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Ecosexualidad

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Sexo en el plato

Sexo en el plato

Cuando se habla de diversidad sexual se hace referencia a las diferentes formas de expresar el afecto, el erotismo, el deseo, las prácticas amorosas y sexuales entre las personas; estas no se limitan a las relaciones de pareja entre un hombre y una mujer, por lo que incluye la heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad…

El término diversidad sexual cuestiona la idea de que existe una forma hegemónica de ejercer la sexualidad y los afectos, haciendo visible la existencia de otras formas para expresarlos. Incluye también la idea de que la identidad de género de una persona puede ser independiente del sexo con el que nació, así como su orientación sexual.

Ahora bien, la identidad de género es el concepto que se tiene de uno mismo como ser sexual y de los sentimientos que esto conlleva; se relaciona con cómo vivimos y sentimos nuestro cuerpo desde la experiencia personal y cómo lo llevamos al ámbito público, es decir, con el resto la sociedad. Se trata de la forma individual e interna de vivir el género, la cual podría o no corresponder con el sexo con el que nacimos. Dentro del espectro de la diversidad sexual nos encontramos con la «ecosexualidad», también llamada «sexecología». Para algunos es una forma radical de activismo ambiental basado en la fetichización de la naturaleza, en la que impera la idea de la Tierra como amante omnipresente. La ecosexualidad invita a las personas a tratar a la Gaia, al bled, la Madre, con amor, en lugar de un “simple” recurso para explotar.

¿QUÉ ES LA ECOSEXUALIDAD?

Se trata de una corriente de pensamiento e identidad sexual. Fue fundada por las artistas y activistas norteamericanas Elizabeth Stephens 1 y Annie Sprinkle 2 , cuyo objetivo es hacer que el activismo ambiental sea, en sus propias palabras más sexy, divertido y diverso. La sexecología emplea humor absurdo, performance y positividad sexual como herramientas de placer y conocimiento. Stephens afirma que puede producir nuevas formas de conocimiento que tienen el potencial de alterar el futuro al privilegiar nuestro deseo de que la Tierra funcione con tantos sistemas ecológicos diversos, intactos y florecientes como sea posible. La pareja promueve la educación ambiental y sexual. Han publicado el Manifiesto Ecosexual en su sitio web SexEcology.com, que da cuenta de su quehacer político y estético. También han producido varias películas sobre el tema, incluido un documental, Goodbye Gauley Mountain: An Ecosexual Love Story, que describe la relación “polenamorosa” entre los practicantes de esta ideología y los Montes Apalaches. Asimismo, han producido obras teatrales como Dirty Sexecology: 25 Ways to Make Love to the Earth. El matrimonio Stephens-Sprinkle también ha oficiado ceremonias de boda donde ellas y sus compañeres ecosexuales se casan con la Tierra, la luna y otras entidades naturales.

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