Las sirenas de la normalidad

Todas las sociedades tienen una serie de características propias que su población resalta para identificarse como grupo y diferenciarse de otras sociedades. Este conjunto de características, que se vuelven sistémicas, es a lo que se le denomina “normalidad” en el contexto sociocultural

Estas características pueden ser: color de piel, sexualidad, predominancia de género, pensamiento religioso, sistema económico, nacionalidad, entre muchas otras…

En México, el México actual, esa normalidad no solo abarca las características de la población, sino que incluye un aspecto aspiracional, es decir, la normalidad no está definida con base en cómo es la mexicanidad, sino en cómo quisiera que fuera. Lo anterior, es muy importante porque inyecta a la cultura de su población un virus de insatisfacción y autorrechazo permanente que incide, incluso, en la autoestima personal y comunitaria.

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RELIGIÓN CATÓLICA es herencia del colonialismo español y la destrucción de la hegemonía de las culturas indígenas: el mexicano es católico, tal vez hipócrita, pero católico. Lo anterior incluye la sumisión y abnegación de la mujer ante el hombre en el ámbito familiar, escolar, laboral, social; así como la supresión de las pasiones personales que se encaminen a la preservación de la familia tradicional. Es decir, la normalidad mexicana abraza la culpa y es misógina, aunque no se asuma como tal.

La herencia católica en la mexicanidad laica se expresa en la culpabilidad de la población. Recordemos que toda la teología judeo-cristiana está basada en la culpa del ser humano por el pecado original, su expulsión del paraíso y la consecuente redención con la muerte del Hijo de Dios (lo que incrementa la culpa en los cristianos). Esta culpa crea una herida de clase que se profundiza en los estratos de menor ingreso económico y educativo, crea la idea de No me lo merezco y debo cumplir mi penitencia, que evita el desarrollo de miles de mujeres violentadas en su familia, niños violentados por sus padres y profesores, así como trabajadores explotados por sus patrones.

La población mexicana se define como MESTIZA, está consciente de que la conquista española dejó una herencia racial que creó la mexicanidad entre la combinación de grupos europeos, africanos, asiáticos, incluso árabes y judíos con los distintos pueblos indígenas mesoamericanos. Sin embargo, se desprecia y rechaza la negritud de la mexicanidad; se borra la herencia de miles de africanos traídos como esclavos que también participaron en el mestizaje racial que dio origen a la mexicanidad como hoy la vivimos. Por lo anterior, el mestizaje mexicano es aspiracionalmente blanco, como muchos dicen: moreno pero claro.

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