido trasladado desde Praga para esta investigación. Cuando se tuvo el cráneo junto al resto del esqueleto se comprobó que encajaban a la perfección cráneo y atlas (primera vértebra cervical) siendo pues éste y no otro el que se corresponde con aquel.

Como decíamos con anterioridad, uno de los fines de los científicos era confirmar o rechazar la teoría de que el cuerpo de San Lucas había viajado desde Tebas a Constantinopla y de allí a Padua, pese a los testimonios que daban crédito a tal conjetura. Pues bien, la datación por radiocarbono 14 de los restos fósiles de serpientes características del Valle del Po encontrados en el interior de la caja y que pudieron penetrar en su día a través de tres agujeros existentes en ella, nos remite a los años 450-545. En esas fechas en el norte de Italia, y por tanto en Padua, se dieron serias inundaciones que acabaron con la vida de estos reptiles, así que en esos momentos la caja se encontraba ya en suelo italiano. Por su parte los análisis que se realizaron sobre los fósiles de polen que fueron hallados fuera de la caja pertenecían a especies originarias de Padua y los fósiles que fueron hallados dentro pertenecían a especies autóctonas típicas del Mediterráneo, como el pino y el abeto griegos. La conclusión de estas averiguaciones fue que la caja no estuvo en Constantinopla sino que se llevó directamente desde Tebas en Grecia a Padua en Italia. Cabe añadir que en el exterior de la caja se hallaron restos de hierbas y larvas de insectos que se alimentan de granos, esto le otorga credibilidad a la teoría de que ésta se conservase en algún recinto o espacio destinado a transportar grano, como bien podría ser un navío de carga. En efecto, la caja se transportó desde Grecia hasta el norte de Italia y muy probablemente lo hizo por mar. Más aún, las medidas de la caja de plomo se adaptan perfectamente al sarcófago de Tebas.

Por su parte la caja de plomo es contemporánea del esqueleto. En ella el cuerpo de San Lucas fue depositado desde el momento de su muerte y no una vez convertido en esqueleto, tal como demuestran los hallazgos de ciertos elementos que nos informan sobre una descomposición rápida dentro de la caja metálica.

Caja de plomo en la que fue depositado el cuerpo de San Lucas al morir y donde se conservan sus restos. La caja de plomo se introdujo en un sarcófago de mármol en 1313. El plomo bien pudo salir de cualquiera de las minas del Mediterráneo que eran explotadas en la época imperial. En ella estaban marcados unos símbolos parecidos a tres cabezas de carnero y dos cruces griegas superpuestas de manera que da la impresión de ser una estrella de ocho puntas como las judeo-cristianas que se encuentran en los osarios de Palestina de los siglos I y II. Hay también una inscripción escrita en latín y en griego y cuyas características de escritura y terminología son propias de esa época del Imperio; en ella puede leerse: “Huesos de Lucas el Evangelista”.

Finalizada la investigación, tanto el presidente del Comité Científico como los especialistas que

habían trabajado en ella no dudaron en afirmar, como más arriba habíamos expuesto que no había causa alguna que impidiese creer que esos eran los restos de San Lucas Evangelista.

El minucioso estudio de toda la documentación histórica y los diversos trabajos científicos que se han ido efectuando de manera concienzuda han hecho posible que hoy tengamos una idea más atinada acerca del evangelista; aun así, es preciso tomar en cuenta otros aspectos que resultan determinantes a la hora de entender tanto al personaje cuanto su extraordinaria repercusión en el mundo.

