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Tristeza o felicidad absoluta PAG

SALUD MENTAL EL DATO

Resulta positivo adoptar procesos educativos sistemáticos y fundamentados de soporte, mediación y transferencia.

“Las sensaciones incómodas son inevitables porque forman parte del devenir del ser humano”

CAMILA GONZÁLEZ

PSICOTERAPEUTA

Tristeza o felicidad absoluta: ¿Quién ganará?

En una errónea lucha contra nuestras emociones, a veces podemos buscar tercamente la felicidad absoluta, sin permitirnos estar mal por momentos. Por ello, desde El Independiente buscamos hablar de la gestión emocional y cómo una mala educación social no deja aprender que está bien sentirse triste.

REDACCIÓN

prensa@independiente.com.py

Dentro de todas tus actividades, repentinamente puede surgir algún halo de tristeza merodeando por tus emociones, que de forma automática pareciese obnubilarte y no te permite continuar con normalidad. ¿Cuál sería tu primera reacción: deshacerte de esa sensación o darte una pausa?

Estar momentáneamente mal no es el fin de mundo y la psicoterapeuta Camila González explicó que sentir tristeza, rabia y otras emociones incómodas es bastante sano. La manera en que gestionamos todo esto y equilibramos las sensaciones será el aspecto determinante para no dejarnos llevar por las negatividades, pero tampoco engañarnos con una inexistente felicidad absoluta. “Aparte de aprender a conocer nuestras propias emociones, esto puede ayudarnos con otras personas que no saben cómo gestionar sus emociones y pueden derivar en algunos trastornos”, explicó la licenciada.

En ese sentido, la profesional resaltó que desestigmatizar sensaciones negativas contribuirán a generar una mayor empatía. Las terapias basadas en evidencia científica serán fundamentales para lograr esto y González destacó que dentro de las mismas no se incluyen simples frases positivas, sino trabajos de psicoeducación, autoconocimiento y herramientas para afrontar emociones negativas.

¿CÓMO LOGRARLO?

La educación social será clave para saber cómo gestionar las emociones incómodas y que estas no deriven en otras más negativas, como por ejemplo, el miedo que termina en ansiedad y luego puede transformarse en un trastorno por ataques de pánico.

Las herramientas a través de la educación social será trabajar más la asertividad de la persona, desarrollando mayores habilidades sociales.

Conocerse un poco más también será clave en el proceso; para ello, la psicoterapeuta habló de una serie de preguntas que puede realizarse una persona para comprender mejor sus emociones y sentimientos.

Chequeo general de salud mental, según la psicoterapeuta Camila González:

- ¿Qué pensamientos están ocupando tu mente? - ¿Cómo se siente tu mente normalmente? - ¿Físicamente cómo te sentís de manera habitual? - ¿Qué cosas estás evitando enfrentar? - ¿Cuál es una cosa que podés hacer para mejorar tu salud mental? - ¿Qué necesitás hoy para sentirte bien?

Así también, Gonzáles destaca algunos recordatorios:

- Tener días malos de vez en cuando está bien. - Pedir ayuda de verdad equivale a ser fuerte. - Dar un paso pequeñito cuenta como un gran progreso. - No todo lo que pensás es un hecho, generalmente es una interpretación.

Por otra parte, habló de algunas prescripciones a tener en cuenta:

- Dormir, alimentarte, hidratarte y moverte adecuadamente cuida tu energía de adentro para afuera. - Es importante establecer límites cuando sea necesario. Los “no” te permiten elegir los “sí” que querés decir. - No se debe tratar de ser perfecto/a, en realidad es más que suficiente hacer lo mejor que se puede.

Entonces, queda entendido que el equilibrio de emociones, sentimientos y pensamientos constituye algo esencial para las personas. Aunque el desequilibrio no necesariamente derive en la aparición de trastornos mentales, González aseguró que evitarlo ayuda a prevenirlos.

“Lo importante es no minimizar, pero tampoco maximizar nuestras emociones, sino tomarlas de la manera en la cual se manifiestan, ya sea tristeza, ansiedad e incluso felicidad. Lo que debemos hacer es aceptar, sin resignarse y con el objetivo de hacer algo con ello”, finalizó.

Si mantenemos ese ideal en todo momento, comprenderemos que no hace falta buscar un ganador entre la guerra de la felicidad y la tristeza, sino un equilibrio para saber gestionar ambos sin que alguno prepondere en nuestra vida.

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