HISTORIA ET VITA
V
historia de Roma
A partir de la implantación del sistema de gobierno imperial instituido por Augusto, la historia de Roma se identificó en gran medida con los reinados de cada emperador. Augusto fue sucedido por Tiberio (14 d. C.). Tiberio conquistó la Germania y estuvo a punto de ser abatido por su propio prefecto del pretorio, Sejano. Calígula (37-41) sucedió a Tiberio, y es conocido por su crueldad y por sus extravagancias, que rayaban en la locura. A su muerte, el título imperial pasó a Claudio. Conquistó la Britania y continuó las obras públicas y las reformas administrativas iniciadas por César y Augusto. Claudio fue envenenado por su esposa Agripina, que deseaba que gobernara su hijo Nerón. Este, al principio, fue un emperador sabio y comedido, aconsejado en todo momento por el filósofo Séneca; después, se convirtió en un déspota megalómano: sus excesos de poder provocaron el odio de todos y le llevaron al suicidio en el año 68 d. C. Con él acabó la dinastía julioclaudia.
Dinastías de los Flavios y de los Antoninos (69-192) La dinastía flavia (69-96), que se inicia después del reinado de Galba, Otón y Vitelio, está formada por Vespasiano, Tito y Domiciano. Los Flavios resucitaron la sencillez de la corte del comienzo del Imperio e intentaron restaurar la autoridad del Senado. Durante el reinado de Tito tuvo lugar la erupción del Vesubio, que devastó la zona sur de Nápoles, donde estaban enclavadas las ciudades de Herculano y Pompeya. La dinastía antonina comienza con Nerva (96-98), el primero de los llamados cinco emperadores buenos, junto con Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Cada uno de ellos fue elegido y adoptado por su predecesor según su aptitud e integridad. Trajano llevó a cabo una campaña contra los dacios, armenios y partos, lo que permitió la máxima extensión territorial del Imperio. Los veintiún años de mandato de Adriano también fueron un periodo de paz y prosperidad; después de ceder algunos de los territorios más orientales del Imperio, Adriano consolidó el resto del Imperio y reafirmó sus fronteras. Adriano era un hombre culto, pasó años en Atenas y codificó la legislación.
El incendio de Roma, Robert Hubert (1733-1808).
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El reinado de su sucesor, Antonino Pío, se caracterizó igualmente por el orden y la paz. Sin embargo, las incursiones de los pueblos germánicos sobre diversas zonas del Imperio agitaron el reinado del emperador siguiente, el filósofo estoico Marco Aurelio, autor de unas reflexiones de tipo filosófico y moral llamadas Meditaciones. A este le sucedió su hijo, Lucio Aurelio Cómodo, tirano sanguinario que se consideraba, entre otras cosas, la reencarnación de Hércules. Fue asesinado por los pretorianos el año 192 y con él acabó la dinastía de los Antoninos (96-192).
Decadencia del Imperio Del 192 al 235, el emperador más importante fue Caracalla (211-217), gobernante voluble que concedió en el año 212 la ciudadanía romana a todos los hombres libres del Imperio. Le sucedieron Heliogábalo y Alejandro Severo. El periodo posterior a la muerte de Severo y hasta la llegada de Diocleciano (235-284) fue de gran confusión y recibió el nombre de Imperio militar o Anarquía militar. En los treinta y tres años iniciales, por ejemplo, gobernaron doce emperadores; casi todos murieron asesinados, en general a manos del ejército que anteriormente los había entronizado. En el año 284 subió al trono Diocleciano. Consiguió controlar la situación estableciendo el sistema llamado dominado, una monarquía absoluta de carácter oriental. Desde Diocleciano, el emperador se convirtió en la encarnación personal de la divinidad, no en su representante.
El emperador Marco Aurelio.
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