San Lucas fue una persona bien instruida, docta y versada en las materias que trataba, lo cual se pone de relieve en su trabajo: la Obra Lucana (tercer Evangelio y Libro de los Hechos de los Apóstoles) donde hace gala de una gran cultura y de un exquisito y equilibrado dominio del griego. Si tomamos como referencia las conclusiones de aquellos especialistas en su obra hemos de resaltar la extraordinaria capacidad de precisión en lo que cuenta, pues está avalada por los descubrimientos arqueológicos que demuestran su exactitud en los detalles y la fidelidad a los datos y sucesos históricos que recrea. Por otra parte, ha de subrayarse la singularidad en relación a otros autores de Nuevo Testamento, ya que solamente él nos narra determinados episodios que van a tener una gran influencia tanto en la vida cristiana como en la vida litúrgica de la Iglesia. Nos referimos a la Navidad, el nacimiento de Jesús, la adoración de los pastores, la presentación en el Templo, etc., cuyo conocimiento se lo debemos a San Lucas; y los tiempos de Pascua-Ascensión-Pentecostés tal como él los narra y dado que ningún otro evangelista lo hace se convierten en esenciales para el desarrollo de estas secuencias. También es el único evangelista que se refiere a lo que hacen los discípulos de Jesús tras la Pascua; este detalle es muy importante puesto que con ello nos remite al inicio y desarrollo de la Iglesia más primitiva.

Como todo lo que no viene con firma autentificada la Obra Lucana es una atribución, pero no se le adjudica sin más sino que se basa en tres razones que pasamos a ver. La primera de ellas señala la improbabilidad de esta autoría fuese inventada porque puestos a inventar el nombre del autor de la obra que hoy se le adjudica a San Lucas es poco probable que le hubiesen elegido a él, pues éste no fue un testigo ocular de los hechos que narra ni era un apóstol de Jesús, más bien se diría que dentro de la Iglesia primitiva ocupaba un papel secundario. La segunda razón se centra en el testimonio unánime de la Iglesia primitiva que toma como base el Papiro 75, el más antiguo, y concretamente una subscriptio de un texto de los Evangelios Canónicos de finales del siglo II que dice: “Evangelio según Lucas”. También en los evangelios de finales del siglo II se encuentra el fragmento Muraturiano descubierto en 1740 y hoy conservado en la Biblioteca Ambrosiana de Milán en Italia que adjudica el Evangelio y el Libro de los Hechos de los Apóstoles “a Lucas, de Antioquía de Siria, médico que estudió en Acaya –provincia de Grecia entorno a Corinto-y que es compañero de Pablo” y continua atribuyendo el Apocalipsis a Juan y las Trece Epístolas a Pablo. El historiador Eusebio que vivió en los primeros tiempos de la iglesia cristiana en la actual Israel, antigua Cesárea marítima, en su libro Historia de la Iglesia, afirmaba que la autoría del tercer Evangelio del Nuevo Testamento era de Lucas. También San Ireneo aseguraba lo siguiente: “Mateo publicó su propio Evangelio entre los hebreos en su propia lengua, cuando Pedro y Pablo estaban predicando el evangelio en Roma y fundando una iglesia allí. Después de su partida, Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, él mismo nos dejó por escrito la esencia de la predicación de Pedro. Lucas, seguidor de Pablo, asentó en un libro el evangelio predicado por su maestro. Juan, el discípulo del Señor, quien también se recostaba sobre su pecho, produjo su evangelio mientras vivía en Éfeso, en Asia” (Ireneo, Adversus Haereses 3, 3, 4). Y por último la tercera razón se fundamenta en la ausencia de cualquier otra persona que se arrogue la autoría de esta obra.

En cuanto al lugar y las fechas en que fue escrita algunos piensan que fue en Acaya, Grecia. Sin embargo, en la actualidad parece ser que se decanta la opinión general por Roma debido a la importancia que esta ciudad tiene en su obra. Sea como fuere, lo que sí está claro es que no la escribió en la tierra de Palestina. Teniendo en cuenta lo minucioso que era al escribir y si tomamos el capítulo 5, 17-26 del Evangelio, que corresponde al episodio del paralítico que no pudiendo entrar en la casa por estar llena de gente lo descuelgan desde el tejado para acercarlo a Jesús, se lee “tienen que quitar las tejas para poder descender la camilla”; este detalle en Lucas es muy revelador, pues en las casas de Palestina no se usaban las tejas, pero sí las utilizaban en las greco-romanas. Por lo que se refiere a la cronología, también ha habido opiniones varias; hay quienes defienden que debió escribirla después de la destrucción de Jerusalén, en el año 70, pues hay algunos textos en el Evangelio que presuponen el conocimiento de este hecho: “Vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti y no dejarán en pie piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de su visita”. (19, 43-44). Siguiendo este punto de vista deberíamos situar

