
4 minute read
Lourdes Baena, una mujer a cargo del arte
Mujer comprometida con los lenguajes plásticos expresionistas y abstractos, Lourdes Baena Acosta se ha convertido en gestora fundacional que ha modificado el coleccionismo tanto en el norte como en el centro del país. Más allá del gusto, hay un estudio sistemático de la generación de creadores contemporáneos.
Nacida en Ciudad Juárez pulsó un país divido con el que rompió y rompe paradigmas convencionales. Cercana a la vorágine fronteriza, parece tan lejano como imposible que hace algunas décadas se pasara la línea sin pasaporte en mano. Una libertad que la hizo viajar y pronto convertirse en vecina de Ciudad de México.
Su sólida formación en Historia del Arte y el posgrado en la Universidad Nacional Autónoma de México la llevó a resignificar las lecciones de la referencial Teresa del Conde. Inició un coleccionismo depurado ahí donde nadie o muy pocos habían reparado. Más allá de la Escuela Mexicana de Pintura y la grandilocuencia de la llamada Ruptura, puso distancia incluso con la cortina del nopal. Observó hacia los lados y reparó en un nutrido grupo de artistas del que se volvió también mecenas. No se entenderían a muchos creadores del epílogo del siglo xx y la primera década del xxi sin Lourdes Baena. Ella ha conjugado mirada crítica, mecenazgo y poder de gestión para organizar publicaciones y exposiciones en la escena nacional. Más allá de la posmodernidad, emprendió un proyecto innovador en México. En 2005 fundó la consultoría de arte moderno y contemporáneo artbaena, espacio de asesoría en la formación de coleccionistas que ha sido detonador de proyectos culturales de incidencia transdisciplinaria, que en palabras de la crítica Blanca González han concretado atrevidos proyectos de exhibición que confrontan y rebasan los estereotipos de las exposiciones galerísticas tradicionales.
Ella ha impulsado a una nueva generación de creadores que convive con la consecución de artistas ya consolidados. La búsqueda la ha hecho explorar con éxito las artes visuales, ahí donde la fotografía juega un papel vital. Las colecciones más destacadas cuentan con obra de artbaena, entre ellas el olimpo de la Fundación Cultural Jumex con Eugenio López. Así, una mujer fuerte, líder, crítica, esposa, madre, amiga, llega a La Domadora.
fc: ¿Cómo pulsas el coleccionismo en México? ¿Hay un coleccionismo distinto en el norte como Monterrey frente al de Guadalajara o el de Ciudad de México?
lb: Definitivamente el coleccionismo en México es de arte mexicano. Toda la gente busca a la Escuela Mexicana, incluso en los Estados Unidos, donde hay una fascinación por el arte nacional. Tenemos varios coleccionistas a nivel internacional, es más, entre los 200 coleccionistas internacionales que existen, cuatro pertenecen a México; sin embargo, el 80 % o más de su coleccionismo sigue siendo de arte mexicano. Y entonces esto ya nos da un parámetro: la gente tanto del norte, como del sur, como del centro, en mi experiencia, lo que busca es la estética de la primera mitad del siglo xx y luego la Ruptura y a últimas fechas, arte contemporáneo. Quizá no mi generación, pero como he abarcado muchas generaciones a lo largo de mi trayectoria, veo que sí se está coleccionando arte contemporáneo, aunque sigue siendo un porcentaje bajísimo con respecto al resto del mundo.
am: ¿Cuál fue el detonante para que quisieras dedicarte al mundo del arte?
lb: Siempre digo que fue de una forma casual y causal. Causal porque es lo que he estudiado, soy historiadora del arte, pero la manera en la que yo me vínculo con este mundo ha sido de una manera muy casual. Mi gusto por el arte viene de mis padres, quienes han sido grandes admiradores de la Escuela Mexicana y de la Ruptura. Por otro lado, tengo una amiga que hace muchos años empezó a crear escuelas y talleres de artistas. Empecé a vincularme con ella, y como siempre sucede cuando se escriben libros, alguien tiene que “arrastrar el lápiz”. En ese momento yo era quien lo arrastraba: llevaba la información y reunía los contenidos. Y entonces, me invitó a formar parte de aquellos talleres con artistas de mi generación, con la idea de generar un vínculo entre Europa y México. Y así es como inició esto.
fc: ¿Este vínculo del que hablas entre Europa y México lo has reflejado también en tu trabajo, en tu selección de creadores, en artbaena?
am: ¿Y lo atañes al conservadurismo, a la falta de una mirada internacional, a un coleccionismo tradicional, ¿cómo perfilas el que sea tan imperante el arte mexicano?
lb: Considero que a nivel global, las colecciones se hacen de los artistas locales. Por ejemplo, si observas la fortaleza del mercado chino se basa en el consumo de los artistas chinos en China. Siempre ha pasado eso. Pero aquí en México hay también otra cosa que lo determina, y es que las personas normalmente han empezado a ser coleccionistas sin saber que lo son. Las colecciones se determinan por el gusto, por lo que se conoce y después, a lo largo de varios años, se percatan que ya tienen un acervo conformado por un criterio personal más que por el de una inversión. lb: Pienso que a veces uno sin buscarlo, sin quererlo, va adquiriendo un gusto por determinadas obras. Me ha interesado de manera especial el arte abstracto, entonces la galería ha tenido ese impulso por representarlo y difundirlo. Inclusive ahora, que estoy abriendo espacio para la fotografía, las imágenes tienen que ver con lo pictórico y con la abstracción.
am: ¿Y esto es lo que te distingue de la escena galerística mexicana?
lb: Pienso que sí es un diferenciador, porque las galerías cada vez tienen menos clara la línea de sus artistas y yo creo que sí he conseguido formar una corpus estético entre los artistas que manejo.
