La psicología de la violencia política
cientemente de este tipo ideal para hacer posible diferenciarlo de otros hombres. El típico anarquista puede definirse de la siguiente manera: Un hombre perceptible por el espíritu de revuelta bajo una o más de sus formas —oposición, investigación, crítica, innovación—, dotado de un fuerte amor a la libertad, egoísta o individualista, con una gran curiosidad, y un vivo deseo de saber. Estos rasgos se complementan con un ardiente amor a los demás, una sensibilidad moral altamente desarrollada, un profundo sentimiento de justicia y un impregnado celo misionero. A estas características, dice Alvin F. Sanborn, hay que añadir estas cualidades: un raro amor a los animales, que supera la dulzura en todas las relaciones ordinarias de la vida, la sobriedad excepcional de la conducta, la frugalidad y la regularidad, la austeridad, incluso de la vida, y un valor sin comparación4.
4 Paris and the Social Revolution. [Nota del O.].
13