la obra entre los años 80 y 90. No obstante, nos encontramos con otros autores versados en la obra de San Lucas que adelantan a principios de la década de los 60 la realización del Libro de los Hechos de los Apóstoles, siendo anterior la del Evangelio, argumentan en su favor la ausencia de narraciones sobre la muerte de Pablo de Tarso, quien fue su maestro y quien debió tener una gran ascendencia sobre él. Y, pese a que el Evangelio de Lucas fue posterior al de Marcos y al de Mateo, que le sirvieron también de fuentes de información, estos eruditos en la Obra Lucana no la sitúan más allá del año 63 para el Libro de los Hechos de los Apóstoles y un poco antes para el Evangelio.

El Evangelio según San Lucas está basado según nos dice el propio autor en una recopilación e investigación minuciosa de la vida de Jesús a partir del testimonio de los testigos que vivieron esos acontecimientos y su intención al escribirlo no es otra que la de narrar por escrito y de manera ordenada las enseñanzas que de palabra se transmitían confirmando de ese modo la verdad de las mismas. Y así lo manifiesta al principio del mismo: “Puesto que muchos han intentado componer ordenadamente las cosas realizadas entre nosotros, según nos lo han enseñado los mismos que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, que he investigado cuidadosamente todo desde los orígenes, hacerte una narración ordenada, ¡Oh, noble Teófilo!, para que conozcas el fundamento de las enseñanzas que has recibido de palabra” (1, 1-4). El mencionado Teófilo es señalado por algunos investigadores bíblicos como un prefecto romano al referirse Lucas a él como excelentísimo, término empleado para dirigirse a los altos funcionarios del Imperio Romano, otros historiadores señalan que Teófilo no corresponde a ningún sujeto en concreto sino que se trata de un simbolismo que significa “amado por Dios”. Esto sería lo de menos puesto que para nada interfiere en darnos a conocer el objetivo del autor.

San Lucas conservó, como Marcos, los dos grandes bloques en que se basaba la catequesis de la Iglesia primitiva o sea, la actividad de Jesús en Galilea y sus últimos días en Jerusalén, pero tomó otros documentos procedentes de las primeras comunidades de Palestina que fueron los que hicieron posible los dos primeros capítulos de su evangelio que están dedicados a la infancia de Jesús y nos acercan a las características de la comunidad primitiva de la que formaba parte María. Son dos capítulos que por sí solos ya le confieren al evangelio de San Lucas su propia particularidad diferenciándolo de los otros evangelios: el Evangelio según San Lucas es de los cuatro el más humano. El Libro de los Hechos de los Apóstoles o sencillamente Hechos, como se le menciona en el Nuevo Testamento, está considerado como la segunda parte de la obra de San Lucas y de tal forma lo presenta al indicarle de nuevo a Teófilo que el primer tratado se refería a la vida y obra de Jesucristo y Hechos comienza con la ascensión de Jesús estando vivo (Hechos 1,3). De hecho, entre el último capítulo del Evangelio y el primero del Libro de los Hechos de los Apóstoles se establece un nexo de unión: Jerusalén; así como en la primera obra todo se encamina hacia allí, en la segunda todo se inicia desde allí. Esta ciudad será el punto de partida de la evangelización hacia Roma o, lo que sería lo mismo, el inicio de la difusión del cristianismo en su primera etapa.

En esta obra se evidencia las dotes narrativas de San Lucas que escribe en buena parte en tercera persona y deja entrever que los hechos que relata le fueron transmitidos de fuentes primarias, posiblemente del propio San Pablo. San Lucas de nuevo nos demuestra la calidad literaria de su obra sin ignorar la objetividad al describir la Iglesia primitiva con sus aciertos y sus errores; además podemos ver desfilar ante nuestros ojos toda una serie de detalles de lugares y personajes históricos abarcando en esta obra un periodo de unos treinta años, según las estimaciones de los especialistas en la materia.

El objetivo final de este evangelista era la difusión del evangelio de una manera universal; es decir, que su evangelio no estaba orientado exclusivamente a los judíos sino que contemplaba de igual manera como receptores de éste a los gentiles o temerosos de Dios. Por esta razón, y con mucho acierto por su parte, al hablar de la genealogía de Jesús no la vincula a las grandes figuras de Israel exclusivamente como hizo el evangelista Mateo sino que se remonta a Adán como primer hombre y de ese modo pone a Jesús en relación con todo el género humano, además al narrar su vida y su obra lo hace otorgándole al protagonista un acento especialmente misericordioso.

En efecto, San Lucas tenía claro cuál era su objetivo, pero éste debía adaptarse a la sociedad de ese momento, a las características del lugar y las gentes con las que convivía; al fin y al cabo no dejaba de ser un hombre de su tiempo con el añadido de contar con una formación helenística extraordinaria y un buen conocimiento del judaísmo que le ayudarán a superar las difíciles condiciones que atravesaba en esos momentos su comunidad. Las personas que la conformaban conocían el Antiguo Testamento gracias a una traducción griega de los años setenta y simpatizaban con el judaísmo, aunque ellos eran gentiles; estas personas que se congregaban para llevar adelan-

te su labor eran el resultado de un movimiento propagador de la palabra de Jesús que desde Israel fue impulsado en todas las direcciones de la geografía terráquea y ahora eran ellos quienes tenían el testigo. No obstante, el mensaje que transmitían se encontraba con un contexto muy diferente al que tenía en Galilea donde nació.

En aquellos primeros momentos la comunidad cristiana vivía esperando de manera convencida el regreso inminente del Señor en el llamado Juicio Final. Pero ahora, el evangelista se encontrará con un colectivo de personas que han abandonado esa idea y tienen claro que para sobrevivir como cristianos deben buscar su sitio en la sociedad característica del Imperio Romano, un lugar que les permita mantenerse en el tiempo y llevar adelante su misión evangelizadora. San Lucas se preocupará porque la tradición de Jesús se vuelva a leer con los ojos de aquellos que vivieron en persona los acontecimientos para que las creencias de sus seguidores transmitidas a lo lago de los años de manera oral queden legitimadas; para él la labor de los apóstoles era fundamental y volvía sus ojos hacia ellos entendiendo que eran el nexo de unión entre Jesús y su Iglesia. Acorde a su tiempo reflexiona sobre cómo entender aquella etapa y defiende que debe contemplarse sabiendo que no se volverá a repetir y por esa razón uno no debe resignarse a copiarla sin más, siendo en su opinión el Espíritu Santo quien iluminará la manera de ser discípulos en el tiempo que les haya tocado vivir.

En ningún momento San Lucas renuncia al sentido revolucionario del cristianismo, aunque para poder continuar la misión emprendida por Jesús defenderá como imprescindible la capacidad para adaptarse a la nueva situación en cada tiempo y lugar, de la misma forma que era indispensable establecer un diálogo entre la cultura greco-romana y el mundo bíblico judío. Esa comunidad, conocida por los especialistas en San Lucas bajo el nombre de Comunidad Lucana, vivía en una situación complicada al no estar unida al poder dominante ni tener la opción de excluirse, ya que su labor evangelizadora era antagónica al aislamiento. Se encontraba en los límites establecidos, pero de manera insegura. Estas circunstancias poco halagüeñas todavía dicen más a favor del papel de San Lucas como evangelista, la naturaleza novedosa de la vida cristiana que defendía no coincidía con lo establecido y su cavilación era conseguir justificarla sin que ello supusiese enfrentarse por la fuerza.

Y terminamos reiterando que fueron sus vivencias, su formación, la singularidad de su obra y su personalidad las que hicieron de San Lucas Evangelista desde el principio alguien con el suficiente carisma como para impactar en su tiempo y trascender a él. Hoy en día tanto su persona como su obra continúan despertando un atractivo incuestionable entre grandes eruditos en la materia o únicamente estudiosos creyentes o no que se acercan a ella por primera vez, entre humanistas, entre cristianos de diversas doctrinas y entre los miles de fieles que se ponen bajo su protección cada día desde distintos rincones de nuestro planeta. El patronazgo de un lugar se le confía a aquella persona capaz de ejercer como guía o maestro por sus dotes indiscutibles; ser patrón de un pueblo significa velar por él y por sus gentes sirviendo a la vez de ejemplo a seguir. El momento en que se escogió a San Lucas Evangelista para que fuese patrón de Cheste se pierde en la noche de los tiempos, él ha acompañado a lo largo de los siglos a todos los chestanos que vivieron antes que nosotros y continuará haciéndolo cuando nosotros ya no estemos.

BIBLIOGRAFÍA:

AGUIRRE MONASTERIO, RAFAEL: “La obra lucana en su contexto histórico, social y eclesial”. Congreso Internacional , Padova, 16-21 Ottobre 2000.

BARRERO, ANTONIO: “¿Son auténticas las reliquias de San Lucas veneradas en Padua?”, 2013

Bibliografía que indica. “San Luca evangelista, testimone della fede che unisce” . Actas del Congreso Internacional, Padova, 1621 Ottobre 2000.

BARRERO, ANTONIO: “San Lucas, evangelista y mártir”, 2010

Bibliografía que indica. Conclusiones de las Actas del Congreso Internacional, Padova, 16-21 Ottobre 2000. Trabajos del profesor Pietro Cannata. SÁNCHEZ VERDUCH, Mª del MAR: Iglesia parroquial de San Lucas Evangelista de Cheste. Diputació de València, Ayuntamiento de Cheste. 2000.

SÁNCHEZ VERDUCH, Mª del MAR: Cheste y su historia. Diputació de València, Ayuntamiento de Cheste. 2002.

Antiguo y Nuevo Testamento.

De la escasez de oxitocina

EN TIEMPOS DE PANDEMIA

PEDRO ZAPATER GARCÍA

Hay todavía personas que creen que la filosofía y la teología no tienen nada que ver con la vida. Pero están equivocadas. Es la Metafísica de Aristóteles que comienza con la frase “todos los hombres desean, por naturaleza, saber”. Este preguntarse por todo es connatural a la especie humana y el motor del conocimiento que nace de la curiosidad y la admiración.

En las líneas que siguen, y de un modo obligatoriamente conciso, nos proponemos llevar a cabo un análisis de la realidad que estos últimos tiempos estamos viviendo, alguien diría: que estamos padeciendo. Iremos de la mano de una reciente disciplina científica que está aportando no pocos descubrimientos cerebrales, nos referimos a la neurociencia.

Comenzaremos de un modo asertivo y acogiéndonos a lo que dijo Santo Tomás, el Doctor Angélico:

Verdad es la adecuación entre objeto y entendimien-

to. Que la Covid-19 ha trastocado nuestras vidas a muchos niveles es la primera verdad. Y que como personas nos ha provocado un cambio de mentalidad: nuestro modo de vida anterior se ha visto alterado y hemos tomado conciencia de que nuestra existencia es mucho más vulnerable de lo que pensábamos.

No hay duda de que nuestro mundo vive hoy uno de los momentos más inciertos de las últimas décadas. La pandemia ha hecho que acuñemos términos como “nueva normalidad” para aceptar cambios en nuestros estilos de vida. Pero esta nueva normalidad no está exenta de generar un impacto psicológico y alterar la salud mental de la ciudadanía en función del grado de vulnerabilidad que cada uno manifiesta, así como de los recursos personales que atesora para hacer frente a su circunstancia personal.

Aterricemos un poco. El ser humano es un animal social por naturaleza, es un ser que necesita de otros seres humanos para sobrevivir y completar su desarrollo. Ya en la antigüedad el filósofo griego Aristóteles se hizo eco de esta realidad y afirmó que “el hombre es social por naturaleza” (él lo dijo en griego ζῷον πoλιτικόν) constatando que las personas tienen características sociales innatas y que se desarrollan en el seno de una sociedad. Otra característica no menos importante del animal racional es que es un ser adaptativo, tiene una capacidad enorme para asimilar muchos de los cambios que le acontecen. La vida en sociedad es la estructura que garantiza la vida al ser más grande de la creación; pero también, el que nace más desvalido.

El cerebro humano es un cerebro social preparado para la acción social, los sucesos neurobiológicos hacen posible los procesos psicosociales y a su vez, estos procesos psicosociales tienen efectos a nivel biológico. Es la neurociencia la que nos permite el estudio de las estructuras biológicas que subyacen a las conductas y lazos sociales para admitir que son esenciales para comprender la naturaleza social del ser humano.

Ya hemos dicho que la naturaleza social del individuo le permite sobrevivir y desarrollarse por completo con aquello que llamamos cultura. El grupo humano protege y enseña a defenderse de las amenazas y afrontar circunstancias adversas y comprometidas que pueden dar lugar a riesgos severos que atenten contra su vida.

Ha sido la investigación neurocientífica la que demuestra que la percepción del riesgo está mediada y determinada por la capacidad de “sentir miedo”: las personas que sufren trastornos de la amígdala (estructura cerebral relacionada con el sistema emocional) tienden a acercarse a los demás sin reparo, timidez ni precaución y a fiarse excesivamente de los desconocidos. Estos individuos no sienten el miedo, no pueden fingirlo ni identificarlo en las expresiones de la cara de los demás (Damasio, A. R. (2000). Sentir lo que sucede. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile). Esto no es baladí. Estas personas no son capaces de diferenciar a personas fiables y a personas que entrañan peligro. Pese a su inteligencia, son hiperconfiadas e ingenuas. El miedo es, pues, la emoción que regula la predisposición a fiarnos de otro en cualquier interacción social.

Hay otros hallazgos espectaculares de la neurociencia que nos ayudaran en nuestra reflexión. Las neuronas espejo y la oxitocina son elementos clave en las interacciones sociales, su influencia en la conducta social está ampliamente demostrada. Las neuronas espejo, conocidas como neuronas

especulares, tienen una función clave en las capacidades cognitivas ligadas a la conducta social, tales como: la empatía, la imitación y el contagio social y emocional. Para entendernos, estas neuronas, células cerebrales, se activan cuando se realiza una acción determinada, y también cuando una persona la observa a otra. Esto da lugar a una especie de contagio emocional y por tanto a la imitación.

Por su parte, la hormona de la oxitocina también juega un papel determinante en la conducta social. Algunos efectos y acciones provocados por la oxitocina influyen en la conducta social y afectiva: tiene un papel clave en la creación de lazos afectivos, aumenta la confianza y la reducción del miedo social. La oxitocina está relacionada con un aumento de la confianza en los demás y parece ayudar a establecer vínculos afectivos estables y duraderos. Otra de las conductas sociales en las que tiene un papel importante es en el acrecentamiento de la generosidad y el aumento de la empatía. Existe una amplia literatura que vincula la oxitocina con la conducta bondadosa, solidaria y colaborativa. Hasta aquí la hormona de la confianza.

No decimos nada nuevo si señalamos que el miedo a la enfermedad Covid-19 está cambiando nuestra psicología. Ahora bien: puesto que miedo y confianza se retraen entre sí despliegan una configuración aproximadamente dual y dicotómica. Un poco más claro: un elevado “miedo de fondo” impide la secreción de oxitocina haciendo imposible el surgimiento de una emoción positiva hacia el otro; pero, por otro lado, una mayor disposición a la emoción positiva hacia el otro hace menos probable experimentar las interacciones como potencialmente peligrosas y nocivas, favoreciendo la conducta cooperativa por encima de la desconfianza, temerosa o competitiva.

Vamos a bajar a los hechos para entender toda esta retahíla de particularidades científicas. Cuando la ciudadanía ha inoculado un grave temor gracias a un discurso catastrófico y visceral, aunque sea sectario y con ausencia de toda objetividad, es conducido a abrazar con generosidad, simpatía y empatía el relato del populismo. Aquel miedo, crítica y rechazo sociopolítico dio lugar a una moción de censura por parte de unos embaucadores que inyectaron el virus de la mentira en las conciencias para aprovecharse de su fragilidad, puesto que habían despertado su oxitocina más dócil. Ahora que el riesgo percibido por la ciudadanía ha empeorado debido a una crisis económica, sanitaria y política, aquellos que se arrogaron ser la “mano dura contra la corrupción”, ya se reconocen como incapaces e ineptos cuando no más corruptos que los anteriores. La desconfianza campa a sus anchas. En aquella hostilidad sociopolítica generada por los nuevos líderes oportunistas se infectó a la ciudadanía con una inflación de oxitocina, confianza, empatía y simpatía hacia los nuevos mesías y sus arengas.

Hoy, cuando el ciudadano padece en sus carnes las quemaduras de aquella pólvora política que se esfuma y diluye cual pompas de jabón, se percibe una clamorosa desconfianza y sospecha de la “nueva casta política”. Aquel discurso simplista y maniqueo, donde se enfatizaba el odio y la revancha al “otro”, donde se desvalorizaba los logros de anteriores gobiernos, donde se denigraba a los adversarios políticos y disidentes significándolos como “fascistas”, ha devenido en una calamidad de gobierno y en una falacia permanente. Todavía alimentan esa oxitocina pueril e infundada con términos como “inmunidad del rebaño”. ¿Por qué se prefiere esa expresión a otra un poco más humana como inmunidad de grupo?

Hasta aquí nuestra reflexión sobre el momento que vivimos y apoyándonos en el paralelismo de las neuronas espejo que generan simpatía y copia incluso en comportamientos y decisiones nada convenientes para el “bien común” y la oxitocina, hormona que proyecta solidaridad, confianza y altruismo. Estos comportamientos positivos muchas veces han sido utilizados como subterfugio de intereses personales y partidistas. Como dice la fenomenología filosófica solo hace falta “ir a las cosas mismas” para que cada uno pueda darse cuenta de esto. O como diría Wittgenstein: “¡No

pienses, mira!”

Una vez más se comprueba que los partidos abrazados a discursos populistas son partidos de protesta y que la protesta no sirve para gobernar. La política “antipolítica” no puede generar políticas reales, útiles y convenientes para el bien común.

Gracias a la filosofía se ha llevado a cabo una reflexión con argumentos y gracias a la teología reconocemos que dos de las notas que definen lo humano son la “apertura” y “trascendencia” (Zubiri). Ambas configuran la “religación” como dimensión constitutiva del ser humano. Por ello, al invitar en este escrito a una necesaria vuelta a la realidad, se reconoce al hombre rompiendo aquella cúpula de cristal en la que lo ha entronado el discurso populista y acomodaticio. Por su parte, la teología es una invitación racional a la esperanza.

Está claro que los gobiernos pueden decretar estados de alarma, cierres perimetrales, toques de queda y restringir las libertades; pero no pueden prohibir que se piense.

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